Estados Unidos deja Afganistán tras matar a más de cien mil personas en su “guerra buena”
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El 29 de febrero, Estados Unidos firmó un acuerdo con el Talibán de Afganistán —el enemigo que había estado combatiendo durante casi 19 años— en el que se comprometía a retirar todas las fuerzas militares estadounidenses durante los próximos 14 meses.
Esto es muy significativo. La guerra de Afganistán ha sido un horrendo crimen imperialista y un gran desastre y derrota para Estados Unidos. Después de librar la guerra más larga en la historia de Estados Unidos, los gobernantes se están retirando sin haber derrotado a su adversario o haber logrado sus objetivos, y con muy poco a cambio del Talibán, salvo una promesa de no dejar que Afganistán sea utilizado para ataques contra Estados Unidos o sus aliados.
El impulso para negociar esta retirada se rige por la forma en que el sector de la clase dominante encabezado por Trump y su secretario de Estado, Mike Pompeo, evalúan los retos que enfrenta el imperialismo estadounidense a nivel mundial y cómo responder. Rebasa el ámbito de este artículo evaluar en toda su extensión esta compleja situación, pero es importante señalar que una retirada estadounidense después de casi dos décadas de ocupación bajo estos términos, con el probable regreso al poder del Talibán, podría ser muy desestabilizadora — en Afganistán y el sur de Asia, con repercusiones potencialmente a largo plazo, globales e impredecibles. También es importante señalar que hay diferencias muy agudas al interior de la clase dominante de Estados Unidos —incluso dentro del campo pro-Trump— acerca de este acuerdo. Algunos lo llaman una rendición a favor de los términos del Talibán y advierten de las graves consecuencias para Estados Unidos, desde una guerra civil abierta en Afganistán hasta la posible ascensión del Estado Islámico en el tumulto posterior a la retirada de Estados Unidos. (Véase el recuadro “Los elementos básicos del acuerdo entre Estados Unidos y el Talibán”).
Así que es importante entender en un sentido general lo que ha pasado, por qué pasó y qué lecciones se pueden sacar de la guerra y su desenlace.
7 de octubre de 2001: América emprende la guerra de Afganistán
El 11 de septiembre de 2001, Osama bin Laden y Al Qaeda, una reaccionaria organización yihadista islámica, orquestaron ataques a las torres gemelas de Nueva York y al Pentágono que dejaron unas 3.000 muertos. En ese momento, bin Laden y Al Qaeda tenían su base principalmente en Afganistán, país que en ese entonces estaba gobernado por el Talibán fundamentalista islámico, extremadamente opresor. (Véase el recuadro “Los espeluznantes crímenes del Talibán”).
Unas cuatro semanas más tarde, Estados Unidos bajo George W. Bush comenzó a bombardear a Afganistán. Luego, junto con sus aliados de la OTAN, invadió y ocupó al país, rápidamente derrocó al Talibán y destruyó la mayoría de las bases de Al Qaeda.
Estados Unidos llamó a su guerra “Operación Libertad Duradera” y afirmó que era una “respuesta justificada” al 11 de septiembre de 2001 con el objetivo de llevar a los responsables ante la justicia, derrotar al Talibán, acabar con el flagelo del “terrorismo internacional” y mantener a Estados Unidos a salvo. Bush también afirmó que Estados Unidos estaba luchando por la tolerancia, la libertad, los derechos de la mujer y una “nueva democracia” en Afganistán.
Lo que Estados Unidos infligió al pueblo afgani... más de 18 años de brutalidad y asesinato
A lo largo de 18 años, tres administraciones han desplegado cerca de 800.000 soldados [en inglés] en Afganistán, y 50 países de la OTAN y sus socios han enviado decenas de miles más.
La violencia desatada por Estados Unidos ha sido pasmosa. Entre 2004 y 2018, soltó más de 38.000 bombas sobre Afganistán1. Al marzo de 2020, había realizado más de 12.000 ataques con aviones no tripulados2.
Las fuerzas estadounidenses y sus clientes afganis aterrorizaron a la gente con allanamientos nocturnos de casas. Crearon una red de prisiones y centros de detención donde al menos 15.000 afganis han sido detenidos con poca o ninguna evidencia, con brutales golpizas, tortura y a veces asesinato. Esta semana la Corte Penal Internacional declaró que tenía pruebas de que las fuerzas de Estados Unidos habían “cometido actos de tortura, tratos crueles, ultrajes a la dignidad de las personas, violaciones y violencia sexual” —crímenes de guerra— en Afganistán3.
