Revolución en línea, 12 de abril de 2012
Harlem, Ciudad de Nueva York:
Frente al ataque policial, jóvenes de secundaria exigen justicia para Trayvon Martin
Recibimos esta carta:
El 27 de marzo de 2012 en Harlem, mientras los estudiantes de 50 secundarias hicieron un paro en Miami y otros de alrededor del país salieron a la calle coreando "Todos somos Trayvon Martin", estudiantes de secundaria de Harlem salieron para ponerse del lado de ellos. El Departamento de Policía de Nueva York (NYPD), siendo los perros que son y los que hacen el "trabajo de policía" de siempre, se desbocaron en las calles persiguiendo a los jóvenes sin razón salvo el hecho de que son jóvenes y negros. Al hacerlo, sus maniobras suscitaron una protesta espontánea y de ahí se pusieron a arrestar a un joven que es un miembro conocido y respetado de las Patrullas Barriales del Pueblo y que ha estado al frente de la lucha contra la práctica de la policía de parar y registrar. Este joven comunista revolucionario ha sido arrestado múltiples veces y claramente es objeto de la persecución del NYPD.
Ante su arresto, las personas se movilizaron y llamaron al NYPD para exigir su libertad sin fianza. Lo tuvieron encerrado más de un día sin ningún cargo. El clérigo del barrio, activistas de la comunidad, estudiantes, la gente de los multifamiliares y políticos locales llamaron y dejaron saber al NYPD que no pueden quitarle a la comunidad los revolucionarios. Ahora lo han puesto en libertad y le han levantado cargos por delitos menores, con el fin de mantenerlo enmarañado en procedimientos en la corte y "acumularle" antecedentes penales.
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De hecho, no permiten que los jóvenes negros y latinos se congreguen en espacios públicos en este llamado país libre. No existe el derecho a la asamblea; ni existe el derecho a relajarse en un parque público. La práctica de la policía es despejar los espacios públicos donde los jóvenes se reúnen a pasar un rato con sus amigos, escuchar música, rapear y hablar fuerte. En Harlem, el parar y registrar se acelera en las horas después de la escuela. El 27 de marzo los estudiantes salieron de la escuela y a las paradas del autobús para encontrarse con los comunistas revolucionarios distribuyendo el periódico Revolución en un popular parque de Harlem.
Los estudiantes agarraron múltiples copias de la declaración del Partido Comunista Revolucionario "Sobre el asesinato de Trayvon Martin" y un cartel con la ahora-icónica imagen de Trayvon Martin que decía: "Todos somos Trayvon Martin. Todo el maldito sistema es culpable" y "Éntrale a la verdadera revolución". Mientras que algunos estudiantes hablaban sobre eso y otros cotorreaban, y los policías de la escuela y municipales aparecieron de repente y les exigieron que salieran del parque.
Más y más carros de la policía llegaron, la policía empezó a arriar a los estudiantes como ganado y los llevó hacia la acera o fuera del área. Un joven dijo en susurros: "¿Por qué nos tratan así?" La policía empujó a los estudiantes, unos 100, hacia abajo una colina pastosa del parque. Los estudiantes empezaron a levantar los carteles con la imagen de Trayvon y cuando cruzaban la calle, un coro espontáneo de los estudiantes empezó: "¡Queremos Justicia!"
Algo nuevo, importante e inspirador estaba sucediendo ahí mismo. En la siguiente cuadra, se unieron más estudiantes cuando salían de la escuela. Los jóvenes estaban gritando: "¡Pónganse sus sudaderas con capucha!” Algunos, energizados, se pusieron las capuchas y gritaron: “¡Todos somos Trayvon Martin!" Había muchachos en ambos lados de la calle. No era una marcha, pero cuatro o cinco grupos, alrededor de unos 200 muchachos.
Un estudiante tomó todos los volantes que un joven revolucionario llevaba y empezó a distribuirlos a todos. En las intersecciones algunos jóvenes se detuvieron en medio de la calle, de cara a los carros y levantaban los carteles. Se hablaba de celebrar "un día con sudadera con capucha" y un paro en los días siguientes.
Ahora habían coches celulares policiales con las sirenas encendidas, siguiendo a los estudiantes. Los policías saltaron y corrieron hacia los muchachos, amenazándolos: "Prosigan, prosigan, o ¿quieren ser arrestados?" mientras gritaban por los megáfonos desde sus vehículos: "Si se detienen, ¡van a pasar la noche en la cárcel!" Los policías forzaron a todos los jóvenes que veían a salir del área y la policía ni siquiera fingió que los estudiantes habían hecho algo ilegal. Hostigaron a los estudiantes por la distancia de la que estaban parados desde la parada del autobús, por salir de la tienda hablando, por entrar a la tienda en vez de salir del área. Los gritos de "¡No estamos haciendo nada malo!" y "¡No nos vamos a mover!" se mezclaban con "¡Justicia para Trayvon!" Cuando los policías hostigaban al joven que distribuía los volantes, éste levantaba el volante en lar narices de ellos, se volteaba y continuaba.
