Cientos de miles alrededor del mundo se manifiestan contra la ignorancia y por la ciencia y la verdad

El presente es un tiempo en que la ciencia y la idea misma de la verdad y la razón son el blanco de una arremetida de los fascistas en el poder en Estados Unidos. Ante esa situación, el 22 de abril, en más de 600 lugares por todo el mundo, cientos de miles de científicos y otros de todos los sectores sociales celebraron mítines y marchas. Decenas de manifestantes en la marcha principal en Washington, D.C., protestas nutridas en otras ciudades importantes, y otras más pequeñas —hasta en el Polo Norte— las personas alzaron la voz en defensa de la ciencia con pasión, determinación, y humor. Nunca se había visto algo semejante: científicos y otros en el sector, que incluyen muchos que trabajan en laboratorios e instituciones científicas, tomaron el escenario público para abogar por la ciencia. Y se les sumaron otros que no son científicos, pero reconocen lo crucial que es la ciencia por la humanidad — y para muchas de estas personas, fue también su primera protesta.

La amplia variedad de letreros caseros creativos de los manifestantes reflejó el ambiente: animado y gracioso, y al mismo tiempo serio e indignante ante las amenazas contra la ciencia y la verdad. Unos ejemplos entre muchos: “Los océanos suben – y nosotros también”; “Sin ciencia – no hay cerveza”; “Trump es como los átomos – componen todo”; “Hagamos que Estados Unidos vuelva a pensar”; “¿Tienes una plaga? Yo tampoco. Di gracias a un científico”; “Datos empíricos ganan a hechos alternativos imperiales”; “Lo bueno de la ciencia es que es verdad, creas o no en ella (Neil deGrasse Tyson)”; “No soy un científico descabellado, ¡soy ENCABRONADO!”; “¡Nerds sí, fascistas no!”; “Tan serio que hasta vinieron los ratones de biblioteca”; “Igual que los experimentos, una sola protesta no funciona”; y el sencillo pero claro, “Al carajo, culero”.

Entre los oradores en el mitin en D.C., hubo muchas historias de inspiradoras de parte de personas que han dedicado la vida a la propagación y ampliación del conocimiento, en servicio de la humanidad. Un orador se acordó de que, como niño en India, usó los lentes de su hermano para armar su primer microscopio — y contó que ahora encabeza una iniciativa para donar 50 mil microscopios al año a niños alrededor del mundo que no pueden pagarlos y proveer equipo médico asequible a trabajadores de la salud comunitaria en países pobres que combaten enfermedades como malaria. Mona Hanna-Attisha, una pediatra que jugó un papel importante en denunciar la contaminación con plomo del agua en Flint, Michigan, y los graves peligros de esto, especialmente para niños, dijo, “Flint es lo que ocurre cuando desechamos la ciencia”.

Con toda la celebración y la promoción entusiasta de la ciencia por muchas personas, el 22 de abril hubiera sido un gran día para la ciencia – ¡al no ser por la realidad de que la ciencia y la misma búsqueda de la verdad confrontan una amenaza que no se ha visto en el mundo en los 80 años desde Hitler! El hecho de la gente tenga que tomar posición con algo tan básico y sencillo como los son la razón y la ciencia, ya a estas alturas, señala lo serio y lo urgente de la situación. En efecto, la ignorancia anticientífica y el fundamentalismo religioso reaccionario a nivel mundial están emperrados con arrastrar a la humanidad al pasado. Hasta marchó hacia atrás un grupo de fascistas cristianos en Seattle en un intento de interrumpir la Marcha por la Ciencia ahí.

En la “vanguardia” de este proceso infernal es el burro rebuznante fascista Donald Trump y su régimen fascista: un régimen de “hechos alternativos” y el rechazo de plano de verdades científicas. Un régimen que solamente promueve la ciencia y la tecnología que sirvan a los intereses de guerra imperialista por “Estados Unidos Primero” y la agresión a lo bestia alrededor del mundo al mismo tiempo que mina la ciencia y ataca a científicos en esferas críticas como el cambio climático y la salud pública. Un régimen que no solamente celebra la ignorancia sino crea una situación en la que los científicos temen con razón que se les vaya a destruir sus investigaciones sobre el cambio climático y otras cuestiones de interés vital para la humanidad, por lo que se apuran a preservar los datos. Esto presenta el espectro de una moderna quema de la Biblioteca de Alexandria — un centro de conocimiento en el Egipto antiguo, que había preservado mucho del conocimiento humano existente en aquel tiempo, y que fue destruido al principio de la era cristiana.

