Obrero Revolucionario #897, 9 de marzo, 1997
Sabemos que la situación es urgente. Nuestra indignación aumenta con la lista de agravios: los médicos asesinados, las amenazas de muerte, los dinamitazos y vandalismo de las clínicas, los bloqueos, las leyes contra el aborto, la gran cantidad de mujeres a las que se les niega el derecho al aborto.
Todo eso está aumentando. Pero mientras aumentan los ataques y los asesinos se envalentonan, el movimiento pro derecho a escoger está menos movilizado.
La mayoría de la población de este país defiende el derecho al aborto. Muchos recuerdan cómo sufrían y morían las mujeres antes de que fuera legalizado. Cientos de miles han protestado para que siga siendo legal. Muchos comprenden que tener hijos contra la voluntad arruina vidas y sueños.
Existen muchas posibilidades para movilizar a las masas para parar estos ataques. Pero el temor y la confusión impiden el desarrollo de una fuerte contraofensiva. Así que, con motivo del Día Internacional de la Mujer, quiero reiterar unos puntos de orientación que me parecen necesarios para construir una fuerte defensa de las clínicas de la mujer.
La lucha por el aborto es una lucha por la liberación de la mujer, y eso tiene que destacarse. Cuanto más se comprenda que la igualdad de la mujer es lo que está en juego, tanto más se luchará contra la violencia reaccionaria de los que se oponen al aborto.
No se ha hecho lo suficiente para impedir que las fuerzas opuestas al aborto definan la lucha. Han tomado la iniciativa con sus mentiras de que el aborto "mata bebés". No se oponen al aborto porque "están a favor de la vida"; se oponen al aborto porque están a favor del machismo, del patriarcado y de relaciones familiares opresivas. Cuando un reportero le preguntó a un tipo por qué estaba manifestando, contestó: "Si las mujeres tienen el derecho a abortar, cómo vamos a controlarlas".
Si la mujer no tiene el derecho a controlar su reproducción, no podrá participar con igualdad en la sociedad. Por eso su bienestar social y físico es más importante que otras cosas subordinadas, como el embarazo. ¡La mujer no es incubadora! Por eso, toda razón para abortar es válida.
El movimiento contra el aborto se basa en la ignorancia y en ideas sin fundamento científico. Dicen que el feto es un bebé y que el aborto es matanza. Todo eso contradice los hechos científicos. El feto tiene el potencial de ser un ser humano. Pero no es un ser social independiente con derechos sociales propios. No llega a ser niño, o sea, un ser humano que existe independientemente, hasta que haya nacido. El aborto interrumpe el desarrollo de una masa de tejido que depende absolutamente del proceso biológico del cuerpo de la mujer. Por eso no es correcto decir que "el feto es un niño" o que "el aborto es matanza". Con esta base científica se ve que la mujer no tiene por qué disculparse por un aborto.
Demasiada gente que defiende el derecho al aborto lo hace de una manera defensiva. Eso se ve por ejemplo cuando enfatizan que las clínicas también ofrecen otros servicios, como atención prenatal y contracepción, como si las clínicas tuvieran que pedir disculpas por practicar abortos o justificarlos diciendo que también tratan de hacer los "poco comunes". Pero, como dijo Mary Lou Greenberg: "¿Por qué debe ser el aborto `poco común' si es absolutamente necesario que la mujer controle su propia reproducción para tener igualdad y liberación?"
Ninguna mujer tiene por qué sentirse culpable de hacerse un aborto. El aborto en condiciones sanitarias debe estar al alcance de cualquiera que lo solicite, sin importar la razón. La mujer debe sentirse orgullosa, no acomplejada, de tomar control de su vida, desafiar su opresivo papel "tradicional" y luchar por ser independiente.
Unos dicen que debemos apoyarnos en la policía y las cortes, y exigir que el gobierno proteja las clínicas. Pero el gobierno no va a defender en serio el derecho al aborto. Cuando lo defiende, no lo hace porque lo considera central en la lucha contra la opresión de la mujer. Para la clase dominante, la legalización del aborto se basa en criterios puramente pragmáticos. Lo que le preocupa es el control de la población y el control social, no la liberación de la mujer.
La policía y las cortes no son "fuerzas neutrales". Son parte del sistema y protegen los derechos de la mujer solo en la medida en que eso corresponda a sus intereses. Ya hemos visto a la policía y las cortes permitir que bloqueen clínicas por todo el país. Hemos visto a la policía coordinar tácticas con los enemigos de la mujer y tomar partido abiertamente con ellos. Hemos visto que las órdenes judiciales las aplican contra los que defienden las clínicas. Hemos visto que las decisiones de la Suprema Corte permiten el hostigamiento de la mujer. ¿Cómo vamos a atenernos a ese tipo de "protección"?