A unas cuatro cuadras del parque, la presencia policial se esfumó. En el camino de vuelta al parque el joven revolucionario se encontró con otros grupitos de jóvenes. Algunos estudiantes se le acercaron: "¿Sabes de lo que acaba de pasar? La policía acaba de lanzar por el ventanal a un niño negro" en el banco a una cuadra del parque. Los vidrios rotos estaban esparcidos por la acera y el vidrio grande del banco tenía un hueco a un lado de la entrada. Las personas reunidas en la esquina estaban indignadas y el policía apostado ahí trató de calmarlas: "El oficial le dijo a él que sacara las manos de los bolsillos. El muchacho no lo hizo, así que el oficial no sabía lo que pudiera tener en los bolsillos y calculó mal la fuerza que usó cuando lo puso contra la ventana". Eso enfureció más a la gente; alguien dijo: "Ya no queremos escuchar esa sarta de mentiras. ¡Esto tiene que parar!" La gente y los estudiantes en general también mencionaban al joven de 15 años que la policía había baleado por la espalda a unas cuadras de distancia el domingo en la noche.
Un rato después los diversos vehículos de la policía se detuvieron, aullando, frente al parque donde una joven corría hacia el subterráneo. Los policías la agarraron y la esposaron. De repente la zona volvió a llenarse de docenas de policías que rodearon y avanzaron sobre los estudiantes que esperaban el autobús cerca del subterráneo y llegaban más. El joven revolucionario que había estado hablándole a la gente sobre la declaración del PCR “Sobre el asesinato de Trayvon Martin” y sus planes para un día con sudadera con capucha, alzó la voz a favor de los estudiantes y los policías lo echaron al suelo, lo esposaron y lo arrestaron.
Al día siguiente los estudiantes preguntaron por el joven revolucionario y decían que la gente hablaba sobre lo que había hecho de defenderlos. Al día siguiente la gente se llevó cientos de etiquetas adhesivas que decían "Estoy con la verdadera revolución" con motivo del día con sudadera con capucha convocado para el jueves. El miércoles, una secundaria del Harlem Hispano hizo paro con el apoyo de los maestros. El jueves fue un día del encapuchado con un número grande de estudiantes que usaban capuchas y etiquetas. En la mayoría de las secundarias en Harlem no hubo apoyo y estímulo para los estudiantes que respondían a esta cuestión política vitalmente importante. Los estudiantes no se toparon con el apoyo que esperaban por haber alzado la voz contra la injusticia descarada y aprender a cambiar el mundo o luchar por un futuro mejor, sino con "reglas" e intimidación cuyo objeto era enseñarles la desesperanza y reforzar una atmósfera en que mediante la coacción los obligan a aceptar las cosas. A muchos estudiantes les dijeron que tuvieran que quitarse las capuchas. Un estudiante se quitó la capucha pero eso solo puso al descubierto una camiseta con un afiche "Todos somos Trayvon Martin" pegado sobre el pecho, y la administración lo amenazó con una suspensión. Los administradores de la escuela les advirtieron que si alguno saliera a marchar, sería suspendido. El viernes grupitos de estudiantes se reunieron para sacar un balance de la semana y se unieron a los revolucionarios para llevar carteles y el periódico Revolución al vecindario.
Mientras que todo el país y mundo están atentos a los resultados de la investigación de la policía de Sanford, esperando a ver si levantan cargos contra el hombre que le disparó a Trayvon Martin… la gente continúa haciendo planes de diferentes maneras para oponerle resistencia, no solo en Harlem sino por todo el país. Las personas tienen mucho derecho a alzar la voz y actuar contra la injusticia y contra las reglas y leyes y prácticas policiales que son totalmente ilegitimas. Las personas tienen que continuar alzando la voz por Trayvon Martin, por los revolucionarios que trabajan entre ellas que son objeto de persecución y por los estudiantes que son objeto de intimidación por tomar su futuro en sus propias manos. Estos estudiantes se han atrevido a construir y ser parte de construir un movimiento que efectivamente podría poner un fin a este ultraje y a los incontables más que vomita este sistema, eliminando este sistema por medio de la revolución.
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