OR #833 26 de noviembre, 1995
Pregunta: Se oye decir que hay que "hacer la revolución". Debido al poderío militar que tiene este país, ¿piensas en serio que es posible hacer una revolución?
El Presidente Responde: Sí, es posible hacer la revolución en Estados Unidos, pero mucho tendrá que cambiar y tenemos mucho trabajo que hacer.
Es cierto que la clase dominante de Estados Unidos cuenta con un poderío militar de consideración. Cuenta con un imperio mundial y una enorme riqueza. Para construir su imperio masacró a mucha gente y, a su vez, ha construido su poderío militar en base a su imperio, y por eso tiene hoy una enorme maquinaria avanzada de muerte y destrucción. Como en el pasado, usará ese poderío militar: para amenazar y repeler a los rivales imperialistas y para ahogar en sangre los levantamientos de los oprimidos que se levantan a combatir y hacer la revolución. Pero eso nos permite ver también la razón esencial de por qué se puede derrotar y tumbar.
Su poderío militar y riqueza económica surge de la explotación y opresión de millones y millones de personas en Estados Unidos y literalmente billones de personas por todo el mundo. Su sistema no puede existir sin la división fundamental entre ricos y pobres, así como sin otras importantes divisiones y desigualdades sociales, como son la opresión de naciones y "nacionalidades minoritarias" y la subyugación y degradación de la mujer. También es un sistema que no puede existir sin la despiadada competencia y rivalidad entre los explotadores, dentro de cada país y entre los países. Todas esas cosas son expresiones de la naturaleza del sistema; es imposible que el sistema capitalista-imperialista exista sin esos elementos. En una palabra, el sistema descansa sobre importantes "fallas" que generan constantemente "terremotos", grandes y pequeños, levantamientos sociales, rebeliones y guerra, que constantemente estremecen el orden social y despiertan a muchos a la vida política.
En un momento dado, cuando se dan esos "terremotos políticos y sociales" con suficiente fuerza y en cierta combinación, los levantamientos son tan fuertes que graves crisis sacuden al sistema con tanta fuerza que incluso se hacen sentir en sus más fuertes baluartes, como Estados Unidos. Eso es lo que ocurrió en la década de los años 60 e, inevitablemente, tarde o temprano, ocurrirá otra vez. Y existe una buena posibilidad de que sea más temprano que tarde: en la economía y en las relaciones sociales y políticas ya se ve una profunda y sostenida crisis en Estados Unidos y el resto del mundo; y como se vio en la Rebelión de Los Angeles de 1992, está surgiendo un espíritu de audacia y de combatividad entre las masas básicas de Estados Unidos, y hay que hacer todo lo posible para atizarlo, desarrollarlo y transformarlo en lucha consciente y organizada para la revolución.
Nuestra orientación, la orientación para los explotados y oprimidos y su dirección revolucionaria, debe ser ajustar todo lo que hacemos con miras a prepararnos para el estallido de una crisis revolucionaria, cuando se pone en tela de juicio tanto la autoridad de la clase dominante como su "derecho" y capacidad de gobernar. Porque son precisamente condiciones así que hacen posible lanzar una revolución en un país como Estados Unidos, o sea, hacen posible y ponen a la orden del día como tarea urgente e inmediata iniciar una guerra revolucionaria con posibilidades de llevarla hasta la victoria. La gestación de las condiciones necesarias para la revolución y para el estallido de una crisis revolucionaria no dependerá principalmente de lo que nosotros hagamos, sino más bien y fundamentalmente se deberá a los conflictos inherentes al sistema y todas las luchas que provoca a nivel mundial. Sin embargo, lo que nosotros hagamos puede contribuir a que se presenten las condiciones con más rapidez, y más que todo, podemos y debemos preparar el terreno para asir el momento cuando se presenten una situación y una crisis revolucionarias. Para eso los explotados y oprimidos cuentan con una fuerza crucial que no teníamos en Estados Unidos en la década de los 60: un partido de vanguardia, el PCR, que está sólidamente fundamentado en la ideología revolucionaria más avanzada, el marxismo-leninismo-maoísmo, y sobre esa fundación ha desarrollado (y sigue desarrollando) las estrategias y principios políticos y de organización, entre ellos la doctrina militar básica necesaria para preparar y efectuar el derrocamiento revolucionario del sistema.
