22 de agosto de 2013: Cuatro puntos de orientación sobre Egipto
24 de agosto de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us
La situación de Egipto va en una espiral descendiente muy nociva para el pueblo. El baño de sangre contra los partidarios de la Hermandad Musulmana y el depuesto presidente electo Mohamed Mursi está encaminado hacia una reaccionaria guerra civil unilateral. La sociedad egipcia se está polarizando más agudamente en torno a dos alternativas opresoras e inaceptables: el ejército avalado por Estados Unidos y el fundamentalismo islámico. Al mismo tiempo, muchas personas que participaron en el levantamiento de febrero de 2011 que desbancó al ex presidente Hosni Mubarak se han desmoralizado y confundido.
Son bochornosos el silencio y la complicidad pasiva de parte de grandes sectores de las fuerzas progresistas, liberales y laicas, y la insistencia de estas fuerzas en que el golpe de estado militar del 3 de julio "reestablecía el proceso democrático". Mediante todo este proceso, continúan sin satisfacer los intereses básicos, las necesidades y la demanda de libertad que inspiraron el levantamiento que desbancó al régimen de Hosni Mubarak avalado por Estados Unidos. La reciente salida de Mubarak del hospital penitenciario, donde estaba pendiente de un proceso por ser capataz de la matanza de cientos de manifestantes, al "arresto domiciliario" es tanto un escándalo en sí como una profunda declaración de la naturaleza y del programa del régimen militar.
No basta decir "mal rayo sobre ambas casas de ellos", tal como al parecer algunas fuerzas progresistas, laicas de Egipto ahora están haciendo. Es necesario denunciar sin equívocos y oponerse con resolución a las matanzas y represión que viene cometiendo el ejército egipcio. Al mismo tiempo, las personas radicales y de inclinaciones revolucionarias que tienen una sed genuina de la liberación tienen que hacer suya activamente la única alternativa revolucionaria concreta al mundo tal como es y trabajar para crearla, o sea, la alternativa comunista revolucionaria. Ésta tiene que transformarse en una fuerza concreta y polo ideológico de atracción y contienda en la sociedad egipcio y en el mundo.
La fría verdad sobre la democracia y la dictadura
Después de la masacre de simpatizantes del presidente elegido Mohamed Mursi por el ejército egipcio, un oficial israelí dijo, según informó el Jerusalem Post, que Israel y el Occidente debe respaldar a ese ejército. "El quid de la cuestión en este momento no es la democracia." Agregó: "El quid de la cuestión es que hace falta un estado en funcionamiento. Ya cuando Egipto se haya reencaminado, de ahí se puede hablar de reiniciar el proceso democrático ahí". (Representantes estadounidenses han utilizado formulaciones semejantes, en la misma tónica de "restablecer la democracia" en Egipto.)
Tales formulaciones son una fría aprobación de la masacre y da luz verde a aumentar la matanza y la tortura. Al mismo tiempo, la cita del oficial israelí capta una verdad sobre la relación entre la democracia por un lado y por el otro, un "estado en funcionamiento". Claro está, el oficial no equipara un "estado en funcionamiento" con la dictadura de una clase dominante, pero esa es la esencia del asunto. Toda democracia se define y se limita por la naturaleza del "estado en funcionamiento" que sirve y fortalece una sociedad de uno u otro tipo: la naturaleza de la democracia en un mundo dividido en clases, siendo así el mundo en el que vivimos, se basa en la dictadura de una clase u otra.
En el caso de todo "estado en funcionamiento" en el planeta hoy día, esa dictadura es la de una clase opresora de explotadores que reinan sobre la abrumadora mayoría de las personas. La democracia la que instauran y permiten se limita a la que permite a la clase dominante manejar sus conflictos internos; la "oposición leal" que sirve a su dominación; y las elecciones formales que dan ilusiones a las masas de que tengan voz en decisiones importantes pero que sirven en realidad para legitimar el dominio de las clases explotadoras.
