¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse, YA!

Andy Zee por las reuniones nacionales de Rechazar el Fascismo

| revcom.us

 

La decisión que tomaron la semana pasada los dirigentes del Partido Demócrata, de proseguir con las audiencias acerca de un juicio político de destitución (impeachment), intensifica enormemente la lucha sobre los esfuerzos del régimen de Trump y Pence por forjar a un Estados Unidos totalmente fascista. La escalada de la lucha en las altas esferas del poder político depara profundas consecuencias para el futuro. Esta situación abre la posibilidad de una mayor lucha por parte de las masas de personas, que se tomen las calles y plazas públicas, al mismo tiempo se requiere de tal lucha si algo positivo resultara de los tiempos aún más tumultuosos en los que hemos entrado. En un momento volveré a hablar más a fondo sobre esta movida para un juicio político de destitución.

Hace menos de una semana, Rechazar el Fascismo anunció que habíamos determinado que la situación política se había desarrollado al punto de que teníamos que convocar a protestas no violentas sostenidas de masas a fines de octubre. Conmocionaron la conciencia a millones de personas los acontecimientos del verano: los asesinatos en masa contra los inmigrantes en California y luego en El Paso, seguidos de los asesinatos en masa de judíos en Pittsburgh, además de la revelación de que el régimen de Trump y Pence, en desacato a una orden judicial, seguía separando los hijos refugiados y solicitantes de asilo a sus padres. Las personas que se habían abstenido de la lucha y habían confiado en el Partido Demócrata venían desilusionándose a medida que los demócratas financiaran la seguridad fronteriza y colaboraran con el régimen de Trump y Pence de distintas formas, allanando el camino hacia un infierno. Luego salieron las imágenes electrizantes de Puerto Rico donde millones de personas se tomaron las calles día tras día y expulsaron al gobernador, y de Hong Kong donde las protestas semanales de millones de personas que desafiaban y frustraban la represión ganaron la primera de sus demandas y su lucha continúa ahora en que la gente viene envalentonándose cada vez más con su demanda.

Todo esto nos impulsó a convocar a estas reuniones para decir que nos toca a nosotros poner en marcha y dirigir a este tipo de protesta no violenta sostenida de masas que no se detenga hasta que el régimen fascista de Trump and Pence en su conjunto sea sacado del poder porque hayamos desencadenado y dirigido un poder diferente: el poder del pueblo.

Si bien el pasado fin de semana nos era apremiante llamar a iniciar este tipo diferente de protesta a partir de octubre, se ha vuelto aún más necesario y posible desde el inicio de las audiencias sobre un juicio político de destitución. Hoy tenemos una importante conversación y trabajo que emprender. Nos incumbe a cada uno de nosotros luchar por realizar el poder potencial de un pueblo que se pondrá de pie y se mantendrá implacable con su demanda.

Nuestra propuesta es la siguiente: el 19 de octubre en Los Ángeles y la Ciudad de Nueva York llamaremos a protestas que en esencia anuncien al mundo que ya ha comenzado un movimiento de protestas no violentas sostenidas. Estas primeras acciones deben incluir la participación de tantas personas como podamos movilizar en este corto tiempo mientras que el carácter que las define será de una declaración audaz: un llamamiento a la gente a empezar a congregarse en ciudades y pueblos de todo Estados Unidos el sábado 26 de octubre y a hacerlo durante cuatro sábados consecutivos — hasta el 16 de noviembre. Cada semana debería enfatizar de manera dramática la necesidad de que esto crezca y se amplíe.

Las protestas y los días entre éstas deben retar y conseguir que participe cada vez más personas... que crezcan de modo que los miles crezcan rápidamente, ojalá en cosa de unas pocas semanas, a decenas de miles y que no debemos descartar sino que al contrario debemos tener la orientación de atraer y movilizar a cientos de miles y, en última instancia, a millones de personas.

Esto debe convertirse en un movimiento que tenga el potencial de ganar, al acumular cantidades importantes de personas en las calles y al cobrar impulso, por ejemplo, a medida que se desarrolle y pase a constituirse en protestas no violentas continuas de masas a diario, y al expresar su determinación de no detenerse hasta que se haya cumplido una sola demanda unificadora: ¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse YA! Estas tres cosas —las cantidades de personas, el impulso y la determinación en torno a una sola demanda— pueden crear una crisis política para los gobernantes de Estados Unidos la que reverbere por todo el mundo, una crisis de tal magnitud que no se pueda ignorar ni reprimir sin que siga deshilachándose la imagen y la legitimidad de toda la estructura de poder a medida que el gobierno tema que esté perdiendo la lealtad de un sector aún más masivo de la población, y al recorrer todo el mundo estas imágenes, se sacuda la imagen de su invencibilidad.

Como hemos visto en otros países, una situación de este tipo, suscitada por la protesta sostenida de masas de personas, podría impeler a un sector importante de los que están en el poder a actuar para por fin sacar al régimen de Trump y Pence, y que, en combinación con esfuerzos aún más intensificados de nosotros, la gente de hecho podría ganar. Algunas personas, cuya visión está limitada por lo que existe hoy, dirán que es inconcebible que el Senado fascista controlado por los republicanos condene a Trump en un juicio político. NO. Debemos expulsar al régimen, a como dé lugar. Con el tipo de protesta sostenida masiva que estamos proponiendo hoy, muchas cosas que son inconcebibles ahora pueden volverse posibles.

