Estados Unidos: ¿Una fuerza por el bien en el mundo? Dígale eso al pueblo de Yemen
23 de diciembre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
¿Qué diría y qué haría si supiera que Estados Unidos ayudaba a librar una guerra de hambre a millones de las personas más pobres del mundo? Una guerra de bombardeos de granjas y mercados, de ataques contra barcos de pesca y de bloqueos de la importación de alimentos. Una guerra que ha dejado a tres cuartas partes de la población de un país, inclusive a los niños, sin suficiente comida, millones de personas al borde de la inanición.
Considere bien lo que está sucediendo en este momento en Yemen. Durante casi tres años Estados Unidos ha respaldado con firmeza la guerra de Arabia Saudita allí, suministrando miles de millones de dólares en bombas y equipos militares, reabasteciendo sus aviones de guerra, proporcionando inteligencia y apoyando su bloqueo naval.
El objetivo de Estados Unidos y Arabia Saudita es aplastar la rebelión hutí porque lo ven como una amenaza para sus intereses reaccionarios. El movimiento hutí tiene su base entre los seguidores de la rama zaidí del islam chiíta que constituyen más de un tercio de los 25 millones de habitantes de Yemen. Los hutíes combaten bajo el estandarte islamista reaccionario de Ansar Allah (Partidarios de Dios) y su movimiento tiene el respaldo político y algunos vínculos con la reaccionaria República Islámica de Irán. Pero la guerra sautida-estadounidense no solo ataca a los combatientes hutíes sino a millones de civiles también.
El bombardeo de barcos de pesca y el sistema de agua potable
El 12 de diciembre, sin previo aviso, un helicóptero saudí atacó un barco de pesca frente a la costa de Yemen. No fue un accidente o incidente aislado. La pesca es crucial para la cada vez más escaso suministro de alimentos en Yemen, y Arabia Saudita y sus aliados han atacado 250 barcos pesqueros yemeníes, matando a 152 pescadores hasta el momento.
Desde marzo de 2015, las fuerzas aéreas sauditas también han llevado a cabo 942 ataques a granjas, 114 a mercados, 34 a mezquitas, 147 a edificios escolares, 26 a universidades, 378 al transporte y 61 a sitios de almacenamiento de alimentos, según un artículo del 12 de diciembre de 2017 del Guardian. Los barcos saudíes (con el respaldo naval de Estados Unidos) bloquean los puertos de un país que importa el 80 por ciento de sus alimentos. Todo esto es evidencia, según un estudio [en inglés], de una estrategia deliberada de “destruir la producción y distribución de alimentos” en las áreas controladas por los hutíes. Los bombardeos saudíes han dejado a 20 millones de personas en Yemen sin acceso a agua potable, saneamiento y alimentos adecuados. El resultado es el hambre masiva, la inanición inminente y la mayor epidemia de cólera en la historia, que ya afecta a más de 800.000 personas, la mitad siendo niños menores de 18 años, con 4.000 nuevos casos cada día.
Según la ONU [en inglés], “la privación deliberada de recursos necesarios para la supervivencia física del grupo... como agua potable, alimentos y servicios médicos” ¡constituye un acto de genocidio!
Respuesta de Estados Unidos a la catástrofe humana
¿Y cómo han respondido los gobernantes de Estados Unidos, los que dicen ser una fuerza por el bien en el mundo, a la catástrofe humanitaria en Yemen? ¿Con indignación ante las imágenes de madres consolando desesperadamente a sus bebés afectados por el cólera? ¿Con una condena de la hambruna acechando a millones, dañando a los niños? ¿Con declaraciones de que la matanza debe terminar a raíz de las noticias de la última masacre aérea saudí que mató a otras 39 personas en Saná, la capital de Yemen?
En una conferencia de prensa de alto perfil sobre Yemen el 14 de diciembre, la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, no mencionó a los millones de yemeníes a punto de morir de inanición o cólera debido a la colaboración entre Estados Unidos y Arabia Saudita. Ella no mostró ninguno de los cientos y cientos de bombas y misiles estadounidenses que Arabia Saudita ha dejado caer sobre plantas de tratamiento de aguas y alcantarillado, hospitales y clínicas, apartamentos y mezquitas, y funerales y fiestas de bodas en Yemen.
En cambio, Haley dirigió su indignación... a Irán. Presentando lo que ella declaró que era parte de un misil iraní disparado desde Yemen a Arabia Saudita, Haley aseveró que demostraba que el régimen iraní estaba abasteciendo a los hutíes. Acusó a Irán de ser responsable de la carnicería en Yemen y afirmó que representa “una amenaza para la paz y la seguridad de todo el mundo”. Exhibió un misil sin presentar ninguna evidencia de dónde o cuándo fue recogido, fabricado o usado, y denunció a Irán por “permitir el lanzamiento de misiles como este sobre civiles inocentes” — ¡mientras que bombas y misiles hechas en Estados Unidos y lanzadas por los saudíes están lloviendo sobre civiles yemeníes!
¿Quién es el mayor asesino en masa en la faz de la tierra?
Así que frente al creciente infierno de hambre e inanición en Yemen, Haley reafirmó el respaldo de Estados Unidos a la bárbara guerra de Arabia Saudita y aumentó las amenazas contra Irán, intensificando el peligro de una matanza aún mayor. (Vea la barra lateral). El papel de Estados Unidos en la guerra genocida en Yemen no es una “excepción desafortunada”. En nombre de “la libertad”, “la democracia” y “la salvación de vidas”, Estados Unidos ha atacado una y otra vez a civiles y llevado a cabo masacres: tres millones muertes en la Guerra de Corea de 1950-1953, 500,000 a manos de los generales indonesios a instancias de la CIA en 1965; entre dos y tres millones durante la Guerra de Vietnam de 1965-75; más de un millón de iraquíes por inanición y enfermedad debido a las sanciones de Estados Unidos y la ONU en la década de 1990; más de 1.3 millones en Irak, Afganistán y Pakistán como resultado de la interminable “guerra contra el terror” lanzada en 2001; y la lista podría seguir sin parar.
Esta escandalosa violencia y matanza de civiles se ha llevado a cabo para mantener y expandir el imperio global de explotación y opresión capitalista de Estados Unidos, un sistema que ha destruido la vida a literalmente miles de millones de personas.
¿Son estas las acciones de una “fuerza por el bien en el mundo”?
¡Dejen de pensar como estadounidenses y comiencen a pensar en la humanidad!
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