Los límites de esa democracia los refuerza un poder estatal opresor. La clase que detenta el poder estatal hace uso del nivel de violencia que le parezca necesario para aplastar la oposición de cualquier sector social (incluso de las fuerzas como la Hermandad Musulmana que no representan una alternativa positiva). Las pistolas Taser y arrestos contra los manifestantes Ocupar en Estados Unidos refuerzan el dominio de un "estado en funcionamiento".
No tiene sentido, y en realidad es profundamente peligroso, hablar de que el antídoto a ese tipo de poder estatal sea la "democracia" —en Eqipto o cualquier otro lugar— sin tomar en cuenta el sistema de dominio de clase y el "estado en funcionamiento" —la dictadura de clase— que define la naturaleza de esa democracia.
Sin embargo, sí existe una alternativa emancipadora a la democracia y dictadura capitalista-imperialista. Se trata de un poder estatal de un tipo radicalmente diferente. La dictadura del proletariado —el gobierno de los antes explotados y oprimidos, en alianza con la gran mayoría de la sociedad— sirve a la misión de superar la división de la sociedad en clases y todas las divisiones sociales antagónicas y de crear un mundo libre de toda explotación y opresión de todo tipo — y de eliminar todas las instituciones y ideas que surgen de la división de la sociedad en clases y la refuerzan. Ya logradas esas condiciones, no habrá necesidad de un poder estatal de ningún tipo. La gente organizará los asuntos de la sociedad humana consciente y colectivamente.
Para conocer a todo color cómo sería el poder estatal revolucionario, lea la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos.
Una dictadura y democracia de ese tipo es liberadora, y posible. Pero solamente puede lograrse por medio de una revolución que reemplace un tipo de estado con otro.
No se ha dado ninguna revolución en Egipto. El viejo orden explotador y sus mecanismos del orden siguen intactos. Lo que hace falta es el derrocamiento de dicho viejo orden y su reemplazo por un nuevo sistema social, económico y político emancipador. Hacer dicha revolución está lleno de retos y dificultades. Pero tal revolución es lo que hace falta… y es posible.
Los siguientes puntos dan una orientación con la cual en esta situación, las personas podrán empezar a actuar en beneficio de sus propios intereses, o sea, los intereses de la humanidad:
1. Las manos del sistema capitalista imperialista estadounidense están empapadas de la sangre que corre en las calles de Egipto. El ejército egipcio no ha manipulado a Estados Unidos de modo que el segundo apoye al golpe de estado. El golpe de estado está cubierto de las huellas dactilares del imperialismo estadounidense. Los gobernantes estadounidenses, directamente y a puertas cerradas, le ofrecieron a Mursi la elección entre dimitir o ser derrocado. Estados Unidos tiene profundos lazos de larga data con el ejército egipcio y un apalancamiento crítico sobre el mismo, lo que incluye la "ayuda" militar y económica que sigue fluyendo hacia Egipto, con su apoyo estratégico y simbólico aval del golpe de estado y las matanzas. ¡Egipto es el segundo recipiente de ayuda estadounidense en el mundo… después de Israel!
El ejército egipcio no "sobrepasa" o "traiciona" algún "mandato popular" que el pueblo egipcio presuntamente le otorgó cuando el ejército sacó del poder a Mursi en julio. El ejército egipcio actuaba en ese entonces y sigue actuando hoy como siempre lo ha hecho: como el garante del dominio de las clases dominantes de Egipto y el ejecutor armado de los intereses del imperialismo occidental, sobre todo aquellos de Estados Unidos, en Egipto y en la región. Desde hace mucho ya es hora de que las personas desechen las mortíferas ilusiones e ilusiones propias acerca del ejército egipcio.
2. El apoyo estadounidense para el golpe de estado militar del 3 de julio no mancha los "ideales democráticos" promovidos por Estados Unidos ni representa un "paso equivocado" rectificable y miope del gobierno de Obama. Este apoyo es una maniobra altamente consciente. Un Egipto confiable con el ejército al mando es un "activo" esencial de Estados Unidos para dominar una región del mundo la que es un factor fundamental para mantener la posición de la única superpotencia del mundo.