La decisión de la dirigencia del Partido Demócrata de iniciar un proceso de destitución ahora, tras casi tres años de negarse a hacerlo, tanto refleja como intensifica la contienda en la cúpula de la clase dominante. Ya que este proceso acaba de iniciarse, hoy sólo puedo ofrecer algunas ideas iniciales y pedir que todos contribuyan con las suyas en las semanas por venir a medida que la situación se desenvuelva.

Muchas fuerzas están en movimiento con diferentes programas y agendas entre aquellos que cuentan con el poder real: en el Congreso, los tribunales, las fuerzas armadas y los capitanes de finanzas e industria a los que sirven. No obstante, a grandes rasgos, se trata de una lucha básica entre un sector de aquellos que están en el poder, concentrado en el Partido Republicano de Trump y Pence, que está comprometido a hacer añicos las reglas del juego y que está luchando por un fascismo estadounidense. Desplegado contra eso está el consenso que ha prevalecido en la clase dominante desde la Segunda Guerra Mundial, ahora principalmente agrupado en torno al Partido Demócrata, y también otros republicanos los que los medios de comunicación llaman “tradicionales” — los cuales son reaccionarios por derecho propio. El proceso político de destitución ahora ha agudizado la lucha entre estas dos fuerzas, pero a su vez hay muchos actores en cada uno de estos campos.

Trump y Pence y su régimen en su conjunto no se rendirán. Su base acérrima se está preparando para la batalla, en que se ha azuzado a Fox News y a toda una gama de medios de comunicación fascistas supremacistas blancos para una lucha seria. El régimen tiene a su gente en los tribunales, y en el caso de que los tribunales se pronuncien en su contra, es muy posible que desafíen a los tribunales. Si Trump SÍ logra sortear un juicio político de destitución (u otras medidas por aquellos que están en el poder para sacarlo si no lográramos crear una situación en la que él sea sacado antes de las elecciones, o si ganara o robara las elecciones, o si se negara a dejar el cargo en caso de perder las elecciones de 2020), existe el riesgo real y serio de que pudiera dar otro enorme salto hacia el fascismo total, para mantenerse en el poder o para solidificar el poder si prevalece, con no poca venganza.

Los demócratas quieren limitar la indagatoria del juicio político a las acciones de Trump de poner en peligro la seguridad nacional y su corrupción egoísta en sus esfuerzos por ganar las elecciones de 2020, sin tocar los crímenes mucho más profundos de su agenda fascista: las atrocidades que van desde los campos de concentración en la frontera hasta la peligrosa aceleración de la devastación del medio ambiente. La dirigencia del Partido Demócrata ni siquiera mencionará la palabra fascismo. Los demócratas de peso quieren sacar a Trump sin perseguir a todo el régimen y sin denunciar el meollo del fascismo. Y esto dejaría el cáncer en posición para que creciera aún más peligrosamente.

Hay amplia evidencia de innumerables ejemplos del evisceramiento del estado de derecho, de los precedentes y de verdaderos crímenes devastadores contra la humanidad, así como del azuzamiento de la supremacía blanca y la misoginia virulentas y asesinas que este régimen ha perpetrado. No escasean las pruebas para un juicio político de destitución por esos motivos. El Partido Demócrata, el que en sí está en la mira de este régimen, no obstante responde más al sistema que ha engendrado a Donald Trump y del cual son representantes, que a la humanidad en Estados Unidos y por todo el mundo. Pero, como ha señalado el líder revolucionario Bob Avakian: uno, los demócratas temen a Trump y lo que él podría azuzar en su contra; y dos, temen lo que podría hacer su rabiosa base fascista.

tres, “temen a las personas al otro lado de la divisoria… a las personas que tienden a votar por los demócratas, especialmente a las masas básicas de los oprimidos…. Temen a las personas que están enojadas por lo que representan Trump y Pence. No quieren que esas personas salgan a las calles, a menos que estén contenidas dentro de los límites estrechos de lo que el Partido Demócrata, y el sistema al que sirve, pueden permitir. Y no quieren el enfrentamiento entre esas personas y los fascistas que se han cuajado en torno a Trump”. La dirigencia del Partido Demócrata no movilizará a ustedes para que entren en acción para detener a este régimen, salvo para acorralarlos — para domesticar su justa indignación de modo que participen en las elecciones y voten por ellos en 2020. Y, en cuanto al juicio político, en el mejor de los casos tolerarán unas limitadas acciones de masas de apoyo, y de acuerdo a los parámetros, de la forma en que ellos quieren proceder con este proceso político de destitución. Si dejamos que los términos bajo los que luchamos, entre ellos los términos bajo los que se lucha por el juicio político, se centren únicamente en la seguridad nacional y la corrupción, eso achicará las aspiraciones de la gente y socavará la lucha para detener el fascismo, e incluso el juicio político. Eso dejará sin tocar a Pence y a todo el régimen y todo el movimiento fascista, y eso, por decir lo menos, no será favorable para los intereses de la humanidad.

