Revolución #237, 26 de junio de 2011
Gil Scott-Heron — poeta, músico y narrador de historias de los oprimidos
Green Acres, The Beverly Hillbillies y Hooterville Junction
no serán más tan puñeteramente relevantes,
y las mujeres no se interesarán más por sí Dick finalmente se ligó a Jane
en Search for Tomorrow
porque los negros estarán en la calle, en aras de
Un día más brillante
La revolución no será televisada.De La revolución no será televisada
De vez en cuando sale una noticia que estremece el corazón del mundo. El 27 de mayo Gil Scott-Heron, poeta, músico y narrador de historias cuyo arte cambió el mundo, murió triste y calladamente en un hospital de la Ciudad de Nueva York. Durante su vida Gil Scott-Heron creó música y poesía que llegaron a ser una voz de rebelión en Estados Unidos y extendieron esa onda por todo el mundo también.
Nacido en 1949, Gil en su vida fue moldeado por la rebelión de esa época y, a su vez, ayudó a moldearla. Quiso enfrentarse al poder con la verdad y llevarla a los que no tenían ni voz ni poder. En canciones como Bicentennial Blues y H2OGate Blues, Gil usó su destacada chispa, su sentido de ironía y su espíritu poético para denunciar al sistema y a los gobernantes, ridiculizarlos y exponer su vileza para que todos la vieran. Podía dejarte desternillándote y luego con una pequeña vuelta de tuerca causar que reflexionaras un poco y reconocieras una verdad.
Escuchen una pista como No Knock (en referencia a la ley que permite que la policía tumbe la puerta de las casas sin tener orden judicial ni aviso): “’¡No tocaremos la puerta!’ Dirá el policía, ‘¡pa’ impedir que ese hombre golpee a su esposa!’/ ‘¡No tocaremos la puerta!’ Dirá el policía, ‘¡pa’que la gente no se lastime!’/ ¡No entran tocando, sino a cabezas golpeando, alborotando, disparando/ mal hablando, matando, unos llorando, ellos mintiendo y siendo blancos!/ No tocaron la puerta de mi hermano Fred Hampton,/ ¡hubo boquetes de bala por dondequiera!/ No tocaron la puerta de mi hermano Michael Harris/ ¡le pusieron una escopeta al cráneo!/ ¿Eso es para protegerme a mí?/ ¿Y quién me protegerá de ustedes?”
Cuando les habló de los oprimidos, lo hizo con una voz distinta, llena de amor y a veces de impaciencia, pero siempre con un odio fuerte por el infierno en que obligan a la gente a vivir. Canciones como Pieces of a Man (Pedazos de un hombre), The Bottle (La botella), Paint It Black (Píntalo de negro) y Whitey on the Moon (El gabacho en la Luna) pintaban las historias de la gente negra en Estados Unidos de la misma manera que Romare Bearden las contó en sus lienzos y August Wilson las contó en el escenario.
En las notas para el álbum de 1975 que hizo con la Midnight Band y Brian Jackson, The First Minute of a New Day (El primer minuto de un día nuevo), Gil habló de vivir en un tiempo de sueños rotos y un pueblo aturdido, y escribió: “…pleno invierno/ una revolución está pasando en Estados Unidos/ el Mundo; un cambio de los vientos/ vibraciones, estropea como si fuera un temblor de tierra, pero ocurre en nuestros corazones. Una revolución está pasando en Estados Unidos/ el Mundo; un cambio rápido como el ennegrecerse de los cielos cuando viene la lluvia, tan fresco y despejado como el aire después de la lluvia. Necesitamos el cambio. Las semillas de esta revolución se plantaron desde hace cientos de años; en negreras, en algodonales, en tipis, en el alma de hombres valientes. Las semillas fueron regadas y nutridas, y ahora florecen en nuestras manos mientras acunamos a nuestros bebés”.
En algún momento Gil comenzó a criticar el capitalismo hasta cierto grado y usó una poesía agudísima para exponer con virulencia las raíces que tiene Estados Unidos en la esclavitud y el genocidio, en canciones como Bicentennial Blues (Blues del bicentenario).
En Winter in America (Invierno en Estados Unidos), Gil brega con la merma de la lucha de los años 1960 y lo que podría deparar el futuro. En las notas de Winter in America Gil escribió: “El invierno es una metáfora; un término usado no solamente para describir la temporada de hielo, sino este período de nuestras vidas por el cual estamos pasando. En el corazón sentimos que la primavera está a la vuelta de la esquina; una primavera de hermandad y espíritus unidos entre la gente de color. Todo el mundo está en movimiento, anda en búsqueda. Hay una inquietud en el alma que nos hace continuar cuestionando, descubriendo y luchando contra un sistema que no nos deja ni espacio ni tiempo para expresiones frescas”. En la canción Must Be Something (Debe haber algo) Gil habla de los tiempos cambiantes en 1975 y en particular el hecho que se perfilaba el reflujo ende la lucha, abriendo la canción así: “Debe haber algo/ Debe haber algo que podemos hacer/ Debe haber algo/ Debe haber algo que podemos hacer/ No hemos ido toda esta distancia solo para rendirnos/ No hemos ido toda esta distancia para decir que ya no más/ Ya no más”. Y al final de la canción, contesta: “Les digo una cosa/ Les digo una cosa que pueden hacer/ Sigan luchando/¡Sigan luchando por lo que es verdad!”