Por otro lado, no todo lo que pasa en Egipto ocurre a instancias de Estados Unidos ni está bajo su control. Existen elementos internos de la situación, es decir, los factores, las fuerzas y las rivalidades que obran en Egipto, que tienen sus propias dinámicas. Además, las consecuencias del golpe de estado y del baño de sangre contra la Hermandad Musulmana bien podrían volver a "obsesionar" a Estados Unidos en una gran gama de sentidos, tales como orillar a unos sectores de la población de Egipto y de más allá al redil de las fuerzas como Al Qaeda. Podrían ejercer un impacto de formas impredecibles en varios frentes, como en Siria; en las maniobras de Estados Unidos para debilitar y echar abajo la República Islámica de Irán: y en la situación de la volátil y desértica región del Sinaí en el norte de Egipto la que colinda con la Gaza palestina e Israel.
El imperialismo estadounidense está enfrentando un fuerte hervidero de contradicciones en el Medio Oriente.
El apoyo de Estados Unidos para el golpe de estado militar contra el régimen de Mursi se ha regido por las mayores necesidades estratégicas de su imperio.
Egipto tiene la mayor población (90 millones de habitantes) de los países del mundo árabe. Estados Unidos confía en el ejército egipcio como un bastión en sus maniobras contra Irán. Cuenta con el acceso al espacio aéreo egipcio para librar su guerra en Afganistán y llevar a cabo su "guerra contra el terror" global. Para proyectar su "autoridad" global, Estados Unidos necesita un acceso sin impedimento al canal de Suez: los busque navales de Estados Unidos pasan por este canal; y el Medio Oriente embarca cuatro mil millones de galones de petróleo al día, para los cuales el canal de Suez es un enlace de transporte esencial. Además, por su colaboración con Israel, Egipto alinea el mayor ejército del mundo árabe con Israel (y no en su contra), y eso genera mucho más libertad para que Israel cumpla con su papel de avanzada del imperialismo en el Medio Oriente y más allá.
Por esas y otras consideraciones, continúan la ayuda y apoyo político para el ejército egipcio, a la vez que revelan la hipocresía de las afirmaciones de que la política exterior de Estados Unidos se basa en la promoción de la "democracia".
3. El conflicto entre el imperialismo occidental y las fuerzas fundamentalistas islámicas, tales como aquellas que detentan el poder en Irán, se está desenvolviendo de una vil y sanguinaria manera al interior de Egipto, donde se enfrentan dos fuerzas reaccionarias. Al mismo tiempo, en una escala aún más amplia y más estratégica, el choque más grande entre el Occidente y el fundamentalismo islámico jihadí era el mayor factor que definía el apoyo estadounidenses para el golpe de estado del 3 de julio y su participación en el mismo y le dio luz verde al ejército (y a otras fuerzas) para aplastar o debilitar muchísimo a la Hermandad Musulmana — a fin de reestablecer las cosas de modo que estén en el poder otras fuerzas represoras reaccionarias más fuertemente alineadas con los intereses de Estados Unidos.
Este choque entre lo que Bob Avakian identifica como "dos sectores anticuados" —el fundamentalismo islámico y el imperialismo occidental—, en el cual el segundo tiene la mayor responsabilidad por el peor sufrimiento a nivel mundial, crea una gran necesidad de que Estados Unidos apuntale a un Egipto estable que sea un aliado de confianza. Pero sus actividades de conseguir eso están dejando salir nuevos factores de desestabilización.