Lo más importante que hay que entender sobre el proceso político de destitución es que no debe haber únicamente dos fuerzas en el campo —tiene que haber una tercera fuerza— las personas en lucha por lo que corresponde a los intereses de la humanidad. Nuestra batalla no debe limitarse a un juicio político. Pero hoy debemos reconocer que este es nuestro momento para lanzar la lucha para expulsar a este régimen fascista por toda la gama de crímenes que ha cometido y por las cosas mucho peores que ellos están planeando hacer. Si logramos eso, podemos ganar esta batalla, expulsar al régimen y abrir espacios para todos los que se preocupan por salvar al planeta y a la humanidad y hacer nacer un mundo justo.

Como promotor revolucionario del nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian y como organizador para una revolución real para emancipar a la humanidad, audazmente hago una invitación a que las personas exploren BA y el nuevo comunismo y a que se conviertan en parte del movimiento para lo que realmente podría ser un tercer futuro liberador a diferencia de los otros dos futuros representados por los republicanos y los demócratas. Al mismo tiempo, únicamente tendrá éxito el movimiento para una protesta sostenida de masas con la participación de cientos de miles y millones de personas para exigir que se saque al régimen si cuenta con la participación, inspira y desencadena a las personas que creen que este sistema y Estados Unidos podría ser una fuerza para el bien en el mundo, así como a aquellos que tienen diferentes opiniones sobre lo que se requerirá para realizar un cambio más fundamental.

Lo que estamos llamando a hacer ya se ha hecho en distintas partes del mundo, desde la Primavera Árabe hasta Puerto Rico y Hong Kong, y podemos aprender de esas luchas. Si esta lucha se cuaja y crece y cuándo, pues el proceso político de destitución puede jugar un papel; pero si nos sentamos pasivamente, a la espera de que el juicio político resuelva el problema, es muy posible que terminemos en un lugar aún peor que donde nos encontramos hoy.

Estamos llamando a un tipo diferente de movimiento de protestas sostenidas no violentas que destape los sentimientos ahora reprimidos de millones de personas contra este régimen, se conecte con la indignación contra este vil e amenazador régimen supremacista blanco, misógino, anti-inmigrante, belicista, anti-LGBTQ y fascista que está emperrado en dejar que arda el planeta.

La demanda, ¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse YA! —es simple, directa e invita a la unidad más amplia— expresa los verdaderos intereses de la gente del mundo y concentra el deseo profundamente sentido de millones de personas de diversos orígenes y creencias que residen en Estados Unidos y que viven con temor y enojo debido a lo que está haciendo el régimen de Trump y Pence. Sí, en este mero momento la mayoría de la gente está aceptando grandes crímenes — de modo que a menudo se siente como si estuviéramos viviendo la noche de los muertos vivientes. Estamos presentes hoy para Despertar a la Gente, ¡Carajo! Y para hacerlo, tenemos que responsabilizarnos de luchar con todo a nuestro alcance para conseguir que masas de persona se salgan de su estupor y se tomen las calles. Millones de personas sienten lo mismo que lo que expresa la consigna de Rechazar el Fascismo: “¡En nombre de la humanidad, nos negamos a vivir en un Estados Unidos fascista!” Tenemos que sacudir a la gente para que deje de eludir lo que está sucediendo, que deje de vivir con sus cabezas enterradas en la pantalla de sus iPhones, mientras el mundo se abalanza hacia el horror de regímenes fascistas.

Miren a los estudiantes por todo el mundo que vienen saliendo en huelga para salvar al planeta, miren las caras en Puerto Rico y Hong Kong y se ve algo diferente: personas con alegría, resueltas e inspiradas a actuar con conciencia. Así, el temor puede abrir paso a la esperanza. Los lloriqueos inútiles sobre “mi” vida pueden transformarse en el regocijo y el sentido de propósito que nos acompaña cuando nosotros nos ponemos de pie con otros en la lucha por el futuro. El “NOSOTROS” tiene que crecer a medida que nosotros desarrollamos una fuerte lucha con todos y cada uno sobre lo que enfrentamos y lo que tenemos que hacer… con el argumento de dejar de ser cómplice y de incorporarse a lo que es sin duda uno de los mayores retos de la historia reciente para expulsar del poder a este régimen fascista.

Esto es algo que se puede hacer. Como dijimos, este tipo de lucha es algo que se ha emprendido y se está emprendiendo alrededor del mundo donde la gente ha tomado los asuntos en sus propias manos, negándose a esperar a que se traicionen otras promesas, sin paciencia por los tribunales mayoriteorados y las legislaturas inútiles “tertulias”, en las que consideran que es intolerable esperar algunas elecciones que están muy lejos y/o están trucadas. Si bien la lucha en Estados Unidos no será exactamente igual, es un lugar más complejo, pero está lo sencillo: tómense las calles y quédense ahí… y se cuenta con la inspiración, así como con las lecciones ricas y negativas las que tenemos que aprender y seguir.

Nos encontramos ante un régimen fascista. Están imponiendo el fascismo. Están equivocados aquellos que dicen que esto no puede suceder en Estados Unidos. Está sucediendo. Aquellos que dicen que es un fascismo “a medias”, y luego encuentran una razón para decir que todavía no es fascismo, están poniendo pretextos y encontrando razones para retroceder de lo que hay que hacer, y no hacer lo que hay que hacer. Así que, tenemos que explicar este fascismo, porque las personas actúan de acuerdo a lo que comprenden que es necesario.

