Revolución #274, 8 de julio de 2012
Éste es el sistema imperialista
Quieren que usted vote por lo siguiente
Hoy una emergencia ambiental confronta a la humanidad y a los ecosistemas de la tierra. Tiene esta emergencia varias dimensiones, aunque la más grave es la amenaza de un cambio imparable del clima. La dependencia y demanda acelerada de combustibles fósiles —la gasolina y el gas natural— constituyen la fuente más grande de las emisiones del carbono que están estrangulando y calentando al planeta. Estados Unidos, solo, con un mero 5 por ciento de la población de la tierra, es responsable de más de un cuarto de todas las emisiones de carbono en la atmósfera. La cada vez más amplia exploración de petróleo también ha causado derrames de petróleo que han hecho daños ambientales enormes.
Así que no sorprende que el problema del oleoducto Keystone XL se haya convertido en una cuestión de gran importancia entre el presidente de turno y su contrincante. Se supone que los problemas ambientales sean uno de los problemas donde los demócratas y los republicanos y sus candidatos presidenciales tienen posiciones contrapuestas.
Si se edificara, el oleoducto de 2.640 km de largo conectaría las arenas de petróleo del norte de Alberta en el Canadá con las refinerias en Texas y en otros estados. Cuando se termina su construcción, el oleoducto bombeará 900.000 barriles de petróleo pesado, “sucio” por día — un petróleo con una producción de carbono que es 20 por ciento más alta que las fuentes convencionales. El oleoducto atravesará más de 70 ríos y arroyos, y el acuífero Ogallala, lo que surte más de un tercero del agua subterránea usada para irrigar cultivos, apoya $20 mil millones de dólares en la agricultura y suministra agua potable para aproximadamente dos millones de personas” (Sheppard, Mother Jones).
En agosto de 2011, miles de activistas ambientales hicieron una protesta en frente de la Casa Blanca, para subrayar los daños ambientales de edificar el proyecto Keystone; hubo cientos de arrestos. No obstante, después de pasar meses negándose a tomar una posición clara sobre el oleoducto, mediante una serie de demoras, el 21 de marzo de 2012, Obama hizo un anuncio al efecto de que su administración “agilizaría los trámites, despejaría las barreras burocráticas” y haría una “prioridad” del tramo sur del oleoducto Keystone XL.
En caso de que alguien se hubiera confundido sobre dónde queda la catástrofe ambiental como prioridad para este presidente, Obama agregó: “La producción de más petróleo y gas en nuestros territorio ha sido y seguirá siendo una parte crucial de nuestra estrategia abarcalotodo”. Con un simbolismo que no se podía pasar por alto, se fue a Cushing, Oklahoma, el sitio donde se empezará la construcción de la parte sur del oleoducto y ¡se paró junto con los oleoductos gigantescos de TransCanada para hacer este anuncio!
Pero Obama no había terminado. Se jactó: “Estamos perforando ahora por todas partes”, y citó una directiva para poner a millones de hectáreas a la disposición de la exploración de petróleo y gas en 23 estados. Dijo que bajo su mando, el número de plataformas de petróleo ha llegado a un nivel récord y Estados Unidos ha añadido suficiente oleoducto y gasoducto como para “rodear la tierra y más”. Todo eso incluye el allanamiento del camino para la perforación agresiva y muy arriesgada en el Ártico.
Pues, entiéndalo, éste es el sistema capitalista imperialista; éste no puede tomar en cuenta ni puede hacer nada fundamental sobre los efectos polifacéticos de su propia producción. Ni puede hacer planes para generaciones en el futuro. ¿Por qué? Por que miden y motivan toda la producción bajo el capitalismo con la rasura de la ganancia, la que solo se puede realizar a través de prosperar en una competencia a muerte con capitalistas rivales. Ellos no pueden tomar en cuenta el impacto de la dependencia continua de los combustibles fósiles sobre el medio ambiente o sobre las generaciones futuras. En la época actual de capitalismo-imperialismo, este imperio/superpotencia tiene que asegurar su control sobre las fuentes cruciales del petróleo del mundo, a la vez que amplía la producción en su territorio nacional lo más que sea posible. Cuando los esfuerzos de reforma se topan con estas dinámicas, esos esfuerzos son engullidos.
Quizá la retórica sea distinta, pero esta dinámica subyacente así como las soluciones que exige no lo son.
Todo eso es lo que representan ambos candidatos y ambos partidos políticos suyos; a esa a lo que sus políticas y programas tienen que servir. ESO es lo que ellos te están llamando a apoyar y a hacerse cómplice al votar para cualquiera de estos candidatos o partidos.
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Ver el número especial sobre el medio ambiente de Revolución, #199, del 18 de abril de 2010 y “What’s All the Fuss About the Keystone XL Pipeline?”, de Kate Sheppard, en motherjones.com, 24 de agosto de 2011.
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