Revolución #212, 26 de septiembre de 2010
Departamento de Policía angelino mata otra vez ¡Basta ya! No More!
Justicia para Manuel Jaminez
Es la una de una calurosa tarde del 5 de septiembre en el barrio de inmigrantes Pico Union. En el distrito Westlake de esta zona, en la esquina de las calles 6 y Union, las calles están animadas con muchos vendedores, compradores y niños que están jugando en esta zona densamente poblada de Los Ángeles. Entre ellos está Manuel Jaminez Xum (Manuel Jaminez), un jornalero guatemalteco de 37 años. Hoy le tiemblan las piernas un poco y reacciona con lentitud por unas cervezas tomadas por la mañana. Algunos dijeron que lo habían visto recargándose en una cerca para recobrar el equilibrio cuando tres amenazantes oficiales del Departamento de Policía de Los Ángeles (DPLA) se le acercaron.
Cuarenta segundos más tarde, yacía muerto. Frank Hernández del DPLA le pegó dos tiros en la cabeza. Le disparó a una distancia tan corta que según una testigo la sangre salpicó el lugar cerca de ella al otro lado de la calle. Los policías esposaron su cuerpo sin vida y le echaron encima una sábana blanca. Durante más de cuatro horas su cuerpo ensangrentado yacía bajo el caliente a plomo. Como un animal muerto.
Eso fue el colmo para la gente de Pico Union, y ésta respondió rebelándose en las calles durante tres días y noches.
Después de que dispararon a Manuel, una muchedumbre enojada se apretujó contra la cinta amarilla de la escena del crimen y algunas personas gritaron: “¡Asesinos!” “Murderers!” “¡No somos animales! ¡Somos seres humanos!” “¡Justicia!” Un periódico informó que alguien gritó: “Ustedes no tienen derecho de venir a nuestro barrio y asesinar”.
De la mañana hasta entrada la noche del lunes 6, la ira se desbordó en las calles con los gritos de “justicia para Manuel Jaminez”. Repetidas veces, cientos de personas se unían en el lugar del asesinato; allí empezó y continuó una vigilia. Hombres y mujeres se turnaban hablando con amargura de cómo la policía trata a la gente de Pico Union, que de costumbre aterroriza y constantemente mangonea a la gente, les echa Mace en los ojos de los vendedores, confisca sus productos de comida y los echa a la basura, dándoles multas que no pueden pagar. Repetidas veces la gente marchó de la vigilia a la comisaría Rampart y de regreso. Esa escena continuó durante dos días más.
La gente se tomó las calles. Por tres días el barrio entero estaba agitado con desafío y resistencia contra esta injusticia. Pasaron momentos de euforia cuando las personas que ayer tenían miedo de que la policía simplemente se diera cuenta de ellas y les pidiera documentos, ahora se ponían en pie con orgullo, dignidad y humanidad. Marcharon intrépidos a la odiada comisaría Rampart y pusieron pancartas y estandartes con “Todos somos Manuel Jaminez” sobre las puertas de vidrio de entrada. Según informaron la televisión y los periódicos locales, los policías eran blanco de una lluvia de huevos, contenedores de basura rodaron por las calles y basura caía desde los techos y ventanas hacia la calle. A mitad de la semana, el noticiero Google News traía 600 notas sobre el levantamiento en Pico Union, provenientes de Estados Unidos y de todo el mundo, de China a México, de Canadá al Líbano, de Kentucky a Minnesota, Nueva York y Nevada.
Sacudidas por la intensidad y el carácter sostenido de esta resistencia de masas, las autoridades reaccionaron, llenando las calles con aún más policías y ocupando Pico Union. Los policías de motín se concentraron en grupos de cientos y dispararon gas lacrimógeno y balas de goma mientras sobrevolaban helicópteros, atronando por altavoces “según el código policial, esta es una reunión ilegal y les ordenamos que se dispersen”. Alguien respondió a gritos en español: “¿Según qué código policial asesinan a un hombre inocente?” Una mujer les gritó a los agentes: “¡Violadores! ¡Violadores! ¡Rapists! ¡Violan a mujeres sin documentos!” Otra, que sostenía una foto de Manuel, la puso en las narices de cada policía, exigiendo que miraran a quién habían asesinado. “¡Somos seres humanos!” Madres se reían con sus hijas adolescentes cuando la gente se burlaba de la policía.