Para agosto de 2016, unas 111.000 personas ya habían sido asesinadas y más de 116.000 habían resultado heridas en la guerra. Y un estudio halló que para 2013, la “guerra contra el terrorismo” había causado directa o indirectamente unas 220.000 muertes en Afganistán. Además de esta carnicería, la guerra ha forzado a casi 5 millones de afganis a abandonar sus hogares4.
Mientras tanto, 2.313 soldados estadounidenses y 1.145 de la OTAN y de la coalición han resultado muertos y otros 20.000 soldados estadounidenses han resultado heridos.
Estados Unidos prometía mejorar la vida del pueblo afgani y ha gastado miles de millones de dólares para varios proyectos de desarrollo. Sin embargo, su primera maniobra fue instaurar un gobierno títere compuesto de señores de la guerra, agentes de poder étnico, fundamentalistas islámicos y otros reaccionarios pro-estadounidenses. Bajo esta cábala de reaccionarios golpeadores, corrupción y brutalidad estaba a la orden del día. Los “tribunales democráticos” que Estados Unidos estableció eran tan corruptos que mucha gente prefería llevar sus quejas al Talibán al cual consideraba “brutal pero justo”.
Hoy, más de la mitad de los 35 millones de habitantes de Afganistán siguen empobrecidos y casi la mitad padece inseguridad alimentaria. La malnutrición crónica ha truncado el crecimiento de un asombroso 41% de los niños afganis menores de cinco años. La mitad de la población vive con menos de un dólar al día5.
La vida era una pesadilla para las mujeres bajo el dominio del Talibán, y Estados Unidos prometió liberar a las mujeres afganis. Se han promulgado algunas reformas, principalmente en las zonas urbanas, pero unos dos tercios [en inglés] de las niñas afganis todavía no asisten a la escuela y el 87 por ciento son analfabetas. Al menos el 70-80 por ciento son obligadas a casarse, muchas de ellas antes de los 16 años. Afganistán tiene una de las tasas de mortalidad materna [en inglés] más altas del mundo. Casi el 90 por ciento [en inglés] de las mujeres afganis son víctimas del abuso doméstico6. Amnistía Internacional lo califica como uno de los peores lugares del mundo en el cual ser mujer.
Ahora, después de todos estos años, al parecer Estados Unidos se está yendo —después de haber sido derrotado, en esencia, por el Talibán— sin nada que mostrar a cambio de todas las promesas que hizo, de los más de un millón de millón de dólares que gastaron y de la violencia y la brutalidad que hicieron llover sobre el pueblo de Afganistán.
¿Por qué ocurrió todo esto?
¿Por qué Estados Unidos invadió en primer lugar?
Estados Unidos atacó y ocupó a Afganistán, en primer lugar, para enviar un mensaje de lo que los gobernantes estadounidenses, como los padrinos de la mafia global, consideraban que era esencial para mantener su dominio mundial: nadie iba a salirse con la suya llevando a cabo un ataque como el del 11 de septiembre de 2001 sin una respuesta abrumadora, despiadada y sanguinaria.
Y en general, los gobernantes estadounidenses vieron en la guerra de Afganistán la salva inicial de una prolongada y global “guerra contra el terrorismo” para “secar el pantano” de aquellas fuerzas fundamentalistas islámicas que se oponían a Estados Unidos y reconfigurar al Medio Oriente más amplio, en busca de dominar la región y unas partes del sur de Asía (véase Forjar otro camino de Bob Avakian). Los gobernantes previeron tomar el control e imponer un modelo imperialista de desarrollo a los países clave de la región y transformar algunas de las condiciones que impulsaban el fundamentalismo islámico y el yihadismo. Todo esto se consideró como un mecanismo para fortalecer el control del imperialismo estadounidense sobre esas regiones clave, para rodear y socavar a sus rivales mundiales —Rusia y China en particular— y afianzar el dominio mundial de Estados Unidos a décadas por venir.
(Obama se vio obligado a reducir estas grandes ambiciones, pero continuó e intensificó la guerra en Afganistán para tratar de conservar la credibilidad global de Estados Unidos, derrotar al Talibán y mantener el dominio imperialista de Estados Unidos en el Medio Oriente y el centro de Asia. Para conocer el papel de Obama en esta matanza en masa, véase “Los crímenes de guerra de Obama en Afganistán: Un recordatorio sencillo y breve” en revcom.us).