Nos encontramos ante una situación extraordinaria: un régimen y un partido republicano que es fascista y está emperrado en consolidar una forma cualitativamente más draconiana de gobierno en Estados Unidos con tenebrosas consecuencias para el mundo. De hecho, la supervivencia de la humanidad pende de un hilo a medida que este régimen niega la ciencia, pone en ridículo al cambio climático y ha hecho añicos todas las protecciones ambientales que han podido.

El continuo auge de lucha de alumnos y estudiantes por todo el mundo en la última semana es algo hermoso y un heraldo de lo que podría ser. Ellos ven lo que está en juego para su futuro — se están organizando y poniendo manos a la obra porque reconocen la crisis existencial para la humanidad. Los estudiantes y alumnos han mostrado una determinación a hacerle frente a los hechos y a conseguir que otros también lo hagan, y que hay que llevar, a la batalla para expulsar al régimen de Trump y Pence, su espíritu y deseo de luchar por un enfoque científico. Este régimen no solo avanza a todo vapor para acelerar el calentamiento global sino que al encontrarse ante los cientos de miles de migrantes que vienen huyendo de los países los que, en parte, han sido devastados por el cambio climático hoy y que en el futuro crecerán a millones y cientos de millones de personas a nivel mundial, les responde con muros, campos de concentración y cosas peores a la vez que redobla sus esfuerzos en la aceleración de la emisión de CO2.

Salvar al planeta no es el único problema que amenaza al futuro de la humanidad. Nos encontramos ante un precipicio en espera de si el régimen de Trump y Pece desatara o no una guerra contra Irán. No desestimen la conflagración que eso podría desatar. Trump ha preguntado: ¿si tenemos armas nucleares, por qué no podemos usarlas?

Hace un año, ese fascista cristiano de la edad oscura, Mike Pence, amenazó a China en un discurso que a la vez alabó el que Trump fortalecía a las fuerzas armadas más poderosas en la historia al resaltar la modernización trumpista del arsenal nuclear de Estados Unidos… Pence concluyó su discurso invocando el proverbio chino de que “el cielo ve el futuro” que fue puro lenguaje gangsteril: con cara de palo y tono amenazador afirmó que Estados Unidos tiene el derecho de dominar y amenazar al mundo y de hacerlo arropado con las vestiduras de cumplir una misión ordenada por Dios.

El actual Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo dice de manera contundente: El “Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza” de Trump es un programa fascista del siglo 21 del Destino Manifiesto, del “Estados Unidos Ante Todo”, arropado en la bandera estadounidense y una interpretación textual de la Biblia de Mike Pence, con un programa de supremacía blanca, misoginia y xenofobia.

Eso realza la importancia de la consigna de Rechazar el Fascismo: ¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista!

Bob Avakian ha dicho que: “La vida de los estadounidenses NO es más importante que la de la gente de otros países”. Cuando son las bombas y los satélites de Estados Unidos los que guían la muerte y la devastación del país de Yemen por Arabia Saudita lo que ha resultado en la inanición en masa y una epidemia de cólera, y uno mira hacia otro lado, se hace el ciego y se vuelve cómplice.

Poderosas fuerzas de la clase dominante de Estados Unidos se pusieron a respaldar a Trump y Pence porque determinaron que las normas gobernantes y el pacto social desde de la Segunda Guerra Mundial ya no eran sostenibles para el futuro de Estados Unidos en el frente interno ni para su dominación del mundo. Piensan que la única manera de cohesionar al país es como una sociedad patriarcal cristiana fundamentalista blanca — que la liberalización desde los años 1960 destruiría esa reaccionaria cohesión, y creen que las alianzas internacionales que han sustentado a su sistema desde la Segunda Guerra Mundial estaban socavando la posición de Estados Unidos como principal mandamás del mundo — lo que explica su actual destripamiento de acuerdos y tratados.

En el discurso de Bob Avakian, ¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!, hay una muy importante discusión en la que sostiene que la creencia de que Estados Unidos es una fuerza para el bien en el mundo, de que somos “los buenos”, es una de las principales maneras en que las personas en Estados Unidos piensan acerca del mundo, lo que las desmoviliza de modo que no se pongan de pie contra este régimen y contra el sistema en su conjunto, así como impide que se pongan de pie con la humanidad por todo el mundo.

Existe toda una red mundial de relaciones económicas globales que alimentan el “estilo de vida” estadounidense: la capacidad de consumir, consumir, consumir. La ropa que vestimos, los alimentos que comemos, los metales preciosos que contienen nuestros celulares, pues todas estas cosas son el producto final de las despiadadas relaciones económicas y políticas globales de brutal explotación de la gente y de millones de niños por todo el mundo que se imponen con fusiles mediante más de los 600 bases militares que tiene por todo el mundo. Esa creencia de que está justificado todo lo que Estados Unidos haga porque somos los buenos, y el estilo de vida que subyace a ese mito es una gran fuente de la pasividad política y, francamente, de la complicidad con grandes crímenes.

Muchas personas en Rechazar el Fascismo, y probablemente la mayoría de las personas que tienen que incorporarse a raudales al movimiento para expulsar a este régimen, no compartirán esta crítica sistémica al capitalismo-imperialismo y al papel de Estados Unidos en el mundo, sino que sostendrá puntos de vista según los cuales Estados Unidos es, o podría ser, una fuerza para el bien en el mundo, aunque todos reconozcamos y estemos unidos en que un Estados Unidos fascista de Trump y Pence es un peligro para la humanidad.

