Revolución #198, 11 de abril de 2010


Lecciones de la revolución:
Resistir la represión — y cobrar fuerza

Dos elementos importantes de la campaña nacional para popularizar el comunismo y la dirección de Bob Avakian y para desarrollar nuevos luchadores revolucionarios son objeto de una enérgica supresión. Las autoridades de la Prisión Estatal Pelican Bay en California y de la Prisión Estatal Menard en Illinois han prohibido el periódico Revolución. Están privándoles a los presos de esta cuerda de salvamento al mundo de fuera, los presos en esas mazmorras, presos que han empezado a impactar de manera profunda el terreno político por medio de una avalancha de cartas en respuesta a esta campaña. Esta semana, el Harvard Crimson (el periódico estudiantil de Harvard) rechazó publicar una carta abierta, un anuncio pagado, de Raymond Lotta a Roderick MacFarquhar. MacFarquhar es un destacado historiador académico y experto sobre China que ha escrito un libro lleno de tergiversaciones, distorsiones burdas y mentiras descaradas sobre la Revolución Cultural de China (1966-1976) — dándole "credibilidad académica" a la mentira de que la revolución comunista era una pesadilla y un fracaso. (Vea la página 12.)

¿El motivo de ese rechazo? El presidente del Crimson Peter Zhu ha decidido que la carta abierta es "demasiado controvertida".

Ningún movimiento por el cambio serio —y ciertamente ningún movimiento revolucionario— nunca ha avanzado sin enfrentar las fuerzas de represión y supresión. Hay que trazar claras líneas de demarcación entre lo que sirve a los intereses del pueblo y lo que es un ataque contra el pueblo, que es malo y perjudicial. Y hay que ganar a nuevas fuerzas a la lucha para echar por tierra estos esfuerzos de suprimir la revolución.

¿Tienen los presos —y los a que están hablando— un derecho a "...despertarnos... sacudirnos lo que nos imponen, las formas en que nos tienen pensando para que puedan mantenernos sometidos y atrapados en el mismo ajetreo cotidiano de siempre..." y a ponerse a la altura como Emancipadores de la Humanidad, como les pide el enunciado del Partido Comunista Revolucionario? ¿Tienen los estudiantes —y otros que se interesan en escuchar a Raymond Lotta— el derecho a examinar críticamente lo que les enseñan y a seguir la verdad no importa dónde lleve? ¿Tienen el derecho a cuestionar y debatir si el capitalismo es el mejor sistema posible o mirar más allá hacia las soluciones revolucionarias y comunistas a los horrores que viven miles de millones cada día en este mundo?

Ahora mismo es necesario que estos ataques contra los derechos de los presos, estudiantes y muchos otros, a leer, oír y debatir estos argumentos y esta visión, se vuelvan en contra de aquellos que perpetran esta censura. Estos ataques tienen que convertirse, como Mao dijo, en las piedras que han levantado y dejado caer sobre los propios pies.

¡Es crucial echar por tierra la prohibición en las prisiones! Y respecto a ahogar la "controversia" en Harvard — ¡deberíamos alentar la controversia! Debemos movilizar audazmente a la gente a asumir esta lucha. Y al hacerlo, debemos pedirles que chequeen este comunismo y revolución y que forjen el movimiento para la revolución. ¿Qué están suprimiendo? ¿Por qué? ¿Qué es la verdadera naturaleza de este sistema — y la necesidad y las posibilidades de deshacernos de él?

Enfrentarse a estos ataques directamente cobra aún más importancia y trascendencia porque son elementos clave de la campaña en torno a "La revolución que necesitamos... La dirección que tenemos". Enfrentar y echar por tierra estos esfuerzos de impedir que la revolución llegue a grandes sectores del pueblo es una parte integral y crítica para poder avanzar. Y contribuirá a estimular el debate de modo más amplio en la sociedad. Contribuirá a poner el comunismo y la revolución ante todos. La dirección de Bob Avakian —y el trabajo que hace— llegará a conocerse más ampliamente por toda la sociedad. Y nuevas fuerzas se presentarán no solamente para resistir estos ataques sino para unirse al movimiento para la revolución.

Como dice la declaración: "Hablamos en serio y no retrocederemos ni le daremos la espalda a lo que hemos iniciado, a la gente que necesita esta revolución. Seguiremos persistiendo y echando raíces para fortalecer este movimiento para la revolución, para forjar las bases, ampliar la influencia y organizar las fuerzas que necesitamos para hacer la revolución. No seremos intimidados, obligados a retroceder ni ahuyentados" ("La revolución que necesitamos... La dirección que tenemos", Revolución #170, 19 de julio de 2009).

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