Arrestaron a casi 30 personas, muchas acusadas de no dispersarse, incitar a motín o agredir a un policía. El periódico Los Angeles Times escribió el 14 de septiembre que es posible que levanten cargos contra una docena de personas después de que funcionarios de la ciudad examinen los informes policiales, videoclips de los noticieros y “relatos de testigos”, a fin de confeccionar acusaciones contra los manifestantes. Se informa que algunas personas arrestadas fueron entregadas al ICE y podrían ser deportadas.
El jefe de policía Charlie Beck convocó a una reunión en la comunidad cuatro días después del asesinato de Jaminez. Asistieron más de 400 personas. En cuanto se acercó al micrófono, lo ahogaron varias veces fuertes gritos de “¡Justicia!” “Justice!” y abucheos. Tras la reunión, cientos marcharon en las calles de nuevo.
La gente iracunda exigió que Beck explicara por qué la policía mató a Jaminez. Algunos cuestionaron la versión de la policía por “hecha en Hollywood” con sus fotos exageradas de un cuchillo de 15 cm que supuestamente tenía Manuel. Una testiga dijo que le había dicho de inmediato a la policía en el lugar de los hechos que Manuel “no tenía nada en las manos” cuando cayó baleado. Las autoridades desestimaron su versión hasta que unos días después cuando ella habló en una rueda de prensa convocada por activistas políticos. Otros testigos han salido para corroborar su versión.
La prensa establecida ha repetido el cuento de la policía de que Jaminez blandía un cuchillo ensangrentado encima de la cabeza y se abalanzó contra tres policías después de amenazar a un par de mujeres, una de ellas encinta. Esto ha confundido a mucha gente. Pero dos semanas después, las autoridades no han descubierto de quién es la sangre que supuestamente estaba en el cuchillo ni han identificado a las dos mujeres.
No obstante, aunque fuera cierto lo dicho la policía, mucha gente ha observado con razón que la policía podría haber manejado la situación de modo diferente sin matar a Jaminez. Con tres policías fornidos contra un hombre ebrio, era posible desarmarlo y calmar la situación. Muchas personas en la calle dijeron que conocían a Manuel Jaminez y que podrían haber ayudado sin problema.
¡A DAR TESTIMONIO!Cuéntenos su historia sobre el maltrato policial Cuéntenos su historia si la policía…
El Departamento de Policía de Los Ángeles mató brutalmente a Manuel Jaminez el 5 de septiembre de 2010. Por este asesinato muchos se han animado a contar sus historias sobre el hostigamiento y brutalidad a manos de la policía. Queremos escuchar sus historias. Además, invitamos a abogados, clero, maestros y profesores, a contar las historias que hayan escuchado sobre el maltrato policial. Auspiciado por: Lectores angelinos del periódico Revolución (revcom.us) Más información: llame a Libros Revolución/Revolution Books, 213-488-1303 |
La policía, los funcionarios municipales y la prensa establecida dicen que se justifica este asesinato policial porque los policías tenían miedo de resultar heridos. ¿Es justo o legítimo que los bomberos dejen que las personas mueran en un edificio en llamas porque para salvarse el pellejo ellos tienen miedo de entrar? Si el papel de los policías en realidad es servir y proteger, ¿no se habrían arriesgado la propia seguridad en lugar de quitarle la vida a otro en menos de un minuto?