El tipo de unidad y el tremendo espíritu de cooperación que esta lucha requiere deberían desencadenar un ambiente de pensamiento crítico, diálogo y debate no solo sobre la estrategia y tácticas del momento, sino sobre todo, como la reforma y la revolución.

Hay quienes han dicho que la participación de los comunistas podría causar que algunas personas dudaran en ser parte de esto. Sobre esto, solo puedo decir brevemente lo siguiente:

  • Les remito al poema del pastor Niemöller que se leyó al comienzo de este programa. “Primero vinieron por los comunistas, pero no dije nada, porque yo no era comunista. Luego vinieron por los socialistas, pero no dije nada, porque yo no era socialista. Luego vinieron por los judíos…” y así sucesivamente hasta que “…luego vinieron por mí, y no quedaba nadie que hablara por mí”.
  • Además, tenemos el punto más general y relacionado de que el distanciamiento que se ha dado con demasiada frecuencia entre “los manifestantes buenos y los manifestantes malos” solo ha beneficiado a los de arriba y sus esfuerzos por dividir y reprimir. A pesar de que estamos decididos a que las protestas las cuales estamos convocando serán no violentas de parte de las personas que están protestando.
  • Para las y los jóvenes de la nueva generación que están en las calles para salvar al planeta los que están diciendo que el sistema ES el problema: ¿no es necesario que sean parte de los nutridos debates sobre los diferentes puntos de vista sobre la reforma y la revolución?
  • De mi parte, y de parte de las otras personas que siguen el nuevo comunismo de Bob Avakian, les invitamos a que lo exploren. Cabe mencionar que junto con su avance histórico con la nueva concepción del comunismo, lleva décadas haciendo trabajo de análisis y advirtiendo sobre el desarrollo de este movimiento fascista en Estados Unidos. Identificó el rumbo fascista de este régimen tras la elección de Trump y Pence en 2016 y eso condujo a un grupo diverso de personas a formar Rechazar el Fascismo con una base amplia. Y consideramos que su discurso, ahora en forma de película, ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE! En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista. Un mundo mejor ES posible es de inestimable valor para entender a este régimen y para unirse de manera amplia para expulsarlo.

El fascismo de Trump y Pence no solo se trata de “Estados Unidos Ante Todo” en relación al resto del mundo, sino que su núcleo programático es una triada de supremacía blanca, misoginia y xenofobia (el odio y temor a las personas de otros países) que se escurre desde el dedo tuitero y la bocota de Mein Trumpf. Al calificar al Ku Klux Klan y a los nazis de “gente muy buena”, es un puerco fascista que se jacta de agarrar a las mujeres por los genitales. Calumnia a los refugiados y a los solicitantes de asilo provenientes de los países devastados por Estados Unidos, diciendo que son violadores y asesinos — lo que representa viles mentiras que instigaron los asesinatos en masa en El Paso, California y Pittsburgh. Mientras hace añicos las normas políticas y descarta las palabras en clave del racismo, se enorgullece y se regodea en mítines al pregonar tropos racistas, por ejemplo, cuando le dijo a la “escuadra” de mujeres congresistas de color que “volvieran a los lugares de donde vinieron”, generando emoción en la chusma racista rabiosa que es su base, la que contesta chillando: “Échenlas”. Calificó a Baltimore, una ciudad de una población de mayoría negra, de “asquerosa, infestada de ratas y roedores”.

Esta retórica de satanización fascista moviliza y templa a una rabiosa base fascista que impulsa y legitima un programa genocida: los campos de concentración en la frontera que contienen a decenas de miles de refugiados… la continuación de la separación de los hijos a sus padres.

Ahora, la separación de hijos a sus padres migrantes es una crucial lección objetiva sobre por qué únicamente una lucha sostenida de masas con el objetivo de sacar al régimen en su conjunto puede parar esto. Millones de personas se indignaron cuando salió a la luz la primera vez la separación de niños, las personas protestaron y los abogados defensores de las libertades civiles presentaron demandas ante los tribunales. Las protestas se amainaron. Y al principio se ganó el caso en los tribunales. Pero el régimen no le hizo caso a los tribunales — creó nuevos hechos en el terreno y cuanto más se mantenga en pie su régimen, más podrán llenar los tribunales de jueces fascistas. La Prohibición a los Musulmanes: se dieron protestas justas en su contra y al principio los tribunales la bloquearon. Las protestas se amainaron, pero no obstante el régimen de Trump y Pence siguió regresando a los tribunales hasta que en el tercer intento, consiguieron que se aprobara una prohibición levemente modificada.

El fascismo se impone paso a paso, y no de un solo golpe, pero sí avanza y eso es lo que está pasando en este caso. Y puede llegar a imponerse de modo que ya no haya vías de recurso. Las palabras del Führer se vuelven “hecho” y ley, si bien no deben ser ni uno ni el otro. El régimen fascista de Trump y Pence han hecho algunos de sus logros más peligrosos y potencialmente duraderos al llenar los tribunales con jueces fascistas.

