Un "acto de fe" y un "salto" al conocimiento racional: Dos cosas muy distintas, dos cosmovisiones y métodos radicalmente diferentes
Segunda parte: El salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional
Revolución #031, 22 de enero de 2006, posted at revcom.us
Nota de la Redacción:Esta es la segunda parte de una serie de tres partes. La primera parte, "La religión es religión, el comunismo es científico", salió en el número 28. En este artículo, Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU, contesta una carta que ataca el comunismo y el punto de vista y método científico, y afirma que el ateísmo no es más que otra religión. El artículo aborda varios puntos de la carta, pero se concentra en la diferencia fundamental entre la cosmovisión y el método comunista y científico, y la cosmovisión religiosa, que se basa en "actos de fe". El artículo se puede encontrar en su totalidad en revcom.us (http://rwor.org/a/cosas-muy-distintas-dos-cosmovisiones-s.htm). Se publicó en el No. 10.
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El salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional
Como Mao Tsetung explica en sus importantes obras filosóficas, como "Sobre la práctica", el proceso de desarrollo (o acumulación) de conocimientos tiene dos etapas básicas: 1) el conocimiento sensorial y 2) el conocimiento racional. Para pasar al conocimiento racional, después de asimilar las sensaciones (en la primera etapa) es necesario dar un gran paso, o salto,y sistematizarlas: identificar las "pautas" y captar el carácter esencial y la identidad básica del fenómeno que están más allá de la superficie. Veamos algunos ejemplos de la "vida cotidiana" para ilustrar mejor este punto fundamental. Esto puede aclarar la diferencia entre adquirir conocimientos a través del salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional, y el "acto de fe" religioso, que no lleva, ni puede llevar, al conocimiento racional.
Como Mao indica, la primera vez que encontramos un fenómeno, lo percibimos de manera superficial e incompleta; captamos algunos rasgos pero no "lo que por dentro lo articula" (el carácter esencial que le da identidad) y lo distingue de otros fenómenos y establece su relación con ellos. Esta es la etapa de la sensación y del conocimiento sensorial. Veamos un ejemplo: muchas personas que tienen escasos conocimientos del fútbol americano han comentado que ¡al parecer se trata de una bola de tipos muy fornidos, con un montón de equipo, cascos, etc., que corren a lo loco, chocan violentamente y se apilan en el suelo! Pero si uno mira partidos por un tiempo y se esfuerza por entender lo que pasa, empieza a discernir las "pautas", "reglas" y "leyes" del juego. Los aficionados del deporte lo conocen bien, con todas sus "reglas" y "leyes", y ofrecen sin mayor problema opiniones y juicios sobre las jugadas. Obviamente, cuando vieron su primer partido, ellos tampoco conocían nada de eso y les parecía una serie de actividades "inconexas" sin chiste ni lógica. En el movimiento de profundización del conocimiento se pasa de tales impresiones superficiales a una comprensión del carácter del deporte y sus "reglas" y "leyes": uno acumula más y más conocimientos sensoriales y de repente da un gran paso, un salto, y "arma el rompecabezas" y sistematiza, o sea, hace un análisis y sintetiza lo esencial, las "pautas" clave y "lo que por dentro lo articula" y le da su carácter de "fútbol americano". Muchas veces uno da el salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional casi inconscientemente, o sea, no se fija conscientemente en qué momento ocurre pero, a pesar de eso, es un cambio concreto y lleva a un plano superior del conocimiento: el conocimiento racional. (En el caso del fútbol americano, ¿vale la pena hacer el esfuerzo de pasar del conocimiento sensorial al conocimiento racional? Eso depende, naturalmente, del contexto cultural y social, además de las preferencias personales de cada cual, y ¡sobre eso no voy a opinar!).
Pero quiero contrastar el salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional de fenómenos concretos con el "acto de fe" religioso. Imaginemos que alguien diga: "No hace falta que observe un partido de fútbol ni que me expliquen las reglas; dios me revelará todo". O sea, un cuate dice que puede conocer un fenómeno (en este caso el fútbol) por medio de un "acto de fe". Pero en realidad, eso no lleva a conocimientos concretos ni puede comprobarse con los medios y métodos del mundo real. No hay manera de comprobar que "dios le revelará" tales conocimientos ni puede haber ninguna prueba, salvo su propia palabra. ¡No recomendaría ir a Las Vegas o Atlantic City a apostar un dineral al fútbol con "conocimientos" adquiridos por un "acto de fe"!