Gil no ocultó sus opiniones sobre los “líderes” vendidos del pueblo negro. En canciones como Push Comes to Shove (La hora de la verdad) y The New Deal (El nuevo trato) dice: “Con eso vuelvo al tema de mis convicciones/ y el ser convicto por mis ideales/ porque creo que estas sonrisas/ en trajes de tres piezas/ con su porte refinado y liberal/ sacaron nuestro movimiento de la calle/ y nos dejaron en el basural”.
Gil era un revolucionario enraizado en la política del nacionalismo negro con análisis contradictorios sobre las raíces de la opresión y una trayectoria dispar en cuanto a la opresión de la mujer, pero con un abrazo que contenía a los oprimidos de todo el mundo. Alien (Hold on to Your Dream) [Extranjero (Mantente firme a tu sueño)] de su magnífico, y muy poco publicitado, álbum 1980, es una de las canciones más conmovedoras que hay sobre el infierno que viven los inmigrantes indocumentados obligados a buscar trabajo en El Norte, y es una canción que hay que tocarla mucho, y fuerte, contra todos los esfuerzos hoy de azuzar a los negros estadounidenses contra los indocumentados. Cuando la policía asesinó a José Campos Torres, un hombre chicano de Houston, Texas, y luego recibió una multa de $1 por ese crimen, los chicanos de Houston se rebelaron y Gil escribió una de las canciones más poderosas jamás de la historia contra la brutalidad policial. Dos años más tarde, cuando el pueblo iraní derrocó al sha de Irán, Gil celebró con la canción Shah Mot (The Shah is Dead/Checkmate) (El sha ha muerto/ Jaque mate), otra vez de su álbum 1980.
En Johannesburg, Gil le dio vida a la lucha de la gente de Sudáfrica contra el sistema racista de segregación oficial llamado apartheid: un sistema que sostenía que los negros de Sudáfrica no eran más que bestias de carga para el régimen blanco de colonos. Muchos estadounidenses en ese tiempo no tenían ni idea de lo que pasaba en Sudáfrica, pero se encontraron a sí mismos saliendo del concierto de Gil con el refrán “¿Cuál es la palabra? ¡Johannesburgo!” grabado en la memoria. En 2010 Gil tenía programada una actuación en Israel y, cuando los activistas le pedían cancelar la gira porque tocar en Israel era lo mismo que tocar en Sudáfrica bajo el régimen de apartheid, Gil la canceló para dar la cara por el pueblo palestino.
Cantó sobre los peligros de la energía nuclear en un mundo como este, inclusive en un importante concierto “No a las armas y energía nucleares” de Madison Square Garden convocado por el grupo Musicians United for Safe Energy (Músicos Unidos para una Energía Segura) poco después del accidente nuclear de Three Mile Island en Pensilvania.
Gil Scott-Heron no se dejó limitar; su criterio amplio se alimentaba de la complejidad, la ironía, el humor, la tragedia, la opresión y la revolución de la vida humana en la Tierra. Sacó inspiración para su música y su poesía de muchas fuentes. Vio su arte como parte de un gran río musical que fluía por todo el mundo. Gil llamó a sí mismo un “bluesólogo” y entre las decenas de personas que citaba como influencias estaban Richie Havens, John Coltrane, Otis Redding, The Last Poets, Oscar Brown, Jr., José Feliciano, Billie Holiday, Langston Hughes, Paul Robeson, Malcolm X, Huey Newton, Nina Simone y Brian Jackson, el pianista/ tecladista/ flautista y productor que se asociaba con Gil desde la universidad, trabajando con él por más de una década.
Un elemento del jazz que Gil incorporó a su música y poesía fue la improvisación: podía echar una ráfaga de palabras improvisadas para rivalizar cualquier solo alucinante de jazz o cualquier rima en grupo “estilo libre” del hip-hop. Muchos artistas de hip-hop han usado “muestreos” de su música durante los últimos años, y Gil creía que tenía cierta responsabilidad de aconsejar a los raperos, dirigiéndose a una nueva generación de jóvenes. En Message to the Messengers (Mensaje a los mensajeros) de 1994, Gil les echó los brazos al hombro de los raperos que venían detrás de él y bregaba con ellos acerca del contenido y el punto de vista de su arte, retándoles a alzarse contra el sistema y contra la cultura que el sistema produce en lugar de conformarse.
Había un aspecto privado y trágico en la vida de Gil, un problema de adicción que duró décadas, paralelo al largo invierno que pesó mucho sobre la población de Estados Unidos en las últimas décadas. En cierto momento esa adicción llegó a ser también un modo de lidiar con el dolor que Gil sufría por sus problemas de salud, incluyendo el hecho de ser seropositivo con el VIH. Por gran parte de la primera década del siglo XXI, Gil estaba en la cárcel una y otra vez por cargos relacionados con la droga. En 2010 Gil sacó su primer álbum en 16 años, I’m New Here (Soy el nuevo aquí), una contemplación muy personal de cómo había vivido hasta ese punto y la posibilidad de cambio.
Gil dijo una vez que su poesía nació de la música y entonces hizo que su música sonara como si fueran palabras. Y en ese contexto hizo real la vida de los negros de Estados Unidos y los oprimidos de todas partes. Cuando cantaba/hablaba su arte, hizo ondular al aire para que te llegara al oído y serpenteara por los pliegues del cerebro, luego bajando a abrazarte el corazón. Y al fin y al cabo, causó que todos nosotros miráramos las cosas de una manera distinta y que muchos se unieran a la búsqueda de la revolución y un fin de la locura en que vivimos. Lo extrañaremos mucho.
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.