Un elemento central de este régimen fascista es la alianza que tiene con un extenso movimiento fascista cristiano que se viene forjando desde hace décadas, y que ve en Trump, junto con Pence y el movimiento fascista cristiano amarrado a su lado, un líder que romperá todas las reglas con tal de que su programa sea codificado en la ley. Un elemento central de esto: el derecho de las mujeres a ser seres humanos plenos, de controlar su propio destino, está al borde de ser eliminado ya que el derecho al aborto pende de un hilo. No digan que el fascismo no puede darse en Estados Unidos.

Bob Avakian ha dicho:

Hay una línea directa que conecta la Confederación esclavista de los años 1860 con los fascistas de hoy, y una conexión directa entre su supremacía blanca, su franco odio y repudio tanto a la gente LGBT como también a las mujeres, su repudio abierto a la ciencia y al método científico, su cruda xenofobia tipo “Estados Unidos Ante Todo”, y su proclamada “superioridad de la civilización occidental”, y su belicoso uso del poderío militar, incluso con sus declaraciones y abiertas amenazas de que están dispuestos a usar armas nucleares para destruir países.

El Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo destapa la médula del fascismo:

El fascismo gobierna mediante la represión y el terror organizado por el gobierno: eliminan las libertades civiles, reescriben las leyes, penalizan el disentimiento, llenan los tribunales con fascistas, y por último evisceran la separación de poderes y entre la iglesia y el estado. Como parte de rehacer radicalmente la sociedad, el régimen de Trump y Pence tiene que atacar fuertemente a aquellos que están posiciones de poder que se les oponen. El fascismo también moviliza a turbas de golpeadores brutales tal como hemos visto con los nazis que marcharon y mataron en Charlottesville, Virginia.

Podría tardar toda la tarde en ilustrar esto, pero sólo añadiré un ejemplo más:

Veamos la insistencia de Trump en que el huracán Dorian iba a azotar a Alabama con su garabato con un marcador en un mapa meteorológico para ilustrar lo que decía, lo cual luego fue corregido por la oficina meteorológica de Birmingham, Alabama. Mientras que los demócratas y las cabezas parlantes liberales trivializaban esto con bromas durante días, distrayendo a la gente con las bufonadas de Trump, Trump redobló sus esfuerzos: defendió su afirmación y ordenó al organismo oficial que reprendiera a la oficina meteorológica de Birmingham, amenazando con represalias. Esto importa. ¿Por qué? Uno, hay vidas en juego: los preparativos, la evacuación y el rescate dependen de tener datos objetivos verídicos. Y dos, lo que es crítico para entender el fascismo, la negación de la verdad y la evidencia objetiva es siempre esencial para el avance del fascismo.

Al impugnar la verdad, al promover mentiras y al hacer añicos lo que se supone que es una libertad civil básica y una norma de gobierno según la cual los medios de comunicación son libres de las órdenes y del control directo del estado, Trump ataca constantemente a la prensa calificándola de un “enemigo del pueblo” e incluso de “traidores”. El implacable ataque a lo que es verdad, a la realidad objetiva, a la ciencia, es un componente central y peligroso del fascismo, lo que forja a una base de personas que creerán y seguirán la verdad del líder fascista, diga lo que diga, de manera incondicional. Se erosiona la verdad y todo llega a considerarse como simplemente una opinión, donde lo que uno cree se determina por quiénes lo dicen y lo que uno ya quiere creer. Una vez que se haya borrado de la sociedad la noción de la verdad objetiva —incluso que se haya proscrito (pues, después de todo, ¿qué es la conclusión lógica de lo que les pasa a las personas a las que califican de “enemigos” y “traidores”?)—, pues las personas no pueden ser libres para cambiar el mundo. Pues, para cambiar el mundo, para superar todas las divisiones y formas de opresión que existen en el mundo de hoy, se requiere que se conozca el mundo tal como realmente es.

Ahora, hay que decir que la política de identidad y su epistemología posicional —la noción de que la verdad se determina por quienes la expresan, por la experiencia directa que vive un miembro de un grupo social y que la verdad varía de una persona a otra— va en paralelo con la epistemología trumpista y por lo tanto deja la puerta muy abierta a dicha epistemología.

Decir que esto sí que es el fascismo no es un insulto ni se dice para ser más cabrón que los demás que se oponen al régimen, sino porque es lo que una evaluación objetiva revela. Demasiadas personas —incluso algunos de los que escriben libros que advierten sobre el fascismo— prefieren decir que es autoritario, proto-fascismo, neofascismo, cualquier cosa menos reconocer sin rodeos que el régimen de Trump y Pence es fascista. Sí, no ha consolidado —hasta ahora— una forma de gobierno totalmente fascista. Si ya lo hubiera hecho, sería inconmensurablemente más difícil de hacer lo que tenemos planeado. Pero la historia muestra que puede llegar a ser demasiado tarde para detenerlo sin un costo tremendo.

Y sí es que es un fascismo estadounidense —reafirma y recrea el mito fundador de Estados Unidos como una ciudad luminosa en una colina— una mitología arropada en la bandera de Estados Unidos y una interpretación textual de la biblia, la supremacía blanca con el varón a la cabeza de la familia tradicional con la nación bendecida con el derecho divino de gobernar sobre todo. Robert Paxton escribe en su libro, Anatomía del fascismo: “El lenguaje y los símbolos de un auténtico fascismo estadounidense tendrían… que ser tan familiares y tranquilizantes para los estadounidenses leales como lo fueron el lenguaje y los símbolos de los fascismos originales para muchos italianos y alemanes…”.

