Revolución #265, 8 de abril de 2012
Por qué luchar contra el poder, y oponer resistencia ahora al asesinato de Trayvon Martin, es la ÚNICA manera en que la gente puede empezar a salir del fango
El asesinato de Trayvon Martin tocó una fibra sensible como no pasaba en mucho tiempo en este país. Tocó la fibra de la opresión del pueblo negro que ha durado siglos en este país: el hecho de que desde los años 1600 hasta ahora la ley y la costumbre de este país ha sido, de una forma u otra, que una persona negra no tiene ningún derecho que está obligada a respetar una persona blanca, que toda persona negra es culpable hasta que se demuestre su inocencia y que sobre los jóvenes en particular siempre se cierne la pena de muerte por el sencillo "delito" de caminar cuando se es negro. Para millones de personas, el caso de Trayvon Martin ha encarnado eso: desde la sospecha original hasta la forma en que las autoridades lo han manejado. Además, la contraofensiva de calumnias en la prensa contra este adolescente asesinado. Lo nuevo es que miles de personas han empezado a decir "¡Basta ya! ¡No más¡" y han protestado de muchas formas; y todo eso tiene que continuar, fortalecerse y aumentarse y, en sobre la marcha, adentrarse más profundamente en las causas de todo eso.
Al mismo tiempo, algunas personas nos dicen: "El asesinato de Trayvon Martin es horrible, pero el crimen de ‘negro contra negro’ es un problema aún peor". Bueno, algunos que dicen eso son abiertos apologistas del sistema y otros son idiotas retrógrados, pero muchas personas efectivamente odian lo que le pasó a Trayvon Martin pero al mismo tiempo se angustian por el modo en que demasiados jóvenes negros se guerrean entre sí. La gente siente una pena profunda ante la trágica pérdida de la vida de los jóvenes en lo que es efectivamente violencia sin sentido y se siente indignada y desesperanzada con una cultura en que se espera y se acepta que los varones jóvenes negros o van a morir a una edad temprana o van a pasar la vida entrando y saliendo de la cárcel.
Sin lucha, no es posible cambiar nada
Primero, hay que decir: sin que la gente luche contra las atrocidades como el asesinato de Trayvon Martin, sin que la gente se ponga en pie como ahora y de hecho sin que se yergue con aún más fuerza y firmeza... pues, no va a cambiar nada. Nada cambiará en la manera en que el sistema y todos sus agentes (sean oficiales o no) reprimen sin tregua a la gente... y no cambiará nada de las cosas malas que a veces las personas hacen unas a otras.
Cuando la gente sí se ponga en pie, tal como ahora acerca de Trayvon Martin, en realidad llega a ser posible cambiar muchas cosas: tanto la atrocidad contra la cual la gente protesta como algo más también: el modo en que la gente piensa sobre las cosas. Como ha dicho hace poco Bob Avakian, cuando eso empieza a suceder, "las condiciones llegan a ser mucho más favorables para que [aquellos que se ponen en pie] empiecen a ver el mundo de una manera diferente —a transformarse a sí mismos, su entendimiento y sus sentimientos— su orientación hacia la sociedad, hacia el mundo, hacia las otras personas y qué clase de relaciones tiene que existir entre las personas".
Así que eso es algo que hay que tener en primera plana en la mente: de que ahora mismo, lo que tiene que darse a fin de opera un cambio cualquiera es que las personas se pongan de pie y actúen en torno a esta atrocidad. Al mismo tiempo, si uno quiere entender cómo cambiar la forma en que las personas se traten unas a otras, tiene que ver la raíz del problema.
El sistema siempre ha tratado al pueblo negro como si fuera menos que humano, y ha intentado inculcarle a todo el mundo esa forma de pensar
Primero, un hecho clave que jamás se debe olvidar: este sistema, o sea, el capitalismo-imperialismo estadounidense, con la supremacía blanca como un pilar fundamental, siempre ha tratado a los negros, como un pueblo y en incontables encuentros individuales, como si fueran menos que humanos. Para colmo, existía y existe un estilo de vida, de educación, cultura, política, que le machaca abiertamente (y le insinúa) con este feo mensaje a toda persona que vive en este país horroroso... un sistema que de millones de formas se lo grita a la gente así como se lo murmura al oído. ¿Así que creemos que ya no pasa eso? ¿Que se trata solamente de una reliquia de los viejos tiempos y que ahora tenemos la igualdad?