Veamos otro ejemplo. En un juicio por robo el fiscal presenta pruebas (testimonio de testigos y otras pruebas) a fin de demostrar que el acusado se encontraba en el lugar de los hechos o que le encontraron un arma muy parecida (o igualita) al arma que tenía el ladrón, etc. Por su parte, el abogado de la defensa busca demostrar (con testimonio, etc.) que el acusado se encontraba muy lejos o que el arma que tenía no era la del robo, etc. Para dar el veredicto el jurado tiene que dar el salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional; tiene que "desechar la cáscara para quedarse con el grano" y descubrir lo esencial de la evidencia. Naturalmente, es posible que no haga bien su trabajo, que los jurados tengan prejuicios contra el acusado o que no disciernan correctamente las "pautas" ni lleguen "al grano". Pero eso no niega que les toca dar un salto de los hechos (el testimonio, etc.) a una conclusión, al grano: ¿el acusado cometió el robo o no?, lo cual implica, repito, dar el salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional.
Si, por ejemplo, la defensa presenta 10 testigos que no tienen ninguna relación especial con el acusado y todos declaran sin duda que lo vieron lejos del lugar de los hechos en el momento del robo (y si el fiscal no "hace flaquear" a ninguno), es lógico concluir que el acusado no cometió el robo y hay que absolverlo. Aquí lo más importante es captar que para dar el veredicto el jurado pasa por un proceso de "sacar una conclusión basada en los hechos", lo cual implica y requiere dar el salto del conocimiento sensorial (oír testimonio) al conocimiento racional (sacar la conclusión de que el acusado no puede haber cometido el robo). Como es la única conclusión lógica, quizá no sea claro que fue necesario dar un salto para sacarla; es decir, que además de oír los hechos, el proceso requiere "armar el rompecabezas", ir al grano y captar la esencia de esos hechos. Es importante subrayar que se trata de una conclusión lógica,producto de un proceso de razonamiento que permite dar el salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional.
Nuevamente, quiero contrastar eso con un "acto de fe". Si un jurado dijera: "Sé que el tipo es culpable porque `el Señor me lo dijo’", sería lo contrario de un proceso lógico y razonado. Sería un "acto de fe", que es como un "salto a ciegas", en oposición al salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional. Tal "salto a ciegas" rechaza los hechos y el proceso lógico necesario para dar un salto radicalmente diferente: el salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional. ¿A poco sería deseable que los jurados decidan la suerte de los acusados por medio de un "acto de fe"?
Un ejemplo más de la "vida cotidiana": si un niño observa el tráfico y la circulación de carros, y una persona mayor le explica el sistema, en poco tiempo se da cuenta de que si se mete a la calle sin más, terminará lastimado o muerto. En este caso, el niño primero observa el movimiento de vehículos aparentemente arbitrario y sin "pautas" definidas, y luego capta las "pautas" y el carácter esencial del movimiento, y cuándo es prudente cruzar la calle o no. Una vez más, vemos el salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional que vimos en los ejemplos anteriores. Pero si la persona mayor le dijera al niño: "No tengas miedo de cruzar la calle porque `dios te protege’", no se trataría de un salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional sino de un "acto de fe" que rechaza la razón y la lógica, y seguramente tendría consecuencias trágicas.
Los conocimientos científicos y el método científico
Si la diferencia crucial entre el salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional y el "acto de fe" es de vital importancia en la "vida cotidiana", es mucho más importante en el caso de los conocimientos científicos, que se adquieren y se comprueban a través de la aplicación sistemática del método científico y no por medio de "actos de fe".