4. Otro camino es posible: la nueva concepción de la revolución comunista, en la nueva síntesis de Bob Avakian. Se trata de un camino que rompa con la dominación imperialista como parte de una revolución cuyo propósito es llevar el planeta más allá de esos horrores. Pero aquellos que quieren otro camino tienen que luchar por el mismo y, ahora mismo, tiene que luchar por propagarlo en el mundo. En Egipto mismo, la situación descrita el final de la declaración de Bob Avakian acerca del levantamiento de 2011 contra el régimen de Mubarak sigue teniendo vigencia:
Lo que ha ocurrido con frecuencia en la historia, tal como en el caso de Egipto (así como Túnez), es que la dominación del imperialismo y el dominio de los explotadores locales se ha expresado de forma concentrada en el régimen de un "hombre fuerte" y verdugo. Por ejemplo, eso se dio en Irán, con el dominio del Sha con sus cámaras de tortura, en las Filipinas con la tiranía de Marcos y en Indonesia con el largo reino monstruoso de Suharto — todos esos casos eran dictaduras brutales puestas en el poder y mantenidas en el poder por el imperialismo estadounidense durante largo tiempo. En Irán a fines de los años 70, en las Filipinas en los años 80 y en Indonesia más recientemente, los enormes levantamientos del pueblo obligaron a los imperialistas estadounidenses a echar a un lado a estos odiados tiranos y a permitir algunos cambios. Pero en todos estos casos, el resultado final no fue uno que resultara en una auténtica "libertad" para el pueblo — al contrario, el pueblo ha seguido sometido a una cruel opresión a manos de aquellos que reemplazaron a los viejos y odiados gobernantes, a la vez que esos países han permanecido en el marco general de la dominación y explotación imperialista global. Pero la experiencia histórica también ha demostrado que la continuación de una u otra forma de dominio opresor NO es el único desenlace posible.
En Rusia en febrero de 1917, el levantamiento del pueblo derrocó a otro déspota brutal, el Zar (monarca absoluto). En ese caso por igual, los imperialistas de Estados Unidos, Inglaterra y otros países, y los capitalistas rusos, trabajaron para continuar la opresión del pueblo con un cariz nuevo, haciendo uso de los mecanismos del "gobierno democrático" y elecciones que, si bien dejaron espacio para cierta participación más amplia de diferentes partidos, no obstante estaban controlados completamente por los explotadores del pueblo y aseguraban la continuación de su dominio, y la continuación del sufrimiento de las masas populares. Pero en este caso, se logró capacitar a las masas populares para que reconocieran estas maniobras y manipulaciones, llevaran a cabo su levantamiento revolucionario, en medio de muchas curvas, giros y vaivenes y, en octubre de 1917, barrieran y desmantelaran las instituciones y mecanismos de la dictadura burguesa y establecieran un nuevo sistema económico y político, el socialismo, el cual durante unas décadas seguía avanzando por el camino de abolir las relaciones de explotación y opresión, como parte de la lucha en todo el mundo hacia el objetivo final del comunismo. En los levantamientos en Rusia, había una diferencia crucial: existió un núcleo de dirección, una dirección comunista, que tenía una comprensión clara, con bases científicas, de la naturaleza no sólo de este o aquel déspota despiadado sino del sistema opresor entero — y de que fue necesario continuar la lucha revolucionaria para expulsar a cierto gobernante de su cargo, pero de remate para abolir ese sistema entero y reemplazarlo con uno que encarnaría de verdad y le daría vida a la libertad y los intereses más fundamentales del pueblo, al esforzarse para abolir toda opresión y explotación.
Aunque a la larga fue revocada la revolución en Rusia y se restauró el capitalismo en los años 50, y hoy Rusia ya no pretende ocultar el hecho de que es una potencia capitalista imperialista, las lecciones de la revolución rusa de 1917 encierran lecciones valiosas y de hecho decisivas para hoy. La lección más decisiva es la siguiente: cuando el pueblo en sus masas, de millones de personas, por fin rompa con las trabas que han estado impidiendo que se levante contra sus opresores y atormentadores, en ese momento el que su lucha y sacrificios heroicos lleven a un cambio fundamental serio o no, avance a la abolición de toda explotación y opresión o no, dependerá de si existe una dirección, una dirección comunista, o no, que tenga la necesaria comprensión y método científico y sobre esa base, pueda desarrollar el necesario enfoque estratégico y la influencia y lazos organizados entre un creciente número de personas, a fin de dirigir el levantamiento del pueblo en medio de todas las curvas, giros y vaivenes, hacia la meta de una transformación revolucionaria real de la sociedad, en concordancia con los intereses fundamentales del pueblo. Por tanto, a su vez, cuando el pueblo rompa en masa con "la normalidad" y las cadenas fuertemente forjadas de relaciones opresivas en que de costumbre está atrapado y que lo agobian tan fuertemente —cuando abra paso y se levante en sus millones—, ése es un momento crucial para que la organización comunista forje más sus lazos con esas masas, fortalezca sus filas y su capacidad de dirigir. O, en caso de que tal organización comunista todavía no exista, o que exista solamente de manera aislada y fragmentaria, ése es un momento crucial para que se forje y desarrolle una organización comunista, se asuma el desafío de estudiar y aplicar la teoría comunista, de manera viva, en medio de esta tumultuosa situación, y de esforzarse para desarrollar constantemente lazos con un creciente número de masas, influenciarlas y a la larga dirigirlas por el camino de la revolución que representa sus intereses fundamentales y más elevados, la revolución comunista.