Dejemos de lado los cuentos de hadas y las tonterías sobre "los Estados Unidos pos-raciales" y veamos la pura verdad. Después de cientos de años de la más horrorosa y abiertamente legalizada opresión, después de que Estados Unidos se encontraba avergonzado ante todo el globo cada vez que trataba de describirse como "la tierra de los libres" y sobre todo después de las grandes luchas y poderosas rebeliones de los años 1960, les prometieron a las masas del pueblo negro que por fin tendría la igualdad. Y cambiaron unas de las leyes más atroces y horribles. Hicieron algunas concesiones a un sector relativamente pequeño del pueblo negro. ¿Pero qué pasó con la situación de las masas?
- Desempleo más alto: algunas personas nunca van a conseguir ningún trabajo digno en toda la vida y dejan que se pudran grandes partes de los centros urbanos.
- Encarcelación en masa: ¡hoy diez veces más personas están en prisión que hace 40 años y uno de cada ocho hombres negros pasará un rato en prisión durante su vida!
- Escuelas peores: enormes recortes, las escuelas manejadas cada vez más como prisiones, los estudiantes negros puestos en las peores clases, suspendidos y expulsados, y en estos días ¡hasta sacados de la escuela esposados y llevados a la cárcel por payasear en la clase! Escuelas poco mejores que bodegas para guardar a los muchachos antes de ponerlos en la prisión.
- Drogas: inundan los barrios y ghettos, primero para socavar las grandes rebeliones de los años 1960 y luego para servir como válvula de escape y economía y estructura social para canalizar a los jóvenes negros desempleados... hacia la prisión. Sobre esa base construyen toda una cultura y mentalidad gángster.
- Más satanización en la cultura y los medios de comunicación: en que durante décadas ya, desde los noticieros hasta las incontables series policíacas, calumniaban a toda mujer negra como "reina de la asistencia pública" o "puta del crack" y a todo hombre negro como "vendedor de droga", "matón" o "gángster", salvo aquellos que representaban a policías.
- La etiquetación racial: toda persona negra es un sospechoso, a toda persona negra es susceptible de que la pare en la carretera o por caminar por la acera, la registre, humille, hostigue o hasta asesine un policía del gatillo fácil. Jonny Gammage, Amadou Diallou, Eleanor Bumpurs, Sean Bell, Oscar Grant... la lista no tiene fin.
- Discriminación a cada paso: en busca de trabajo, pedir préstamos, comparecer ante el tribunal, ir a alquiler o comprar una casa o prevenir un desalojo... ¡y así sucesivamente!
En una palabra: la igualdad legal oculta una desigualdad y opresión más profundas.
¿Quién tiene la culpa?
No es ningún misterio por qué eso ocurrió. No es ningún misterio quién lo hizo. Una pista: no fueron las masas negras que tomaron las decisiones que llevaron a lo que detallamos anteriormente. No, fue el mismo puñado de personas que controlan los principales medios para producir la riqueza, o sea, la clase capitalista imperialista, y que sobre esa base controlan todo lo demás. Son ellos los que deciden las cosas desde el punto de vista de la mejor manera de mantener intacto su sistema y expandirlo. De ese modo decidieron cómo lidiar con ese levantamiento revolucionario, mediante unas pocas concesiones y la igualdad legal… ocultando una desigualdad y opresión más profundas para las masas. Las estructuras de opresión abiertas y ocultas que se interiorizan en la mente de las personas. Unos cuantos cambios en esas estructuras, qué mejor para fortalecerlas. Mientras tanto, a partir de estos cambios, la mentira constante desde cada rincón de la sociedad: "Ahora la gente negra tiene la igualdad; hemos hecho borrón y cuenta nueva -- si ya existen problemas, la culpa es suya". (Ver más al respecto en "La opresión del pueblo negro, los crímenes de este sistema y la revolución que necesitamos", Revolución #144, 5 de octubre de 2008.]