El método científico dicta investigar la realidad a través de observaciones, experimentación y otros medios; acumular datos; sistematizarlos; y elaborar teorías que sintetizan las pautas (lo que tienen en común los datos) y explican el carácter esencial de los fenómenos. Después la teoría se pone a prueba: se hace otra ronda de observaciones y experimentación partiendo de la teoría a fin de profundizarla y determinar si los resultados concuerdan con lo que la teoría predice. Si los resultados contradicen la teoría (por ejemplo, si los experimentos u observaciones dan resultados que la teoría predice que no pueden ocurrir), hay que concluir que es errónea o que tiene fallas. En cambio, si se pone a prueba repetidamente desde múltiples direcciones por largo tiempo, y los resultados concuerdan invariablemente con lo que la teoría predice y ningún resultado u observación produce datos que la contradigan o que la teoría no pueda explicar, se puede concluir que es correcta. Pero para que la comunidad científica acepte una teoría, además de probarse repetidamente, tiene que pasar por el examen riguroso de otros científicos, especialmente los expertos del campo en cuestión. Si "pasa", o sea, si ningún científico demuestra que tiene fallas o es errónea y ningún resultado contradice la teoría y sus predicciones sobre la realidad, la comunidad científica la acepta como explicación válida de la realidad (o del aspecto de la realidad que abarca).
Es cierto que en el proceso de elaborar teorías inicialmente los científicos hacen "conjeturas" e "hipótesis preliminares"; es decir, muchas veces hacen una especie de "suposición" (con cierto fundamento) sobre un aspecto de la realidad, aunque todavía no tienen prueba definitiva. Pero tales hipótesis también se basan en evidencia previamente acumulada y verificada, y no en un "acto de fe" ni en declaraciones religiosas que se aceptan ciegamente sin prueba ni posibilidad de obtenerla. Además, los científicos ponen a prueba sistemáticamente tales hipótesis en el mundo real; con ese método se generan nuevos datos que, a su vez, sirven para elaborar las teorías científicas ya aceptadas.
Naturalmente, los científicos cometen errores. Tanto científicos individuales como la comunidad científica general y los "expertos" y "autoridades" de una rama u otra se han equivocado. Al fin y al cabo, son seres humanos con limitaciones; son parte de una sociedad y las ideas predominantes de esa sociedad influyen en ellos. Pero en el proceso de acumular conocimientos (a través de experimentación y observación en relación directa con ciertas teorías y en la ciencia y el mundo en general), toda teoría se pone a prueba y se somete al escrutinio de otros científicos. A veces nuevos conocimientos contradicen aspectos de una teoría o, en algunos casos, la teoría en su totalidad. En tal caso es necesario modificarla o descartarla por completo. Pero el punto clave es que el método científico nos da los medios para seguir investigando la realidad y conocerla más a fondo, y corregir los errores que se hayan cometido.
La profundización del conocimiento que se da al pasar del conocimiento sensorial al conocimiento racional, a su vez, sienta la base para acumular mayores conocimientos sensoriales, analizarlos, sistematizarlos y dar mayores saltos del conocimiento sensorial al conocimiento racional, una y otra y una y otra vez. Los individuos, la sociedad y la humanidad no acumulan conocimientos "de un solo golpe" sino por medio de un proceso constante. Así es en la "vida cotidiana" y mucho más en la aplicación consciente y sistemática del método científico. Esto nos lleva a otro punto que Mao recalcó: además del salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional, hay que dar otro salto del conocimiento racional a la práctica, lo cual permite transformar la realidad material y acumular mayores conocimientos sensoriales, que sientan la base para otro salto al conocimiento racional, y así sucesivamente.
Un "acto de fe" aleja de la comprensión cabal de la realidad
En oposición a lo anterior, la cosmovisión religiosa —que se basa en la fe, en vez de investigar y analizar el mundo real, y dar el salto del conocimiento sensorial al conocimiento racional— no puede llevar a una comprensión cabal de la realidad, y termina rechazándola de una manera fundamental. Desde luego, no todos los creyentes se basan palabra por palabra en la Biblia (u otras escrituras religiosas); no todos dicen que hay que aceptarla al pie de la letra como la palabra de un presunto ser sobrenatural todopoderoso y omnisciente, es decir, como la "verdad absoluta". De hecho, muchos creyentes aceptan muchas de las conclusiones científicas y no pocos intentan conciliar sus creencias en un ser sobrenatural con el método científico y su aplicación a la existencia material. Pero la religión afirma que hay otra esfera aparte de la existencia material, cuando en realidad no la hay; jamás se ha presentado (ni se podrá presentar) evidencia de tal esfera ni se puede comprobar su existencia a través de la investigación científica. De hecho, incluso los que quieren conciliar sus creencias religiosas con el método científico y su aplicación, no pueden hacerlo cabalmente porque tales creencias inevitablemente entrarán en conflicto con las conclusiones que se derivan de la aplicación del método científico.
En el próximo número: El Big Bang, la evolución y la revolución