De Aurora Roja, voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México:
Desafío y protesta contra la intensificación de la violencia y el patriarcado contra las mujeres
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Nota de la redacción: Lo siguiente es un artículo reciente publicado en el sitio web Aurora Roja, la voz de la Organización Comunista Revolucionaria (OCR), México. En México, ha venido dándose una terrible epidemia de feminicidios: el asesinato de mujeres por ser mujeres. Esta es una expresión concentrada del patriarcado y la opresión extrema e intensificada de la mitad de la humanidad nacida como mujer. En respuesta a las intensas protestas contra los feminicidios y otros crímenes contra las mujeres, la policía y los funcionarios del gobierno han desatado una violenta represión. Como se discute en estos artículos, las desafiantes protestas y rebeliones en México contra todo esto es parte de “la creciente insurgencia de mujeres internacionalmente que nutre la esperanza y la exigencia de un cambio radical” — y para realmente poner fin a la opresión de las mujeres, “hace falta barrer con todo el sistema patriarcal y con el sistema capitalista actual que lo necesita y lo apuntala de mil maneras”.
México: El Estado reprime a luchadoras y los crímenes contra mujeres siguen impunes — ¿qué clase de sistema hace eso?
“Son tiempos de guerra, hermanas… Son tiempos de crisis y de emergencias. Nos están matando, nos están violando, nos están obligando a parir, nos están condenando a la muerte por no obedecer”. Palabras que resonaron en el Zócalo capitalino [plaza central de la Ciudad de México] en la protesta del 25 de noviembre pasado por los crímenes de odio contra las mujeres. Y no faltaron los gritos sobre el sistema patriarcal responsable: “Va a caer. Lo vamos a tirar”.
Matan en el país [México] a 10 mujeres al día en promedio, con más del 90% de los casos sin resolver, mientras las fuerzas del “orden” se dedican a reprimir a las protestas contra esta horrenda ola de violencia. Lo mismo pasa, no importa cuál partido esté en el gobierno. Se debe a algo más profundo, a un sistema, el sistema patriarcal, machista, de supremacía masculina que, ahora, es mayormente capitalista. Es posible ponerle fin a los horrores que genera este sistema, pero va a hacer falta toda una revolución para lograrlo.
Detrás de las cifras quedan miles de vidas segadas. Como la de Mariana Sánchez, pasante de medicina de 24 años asignada a una clínica rural en Nueva Palestina, Chiapas. Al poco tiempo de llegar fue acosada por un compañero médico que hasta forzó la puerta de su cuarto e intentó manosearla cuando dormía. Ella levantó una demanda por acoso y abuso sexual con la policía y también lo denunció con la directora de la clínica, pidiendo su traslado e incluso tratando de renunciar, pero nadie le hizo caso.
Habló con su mamá por teléfono por última vez el último jueves de enero; estaba angustiada, hablaba del acoso, se apuraba a salir de la clínica. Para el otro día, ya fue encontrada muerta, víctima del asesinato. Las autoridades se apresuraron a declarar que era un supuesto “suicidio” y a eliminar las evidencias, incinerando el cuerpo, en flagrante violación de sus propias leyes. También mintieron, al decir que no sabían de ninguna denuncia de acoso y abuso sexual. Todo esto es completamente inaceptable y criminal.
Intensas protestas han obligado a las autoridades a abrir una investigación por el asesinato, pero no es seguro que se haga justicia siquiera en este caso tan flagrante. En tantos casos más por todo el país se repite la misma historia de la desidia o franco contubernio de las autoridades de todas las siglas electorales, a la vez que, eso sí, se esmeran en reprimir a la gente que protesta contra tantos crímenes misóginos, de odio a las mujeres.
En Cancún, la policía disparó armas de fuego contra la protesta de unas 3 mil personas el pasado 9 de noviembre por el feminicidio de Bianca Alejandrina Lorenzana Alvarado, conocida como Alexis. Hirieron de bala a dos manifestantes y dos periodistas. Una de las periodistas heridas refutó las mentiras de las autoridades: “La policía nunca disparó al aire… [era] como si nos estuvieran cazando”.
Al atacar, los policías gritaron “Ahora sí van a valer madres las pinches mujeres”. También golpearon y patearon salvajemente a la gente. Agredieron sexualmente a las mujeres detenidas, como a María Elena, que denunció que, además de golpear y patearla repetidamente, le metieron dedos en su vagina. Desafiante, ella exclamó que tenía “muchos golpes y la rabia de que nos violentaron sexualmente. Aún así no nos van a parar. Fue mi primer marcha y ahora marcharé mucho más”.