En este contexto, la convocación a la Marcha por la Ciencia fue muy oportuna y muy necesaria. Es muy positivo que cientos de miles de personas alrededor de Estados Unidos y del mundo la acataran. Igual a la Marcha de Mujeres inmediatamente después de la inauguración de Trump, las multitudes en las marchas del 22 de abril indican una reserva aún mayor de millones y millones de personas, que temen y odian profundamente lo que representa el régimen fascista y sus acciones horrendas. 

También era muy bueno que entre los que le entraron, algunos expresaban el sentir de coraje y urgencia los que requiere la situación que confronta al mundo ahora. El músico Questlove arrancó el mitin en D.C. apuntando hacia la Casa Blanca y “aquel tipo allá” y ridiculizó los “hechos alternativos o cómo sea esa mierda”. Albert Yu-Min Lin, el director de ciencia para National Geographic Explorer, dijo respecto la defensa de la ciencia: “No será fácil — no será apto para los miedosos. De Galileo a Jane Goodall, los científicos han arriesgado la vida. Son arriesgados, rebeldes, aventureros. Un explorador que descubrió el Titanic, Bob Ballard, dijo una vez, ‘la ciencia es un deporte de contacto’. Y en esta coyuntura de nuestra historia, hay que quitarnos los guantes”.

En un número de Marchas por la Ciencia en Estados Unidos, gente con Rechazar el Fascismo estaban en la mezcla, incluidos docenas de manifestantes en Los Ángeles, propagando el mensaje: “¡NO! ¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista! ¡A expulsar al régimen de Trump y Pence!”.

Urge que esta lucha siga — que atraiga a muchas más personas, que se vuelva aún más determinada, y que concentre la lucha más agudamente contra el régimen fascista de Trump y Pence. Manténganse en sintonía.

La submarina Marcha por la Ciencia: un grupo de científicos en el atolón Wake en el océano Pacífico occidental. (Foto: Twitter / @ScienceMarchHI.jpg)

Estudiantes en Kurdistán en Irak toman parte en la Marcha por la Ciencia. (Foto: Facebook/AlexPoppe)

Ottawa, Ontario, Canadá (Foto: AP)

Edinburgo, Escocia (Foto:Twitter/@douglasfinch)

Un contingente de estudiantes de la universidad Cal Tech marchó en la Marcha por la Ciencia en Los Ángeles con su bandera que firmaron cientos de personas de su universidad. (Foto: Especial para revcom.us)

Científicos en el continente de Antártida, que está deshelando más rápido que se comprendió antes, agregan su mensaje a la Marcha por la Ciencia. Su letrero dice: “El equipo del invierno en la estación Neumayer III: Apoyamos a la Marcha Internacional por la Ciencia. ‘No hay que tener miedo a nada en la vida. Sólo hay que comprenderlo. Ya es la hora para comprender más, para que podamos tener menos miedo’. Marie Curie” (Foto: Twitter/@DrRenukaBadhe)

Mientras miles de personas marchaban hacia el Zócalo en la Ciudad de México, un estudiante gritó por un megáfono: “¡Alerta! ¡Alerta! ¡La lucha por la ciencia en América Latina se abre paso!” (Foto: Twitter/@corazon_verde7)

Los Ángeles. En ciudad tras ciudad, las marchas estaban repletas de letreros caseros que expresaban la importancia de un enfoque científico hacia toda la realidad. La pancarta dice: “‘Si la verdad puede destruirlo, debería ser destruido’ — Carl Sagan” (Foto: Especial para revcom.us)

Madrid (Foto: AP)

Seattle

Uganda (Foto:Twitter/@luckytran)

Bangladesh (Foto:Twitter/@luckytran)

San Diego (Foto: @NeiDalBem)