Esas estrategias, principios y doctrina son el puente que une el trabajo y las luchas revolucionarias que realizamos hoy con la lucha militar total por el Poder que se librará cuando se presente una situación revolucionaria. Como señalé en ¿VERDADERAMENTE PODRIAMOS GANAR?, el trabajo y lucha que hacemos en esta etapa, si bien no es todavía de carácter militar, sienta las bases políticas y de organización para forjar un ejército revolucionario en el seno de las masas e iniciar la guerra revolucionaria cuando se presente una situación revolucionaria. En esas condiciones será posible construir una organización militar y desarrollar la capacidad militar de combatir a partir de la organización de las masas y de su lucha profundamente enraizada y construida de una manera sabia y bien pensada en el seno del pueblo, especialmente sus sectores más explotados y oprimidos, durante todo el período de preparación para la crisis revolucionaria. En esas condiciones será posible poner en práctica la doctrina militar de la vanguardia, librar una guerra revolucionaria en base a esa doctrina, y desarrollar y poner en práctica esa doctrina sacando lecciones de su aplicación en la guerra revolucionaria.
Como también señalé en ¿VERDADERAMENTE PODRIAMOS GANAR?, tenemos que tener presente el importantísimo principio del MLM, la gran verdad concebida y puesta en práctica por Mao, de que si bien la tecnología es importante, la gente y no la tecnología es lo decisivo en la guerra y en todo lo demás. Las personas crean y manejan toda la tecnología. Los que jamás han librado una guerra revolucionaria pueden aprender a librarla. Las masas y su vanguardia revolucionaria estudiarán la guerra, pero, como dijo Mao, principalmente se aprenderá de la guerra haciendo la guerra y sacando lecciones colectivamente de su experiencia. Así es cómo se han librado todas las guerras revolucionarias y cómo muchas han triunfado.
Otro punto importante: con respecto a las FFAA del imperialismo estadounidense, los soldados que manejan la tecnología militar, y especialmente los soldados rasos, provienen en su mayoría de los pobres y oprimidos. Esa es una grave contradicción "inherente" a las FFAA que se agravará a medida que los manden a combatir contra las masas populares de las que provienen. De hecho, una de las características importantes de una crisis revolucionaria es que se dan divisiones graves dentro de las FFAA de la clase dominante y que sectores de ellas se identifican con la lucha revolucionaria de las masas. Ese fue un elemento importante que se vio en la década de los 60 cuando las FFAA sufrían derrotas en Vietnam y estallaban rebeliones en el propio territorio estadounidense. Eso no quiere decir que los revolucionarios deben esperar que un número considerable de las FFAA del enemigo se pase al lado de la revolución apenas estalle la guerra revolucionaria. La guerra revolucionaria no debe contar ni esperar que eso ocurra, pero a medida que las fuerzas revolucionarias le asestan golpes a las fuerzas enemigas, en el contexto de una crisis y de levantamientos revolucionarios, el ejército de la clase dominante no se mantendrá monolíticamente unido sino que empezará a desmoronarse y será posible ganarse a sectores del ejército enemigo e integrarlos al ejército revolucionario para fortalecerlo.
Nada de eso quiere decir que hacer la revolución será fácil, incluso en condiciones de crisis revolucionaria y de levantamientos; no será "fácil" para los revolucionarios y su vanguardia formar y manejar sus propias fuerzas armadas y librar una guerra revolucionaria para derrotar el poderío del imperialismo estadounidense. No será fácil, pero tampoco será imposible. Así que todos los revolucionarios hoy deben unirse a la vanguardia para sentar las bases más sólidas, para contribuir al desarrollo de la lucha revolucionaria y sobre todo para preparar a las masas, así como a la vanguardia, para el estallido de una crisis revolucionaria. Si no hacemos eso, perderemos la oportunidad revolucionaria cuando se presente.
En resumen: ¿podemos hacer una revolución en Estados Unidos frente al poderío militar de la clase dominante? Sí, es posible, pero mucho tendrá que cambiar y tenemos mucho trabajo que hacer. ??