Si bien la declaración de BA respondía a lo que en los hechos fue un levantamiento principalmente positivo y progresista en 2001 y si bien el actual tumulto en Egipto no es del mismo carácter básico, el punto principal sigue teniendo más validez que nunca: la necesidad de forjar una organización comunista al calor de lo que todavía es una situación tumultuosa.
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Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar acerca del papel de Estados Unidos en el baño de sangre en Egipto
19 de agosto de 2013. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. De Samuel Albert. Las fuerzas armadas egipcias están masacrando a las personas en una escala masiva y lo están haciendo con el aval de Estados Unidos. Ya es hora no sólo de oponerse a este terrorismo sino de desenmascarar la mano estadounidenses que lo motiva.
Si hiciera lo que está haciendo el ejército egipcio un régimen que Estados Unidos consideraba que se entreponía en su camino, o sea si masacrara a los manifestantes no armados e incluso prisioneros, al igual, por ejemplo, que Assad en Siria, Estados Unidos y sus aliados no estarían "revisando" la ayuda, enviando a diplomáticos, haciendo llamadas telefónicas y cancelando prácticas militares conjuntas en las que el ejército egipcio no puede participar porque está demasiado ocupado ahora mismo. Estarían chillando ante la ONU, gritando sobre "líneas rojas" y amenazando con lanzar ataques aéreos u otras intervenciones militares. No son solamente hipócritas los políticos imperialistas que dudan acerca de la luz verde que el gobierno estadounidense le dio a este golpe de estado. También están preocupados porque el desenlace de la situación quizá no beneficie los intereses de Estados Unidos.
Las fuerzas armadas egipcias no pudieran haber intervenido con tanta facilidad si no hubieran contado con el apoyo de masas organizado por los liberales y los "izquierdistas", inclusive las organizaciones de la juventud que movilizaron las manifestaciones en la plaza Tahrir y otras plazas para invitar a que los generales les salven del gobierno islámico y luego darle legitimidad al golpe de estado. Hace unas cuantas semanas, algunos que ahora procuran desasociarse de los crímenes del ejército coreaban: "El pueblo y el ejército son una y la misma mano".
Esta consigna, que nació en enero de 2011 cuando el ejército abandonó a Mubarak, casi desapareció posteriormente ese año cuando el ejército mató a balazos a los cristianos, los jóvenes y otras personas que protestaban en su contra. En ese entonces, los islamistas cortejaban al ejército en lugar de oponerse a dicha represión violenta. Luego, el ejército aceptó que se formara un gobierno, aunque nunca dejó los importantes ministerios y otras posiciones y su poder de veto. Ahora, dicha consigna representa más que una ilusión. Ante el desorden difícil y aterrador de hoy, representa un programa de restauración del viejo orden y cosas peores.
Pero no es cierto que aquel que ahora domina el escenario político, el ejército, al mando de los políticos liberales o islamistas, de repente haya "traicionado la revolución". Esos sucesos muestran que no se dio ninguna revolución, y que todos esos políticos son unos reaccionarios quienes nunca cambiaron de naturaleza y metas al maniobrar en medio de situaciones cambiantes y complejas. Cualquier movimiento revolucionario auténtico no sólo debería entender estas cosas en sí sino hacer lo mejor que pueda para llevar ese entendimiento a cuantas personas como sea posible. En lugar de denunciar a los liberales así como a los islamistas, demasiadas personas que se llaman revolucionarios han buscado refugiarse debajo de una u otra ala de estos enemigos poderosos y han seguido a la cola de las ilusiones religiosas y pro-occidentales las cuales ambos bandos han propagado y de las cuales las masas populares ya han sufrido desde el comienzo.
