Revolución #162, 19 de abril de 2009
¡Una revolución en las ideas… para un mundo radicalmente nuevo!
En un mundo donde se justifican la guerra, la tortura y la matanza en masa con una moral que valora más la vida de los estadounidenses que la vida de otros…
En un mundo en donde la capacidad para alimentar a todos los seres humanos en el planeta coexiste crudamente con mil millones de personas que viven en crónica hambre…
En un mundo en donde todas las cosas se convierten en objetos que se compran y se venden…
Surgen una y otra vez señales de descontento a favor de algo completamente diferente.
Y a la vez que ha salido el memorando de que los parámetros de “esperanza” y “cambio” se determinan por una nueva cara a la cabeza del imperio, la gente por todo el mundo hierve en descontento, furia y un sentimiento profundo adentro de que debería haber una mejor forma de que la sociedad humana pudiera ser organizada, que otro mundo es y debe ser posible.
Los que quieren crear ese mundo confronten inmediatamente dos cosas. Existen las fuerzas represivas de la estructura del poder que se aplican contra cualquier desafío a su autoridad, como sucedió en Nueva York en The New School la semana pasada, cuando la policía brutalizó a los manifestantes y arrestó a más de 20 personas por ocupar pacíficamente un edificio en una protesta; o como está sucediendo ahora mismo en Oakland, donde un joven revolucionario enfrenta años en prisión por atreverse a protestar por el asesinato policial gratuito de Oscar Grant, un joven negro.
Pero también hay confrontación en el campo de las ideas. Ahora mismo existen luchas en la arena de las universidades y la libertad académica; en el campo de la moral, la ciencia, la religión y la concepción del mundo; sobre la cuestión de complicidad o resistencia; sobre cómo entender y evaluar la primera etapa de revoluciones comunistas en la Unión Soviética y China, y lo que lograron y por qué fueron derrotadas; sobre la cuestión de si se ha trascendido la opresión racista que ha caracterizado la sociedad estadounidense desde su inicio, o si se ha modificado en formas nuevas y potencialmente más dañinas; y sobre muchos otros frentes. Es una coincidencia, pero no un accidente, que los artículos sobre estos diferentes campos de la lucha de las ideas se den y transcurran en este número de REVOLUCIÓN; hay un fermento en la sociedad sobre lo real y lo irreal, lo correcto y lo erróneo y qué clase de mundo queremos.
Pero la lucha más importante en el campo de las ideas se enfoca hoy en la clase de cambio que necesitamos, la teoría que puede guiar ese cambio y la dirección que tenemos para forjar esa transformación radical. Lo planteamos claramente: necesitamos una revolución. Y no habrá revolución que no esté fundamentada en el trabajo hecho y la dirección dada por Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos.
Para ese fin, estamos destacando en este número un ensayo críticamente importante: “Una carta abierta a los comunistas revolucionarios y a todos los que piensan seriamente acerca de la revolución: Sobre el rol y la importancia de Bob Avakian”. Escrito desde la perspectiva de repasar los últimos 40 años y de hacer un balance de lo que la humanidad necesita de hecho para ir más allá de un mundo capitalista, de clases y todo lo que eso conlleva, el artículo sostiene con profundidad y candor (y mucho humor) que Bob Avakian “no solamente ha mantenido el rumbo sino que ha producido un ‘conjunto de obras’ con una nueva síntesis de nuestro entendimiento de la ciencia del comunismo: un nuevo nivel de libertad con el cual podemos interactuar con la necesidad que enfrentamos ahora y transformarla de una manera revolucionaria”.
Si usted no ha leído a Bob Avakian, ahora es el momento. Empiece con la carta abierta, déjese retar por esta y luego excave en su conjunto de trabajo, y método y enfoque. Si usted es alguien que encuentra al mundo actual intolerable y ve la necesidad de uno radicalmente diferente, pues no puede ser fiel a sus principios si no chequea seriamente y aborda con debate y brega el trabajo de Bob Avakian. Si no ha empezado a leer su obra, esta carta le dará una apreciación más profunda, una plataforma desde la cual abordar con debate y brega con mucho más seriedad lo que Avakian ha desarrollado. [Para entrar en las obras de Bob Avakian, vaya a bobavakian.net o revcom.us; y vea el índice del contenido de su nueva charla Cavilaciones y forcejeos en “¡Próximamente en línea!” de esta página.]
El último gran repunte revolucionario en los años 1960 se caracterizó por una atmósfera de combatir el poder todo el día y debatir las ideas toda la noche. Hagamos ambas cosas, combatir la estructura de poder; debatir y bregar con las ideas más avanzadas, radicales y revolucionarias del tiempo; y desarrollar un movimiento y auge revolucionario nuevo, uno que vaya más allá incluso que lo mejor del pasado.
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