Frank Hernández ha baleado a otras dos personas. En 2008 baleó a Joseph Wolf de 19 años cuando éste que ya le había dado la espalda y entraba a su propia casa. Luego lo arrestaron a Wolf con un invento de que les apuntó una pistola a los policías, una “evidencia” que resultó ser ¡dos pistolas de juguete tomadas de un tocador de su recámara! ¿Es por casualidad o a propósito que sueltan a policías mentirosos y brutales como Hernández en un barrio pobre empobrecido Pico Union?
En una entrevista de prensa, Beck admite con indiferencia que el DPLA balea a decenas de personas al año. Le sorprendió y desconcertó la resistencia furibunda en este caso. El alcalde angelino Antonio Villaraigosa ha encabronado a mucha gente diciendo que tiene la “certeza” que una investigación demostrará que los policías son héroes.
Piénselo. Las autoridades esperan poder matar a gente en los barrios de los oprimidos y salirse con la suya una y otra vez. Un sistema así, con esos tipos de representantes y agentes armados, ¿tiene el derecho, la capacidad, la autoridad moral y la legitimidad para gobernar sobre una sociedad si no puede manejar semejante situación de modo mejor que matar sin sentido y esperar que se salga con la suya una y otra vez?
Forzado a salir de Guatemala... maltratado y asesinado en Estados Unidos
El Mensaje y Llamamiento del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, capta la realidad de todos aquellos como Manuel:
Todos los días a través del mundo, como resultado de este sistema, mil millones de personas o más pasan hambre... y muchas enfrentan la amenaza de la inanición. Cientos de millones de niños están obligados a trabajar como esclavos y a vivir en hediondos barrios pobres en medio de basura y aguas negras. Olas de inmigrantes, sin posibilidades de vivir en su propia tierra, recorren el mundo en busca de trabajo — y si lo encuentran, están obligados a trabajar casi al extremo de desplomarse y a vivir a la sombra con el constante temor de la deportación y de la destrucción de sus familias.
Según unos parientes suyos, Manuel dejó atrás en Guatemala a sus hijos y su esposa en 2003 y desde hace cinco años no ha podido volver para verlos. Se sintió atrapado en Los Ángeles donde no tenía trabajo, dinero y documentos que le permitirían visitar a sus seres queridos. Salió de Guatemala durante un tiempo en que la zona oeste experimentaba condiciones de hambruna debido a una combinación de factores: la devastación de su economía por la globalización imperialista, la deforestación y la privatización de recursos como el agua para la irrigación. Un estudio de 2010 publicado por los Ministerios de Educación y Salud de Guatemala informa que más del 45% de los niños sufren desnutrición y el 52% de la población de 13 millones de personas viven en condiciones de pobreza o extrema pobreza. El Ministerio de Agricultura informa que este año a dos millones de campesinos les amenaza la hambruna.
Existe un sentido generalizado que el asesinato de Manuel Jaminez es parte de una epidemia de brutalidad y asesinato policial, principalmente contra los negros y latinos a través de este país, pero especialmente en los barrios empobrecidos como Pico Union. Mucha gente cree que esto es parte de los ataques contra los inmigrantes, desencadenados aún más por leyes como la SB1070 de Arizona. Es decir, es parte de un ambiente en que los inmigrantes, cuando logren entrar a este país, son explotados vilmente a cada paso, satanizados, privados de derechos humanos básicos, detenidos y deportados en cualquier momento, brutalizados por sádicos agentes de la patrulla fronteriza y policías locales. Con razón el asesinato policial de Manuel Jaminez prendió la furia amplia y profunda.
Sin embargo, en lugar de ubicar las causas de esta rebelión en la pobreza y miseria impuesta brutalmente bajo este sistema y defendida por la brutalidad desbocada de la policía, el jefe de policía Charlie Beck y el sindicato de policías de Los ángeles afirman que “personas de afuera” y “varios ‘activistas’ comunitarios” habían “azuzado” las protestas. Específicamente, singularizaron al Partido Comunista Revolucionario.
Es revelador que ante la indignación honesta y justificada de la gente, los gobernantes declaran héroes a los policías y luego tratan de desviar la furia de la gente hacia aquellas fuerzas que están uniéndose con las masas con firmeza.
