Revolución #190, 31 de enero de 2010
De un lector
La charla Revolución: "Una herramienta valiosa, poco común y enorme"
Un lector nos envió la siguiente carta:
Puedo recordar claramente la primera vez que vi un clip de Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es, una charla filmada de Bob Avakian.
Yo había crecido inmerso en la política y buscaba en serio el cambio. Mis padres eran inmigrantes del tercer mundo. Cuando joven y de visita a su país, estaba horrorizado y desconcertado por la enorme pobreza que confrontaba la gente allí. Mis padres siempre habían hablado de venir a Estados Unidos por nosotros, por mí y por mi hermana, y del tipo de vida que podríamos tener aquí. Así que desde muy joven me llamaban la atención las desigualdades en el mundo pero al mismo tiempo creí fuertemente en el sueño norteamericano. La verdad es que creí que se podría tenerlo todo —una bonita casa, un gran coche, una buena chamba— si uno trabajara duro y si estuvieran en el poder buenos políticos.
Pero luego empecé a dejar de creer tanto en el sueño. A finales de la adolescencia y a los veintitantos, me uní a personas que clamaban por la igualdad racial, sexual y de género. Pero todavía me era muy difícil dejar la idea de que este país le ofrecía oportunidades a la gente. Y mantenía alguna esperanza de que tal vez fuera posible elegir a un presidente o a alguien que marcaría una gran diferencia, que crearía la igualdad de oportunidades. "¿Y qué de Abraham Lincoln?", pensaría yo. "¿No fue él un presidente de ese tipo?"
Esa era la clase de pregunta con que estaba bregando cuando por primera vez empecé a ver el DVD de la charla de Avakian junto con un grupo de amigos que conocí en un evento realizado por Libros Revolución. Mis amigos tenían un gran entusiasmo de compartir el DVD y me decían repetidas veces qué diferencia me marcaría verlo y realmente familiarizarme con la obra de Bob Avakian.
La primera sección del DVD que vimos fue la de "Imagina", donde el presidente expone de verás su visión de cómo podría ser una nueva sociedad. Cuando veo esta sección de la charla ahora, me conmueve su poder. Pero en ese entonces, pensé que Avakian estaba hablando de asistencia médica gratuita y trabajos y escuelas mejores, y me preguntaba: "¿Qué hay de especial en eso?"
"Pues ¿qué opinas?", mis amigos me preguntaron. Podía ver que ver esa parte del DVD les había prendido muchísimo. Uno de ellos dijo que esa sección aún le deja sin palabras, aunque ya la había visto varias veces. Yo podía ver que estaban sedientos de un mundo radicalmente nuevo.
Pero mientras estaba sentado en medio de su emoción y pasión, lo único que me acuerdo haber pensado es: "No agarro la onda".
"¿Quién era ese tipo Bob Avakian y de qué manera era diferente?", me preguntaba. Toda la vida varias personas y políticos me habían estado diciendo que me imaginara otras cosas. Obama hablaba de imaginarse el cambio y uno de los Beatles tenía una canción sobre ello y hasta Intel y Samsung habían pagado millones para anuncios que ponen la palabra "Imagínese" en la pantalla de mi tele. De veras, en serio, no agarraba yo la onda.
"Pero piensa en cómo sería vivir en un mundo realmente diferente", me dijo un amigo. "Un mundo donde se estructure la sociedad para acabar con la opresión y liberar a toda la humanidad".
En ese momento me di cuenta de que por mucho que me esforzara, no lo podía hacer. No podía imaginar en absoluto cómo sería un mundo parecido. Pero los amigos sí podían hacerlo, y yo quería tener la capacidad de hacerlo.
Así que empezamos a ver el DVD desde el principio.