Por eso, también, los demócratas y sus portavoces en los grandes medios de comunicación no tienen ninguna respuesta salvo murmullos. La CNN o la MSNBC no dejan de chacharear de que “Él no puede hacer” lo que hace Trump: “eso no es normal... no es presidencial... no se hace así”… cuando eso es precisamente lo que pasa: Trump y Pence están rompiendo las normas para llevar una forma diferente de gobierno a este país — lo que ellos y las fuerzas detrás de ellos consideran como la manera de salvar su visión de Estados Unidos y su fundación capitalista-imperialista. Y luego el Partido Demócrata trabaja para canalizar la resistencia para que solamente va contra las mismísimas normas que los fascistas —por definición y a propósito— buscan hacer añicos.

Concluiré este análisis del fascismo con lo siguiente, también de Bob Avakian, quien ha venido identificando, analizando y proponiendo una manera de lidiar con el desarrollo del fascismo en Estados Unidos durante las últimas tres décadas. En un discurso de octubre de 2017 dijo:

Otra terrible verdad que tenemos que enfrentar — es que en el contexto de las profundas y agudas contradicciones que se están dando o que están volviendo a darse de formas que están desgarrando el propio tejido social de Estados Unidos y ensanchando las grietas en sus cimientos, al mismo tiempo que el imperio estadounidense se enfrenta con desafíos serios a nivel internacional, el fascismo es una de las posibles formas de resolver todo esto bajo los términos de este sistema y su clase dominante, aunque todo esto sea un horror para la humanidad.

Y lo siguiente es una de las observaciones más importantes del Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo:

Debemos enfrentar la realidad de que se está haciendo añicos el mundo tal como lo hemos conocido. Esto requiere que salgamos de nuestras zonas de seguridad y comodidad y no dejemos que nuestras diferencias se interpongan en el camino de ponernos de pie juntos en una lucha de masas implacable e inédita para hacerle frente al peligro de un Estados Unidos fascista de Trump y Pence.

Ahora, con el juicio político de destitución en marcha —con la agudización de la contienda entre los partidos gobernantes en marcha, y antes de que las elecciones primarias de 2020 y de que las elecciones se arranquen a todo vapor—, ya es el momento cuando es más favorable la lucha a la que estamos llamando a emprender, aunque no será fácil, pero sí es posible porque muchas personas pueden comprender qué tan necesaria lo es ahora. No caerá simplemente en las manos de nadie como si fuera llovida del cielo, sino que implicará una tremenda lucha entre las personas que desean que el régimen se marche, sobre por qué y cómo es necesario que se haga. Voy a llegar a una conclusión de esta presentación hablando de una parte de lo que ya hemos enfrentado y lo que enfrentaremos.

Un activista me escribió de que iba a abstenerse de participar, por ahora, porque tenemos que respetar las luchas en las que las personas ya están participando (como si Rechazar el Fascismo no hiciera eso) y que no debemos decir que este programa de expulsar al régimen de Trump y Pence es lo único que puede detener a este régimen. Bueno, la pregunta sincera es: ¿qué otra cosa lo logrará?

Muchos luchadores por la justicia social dirán que están abrumados por lo que ya tienen entre manos. Sí que entendemos eso; no obstante les preguntamos: “¿Qué resultará de todas las luchas por la justicia social cuando se consolide el fascismo? ¿Cuando el disentimiento esté prácticamente proscrita?” Ya hemos señalado que el fascismo tiene la capacidad de absorber actos separados de resistencia contra los diferentes frentes de sus ataques; al aflojar sus ataques y al impulsar su agenda ora aquí, ora allá, desequilibrará a la oposición. Esto es importante porque muchas de las personas que están resistiendo no han entendido este fenómeno claramente y esto las está frenando, así que lo repetiré: el fascismo tiene la capacidad de absorber actos separados de resistencia contra los diferentes frentes de sus ataques; al aflojar sus ataques y al impulsar su agenda ora aquí, ora allá, desequilibrará a la oposición.

Al salir a luchar con las personas sobre por qué necesitamos hacer esto, también deberíamos invitar a todos y cada uno a contribuir con sus ideas, sus preguntas y críticas, su creatividad y su energía. Y, esa invitación no termina cuando emprendamos el lanzamiento, tan sólo se inicia, luego tienen que replicarlo miles de veces las personas que a la fecha ni siquiera hemos conocido.

Para expulsar al régimen, es necesario que no sea la protesta como de costumbre... ya conocen la rutina: nos congregamos. damos discursos. marchamos. damos más discursos. volvemos a casa. NO. Lo que estamos llamando a hacer es lo que se ve en Hong Kong... se representa en la película La plaza sobre Egipto. Fueron los estudiantes y los jóvenes quienes se tomaron las calles el viernes 27 de septiembre y estarán en las calles la semana que viene.