El Mensaje y Llamamiento, “La revolución que necesitamos... La dirección que tenemos”, circuló por todo el barrio, así como el periódico Revolución. ¡Y con razón! Y estos, juntos con las muchas pancartas que la gente hizo, fueron tema de debates y formas en que la gente expresó sus sentimientos.
Resistencia... y la búsqueda de respuestas
Los días en que este sistema simplemente puede seguir haciendo lo que le hace a la gente en este país y en todo el mundo... en que la gente no tiene la inspiración ni la organización para hacerle frente a estas barbaridades y acumular las fuerzas para poner fin a esta locura... esos días deben TERMINAR. Y esto SE PUEDE hacer. (del Mensaje y Llamamiento del PCR, “La revolución que necesitamos… La dirección que tenemos”)
Fue muy importante que la gente tomara las calles de Pico Union. No sólo se han puesto en pie con valor y rechazaron que esta vez la policía asesinara y se saliera con la suya una vez más, sino que esta resistencia puede ser parte de un proceso por medio de lo cual se transforme el terreno político y el modo de pensar de la gente mientras que luche contra el poder.
Cuando los de abajo de la sociedad rechazan soportar cosas como el asesinato de Manuel Jaminez, eso puede tener un impacto positivo por toda la sociedad, entre personas de todo sector y capa. Expresaron algunos de esos sentimientos las declaraciones enviadas a la rueda de prensa del 16 de septiembre que se realizó en el lugar de los hechos para exigir justicia para Manuel Jaminez y “Apoyar las protestas contra el asesinato policial”. Una declaración del Rdo. Richard Meri Ka Ra Byrd expresó indignación “sobre la ejecución policial de Manuel Jaminez y los miles de otros casos de asesinato, brutalidad y criminalización de negros y latinos en Estados Unidos”. Un mensaje enviado por James Lafferty, director ejecutivo de la rama de Los Ángeles del Gremio Nacional de Abogados, pidió “una investigación honesta, minuciosa y transparente acerca de la muerte por disparos del Sr. Jaminez” y “si resultaran culpables los policías involucrados de un delito en el balaceo, que los procesen debidamente”. Y una declaración de Tomás Olmos, abogado y ex presidente de la Mexican American Bar Foundation y el decano emérito de la People’s College of Law (afiliación sólo para fines de identificación), condenó el “ambiente intensificado de obligar a los inmigrantes a entrar aún más a las sombras”. Agregó: “Si el apoyo a esta causa me hace una ‘persona de afuera’, me pongo esa placa de honor con orgullo”.
El levantamiento generó receptividad y curiosidad entre las muchas personas que participaron y entre aquellos bajo su influencia de modo que buscaran respuestas grandes y pequeñas sobre el mundo y cómo funcionan las cosas: ¿Se trata solamente del racismo? ¿O es el sistema entero culpable de estos asesinatos policiales? ¿Podría ocurrir una revolución en realidad en Estados Unidos y qué tipo de revolución es necesario y posible? ¿Quién es el líder? ¿Qué estrategia tiene?
Es importante que los revolucionarios tomaron partido con la gente y que al hacerlo, elevaron la conciencia política de la gente y se esforzaron para llevarles un entendimiento de que no existe ninguna necesidad permanente de la situación actual en esta sociedad. Cuando los revolucionarios entran en semejantes levantamientos, constituye una parte importante del proceso de forjar un pueblo revolucionario por medio de los vaivenes, curvas y giros de la resistencia contra estos y otros crímenes de este sistema y como parte del conjunto de trabajo de “preparar mentes y organizar fuerzas para la revolución”. Otro mundo, un futuro mucho mejor, es posible, y vale la pena luchar por ello.
¡Justicia para Manuel Jaminez! ¡Procesen y encarcelen a los policías asesinos! ¡Anulen los cargos contra todos los manifestantes! ¡Ni redadas ni deportaciones! Luchar contra el poder, y transformar el pueblo, para la revolución. |
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