Todas las autoridades de todos los niveles, de distintos partidos políticos, negaron su responsabilidad y trataron de culparse mutuamente del ataque. El presidente [Andrés Manuel] López Obrador [AMLO] trató de negar que hubiera participado la Guardia Nacional, a pesar de que en realidad formó una valla para retener a parte de los inconformes y ayudar a la policía en sus agresiones. Aunque criticó este ataque tan flagrante, ha alentado las agresiones al denostar a otras protestas contra los crímenes misóginos como provocaciones vandálicas instigadas y aprovechadas por los “conservadores”.
Asimismo, todas las autoridades han prometido una investigación, como siempre, “hasta las últimas consecuencias”, pero en los hechos ni han querido examinar la evidencia física de la gente baleada.
Otras represiones recientes han ocurrido, entre otros lugares, en:
* León, Guanajuato: la policía reprimió con lujo de violencia y manoseos sexuales a las mujeres que protestaban en agosto por el asalto sexual a una joven por parte de la misma policía;
* Ciudad Juárez, Chihuahua: la policía arremetió violentamente contra una protesta por el ataque en León, crímenes de género y contra la comunidad LGBT, con saldo de 28 mujeres y 8 hombres detenidos, golpeados duramente y sin acceso a su abogada. Las manifestantes dijeron: “La policía cuida monumentos, letras y paredes, pero a mí no, a mí me violan”.
* Tijuana, Baja California: la policía golpeó brutalmente a mujeres exigiendo el derecho al aborto el 28 de septiembre de 2020, subiendo a las detenidas en vehículos no oficiales sin placas y sin informar sobre su paradero.
* Ecatepec, Estado de México: la policía desalojó con mucha violencia a una ocupación de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (COHEM), además de atacar a periodistas presentes en el lugar. Cuando llegaron a exigir informes sobre sus compañeras subidas a la fuerza a camionetas sin rotular, los agentes les lanzaron gas lacrimógeno, varas de acero y bancas que arrancaron de la calle.
* Ciudad de México: Además de tratar de parar varias protestas por medio de agresivos encapsulamientos, chorros de extintores y gases lacrimógenos (aunque las autoridades niegan su uso), se ha llamado a presentarse en calidad de indiciadas por supuestos crímenes a once mujeres por el simple hecho de haber estado presentes en las manifestaciones o de tener publicaciones favorables a las mismas en su Facebook.
No es casual que se repita, sin importar lugar ni siglas electorales, el mismo cuadro de impunidad por los horrendos crímenes misóginos y la represión ejemplar a la gente que exige un fin a tanta barbarie. No se trata simplemente de malas autoridades, se trata de todo un sistema de opresión patriarcal de las mujeres, supremacía masculina y machismo. En lo fundamental, no es que las autoridades “no hacen su trabajo”, es que su trabajo, como representantes del sistema, es defender al sistema que no puede prescindir de la opresión a las mujeres.
Es un sistema de opresión que permea cada aspecto de la sociedad, desde las desigualdades, machismo y golpizas en la familia (que han aumentado mucho con la pandemia, aunque las autoridades tratan de negarlo o restarle importancia); pasando por el calvario de acoso, la discriminación y el desprecio en la escuela y el trabajo; hasta la mortífera pandemia de feminicidios, desapariciones, y violaciones, así como la multi-millonaria industria de trata de mujeres y niñas, y de prostitución y pornografía en la sociedad en su conjunto.
La creciente rebeldía y protesta de las mujeres ha destapado la incesante violencia machista y la mano del Estado en cometer y encubrir estos crímenes y está desatando el repudio a la dominación masculina y la moralidad patriarcal “tradicional”. Es parte de la creciente insurgencia de mujeres internacionalmente que nutre la esperanza y la exigencia de un cambio radical. Ha planteado el interrogante de qué tipo de cambio radical hace falta.
Es necesario y posible luchar por ciertas reformas en el sistema actual, como el derecho al aborto o las luchas de exigir justicia en los casos de feminicidios y otros crímenes. Con lucha se ha arrancado sentencias contra algunos asesinos. Miles de otros asesinatos siguen en la absoluta impunidad y ninguna mujer escapa de las relaciones e ideas patriarcales que agreden, humillan y degradan a las mujeres.