Hoy, la situación es distinta a los tiempos en los cuales al parecer, el levantamiento espontáneo contra Mubarak unificara a las personas, o al menos a las personas más activas. Hoy, las personas están divididas, influenciadas por dos reaccionarios bandos bajo los respectivos estandartes contendientes del islam político y la adulación de las ilusiones patrocinadas por el Occidente, y en ocasiones se alternan entre dichos bandos.
Por un lado tenemos a los promotores liberales de los valores occidentales los cuales venden como "la libertad", sobre todo el "libre mercado", el que ha aplastado a la abrumadora mayoría de las personas de todos los países, y la respectiva creencia en la democracia capitalista al estilo occidental y su sistema de elecciones que nunca han traído ningún cambio básico en ninguna parte. No tienen nada salvo desdén que ofrecer a las masas empobrecidas de las ciudades y la mayoría de la mitad de la población que vive en el campo.
Cuando estos consentidos representantes locales de los imperialistas vieron su oportunidad, por una parte los liberales abandonaron su retórica sobre el gobierno de las mayorías, los derechos políticos y el estado de derecho y tendieron la mano a "las fuerzas armadas de la nación" que jamás han constituido las fuerzas armadas del pueblo y de la nación tal como dicen muchos llamados marxistas en Egipto. El ejército egipcio siempre ha pertenecido a las clases dominantes explotadoras egipcias dependientes del imperialismo, y durante las últimas cuatro décadas Estados Unidos le ha dado de comer con el dedo y lo ha manejado a su antojo.
Por otra parte, los islamistas se dicen los representantes de "liberar" a Egipto de la dominación, hipocresía y humillación del Occidente a la vez que institucionalizan las atrasadas relaciones sociales y económicas y formas de pensar que han mantenido a Egipto en la debilidad y vulnerabilidad a la dominación del capital de otros países. Su proyecto combina la explotación, opresión y desigualdad con el falso consuelo de la religión, la hipócrita caridad de la mezquita y la asfixiante solidaridad de "la comunidad de los fieles" que elimina el pensamiento crítico….
Ambos bandos son representantes del reaccionario orden y enemigos de las mejores aspiraciones, por las cuales lucharon y murieron las personas coreando "Dignidad" y "Pan, libertad y justicia social" y ninguno tiene un programa para un Egipto que no esté subordinado al sistema imperialista mundial. Aunque los islamistas han asustado a muchas personas de modo que se pasen al regazo del ejército, es probable que el asesino embate del ejército fortalezca el atractivo del islam político.
Muchas personas están tratando de detener esta sanguinaria espiral. Lo que hace falta es algo que cambie el terreno del juego: un núcleo de hombres y mujeres que están unidos y luchan, en las calles y en la mente de las personas, por verdaderas metas revolucionarias una verdadera alternativa al mundo tal como es, la transformación social, económica y política de Egipto para que se convierta en una base de apoyo de un mundo libre de toda forma de opresión y explotación.
Esta visión con una base científica podría empezar a constituirse en una fuerza material, movilizando a un creciente número de personas —los pisoteados excluidos de la vida política y otras personas de toda la sociedad— para oponerse a los generales y las soluciones inútiles representadas por los liberales y los islamistas y hacer trabajo hacia la meta de conseguir el poder político revolucionario. Tal es la única manera en que las personas podrán empezar a desechar los grilletes mentales, superar las divisiones entre sí al unirse por la emancipación de la humanidad de toda forma de explotación y opresión.
Por difícil que definitivamente sea hacer eso, las demás soluciones son ilusiones. Tal visión la solución al baño de sangre de hoy por la que las personas de inclinaciones revolucionarias en todas partes tienen que luchar y apoyar.
El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar, una publicación política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.
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