Revolución #51, 18 de junio de 2006


Correspondencia:

Cuando el aborto era ilegal

Recibimos esta carta de una lectora.

“Terminar un embarazo no deseado o sacar del cuerpo de una mujer un grupo de células que todavía no se han desarrollado para ser un ser humano viable no tiene nada de inmoral. Un feto no es un niño. Si una mujer no quiere continuar un embarazo (por la razón que sea), debe tener la libertad de terminarlo, sin peligro ni dificultades. Eso no es nada trágico. De hecho, la verdadera tragedia es que la vida de tantas mujeres se ha limitado, truncado o acabado porque les tocó tener hijos no deseados. Es una tragedia que se repite millones de veces al día, con la complicidad y el apoyo del gobierno estadounidense”.

“La moral del derecho al aborto… y la inmoralidad de los que lo atacan”, Revolución #38, 12 de marzo de 2006, en revcom.us

Desde que leí los relatos del proyecto “Voices for Choice”, de Physicians for Reproductive Choice and Health, no me puedo sacar ese pasaje de la cabeza. El proyecto narra las experiencias de mujeres y de quienes las ayudaron a terminar embarazos no deseados, antes y después de la legalización del aborto con el fallo Roe vs. Wade. La vida y las luchas de esas mujeres cambiaron a médicos y enfermeras: les hicieron confrontar los horrores de la reproducción obligatoria, desafiar las leyes y la mentalidad de esos tiempos, y luchar por parar una gran injusticia. Cuentan estos relatos ahora porque de nuevo el aborto y el control de la natalidad están bajo grandes ataques, y están vedados a las mujeres de grandes partes del país y del mundo. El gobierno de Bush, siguiendo la pauta de los fascistas cristianos, quiere que la mujer regrese a una condición de esclavitud reproductiva. De nuevo están destruyendo innecesariamente vidas de mujeres. Tenemos que confrontar esta verdad sin temor, dar a conocer información científica de la reproducción e impedir que tal horror se repita.

He aquí unas historias de médicos y activistas del proyecto “Voices for Choice”. Los testimonios completos están en www.voicesforchoice.org y en un DVD de Physicians for Reproductive Choice and Health.

“Una motivación muy fuerte”

El Dr. Curtis Boyd tiene una clínica que se especializa en servicios de aborto. Durante los años 60 en Athens, Texas, y más tarde en Dallas, practicó miles de abortos (que era ilegal en ese tiempo). Al Dr. Boyd se le conoce por sus contribuciones a la tecnología del aborto, reducción del dolor y los riesgos quirúrgicos, métodos de aborto de segundo trimestre, y pautas y normas para las clínicas de aborto.

“Una joven amerindia sioux llegó al hospital. Era de Dakota y tenía una beca en la Universidad de Chicago. Era la primera persona de su familia que estudiaba en la universidad. Viajó en camión desde Chicago a Athens, Texas, para hacerse el aborto.

“Otra señora llegó de Austin, Texas; era mexico-americana y no sabía inglés. Tenía casi 50 años y muchos hijos. En ese tiempo, nadie hablaba español en el condado Henderson ni en los condados vecinos. Vino en camión y llegó después de las horas hábiles. Cuando la vi por la mañana, me enteré de que durmió en un baño del hospital. Sabía que el hospital estaba abierto las 24 horas, se escondió en un retrete y se echó a dormir un rato. Con inodoro y lavamanos, fue su hotel.

“¡Qué necesidad de abortar! ¡Y de salir con vida y sin daño, habiendo venido desde tan lejos! No me conocían. Eran extrañas, no las había visto antes y no las vería después, pero las tratamos con respeto y dignidad. No sufrían dolor, estaban con vida, podían levantarse e irse. Estaban tan llenas de emoción, de agradecimiento. Eso era una motivación muy fuerte”.

“Todavía recuerdo a esa paciente”

El Dr. Harry Jonas ha sido miembro de la junta directiva de Physicians for Reproductive Choice and Health desde 1997. Es también asesor del decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Missouri en Kansas City, donde fue decano por nueve años. Antes de regresar a su estado natal de Missouri, el Dr. Jonas fue vicepresidente auxiliar de Educación Médica de la Asociación Médica Americana por 13 años. En sus primeros años como médico, vio a muchas víctimas de abortos ilegales y luchó por cambiar las leyes del aborto a nivel estatal y nacional.