Para ponerle fin a la opresión de las mujeres, hace falta barrer con todo el sistema patriarcal y con el sistema capitalista actual que lo necesita y lo apuntala de mil maneras
El opresivo sistema patriarcal es tan presente en cada aspecto de la sociedad que mucha gente duda que pueda ser eliminado. Pero la ciencia ha demostrado que la opresión a las mujeres no ha existido siempre. En los principios de la raza humana, la gente existía durante milenios en grupos en que las mujeres participaban en pie de igualdad. El sometimiento de las mujeres a los hombres y la familia patriarcal vinieron acompañados del surgimiento de las clases, de la explotación de unos seres humanos por otros, que sigue en la actualidad en la forma capitalista, en que unos cuantos grandes capitalistas e imperialistas explotan y oprimen a la gran mayoría de la humanidad.
Existen las bases en la opresiva sociedad actual para otra sociedad muy distinta y mucho mejor: una sociedad socialista como transición al comunismo, la abolición de toda forma de explotación y opresión y la emancipación de la humanidad.
El coraje de las mujeres en sus millones tiene un enorme potencial para impulsar esta revolución radical para liberar a las mujeres y a todos los seres humanos. El reciente e inspirador despertar, protestas y rebeldía de las mujeres en este país y alrededor del mundo son las primeras olas surgidas de un mar profundo de coraje y odio por lo que significa ser mujer en esta sociedad machista y patriarcal. Hace falta desatar aún más la furia de las mujeres como una poderosa fuerza para la revolución.
Forjemos ahora un movimiento para la revolución que promueva y viva los valores que habrán de guiar la futura sociedad revolucionaria, combatiendo toda forma de opresión y rechazando tajantemente toda forma de desprecio, discriminación y acoso a las mujeres. Con todo el mundo, y particularmente con los hombres, hay que insistir en que, o bien eres parte de la solución o eres parte del problema.
Luchemos por una nueva sociedad no solo de completa igualdad legal para las mujeres sino también de lucha profunda por
“superar todas las ‘cadenas de la tradición’ encarnadas en los papeles y divisiones tradicionales de género y en todas las relaciones opresivas correspondientes, en toda esfera de la sociedad, y de facilitar que las mujeres participen y contribuyan, tan plenamente como los hombres, a todo aspecto de la lucha para transformar la sociedad y el mundo con el fin de arrancar de raíz y abolir todas las relaciones de opresión y explotación y emancipar a toda la humanidad”.
Esto en palabras de Bob Avakian, arquitecto del Nuevo Comunismo.
Un mundo nuevo y mucho mejor lucha por nacer de las entrañas tenebrosas de la sociedad en que vivimos. Hacen falta el coraje, la determinación y lucha de tod@s para abrir esa nueva aurora revolucionaria. Ponte en contacto con nosotr@s.
¡Viva el Día Internacional de la Mujer!
¡Romper las cadenas! ¡Desencadenar la furia de las mujeres como una fuerza poderosa para la revolución!
Aurora Roja
Voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México
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Ciudad de México: 8 de marzo de 2021, una torrente poderosa contra el patriarcado
En muchas partes del mundo las mujeres tomaron las calles para repudiar el sistema patriarcal, con motivo del Día Internacional de las Mujeres.
En México, hubo manifestaciones en casi todos los estados. En todas partes las mujeres hartas, indignadas y furiosas exigieron el fin al feminicidio, la violencia sexual, la desaparición forzada, el acoso, las golpizas y la degradación contra ellas, todo producto de este sistema patriarcal y capitalista. Exigieron también el derecho al aborto legal.
En la Ciudad de México (CDMX), las mujeres expresaron su indignación con mucha creatividad. Desde el día anterior, las vallas que cercaban el Palacio Nacional [sede del poder ejecutivo federal] fueron pintadas con enormes letras “Victimas de feminicidio” y enseguida más de 2 mil nombres en representación de las decenas de miles de mujeres asesinadas. Durante horas llegaron compañeras solas y pequeños grupos de mujeres, algunas con flores, para escribir el nombre de una mujer o niña que no aparece, o que fue asesinada por el novio, el esposo, por un policía o algún desconocido.