Estados Unidos como reaccionaria fuerza ocupante en Afganistán
A pesar de toda su violencia, Estados Unidos y sus aliados nunca pudieron derrotar al Talibán ni obtener el control de Afganistán. Hace poco, el Washington Post puso al descubierto que Estados Unidos había estado mintiendo sistemáticamente: pintando un cuadro a color de rosas respecto al progreso mientras su propio estudio concluyó que “los comandantes militares han sido incapaces de cumplir sus promesas de prevalecer”, y después de más de 18 años el gobierno respaldado por Estados Unidos todavía sólo tenía “control o influencia” [en inglés] de, en el mejor de los casos, la mitad del país7.
Estados Unidos y las fuerzas a las que respaldaba representaban e imponían los grilletes que explotaban, asfixiaban y mantenían abajo al pueblo afgani: la dominación imperialista, el patriarcado esclavizante y la tradición religiosa e intolerancia de la Edad de las Tinieblas8. No importaba cuánto dinero gastara Estados Unidos para tal o cual proyecto, todos se desarrollaban dentro de este marco reaccionario y opresivo general.
La forma en que el ejército de Estados Unidos combatió reflejó esto. Las bombas, misiles y operaciones estadounidenses a menudo cobraban la vida de afganis del común, en sus hogares, en reuniones familiares, en el curso de su vida cotidiana. Un soldado raso les dijo a los investigadores militares: “Estamos atropellando a los niños con nuestros MRAPS [vehículos blindados]”. Todo esto contribuyó al enorme saldo de víctimas civiles de la guerra: 39.000 muertos9.
Tal como los puercos policías que patrullan los ghettos y barrios de Estados Unidos, el ejército estadounidense era una fuerza de ocupación que ve al pueblo afgani como enemigos potenciales, y el desprecio racista hacia ellos es generalizado. Una investigación halló que los agentes de las Fuerzas Especiales “odiaban” a los afganis que entrenaban, diciendo que eran “horribles — del más bajo del fondo del barril en el país el cual ya está al fondo del barril”. Decía que los aldeanos “hablaban derka derka” — un término racista que se refiere al idioma que hablan los musulmanes. (¡Como si todos los musulmanes hablaran el mismo idioma!)10
En lugar de ganar “corazones y mentes”, la guerra de Estados Unidos (y otros factores) impulsaron el resurgimiento del Talibán y propiciaron que el Talibán movilizara a un sector del pueblo afgani contra la ocupación estadounidense y el régimen que apuntalaba. Este es un caso de libro de texto del análisis de Bob Avakian de que
Lo que vemos en contienda, con la jihad por un lado y McMundo/McCruzada [el imperialismo occidental en creciente globalización] por el otro, son sectores históricamente anticuados de la humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista. Estos dos polos reaccionarios se oponen, pero al mismo tiempo se refuerzan mutuamente. Apoyar a uno u otro de esos polos anticuados, acabará fortaleciendo a los dos11.
BA también resume:
[Estos] imperialistas saben invadir a países y tumbar a gobiernos, pero cuando se encuentran ante la necesidad de ocupar el país y ante una población movilizada contra ellos, es otra dinámica y no es nada fácil. No ha sido fácil mantener el “orden” e imponer los cambios que sus intereses dictan. No ha sido tan fácil imponer esto “desde arriba” — que es la única manera en que una ocupación imperialista puede imponer cambios12.
(Véase, en Forjar otro camino de Bob Avakian, análisis adicional de las contradicciones y dificultades que enfrentan los imperialistas estadounidenses en su “guerra contra el terrorismo” global centrada en Irak y Afganistán).
¿Qué significa esto para la humanidad?
Primero, la guerra de Afganistán muestra que no importa cómo los gobernantes estadounidenses presenten sus motivos en estas guerras como justos y puros, estos imperialistas actúan de acuerdo a sus intereses y necesidad de imponer y mantener su imperio mundial de dominación y explotación.
Segundo, aunque el Talibán es una fuerza totalmente reaccionaria que no tiene nada que ver con la lucha por la emancipación, no obstante hay algo importante que los que luchan por la auténtica revolución y liberación pueden aprender de la guerra en Afganistán: que los imperialistas no son todopoderosos y que un enemigo que es inferior en potencia de fuego y otras formas de fuerza puede, en las circunstancias adecuadas, derrotar al ejército más poderoso del mundo.