Avakian abre la charla con unas letras de una canción de Bob Dylan —"Venden postales del ahorcado"—, una alusión a los linchamientos horrorosos que ocurrieron por todo el país durante décadas después de la guerra de Secesión y la abolición de la esclavitud. Bueno, yo había tomado suficientes clases de historia como para saber de los linchamientos. Estoy seguro que hasta recibí un diez en el examen en que había una pregunta al respecto. Pero lo que no recalcan en las escuelas en estos días es lo de los postales. Ni el hecho de que los linchamientos, como explicó Avakian, solían convertirse en "días de campo". Los días de campo y fiesta para la gente blanca y los miembros de la American Legion [organización de ex combatientes de guerras estadounidenses] que fueron a ver los linchamientos y comprar recuerdos, postales para luego mostrárselos a sus amigos. Fue morboso.
Fue morboso pensar que yo vivía en un país con semejantes cimientos. Fue morboso pensar en todas las atrocidades que describe Avakian: sean los horrores de la esclavitud y los linchamientos, la eliminación estratégica de la población indígena, o en el mundo en que vivimos hoy, la brutalización de los jóvenes negros y latinos por la policía, muertos a manos de agentes del estado, y donde una mujer sufre agresiones y violación cada segundo de cada día.
Yo sabía que pasaban en el mundo cosas horribles. Había visto la pobreza extrema y experimentado de primera mano la fealdad del racismo. Pero no fue hasta que había mirado el DVD y escuchado a Avakian y cómo éste analiza las cosas paso a paso, horror tras horror, que yo podía verlo todo en su conjunto y entender que no sólo es horrendo el mundo en que hoy vivimos sino que es verdaderamente intolerable y criminal. De ninguna manera iba a remediar nada de eso ningún sueño norteamericano.
Cada dos o tres semanas los amigos y yo nos uníamos para ver más o menos una hora del DVD. Yo también iba a discusiones en Libros Revolución y había empezado a leer Revolución con regularidad. Encontré que hacer todo eso al mismo tiempo me elevó el conocimiento, pero el DVD me era la guía de "lo básico del comunismo", la clase que me explicaba las cosas de forma muy clara y sencilla, pero a la vez daba un análisis muy profundo y abría la puerta a mucha discusión más.
Yo recuerdo haber estado parado en el andén del metro un día cuando un grupo de niños de escuela entró y se sentó en frente de mí. Se estaban riendo y haciendo chistes, y en general se portaban a lo lindo. Escuché las palabras de Avakian resonando al oído mientras yo los observaba. "Nuestra juventud merece un futuro mejor".
Mientras yo los observaba, un sentido de indignación me venía llenando al pensar en el futuro que este sistema y este mundo les darán: ¿Quién de ellos sería detenido y cacheado al volver a casa desde la escuela al día siguiente? ¿Cuál de las chicas tendría que vivir con el peso insoportable de una imagen de sí misma delgadísima, matándose de hambre para sentir que valga? ¿Cuál de estas chicas sería violada? ¿Quién sería linchado, acribillado por la policía? Yo ya no podía seguir mirando sus caras. Tenía que salir del metro.
Una vez que yo me bajó de las vías puestas por este sistema, no tenía ninguna voluntad de subir de nuevo. Pero no se trata solamente de darse cuenta que cosas profundamente horribles están pasando todo el tiempo y por todas partes; cualquier persona que puede soportar un día en esta sociedad sin darse cuenta que estas cosas horribles están pasando se está distanciando del mundo a su alrededor. Para bajarte de las vías de este sistema, tienes que entender concretamente que el mundo no tiene que ser así. No se consigue este entendimiento de manera espontánea ni divina sino a través de un análisis material del mundo y cómo podría ser.
El aspecto más convincente de la charla de Avakian no es la manera que él saca a la luz atrocidades ni la compasión muy sincera que expresa por la gente de todo el mundo, aunque esas dos cosas son importantísimas. Lo que hace que Avakian sobresalga en medio de toda la gente que te exhorta a "imaginar" es que no está simplemente creando una visión en la mente sino está llegándole por medio de una ciencia muy concreta, la ciencia del comunismo.
