Revolución #252, 11 de diciembre de 2011
Una cena del día de acción de gracias, con revolución en la sopa
Recibimos esta carta de un lector, un hombre negro de 25 años de edad que estuvo en el parque Zuccotti desde el principio y ha sido parte de un equipo de divulgación de revolución y BA.
Anoche unos ocupantes tenían posada en mi casa y cenaron con mi familia. Fue una comilona, con comida bien sabrosa, como pavo, jamón, macarrones al gratín, acelgas, ensalada de papas y desde luego un montón de postres. Estuvo genial pues muchos ocupantes no han tenido rica comida casera en muchísimo tiempo, algunos hasta pidieron un segundo o tercer plato.
Ocho ocupantes nos sentamos alrededor de la mesa del comedor con mis papas. Todos con el ánimo tranquilo y disposición de platicar. Mis papas les hacían preguntas a los ocupantes y viceversa. Pedían saber de dónde eran y por qué estaban ahí. Se metían en discusión sobre la economía y cómo es la situación en la sociedad, como brutalidad policial, parar y registrar, que tenemos una visión de un mundo mejor y por eso estamos allá en Ocupar Wall Street.
Además, hacían preguntas sobre el desalojo de la ocupación y los compañeros hablaban de los amigos con los cuales habían compartido carpas. Ponían los recuerdos de la comunidad que forjamos y además, hablaban sobre las posibilidades de llevarlo a otro lugar en el futuro, de hacer que siga avanzando y vaya más allá. Conocer las historias de primera mano de los propios ocupantes fue una experiencia reveladora que les fascinó a mis papas.
Un poco después esa noche, llegaron un tío y una tía que habla sin rodeos y también se metieron en la conversación. Tenían un montón de preguntas sobre la ocupación, los ataques de la policía de los cuales se habían enterado y qué iba a ser nuestro siguiente paso. Mi tía tiene un título en psicología y le gusta conocer y sacar información de lo que piensa la gente. Estaba en los años 60 y está a favor de que la gente luche por sus derechos. Sentados alrededor de la mesa con postres y piñas coladas, se dio un estire y afloje con ella acerca del capitalismo y cómo es que se supone que la gente gane su sustento en esta sociedad. Ella dijo que para todos los jóvenes en los barrios y ghettos, que si no hubiera empleo para ellos, pues sería necesario tener creatividad y encontrar uno, que podrías organizar su propio negocio, que era necesario que uno lo hiciera por su cuenta solito. Nosotros abríamos las perspectivas y decíamos que en realidad esa visión no era realista debido a la operación de la sociedad y le indicamos la cita de Lo BAsico sobre la gente que habla de hacerlo todo solito cuando en realidad otras personas han fabricado todos su ropa y pertenencias. A ella le gustó eso y quiso conocer más.
Además, insertamos la revolución en la sopa. Los comunistas revolucionarios presentes habían circulado el último número del periódico Revolución sobre Ocupar Wall Street, y mi tía y mi mamá lo abrieron y lo hojearon. Hicieron preguntas sobre Lo BAsico, Bob Avakian y cómo se organizaría otra sociedad. Mi papá preguntó acerca de los países comunistas anteriores; dijo: “Eso no funcionó en la Unión Soviética, China ni Cuba”. Preguntaron qué decía Avakian sobre cómo se podría hacer. El revolucionario señaló que se les habían enseñado mentiras sobre la verdadera historia de los auténticos países socialistas como la Unión Soviética y China, y que Avakian ha estudiado dicha historia, las hazañas y los errores, para poder avanzar hoy. Tenían curiosidad con toda clase de preguntas sobre eso y por ende les dijimos que la mejor forma de entender el tema era mediante el estudio del libro Lo BAsico y que podríamos ver el video que teníamos con algunos discursos de BA y un avance para una película de la celebración de revolución del 11 de abril en Harlem. Mi mamá y mi tía se interesaron en especial en ver el avance de un documental de un evento cultural que se celebró en Harlem. No estaban del todo convencidos, pero tenían curiosidad en torno al periódico y les inspiraron el video de BA que presentamos, que mi papá dijo que le traía recuerdos de los discursos de Malcolm X que había escuchado.
La noche anterior, un par de nosotros habíamos conversado con mi papá mientras éste preparaba un gran montón de acelgas. Nos hablaba de su pasado, de crecer en su hogar, una islita antillana y de mudarse a Estados Unidos cuando tenía solamente 17 años de edad, y de su visión del sueño americano. Se nos abrió el corazón con las historias que había escuchado de joven, de la trata de esclavos en las Antillas y la historia de la opresión de los negros en esta sociedad. Así que el vídeo le tuvo un efecto muy impactante. Las cosas que les enseñamos a mis papas acerca de la revolución los tuvieron intrigados.
Hablaré directo. He tenido mucho debate y discusión sobre la importancia del movimiento Ocupar y por qué soy parte del mismo. Después de ver los ocupantes y entender que no son los estereotipos y calumnias que salen en los noticieros, pero que son unos adultos que simplemente quieren hacer algo distinto, cambió la actitud de mi mamá. Pasaron de decirme que yo vivía como vago a estar de acuerdo de veras con una buena parte de lo que los ocupantes decían. Disfrutaron el día de acción de gracias con los ocupantes, y ¡mi mamá se acostó esa noche con un ejemplar del periódico Revolución! Nunca creía que iba a ver algo así.
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