 
1. “The U.S. Never Dropped As Many Bombs On Afghanistan As It Did In 2018” [Estados Unidos nunca soltó tantas bombas sobre Afganistán como lo hizo en 2018], Forbes, 13 de noviembre de 2018. [volver]
2. Cifras actuales “Drone Strikes in Afghanistan” [Ataques con aviones no tripulados en Afganistán], Buró de Periodismo de Investigación. [volver]
3. “Pentagon Seeks to Overhaul Prisons in Afghanistan” [El Pentágono busca reorganizar las prisiones de Afganistán], New York Times, 19 de julio de 2009. Han salido muchos informes de que las fuerzas estadounidenses torturaron y abusaron de cientos de detenidos en bases de operaciones de avanzada u otras instalaciones, y que la CIA ha operado centros de detención secretos que retienen a “prisioneros fantasma” (los detenidos a los que no se les da ningún derecho legal ni acceso a un abogado defensor y los cuales probablemente la Cruz Roja Internacional [C.R.I.] no reporte ni vea). “I.C.C. Allows Afghanistan War Crimes Inquiry to Proceed, Angering U.S.” [La C.R.I. permite que la investigación de los crímenes de guerra en Afganistán prosiga, enojando a Estados Unidos], New York Times, 5 de marzo de 2020. [volver]
4. “Human Cost of the Post-9/11 Wars: Lethality and the Need for Transparency” [El saldo humano de las guerras post 11 de septiembre de 2001: La letalidad y la transparencia que hace falta], Instituto Watson para Estudios Internacionales, Universidad Brown, noviembre de 2018; Body Count: Casualty Figures after 10 Years of the “War on Terror”: Iraq Afghanistan Pakistan [Conteo de cadáveres: Cifras de bajas tras 10 años de la “guerra contra el terrorismo”: Irak, Afganistán, Pakistán], Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW), Médicos para la Responsabilidad Social, marzo de 2015, p. 15. La guerra encabezada por Estados Unidos ha tenido un impacto devastador sobre el vecino Pakistán, al igual que la guerra en Afganistán y los ataques de los aviones no tripulados estadounidenses, y el yihadismo reaccionario se extendió a través de las fronteras (Al-Qaeda juntó sus fuerzas con los islamistas paquistaníes para librar guerra contra el estado paquistaní). Body Count estima que la guerra de Estados Unidos causó unas 80.000 muertes de paquistaníes tan sólo entre 2004 y 2013. [volver]
5. “Country Profiles: Afghanistan” [Pefiles de países: Afganistán] y “Multidimensional Poverty Index” [Índice multidimensional de pobreza], United Nations Human Development Report, 2018 [Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas 2018]; “Afghanistan“, World Food Program [Programa Mundial de Alimentos]; “Afghanistan’s poverty rate rises as economy suffers” [El índice de pobreza de Afganistán aumenta a medida que la economía sufre], Reuters, 7 de mayo de 2018. [volver]
6. “THE WORLD’S WORST PLACES TO BE A WOMAN” [LOS PEORES LUGARES DEL MUNDO EN LOS CUALES SER MUJER], Amnistía Internacional, 2019. [volver]
7. “The Afghanistan Papers”: The Lies Exposed — and the Deeper Truths That Need to Come Out” [“Los documentos de Afganistán”: Las mentiras al descubierto, y las verdades más profundas que tienen que salir a la luz], revcom.us, 20 de enero de 2020. [volver]
8. Afganistán también está dividido entre diferentes nacionalidades y grupos étnicos, entre ellos los pastunes, tayikos, uzbekos y hazaras. [volver]
9. “The Afghanistan Papers”. [volver]
10. “The Afghanistan Papers”. [volver]
11. Cita posteada en “En el Medio Oriente y en el mundo, Estados Unidos: El terrorista #1 — Una página especial de recursos sobre el Medio Oriente”, revcom.us, 30 de octubre de 2019. [volver]
12. Bob Avakian, FORJAR OTRO CAMINO, revcom.us, de marzo a septiembre de 2007. Véase también, Bob Avakian, “Zafándose de una dinámica mortal, Un pasaje de: Contradicciones todavía por resolver, fuerzas que impulsan la revolución”, 6 de noviembre de 2015. [volver]
13. “U.S. report denies 90 Afghan civilians were killed” [Informe de Estados Unidos niega que 90 civiles afganis fueron asesinados], New York Times, 2 de septiembre de 2008. [volver]
14. “Mass-Casualty Attacks in the Afghan War” [Ataques con bajas en masa en la guerra afgani], The Nation, 19 de septiembre de 2013; “Afganistán: La masacre y las mentiras”, revcom.us, 17 de mayo de 2009. [volver]
15. “Masacre estadounidense en hospital de Médicos Sin Fronteras en Kunduz, Afganistán —Estados Unidos envía un mensaje sangriento al mundo”, revcom.us, 7 de octubre de 2015. [volver]
De Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución:
“Guerras de imperio, ejércitos de ocupación y crímenes contra la humanidad”
Lea el texto de este corto en español aquí.