Históricamente, el FBI ha espiado al movimiento popular y ha hecho todo lo posible por destruirlo. Pedir la ayuda de las autoridades les da más oportunidades para investigar y hostigar a los que están bajo ataque, sembrar divisiones en el movimiento para alejar a los elementos "radicales" y desalentar la movilización para defender las clínicas. ¿Qué ocurrió en 1996 cuando el FBI fue a investigar el incendio de iglesias negras en el Sur? Los federales sometieron a los ministros a detectores de mentiras, tomaron las huellas digitales de los feligreses, fueron a sus trabajos y casas sin anunciarse, y dieron a entender que los propios feligreses quemaron la iglesia. Todo eso fue tan indignante que una delegación de 30 líderes de iglesias negras viajó a Washington para quejarse.
El apoyarse en el gobierno limita y confina la defensa de las clínicas, y le quita la iniciativa a los que más tienen en juego: los proveedores y las masas que defienden el derecho al aborto. Tenemos que luchar contra los odiamujeres y hacerlo de una manera que fortalezca nuestro movimiento, no que lo debilite o lo haga más dependiente. Por experiencia sabemos que pedir que las cortes, la policía y los federales nos defiendan desmoviliza al pueblo, crea un clima de pasividad y promueve la falsa y peligrosa ilusión de que podemos contar con las autoridades para cambiar la situación.
Unos dicen que la autodefensa de las clínicas nos "reduciría" al mismo nivel que las fuerzas opuestas al aborto. Pero no los vamos a derrotar sin una lucha enconada. Además, decir que hay que "evitar confrontaciones" perpetúa una batalla unilateral, en que el pueblo se siente impotente.
Unos no se sienten preparados para encarar la violencia reaccionaria. Por eso hay que distinguir entre la violencia injusta y la defensa de las clínicas, que es una causa justa. Mary Lou Greenberg, activista del movimiento a favor del derecho a escoger y vocera de la rama de Nueva York del PCR, ha señalado: "Hay una gran diferencia entre la violencia de un violador, la violencia que este sistema le inflige de diversas maneras a la mujer, por un lado, y la violencia de la mujer que se defiende y hasta mata a su atacante, por el otro. Son formas de violencia muy diferentes. Una es violencia reaccionaria al servicio del opresor. La otra es violencia liberadora que le quita las cadenas al oprimido".
Tenemos que defender las clínicas a como dé lugar.
Se dice que los defensores del aborto deben llegar a un "acuerdo" con los odiamujeres y que deben dirigirse a sus elementos "moderados". Pero esa idea abona la mentira de la prensa de que hay dos posiciones "extremistas" sobre el aborto, y que las dos son igualmente erróneas.
En realidad hay dos "extremos" en esta batalla: lo que está bien y lo que está mal. La lucha contra el aborto es una lucha contra la opresión de la mujer. El movimiento en defensa de la mujer tiene la justicia de su lado. Y todos los que creen en la igualdad y la liberación de la mujer deben defender sin vacilación el derecho al aborto.
Tenemos que rechazar los planes de "acordar" qué tanto o qué tan poco se permite a los oponentes del aborto acosar a las mujeres, bloquear las clínicas, y amenazar y matar médicos, trabajadores y pacientes. Esa clase de "negociación" no suaviza su posición y pone a la defensiva al movimiento pro derecho a escoger.
Mucha gente, especialmente chavos de preparatoria, se han tragado la retórica contra el aborto. Tenemos que luchar con mucho empeño por divulgar una visión científica y liberadora del aborto. Tenemos que repolarizar la opinión pública. Pero no lo vamos a hacer si le damos la menor validez a las mentiras que dicen.
Si queremos que otros sean firmes, tenemos que ser firmes nosotros. "Dialogar" con los "moderados" opuestos al aborto no ayudará a convencer a la gente honesta que está confusa y malinformada. La única forma de convencerlos es decir con firmeza la verdad: que el aborto no es matanza, que los fetos no son niños, que la mujer debe tener el derecho incondicional a terminar un embarazo no deseado.
Para construir una defensa fuerte de las clínicas de la mujer necesitamos librar una lucha amistosa entre nosotros a fin de cambiar el clima defensivo, apologético, que existe en el movimiento pro derecho a escoger.
La experiencia ha demostrado que solo la fuerza de las masas puede mantener abiertas las puertas de las clínicas. Se necesitará un movimiento de masas para parar los viles ataques contra las clínicas de la mujer. Esta es la hora de deslindar campos e impedir que los antis se acerquen a las clínicas.
Tenemos que proteger las clínicas de modo tal que se movilice la iniciativa del pueblo. Necesitamos una atmósfera fogosa y combativa, no una mentalidad de mea culpa. Es necesario que se sienta la fuerza y el poder colectivo del pueblo. Y es necesario crear una atmósfera en que la mujer pueda sentirse orgullosa y demandar: el aborto a solicitud y sin tener que pedir disculpas.
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