Revolución #220, 19 de diciembre de 2010
Una historia de dos personas
Esta es una historia de dos personas.
Una de ellas está de gira promoviendo su muy vendida autobiografía, alardeando de haber ordenado el submarino, o sea, –una de las formas más bárbaras, inhumanas y medievales de tortura. El submarino es inequívocamente ilegal bajo el derecho internacional y de Estados Unidos.
La otra es la que revela los documentos filtrados que muestran cómo el primer hombre y el gobierno de Estados Unidos que él encabezó llevaron a cabo la tortura y otros crímenes. Y cómo Estados Unidos coaccionó, sobornó, chantajeó y amenazó a gobiernos alrededor del mundo para que desistieran de las investigaciones y procesos por esos crímenes.
Los medios de comunicación tratan a una de esas personas con guantes de seda, y el actual presidente y los fiscales lo absuelven de esos crímenes.
La otra se encuentra en prisión. Las figuras del gobierno y de los medios exigen que lo persigan, incluso que lo asesinen. Hasta su arresto, él fue acosado por los organismos “de la ley” de las potencias occidentales. Su sitio web fue cerrado aunque no había cometido ningún crimen. A los estudiantes de prestigiosas universidades elites les dijeron que si quieren trabajar para el gobierno de Estados Unidos, no deberían leer esos documentos filtrados.
George W. Bush tiene un libro entre los más vendidos, y se hace caso omiso de sus crímenes. Julián Assange de WikiLeaks está en prisión, su página web está bajo un sitio oficial y su vida está amenazada por figuras influyentes y prominentes en Estados Unidos.
He aquí la pregunta que todos deben hacerse: ¿Qué clase de mundo es éste donde los criminales más grandes están en el poder y aquellos que los denuncian están en prisión, censurados y amenazados?
¿Y qué vas a hacer acerca de esto?
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