Lea el discurso completo en español aquí.
Vea el discurso completo en inglés aquí.
Los elementos básicos del acuerdo entre Estados Unidos y el Talibán
Aquí van los elementos básicos del acuerdo firmado entre Estado Unidos y el Talibán los cuales a la fecha se han dado a conocer:
- Estados Unidos promete retirar el total de su personal militar de entre 12.000 y 14.000 efectivos. El primer grupo saldría antes de 135 días y el resto, 8.600, antes de 14 meses, siempre y cuando el Talibán cumpla con su parte del acuerdo.
- Estados Unidos también promete suspender las sanciones impuestas por la ONU y Estados Unidos contra el Talibán y que no viole la soberanía de Afganistán con la fuerza ni intervenga en sus asuntos internos.
- Que el Talibán no participe o permita que otros grupos o fuerzas emprendan ataques contra Estados Unidos o sus aliados desde Afganistán, que se guarezcan en territorio afgani, o que transiten por Afganistán.
- El Talibán iniciará negociaciones con el gobierno afgani respaldado por Estados Unidos (aunque no es parte de este acuerdo y ni siquiera fue invitado a participar en las negociaciones) sobre el futuro político de Afganistán en el futuro próximo — con la disposición de que Estados Unidos trabaje por conseguir la libertad de 5.000 prisioneros talibanes en Afganistán.
- El Talibán y Estados Unidos trabajarán para reducir el nivel de la violencia.
El Talibán no ha depuesto las armas, no ha renunciado a su visión de un estado islámico en Afganistán, no se ha comprometido a aceptar la legitimidad del actual gobierno afgani ni ha prometido defender los derechos fundamentales del pueblo afgani. Tampoco ha denunciado a Al Qaeda. Y el acuerdo no impide, de manera clara o formalmente, que el Talibán vuelva a apoderarse de una buena parte de Afganistán, si no el país entero, en algún momento.
Así que, en resumidas cuentas, el acuerdo principalmente favorece las condiciones del Talibán y parece indicar que los gobernantes estadounidenses quieren limitar sus pérdidas y retirarse. (El 3 de marzo de 2020, Trump habló por teléfono directamente con el líder del Talibán, el primer presidente que lo ha hecho).
Sin embargo, la situación en Afganistán sigue siendo volátil. Esta semana ya se han dado ataques, enfrentamientos militares, un ataque aéreo de Estados Unidos, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Pompeo, les advirtió al Talibán y al gobierno afgani que reduzcan la violencia. Así que no está del todo claro cómo, cuándo y si acaso se logre implementar este acuerdo.
Fuentes: “A Secret Accord With the Taliban: When and How the U.S. Would Leave Afghanistan” [Un acuerdo secreto con el Talibán: Cuándo y cómo Estados Unidos dejaría Afganistán], New York Times, 8 de marzo de 2020; “4 Takeaways From the U.S. Deal With the Taliban” [4 lecciones del trato estadounidense con el Talibán], New York Times, 1º de marzo de 2020; “What does the Taliban-US agreement say?” [¿Qué dice el acuerdo entre Estados Unidos y el Talibán?], Al Jazira, 29 de febrero de 2020.
Forjar otro camino es una versión revisada de un discurso que pronunció Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, ante un grupo de partidarios en el otoño de 2006. Este análisis pionero, hecho durante los años del mandato de George W. Bush, sigue siendo muy relevante, especialmente en el contexto de la agudización de las contradicciones centradas en el Medio Oriente y las maniobras agresivas encabezadas por Estados Unidos en contra de Irán.
Los espeluznantes crímenes del Talibán
El Talibán es una organización reaccionaria que representa a las fuerzas gobernantes tradicionales de Afganistán, organizada en torno a la aplicación, a veces violenta, de leyes y códigos sociales sofocantes, draconianos, con aplicación especial a las mujeres, con una interpretación fundamentalista del islam. “Talibán” quiere decir “estudiantes”, y muchos de sus fundadores fueron entrenados en escuelas fundamentalistas —llamadas madrasas— apoyadas por Arabia Saudita y el vecino de Afganistán, Pakistán, como parte de la guerra entre sustitutos encabezada por Estados Unidos en contra de la ocupación soviética de Afganistán en los años 1980*. El Talibán, que se basa principalmente en el pueblo pastún de Afganistán, se convirtió en una fuerza poderosa en los años 1990 y se apoderó de Afganistán en 1996 tras una sangrienta guerra civil, y ha tenido y sigue teniendo, apoyo de Pakistán.
