Revolución #236, 19 de junio de 2011


¿Por qué se suicida cada 30 minutos un productor agrícola en el campo indio?

En la India, un productor agrícola se traga una botella de pesticida y muere. Se complica la tragedia. Su esposa e hijos ahora tienen que pagar esas deudas que él debía las que lo llevaron a esa desesperación. Tal vez no tengan manera de cultivar las tierras y tengan que trabajar en los campos de otro por 45 centavos al día.

Desde 1995 en la India, cerca de un cuarto de millón de productores agrícolas se han suicidado. La mayoría eran pequeños productores, más del 85% estaban profundamente endeudados. En 2009, unos 17.638 de ellos se suicidaron, o un promedio de uno cada 30 minutos.

En un país que Estados Unidos elogia como un modelo de la democracia capitalista, decenas de miles de productores agrícolas están orillados al suicidio porque se han endeudado a fin de dar de comer a sus familias.

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El sistema de agricultura del país está atado cada vez más al mercado imperialista mundial, y por ende, muchos productores agrícolas han estado orillados a dejar de cultivar alimentos y a sembrar cultivos comerciales, como el algodón, para su venta en el mercado mundial.

El sistema de capitalismo-imperialismo envuelve al mundo entero, en que el afán de maximizar las ganancias rige y moldea la producción de todo. Un pequeño puñado de países capitalistas ricos, con Estados Unidos a la cima, domina a los países pobres de Asia, África y Latinoamérica, donde vive más del 80% de la población del mundo. El imperialismo establece los términos de lo que se producirá en esos países, lo que no es para satisfacer las necesidades de la población sino para beneficiar los intereses de las ganancias.

Los países dominados por el imperialismo están sujetos a los Programas de Ajuste Estructural impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, controlados por las potencias imperialistas, especialmente Estados Unidos. Para obtener préstamos o tasas de interés bajas, los gobiernos del tercer mundo tienen que cumplir con estrictas condiciones y llevar a cabo ciertas “reformas” cuyo propósito es crear condiciones más favorables para las inversiones y comercio imperialistas.

¿Qué tiene que ver el funcionamiento del capitalismo con los suicidios de los productores agrícolas en la India?

En 1998 las medidas de ajuste estructural del Banco Mundial obligaron a la India a abrir su sector semillas a las corporaciones globales como Cargill y Monsanto. Las semillas que los productores han estado sembrando las reemplazaron rápidamente las semillas genéticamente modificadas que cuestan mucho más, requieren más fertilizante costoso y se tienen que comprar para cada siembra (antes con las semillas normales, usaban las semillas de la cosecha del año anterior). En algunos casos, las nuevas semillas traen mayor riesgo de cosechas fallidas. Un productor puede terminar por recibir muy poco de lo que siembre debido a los altibajos del mercado mundial.

Los productores agrícolas están prensados entre deudas desde dos ángulos: piden préstamos para pagar la semilla y fertilizante más caros; y bajo las reformas requeridas por el programa de ajuste estructural, el gobierno indio recorta los servicios sociales y créditos de bajo costo para los productores. Por eso, estos productores agrícolas tienen que recurrir a los usureros locales que cobran tasas de intereses exorbitantes. Y terminan por endeudarse más si el clima no es favorable y se pierde la cosecha… si alguien en la familia se enferma o se muere… si los hijos van a la escuela.

Algunos productores agrícolas que se suicidan tienen múltiples préstamos, de un banco, un familiar o un usurero local. Un productor que se suicidó la víspera había solicitado un préstamo. Obtuvo un préstamo de alguien en la aldea por cerca de 9 dólares, el costo de un litro de pesticida, que usó para quitarse la vida.

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En la India, “la economía de mercado” muy alabada, el capitalismo, ha producido la ola más grande de suicidios registrados en la historia humana. Y se puede ver esta desesperada situación de los productores agrícolas arruinados por todo el mundo. En Etiopia, un país históricamente agobiado por hambrunas, los cafeteros están orillados a sembrar cultivos para la exportación, sometidos a los caprichos del mercado mundial del café. En la empobrecida Costa de Marfil, cultivan cacao para barras de chocolate. En Taiwán y Malasia, siembran orquídeas para las floristerías europeas y estadounidenses. Todo eso, por todo el planeta, lo dicta el insaciable afán de ganancias y las necesidades geopolíticas del capitalismo-imperialismo.

Pero ¡el mundo no tiene que ser así! Existen las bases, en el conocimiento de las personas, la tecnología y los recursos, para resolver estas necesidades, incluyendo la comida y la ropa, de la humanidad. Bajo el socialismo, asegurarse de que las personas tengan suficiente comida será la prioridad principal en la producción agrícola y una parte de crear todo un mundo de abundancia común para todos.

La epidemia de suicidios de los productores del campo indio, y el análisis de que la ha generado el funcionamiento del sistema capitalista imperialista, hablan poderosamente de la urgente necesidad de la revolución.

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