Cubrieron el feo muro gris de más de dos metros de alto con los nombres de las vidas robadas y consignas de lucha. Ese muro fue un símbolo del poder del Estado que ha encubierto a los feminicidas y violadores, y cuyos propios agentes han cometido muchos de estos crímenes, no importa el partido político que esté en el poder a cualquier nivel. Fue un agravio más, que miles de mujeres convirtieron en una poderosa condena de la supremacía masculina. El vallado al frente de la catedral rezaba “Quitan sus rosarios de nuestras ovarios”. Por la noche, sobre las paredes del Palacio Nacional, se proyectaron grandes leyendas, entre las que destacaban “México Feminicida” y “Aborto Legal Ya”. Estas acciones fueron el preludio para el 8 de marzo.
El 8 de marzo miles de mujeres marcharon del Monumento a la Revolución al Zócalo de CDMX. Casi desde el inicio de la tarde, contingentes pequeños y grandes, o grupos de mujeres, estuvieron saliendo hacia el Zócalo. Quizá fueron más de 50 mil, aunque las autoridades hablan de 20 mil. Todo el tiempo hubo un ambiente de alegría, sororidad, indignación y furia. Estas expresiones se podían ver y escuchar durante casi todo el recorrido de la marcha. Las consignas se gritaban con alegría y furia: “Ni una más, ni una asesinada más”, “El Estado opresor, es un macho violador”, “Mujer escucha, esta es tu lucha”, “No fue suicidio, fue feminicidio”. Hubo cartulinas de todos los colores en lo alto con las mismas consignas y otras como “Soy la voz de las que ya no están”, “Nos sembraron miedo, nos crecieron alas”, “Si tocan a una, respondemos todas” (frases de la canción de Vivir Quintana), así como “Ya chole su pinche gobierno cínico lleno de impunidad”. Igualmente las vallas estaban pintadas con “Estado feminicida”, “No se va a caer, lo vamos a tumbar” (refiriéndose al patriarcado), “Ni una más, ni una menos”.
También había performance como “Un violador en tu camino”, mujeres bailarinas de ballet frente a la valla que cercaba el Palacio de Bellas Artes, mujeres interpretando la canción “Vivir sin miedo” que arrancaban coros de las que escuchaban, un grupo de mujeres bailando e interpretando “Bella Ciao” que contagiaba entusiasmo a quienes las escuchaban y observaban. En fin, una amplia variedad de expresiones creativas contra todos los horrores que viven las mujeres. Y la participación de niñas acompañadas de mujeres adultas, hombres que también acompañaban a sus hijas; contingentes de mujeres indígenas. Fue notable la participación de víctimas de violación sexual o acoso que exigen justicia, así como de familiares de víctimas de feminicidio y desaparición forzada, que en muchos casos llevan años movilizándose para exigir justicia, castigo para los feminicidas y la presentación con vida de sus hijas desaparecidas.
Algunos contingentes, sobre todo de mujeres jóvenes, vestidas de negro y encapuchadas fueron “encapsuladas” por la policía durante largo rato, para tratar de impedirles que avanzaran al Zócalo, pero pudieron romper el cerco en fuerte arremetida contra los escudos y los gases que utilizó la policía, y así pudieron continuar su recorrido.
Miles de jóvenes llegaron y se concentraron en el Zócalo, muy animadas y también enfurecidas al encontrarse con esas grandes vallas metálicas, que el gobierno de [presidente Andrés Manuel] López Obrador [AMLO] levantó en respuesta a esta hermosa manifestación. Una provocación que gritaba ¡No! al poderoso desbordamiento que exige justicia y liberación. No pudo contener la furia de las jóvenes, frente a tanta indiferencia, impunidad y complicidad del Estado, defensor de un sistema que por su naturaleza necesita mantener esta opresión a las mujeres
Muchas jóvenes, que se turnaban a ratos, lograron tumbar parte de las vallas que cercaban el Palacio Nacional. Fue una furiosa batalla que se prolongó tal vez por cuatro horas, donde las mujeres en su mayoría y algunos hombres siguieron intentando derribar otras vallas. No lo lograron porque desde dentro la policía, o tal vez militares —ya que no se podía ver— arrojaban gases lacrimógenos y de extintores. Cientos de mujeres jóvenes golpeaban con lo que pudieran todo lo largo de las vallas. Mientras cientos más que las apoyaban, entonaban una variedad de consignas, sobre todo “El gobierno de López Obrador, es un macho violador”, “Nos tienen miedo, nos tienen miedo”. No cesaban de expresar su júbilo por todas las compañeras que seguían intentando derrumbar otras partes de las vallas.
Realmente fue una actitud desafiante, desbordante de odio a la opresión, de miles de mujeres que con toda la justeza y razón repudian todo lo que viven, y que anhelan que todo esto acabe, que puedan vivir como seres humanos, y no como objetos a las que se les puede degradar y desecharlas cuando se quiera. Representa un enorme potencial para un cambio radical y un mundo totalmente diferente.