Bajo el dominio del Talibán, a la fuerza obligaron a las mujeres a ponerse el burka, prohibieron que las mujeres estudiaran en escuelas después de los ocho años de edad, prohibieron que se dedicaran a la mayoría de los trabajos, y ni siquiera podían salir de su casa sin un hombre que las supervisara. Se aplicó el apartheid sexual en toda la sociedad, y sometieron a las mujeres “culpables”, incluso de una leve infracción, a latigazos en público, e incluso las ejecutaron. Las atrocidades cometidas por el Talibán —como apedrear a mujeres en estadios por el “delito” de adulterio— asquearon a personas por todo el mundo. El Talibán puso en la mira a las personas de otras religiones, incluso de otras ramas del islam, y también a las pequeñas minorías nacionales no pastunes y a los no creyentes, y suprimían amargamente a las personas oprimidas de todas las nacionalidades y religiones. Durante su mandato, cometieron espeluznantes masacres contra sus oponentes en Mazar-i-Sharif (1998), Sar-i Pul (1999-2000), Rabatak (2000) y Yakaolang (2001).
Los métodos para librar la guerra del Talibán reflejan su programa bárbaro. Durante esta guerra de Afganistán más reciente, puso en la mira, asesinó, masacró y brutalizó a civiles, y llevó a cabo extensísimas violaciones y otros crímenes contra la humanidad. Durante la toma de Kunduz en 2015, Amnistía Internacional informó: “Asesinatos en masa, violaciones tumultuarias y allanamientos de casa en casa por los escuadrones de la muerte del Talibán constituyen tan sólo algunos de los espeluznantes testimonios de civiles”.
*Después de que la Unión Soviética invadió y ocupó a Afganistán en 1979, Estados Unidos y sus aliados organizaron, entrenaron y financiaron a reaccionarias milicias de fundamentalistas islámicos muyahidines para librar guerra en su contra. El socialismo soviético había sido derrotado en la década de los 1950, y la Unión Soviética se convirtió en capitalista y para las décadas de los 1970 y 1980 ya era una potencia imperialista que contendía con Estados Unidos por el dominio global. Estados Unidos contribuyó a fomentar la sanguinaria guerra que duró de 1979 a 1988 entre la Unión Soviética, la que ocupaba al país en ese momento, y los fundamentalistas islámicos respaldados por Estados Unidos. Este reaccionario baño de sangre dejó entre 800.000 y 1.5 millones de afganis muertos (y unos 15.000 soldados soviéticos muertos), forzó a cinco millones de afganis a abandonar el país como refugiados y desplazó a dos millones más al interior de Afganistán. Los reaccionarios yijadistas y fundamentalistas islámicos, los que Estados Unidos armó, entrenó y organizó, han seguido causando zozobra en Afganistán —y en la región en su conjunto— en las décadas desde ese entonces, y algunos de ellos se convirtieron en columna vertebral de Al Qaeda y el Talibán. Para conocer más, véase la serie Crimen Yanqui “Caso #24: La guerra de sustitutos de Estados Unidos contra la Unión Soviética en Afganistán, 1979-1988”. [volver]
La campaña de muerte de Estados Unidos caída del cielo en Afganistán
Miles de civiles afganis han muerto a causa de las bombas estadounidenses y sus más de 5.000 ataques con aviones no tripulados, algunos de los cuales borraron casas, fiestas de bodas y aldeas enteras. Aquí van algunos ejemplos, entre muchos otros:
- Más de 90 personas fueron masacradas en agosto de 2008, entre ellas 60 niños y 15 mujeres en la aldea de Azizabad13.
- Entre 26 y 140 civiles afganis, principalmente mujeres y niños, “perecieron en un abrir y cerrar de los ojos” en las aldeas de Shiwan y Granai, en el Afganistán occidental, cuando sus hogares fueron destruidos por las bombas de Estados Unidos en mayo de 200914.
- En octubre de 2015, Estados Unidos destruyó un hospital manejado por Médicos sin Fronteras en Kunduz, Afganistán, dejaron 19 muertos y docenas de pacientes y personal lesionados15.