“Una experiencia me sacudió y me hizo entrar al movimiento. Mi primera paciente, durante mi primer año como interno en el Hospital Barnes de St. Louis, fue una señora con 11 hijos que abortó por su cuenta con algún instrumento porque no encontró quién le practicara un aborto. Y yo, un interno joven, estaba a cargo de esa situación. Los intestinos se le salían por la vagina porque se la perforó con el instrumento. Tenía una infección masiva y múltiples abscesos en todos los órganos vitales, y murió.

“Todavía recuerdo a esa paciente, su aspecto, en cuál cama estaba en la sala 1418 en el Hospital Barnes. La vi en la sala de urgencias cuando entró al hospital y me dijo que estaba desesperada porque su esposo andaba en la calle la mayoría del tiempo y era un pendenciero. No podía criar a otro hijo, no podía mantenerlo, y no pudo encontrar a ningún médico que la ayudara. Eso nunca lo voy a olvidar”.

“Apendectomía estilo Mississippi”

Byllye Avery, una activista de larga trayectoria, es fundadora del Proyecto Nacional de la Salud de la Mujer Negra. Antes de la legalización del aborto, fue líder de la red clandestina de aborto en Jacksonville, Florida.

“Si una señora de bajos recursos iba a tener un niño y se decidía que ya tenía demasiados, o si quedaba embarazaba y le pedía al médico que le hiciera un aborto, le daban una sola opción: ‘Te haremos el aborto, pero también te haremos una histerectomía’. Lo mismo si una señora daba a luz y se determinaba que ya tenía muchos niños. Le hacían lo que se llamaba una ‘apendectomía estilo Mississippi’, que era una histerectomía o una ligadura de trompas cuando estaba anestesiada. Ella se despertaba con un niño, pero también esterilizada sin su permiso”.

“Ha debido tener el derecho de terminar ese embarazo”

El Dr. Robert Tamis practica medicina desde hace más de 30 años. Trabaja ahora con Arizona Reproductive Medicine and Gynecology, Ltd. Antes de la legalización del aborto, una red clerical le enviaba pacientes y el Dr. Tamis les practicaba abortos legales en el hospital. También luchó por cambiar la ley en su estado.

“Por el año 1964 ó 1965, una joven fue a una fiesta de prepa y cinco muchachos la violaron. Los condenaron a seis meses de cárcel. Ella quedó embarazada y dio el niño en adopción. Durante el parto, no decía más: “Solo los condenaron a seis meses”. ¿Y a ella? Nueve meses de embarazo; el dolor de las contracciones y el parto; el horror emocional de ser violada cinco veces.

“Ese incidente le tuvo que dejar una profunda huella emocional. ¿Por qué obligarla a tener ese hijo? Si ella decidió que no quería tener un hijo por el horror de todo lo que le pasó, pues ha debido tener el derecho de terminar ese embarazo”.

“Si anulan el fallo Roe vs. Wade, yo seguiré practicando abortos”

La Dra. Mildred Hanson es directora médica de una clínica después de ser 30 años directora médica de Planificación Familiar de Minnesota y Dakota del Sur. Debido a la falta de servicios de aborto en esa región, la Dra. Hanson atiende a pacientes de Dakota del Norte, Dakota del Sur, Iowa y Wisconsin, además de Minnesota. Antes del fallo Roe vs. Wade, practicaba abortos en el hospital.

“Está claro que un embarazo no deseado, ser madre sin quererlo, es malo para la sociedad y para la mujer que lo sufre.

“Si anulan el fallo Roe vs. Wade, yo seguiré practicando abortos. Hoy no es como años atrás, cuando tenía responsabilidades de madre. Seguiré practicando abortos. Esperaré a que venga a buscarme la policía porque quiero demostrar que eso perjudica la salud de la mujer. Ya se ha demostrado que el aborto legal y sanitario ha mejorado la salud de la mujer estadounidense. Nuestra experiencia tras el fallo Roe vs. Wade nos ha convencido profundamente de la necesidad de que el aborto sea legal y sanitario. Estoy más convencida ahora que antes de que lo legalizaran. Así que ahora, yo seguiré practicándolo. Hasta que la policía me lleve. Definitivamente”.

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