Es completamente hipócrita la indignación de las autoridades que condenaron la “violencia” de las protestas. Lo que realmente les indigna no son simplemente algunas pintas, algunos vidrios rotos, sino la furia de las mujeres que ya no aceptan el patriarcado y sus crímenes de odio. ¡Nunca se escucha semejante indignación de las autoridades por los 10 feminicidios al día, las desapariciones, violaciones y abusos innumerables! ¡Eso demuestra claramente su nefasto papel de defensores del criminal sistema patriarcal y capitalista!
Para acabar con este sistema, hará falta toda una revolución, que hará posible ponerle fin a todos los horrores que genera este sistema. Como dice la manta que llevamos en la marcha comunistas y las compañeras del Frente Popular Francisco Villa Independiente, “¡Desatar la furia de las mujeres como fuerza poderosa para la revolución!” También se repartió el volante “El Estado reprime a luchadoras y los crímenes contra mujeres siguen impunes — ¿qué clase de sistema hace eso?” de la Organización Comunista Revolucionaria, México.
Aún con la pandemia, saludamos a todas y todos los que estuvieron en las calles el Día Internacional de las Mujeres por todo el mundo, y en todo este país. La justa rebelión de las mujeres que ya no se dejen sino que salen en lucha por exigir otro mundo representa una esperanza para todos los que odian la opresión y anhelan vivir libres. Y también es un desafío para tomar su lugar en la lucha por la emancipación de las mujeres y de toda la humanidad
Como lo ha señalado Bob Avakian, arquitecto del nuevo comunismo:
La cuestión general de la posición y el papel de la mujer en la sociedad se presenta cada día más agudamente en las extremas circunstancias de hoy — esto es un polvorín en Estados Unidos hoy. No se puede concebir la resolución de todo esto salvo de la manera más radical y mediante formas extremadamente violentas. La cuestión que pende es: ¿será una resolución radical reaccionaria o una resolución radical revolucionaria, implicará reforzar las cadenas de la esclavización o hacer añicos los eslabones más decisivos de esas cadenas y abrir la posibilidad de realizar la eliminación completa de todas las formas de dicha esclavización?.
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8 marzo torrente vs patriarcado.pdf
Aurora Roja
Voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México
México: La Marcha de la Comunidad Porvenir con motivo del Día Internacional de la Mujer
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, se realizó la “Marcha de la Comunidad Porvenir”, recorriendo las colonias Santa Ana poniente y Zapotitla, de la Alcaldía Tláhuac, en la Ciudad de México el 7 de marzo de 2021.
La marcha se detuvo en algunas partes para hacer denuncias por el sonido móvil. En el recorrido se repartieron dos volantes: “Un mundo igualitario para el presente de las mujeres” del Frente Popular Francisco Villa Independiente (FPFVI); y “El Estado reprime a luchadoras sociales y los crímenes contra mujeres siguen impunes — ¿qué clase de sistema hace eso?” de la Organización Comunista Revolucionaria, México. Y se pegaron carteles en los postes, con imágenes combativas de mujeres y las consignas ¡¡El aborto es un derecho, no es un crimen!! ¡¡La maternidad forzada es esclavitud!!
Al frente de la marcha se portaba una manta de “Fin al patriarcado y la guerra contra las mujeres” y una cruz adornada con listones grandes que denunciaban “Feminicidios, Acoso sexual, Violaciones, Golpes, Insultos, Indiferencia”. Jóvenes entusiastas gritaban las consignas: “El Estado opresor, es un macho violador”, “Mujer escucha, esta es tu lucha”, “Revolución, revolución para acabar con la opresión”, “No fue suicidio, fue feminicidio”, “Libertad, libertad, a las presas por abortar”, entre otras.
Fue muy importante que las mujeres y los hombres de esta Comunidad del FPFVI salieran a las calles para expresar su repudio a la opresión patriarcal contra las mujeres, en vísperas del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres. Fue una contribución importante a la lucha contra este sistema patriarcal, por verdad y justicia para todas las mujeres víctimas de la supremacía masculina, y a la revolución para finalmente acabar con toda forma de opresión a las mujeres y la humanidad entera.
Ver video de la marcha:
Computador: Marcha el 7 de marzo
Teléfono celular: Marcha el 7 de marzo
Aurora Roja
Voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México