Algunas personas nos han dicho como cuestión de moral que, si yo pensara que quizá este plan no funcionara, yo no sería responsable de participar. ¿En serio? Nunca, jamás, se hayan logrado un cambio social serio con una garantía. Y, en caso de que se ofrezca una, no es una solución real. Lo que es irresponsable es no intentarlo. La historia no nos juzgará con dureza si nos esforzáramos con todo a nuestro alcance por detener el fascismo y salvar al planeta y a la humanidad, sin tener éxito. Pero sí que juzgamos, y sí que deberíamos juzgar, a aquellos que no se pusieron de pie en la Alemania fascista y en otros países cuando pudieran haberlo hecho y decidieran no resistir. No nos escaparemos a ese juicio si no actuáramos. Esta reunión se inició con una lectura del poema de Martin Niemöller que capta los horrores que se dan cuando las personas solamente se cuiden del propio pellejo y de salvarse a sí mismo porque la situación no les afecta directamente.

En este mismo sentido, algunas personas han comentado que Rechazar el Fascismo ya intentó esto y no tuvo éxito, así que, ¿qué será diferente en esta ocasión? En primer lugar, la población ya ha experimentado casi tres años de esta situación, y aunque muchas personas se han acomodado a este régimen, también han presenciado lo que éste ha producido y lo que puede hacer. Han seguido, al asesinato de Heather Heyer por los fascistas en Charlottesville en el verano de 2017, varios horrorosos asesinatos en masa de judíos e inmigrantes latinos. En segundo lugar, la población ha pasado por la Onda Azul, la investigación de Mueller, les han dicho que esperaran, se han despertado sus esperanzas y luego se han frustrado una y otra vez... y en tercer lugar, nosotros, en Rechazar el Fascismo, hemos aprendido algunas cosas.

Se ha dicho que si hacemos esto, pues tal vez Trump declare ley marcial — que no deberíamos provocar a la bestia, podremos capearlo. El autor George Prochnik escribió en su biografía de Stefan Zweig, uno de los autores más famosos de Europa de la década de 1930:

El aterrador poder de las memorias de Zweig radica en el dolor de mirar hacia atrás y advertir que existía una pequeña ventana a través de la cual era posible actuar, para luego descubrir cuán repentina e irrevocablemente ésta puede ser cerrada.

Pero ¿y qué de temer? Se ha dicho que el mayor temor debe ser el que la gente no actuara para detener este horror en marcha. Ya he hablado de la seducción, la ilusión y el engaño del progreso indoloro, de confiar en las elecciones para detener lo que éstas no detendrán. Las personas nos hablarán de sus preocupaciones por su trabajo, su familia y, de manera repugnante, por no empañar su “marca”. Primero, al carajo su jodida marca. Pero sí, este régimen va en serio — han dicho repetidamente que ven en Trump su última y mejor oportunidad para establecer la agenda fascista por la que han trabajado durante décadas. Ellos tienen, como ha dicho Trump, a “mucha gente dura de su lado”. Han dicho abiertamente que quieren una nueva guerra civil en lugar de dejarse por vencidos.

El quid del asunto y las preguntas son:

  • ¿Usted quiere vivir en su mundo fascista cristiano, misógino y supremacista blanco?
  • ¿Usted quiere infligir eso a los miles de millones de personas a los que Estados Unidos sataniza y domina?
  • ¿Usted quiere vivir en un mundo cerrado con muros y cercas que excluye a enormes sectores de la humanidad y los abandona para ahogarse, morirse de inanición o vivir indefinidamente en campamentos?

Así que la pregunta del momento es: ¿usted va a actuar ahora cuando hay una oportunidad de hacer algo sobre esta situación? La manera de romper el temor es de actuar juntos por lo que es justo. Eso es lo que estamos emprendiendo.

Hay un elemento positivo tremendo y liberador en lo que visualizamos. Piensen en lo que implicaría para la gente del mundo el que millones de personas en Estados Unidos actuaran para decir: En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a vivir en un Estados Unidos fascista.

Cuando las personas actúan en unidad y comienzan a quitarse las cadenas de todas las relaciones opresivas e ideas que nos mantienen enjaulados en las mezquinas estupideces competitivas de esta sociedad... al trabajar con personas como ustedes y con muchas personas que no son como ustedes, que todos se esfuercen en colectivo por expulsar a un régimen fascista nefando a medida que desafiemos lo convencional y soportemos los tiempos favorables y desfavorables... podremos crear una situación en la que no sólo será posible que se termine la pesadilla del régimen de Trump y Pence, sino que podremos crear un movimiento en el que los sueños podrán volar, otro mundo se volverá posible, se desencadenará la creatividad y lo imposible se volverá posible.

Vea el discurso aquí en inglés:

Rechazar el Fascismo es un movimiento de personas con diversas perspectivas, unidas en nuestro reconocimiento de que el Régimen de Trump y Pence representa un peligro catastrófico para la humanidad y el planeta y que es nuestra responsabilidad sacarlos del poder por medio de la protesta política no violenta masiva que crezca hasta que se cumpla nuestra demanda. Esto quiere decir trabajar y organizarnos con toda nuestra creatividad y determinación para movilizar a miles y, con el tiempo, a millones de personas en las calles de las ciudades y los pueblos, para exigir:

¡Esta pesadilla tiene que terminar: El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!

Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org) acoge a los individuos y las organizaciones con diversos puntos de vista que rechacen aceptar a un Estados Unidos fascista, se sumen a nosotros y/o sean socios con nosotros en esta gran causa.

Lea, comparta y apoye el Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo.

Conozca más sobre Rechazar el Fascismo aquí.

 

Consiga una e-suscripción gratuita a revcom.us:



Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución

Envíenos sus comentarios.