En lo fundamental, para cambiar este mundo en serio y emancipar a toda la humanidad tenemos que tener otro sistema. Un sistema que no depende de las relaciones de producción explotadoras que subyugan a la gente y reducen las aspiraciones a lo que sería posible. Necesitamos un sistema que no descansan sobre los hombros de los millones de personas en fábricas explotadoras, sobre el lomo del pueblo negro y otras minorías y que no desprecia a la mitad de la población global como un género de alguna manera "inferior". Cuando ves a Avakian explicar cómo el sistema capitalista fomenta y se basa en todas estas formas de opresión, no puedes sino tener furia porque aún no se haya acabado con este sistema. Te das cuenta que este sistema es un fracaso para toda la humanidad.
Pero ver a este DVD te llena con más que furia. Las palabras de Avakian son conmovedoras y estimulantes. Te dejan entrar profundamente en el forcejeo y la visión acerca de qué significaría tener un mundo totalmente diferente, algo que nunca permite este sistema y sus fantasías del sueño norteamericano.
Al seguir viendo el DVD mis amigos y yo, por fin llegamos a la sección "Imagina" y tengo que admitir que en ese momento yo tenía un poco de inquietud. ¿Me iba a llevar todo lo que yo había llegado a entender y a aprender a una reacción distinta en el momento de ver esta sección de nuevo, o solamente regresaré a donde estaba yo antes: Obama, Samsung, Avakian?
Fue completamente diferente. Me parecía que yo estaba mirando algo que nunca había visto antes. Avakian no sólo estaba hablando de asistencia sanitaria o trabajos sino estaba describiendo qué significaría tener relaciones de producción completamente nuevas, una sociedad socialista que trabaje para superar toda la explotación como parte de llegar a una verdadera sociedad comunista sin clases. Él estaba hablando de cambiarlo todo radicalmente: la manera en que las personas se interactuaban entre sí, de darles voz y de alentarlas a contribuir a la manera general en que se gestionen y se organicen las cosas, darle a la gente trabajo en que podía creer en serio y cuyo motivo era el objetivo de elevar el bien común. Estaba hablando de un mundo completamente nuevo con nuevos valores y espíritu, cultura, arte y vida, donde las chicas y los chicos que yo había visto en el metro tendrían un futuro muchísimo mejor.
Al pensar en la primera vez que vi la sección "Imagina", pienso que no le agarró la onda porque la visión del futuro que plantea Avakian está tan lejos del marco de este sistema y sus maneras dominantes de pensar que mi mente no podía asimilarla. Pero al ver y discutir el DVD más y más y al reflexionar yo sobre el mundo a mi alrededor, se me saltó a mi conciencia que este sistema es completamente intolerable e innecesario… y que el mundo que Avakian estaba describiendo también me empezó a tomar cuerpo en la mente y en los hechos.
Así que en ese momento entendí la sed que vi en los ojos de mis amigos la primera vez que vimos el DVD juntos. Porque una vez que se te hayan elevado las aspiraciones, una vez que hayas empezado a darte cuenta de que los horrores de este mundo no representaban la única forma en que tienen que ser las cosas, eso te llena de un inmenso sentido de liberación y deseo para alcanzar esa visión de un mundo nuevo. Pero también entendí que no se puede plasmar ese deseo sin un análisis material de por qué el mundo es como es ahora.
Este DVD es una herramienta valiosa, poco común y enorme. Cada vez que entro en discusiones con personas acerca del mundo y cómo podría ser, no puedo sino desear que todo el mundo pudiera tener la experiencia de mirar esta charla, que todo el mundo pudiera tener ese sentido de liberación y esperanza profunda para un mundo nuevo y mejor. Pero eso no simplemente debe ser un deseo, tiene que ser algo que podemos alcanzar, difundiendo esta charla ampliamente entre las masas a fin de esparcir esta esperanza lo más que se pueda, iniciando discusiones por toda la ciudad y en todo el país acerca de por qué necesitamos una revolución y cómo esta charla empieza a mostrarle a la gente todo lo que eso significa.
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