Revolución #186, 20 de diciembre de 2009
El drama pegatinesco de Tom Hayden
En la estela del discurso de Barack Obama que mandó 30.000 soldados más a Afganistán, el activista y autor Tom Hayden ha anunciado al mundo: "no habrá ninguna pegatina (de Obama)" en el coche de Tom hasta que retire las tropas ["Obama anuncia escalada en Afganistán", Tom Hayden, 1º de diciembre de 2009, sitio web de The Nation].
Al argumentar contra la escalada de Obama, Hayden señala algo importante:
"Esto no es como el previo conflicto con Bush y Cheney, cuando era fácil ponerlo en ridículo. Ahora [la guerra yanqui en Afganistán] tiene un defensor persuasivo, un polemista formidable que argumentará a favor del apoyo del centro liberal y que quiere reconquistar su base demócrata".
En otras palabras, Obama será más eficaz en ganar apoyo popular para esta guerra que hubiera sido McCain. Pero Hayden omite el papel que él mismo jugó cuando le exhortaba a la gente a volcarse totalmente para apoyar a este "polemista formidable" como el mejor método para parar la guerra. En un llamamiento intitulado "Progresistas por Obama", Hayden, junto con Barbara Ehrenreich, Danny Glover y Bill Fletcher, promovió la ilusión de que la campaña de Obama era un "movimiento social… más grande que el candidato mismo nunca se hubiera imaginado". No cabe duda que Hayden sabía que Obama en realidad había anunciado durante su campaña que no solamente continuaría la guerra en Afganistán sino que también "reencauzaría la atención de Estados Unidos" hacia ella. Pero nunca se mencionó esta posición de Obama en este llamamiento de apoyo sino que se reemplazó por un deseo de que Obama no "simplemente traslade las tropas de combate norteamericanas del pantano en Irak al pantano en Afganistán". La elección de Obama en esta fantasía sería un "poderoso mandato por la paz". De remate, exigieron que "todo el mundo se uniera a esta lucha hasta el fin".
Hayden y sus coautores suprimieron en ese entonces no solamente que Obama decía muy abiertamente que seguiría "proyectando el poderío estadounidense" (o sea, usaría la violencia contra todos los que obstaculizan a Estados Unidos) sino también que los analistas conservadores establecidos como Andrew Sullivan argumentaban que había que apoyar a Obama precisamente porque él tendría mucho más credibilidad política y astucia que John McCain en la realización de estas y otras guerras, en el Medio Oriente y Asia Central. Todo eso, de hecho, ha resultado cierto: ¿cuándo fue la última vez que un presidente fue de viaje para recibir un premio de paz apenas una semana después de anunciar la escalada de una guerra en un país y la mayor extensión de esa guerra a otro país?
Además, en su artículo Hayden nunca quiere analizar ni explicar las verdaderas razones que Estados Unidos no solamente mantiene sino también aumenta aún más lo que está en juego en la guerra muy riesgosa. Lo llama literalmente una "obsesión" de Estados Unidos (como si fuera alguna forma de problema psicológico) y dice que la decisión de Obama se debe a la necesidad de complacer a "los generales" y al "público" (en el caso de este último, con la promesa de la retirada de las tropas) en vez de una maniobra muy riesgosa pero necesaria, como muestra el artículo acompañante, para proteger lo que Obama percibe como los intereses del sistema imperialista de Estados Unidos (vea "El discurso de Obama sobre la guerra: Las preguntas que suscita… y las respuestas que es necesario dar", de Larry Everest, en Revolución #184 y #185 y en línea en revcom.us/a/185/obama_speech-es.html).
"Bien", se podría decir, "¿y qué? ¿Por qué no le dejes en paz al pobrecito Hayden? Al menos ahora se opone a la guerra". Pero, ¿qué es lo que Hayden está diciendo que la gente haga? Lee el resto de su artículo; si bien la frase "tomar las calles" aparece una vez, y Hayden alude vagamente al movimiento contra la guerra en Europa, la tendencia general de su artículo encauza la atención de la gente hacia "persuadir" al Congreso y trabajar en las elecciones de 2010 y luego sí, otra vez, en las elecciones de 2012 (Hayden se apresura a asegurarnos que de nuevo apoyará a Obama en esas elecciones, aunque no tenga pegatinas esta vez) o en pocas palabras, Hayden sigue dirigiendo a las personas a permanecer en las mismas arenas movedizas en las que él y otros hicieron todo a su alcance para meterlas en 2008. NO llama a lanzar una resistencia política de masas a esta guerra. También hace que la gente preste atención a las víctimas norteamericanas y al dinero gastado y no a la injusticia general de la guerra y la brutalidad inimaginable contra la población de Afganistán, y también acepta que Estados Unidos tiene alguna especie de necesidad de buscar un "socio negociador" para preservar una "estrategia de retirada honorable" (¡!) (y efectivamente utiliza estas palabras), cuando lo que Estados Unidos debería hacer es largarse ahora. Hayden, en pocas palabras, parece darle voz a la indignación… pero simplemente atrapa a las personas en los mismos términos y en el mismo marco de entendimiento y acción política que las ha mantenido en un estado de parálisis la mayor parte de una década. Expresa mucha decepción por los resultados que podría haber predicho fácilmente, pero en lugar de examinar y criticar sinceramente al marco analítico que llevó a esta decepción, ¡en cambio trata de salvarlo y reforzarlo!
En un "momento aleccionador" en que las personas pueden verse obligadas a entender por qué se dejaron engañar tanto acerca de Obama y por qué en gran parte se engañaron a sí mismas, Hayden se opone a Obama simplemente con el fin de hacer que la gente se aferre a la decepción más grande: que se puede traficar con las reglas de la democracia capitalista en beneficio de los intereses de las masas. Hayden da consuelo y más ilusiones a aquellos que no quieren aceptar lo que en realidad se necesita para cambiar lo que este imperio hace por todo el planeta. Esto es muy dañino. El programa de Hayden de cabildeo y actividad electoral prolongará el dolor asfixiando la ira del pueblo en frustrantes e impotentes callejones sin salida. Refuerza la parálisis y así sienta las bases para el siguiente ultraje.
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