Piense en los jóvenes que han crecido en los enormes corralones al aire libre en las zonas urbanas. ¿Qué viven? Así lo explica el Mensaje y Llamamiento del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos:
Para los millones de ellos en las zonas urbanas, si es que no son asesinados a temprana edad, es probable que tengan un futuro en la cárcel (casi uno de cada ocho hombres negros jóvenes está preso, las cárceles están atestadas de negros y latinos y este país tiene el mayor índice de mujeres presas en el mundo). Este sistema les ha arrebatado a tantos jóvenes la oportunidad de tener una vida digna y ha hecho que muchos de ellos, demasiados, vivan, se mueran y maten para nada —nada bueno— para nada salvo joder a otros y matarse entre sí en las calles de las ciudades de este país... o ingresar a las fuerzas armadas y recibir adiestramiento como asesinos en masa, masacrando a personas en países por todo el planeta. Un sistema que no ofrece a los millones y millones de jóvenes ningún propósito superior, ninguna mejor suerte, salvo el crimen y el castigo, o convertirse en ciegas máquinas asesinas para el sistema mismo ¡eso en sí es suficiente causa para barrer este sistema de la faz de la tierra!
—"La revolución que necesitamos…
La dirección que tenemos",
Revolución #170, 19 de julio de 2009
Al mismo tiempo, este Mensaje y Llamamiento señala que "a pesar de los impulsos y esfuerzos creativos de muchas personas, también se corrompe y se moldea la cultura dominante para reducir y no elevar las aspiraciones de la gente, ensalce y promueva los modos de pensar y de actuar que mantienen este sistema en pie y hacen que la gente crea que no es posible tener nada mejor". En las zonas urbanas donde se promueve la cultura gángster de un millón de maneras, las opciones parecen ser "enriquecerse o morir en el intento", y por lo general es la última.
Para cambiar todo esto de verdad, se necesita una revolución
Para cambiar todo esto, para cambiar la situación en que el sistema y sus secuaces y cómplices acomodaticios destruyen a personas como Trayvon Martin así como las maneras que opone a las personas las unas a las otras, hay que eliminar el sistema mismo mediante la revolución. Hay que arrancar de raíz el modo de pensar que este sistema engendra, a partir de ahora y luego con un salto una vez que la gente haya tomado el poder concretamente. No es posible hacer eso tratando de reformar este sistema basado en la explotación. La explotación, o sacar ganancias del trabajo de otras personas, ha sido la raíz del problema desde que secuestraron al primer africano a fin de explotarlo como un esclavo en "el nuevo mundo". El poder estatal bajo el cual vivimos ahora, o sea, el gobierno y sus organismos del orden público y violencia al centro, es un producto de la explotación y se construyó a fin de mantenerla y expandirla.
No, necesitamos un poder estatal totalmente nuevo. Un poder estatal basado en la eliminación de la explotación, la eliminación de la opresión de un pueblo por otro, la eliminación de todo lo que mantiene y defiende eso... incluidas las ideas en el modo de pensar de las personas que reflejan las formas de explotación. De eso se trata esta revolución, de un nuevo poder estatal que apoye a las masas para hacer estas transformaciones de pies a cabeza, como parte de llegar a un mundo en que la humanidad hubiera rebasado todo eso.
Para eso hay que hacer la revolución. Hay que unirse hoy con el movimiento para la revolución, oponiendo resistencia y a la vez, como nosotros hacemos, bregando con las personas para que rompan con esas ideas. En otras palabras: "Luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución". Muchos jóvenes de hecho han adoptado algo de la mentalidad que el sistema les ha inculcado y tenemos que atraer y movilizarlos para que se opongan resistencia y tenemos que acogerlo cuando ocurra (tal como empieza a ocurrir hoy) muchos opongan resistencia y bregar con ellos para que se transformen el modo de pensar en el proceso... a que le entren a la revolución real. No existe ninguna otra solución a este problema; todos los sermones del mundo solamente lo empeoran e incluso los esfuerzos para llevarles la pura verdad a los jóvenes no pueden echar raíces sin esto. No existe ningún otro camino hacia el mundo completamente nuevo que se necesita y que es posible, en que toda explotación y opresión y los antagonismos destructivos entre las personas, y todas las mentalidades y modos de pensar que reflejan y refuerzan esa opresión, sean cosas del pasado y todas las personas puedan florecer de veras y ponerse a toda su altura.
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