Obrero Revolucionario #915, 13 de julio, 1997
En Dayton, Ohio, se está gestando una importante batalla de la lucha por la liberación de la mujer. Los enemigos de la mujer han lanzado una gran ofensiva reaccionaria contra el aborto, y los defensores del aborto se están alistando para contraatacar.
Los enemigos del aborto dicen que están "ganando" su guerra y no cabe duda de que la situación es urgente. Las estadísticas van para arriba: más médicos muertos, más amenazas de muerte, más dinamitazos de clínicas, más leyes para restringir el aborto y más mujeres que han perdido el derecho a escoger.
Lo que se nos presenta hoy en Dayton es una oportunidad: para sentar un ejemplo, influenciar la opinión pública y darle un poderoso golpe político y práctico al movimiento contra el aborto.
La mayoría de la población de este país piensa que no se debe permitir que el gobierno le diga a una mujer si debe tener un hijo o cuándo. Centenares de miles se han manifestado para que el aborto siga siendo legal. Hay mucho potencial de movilizar a mucha gente para derrotar a la Operación Rescate en Dayton. Cuanto más se comprenda lo que está en juego en esta batalla, tanto más se luchará contra los enemigos del aborto de una manera resuelta y cabal.
La lucha por el aborto es una lucha por la liberación de la mujer, y eso tiene que destacarse en esta batalla. Cuanto más se comprenda que la igualdad de la mujer es lo que está en juego, tanto más se luchará contra los que se oponen al aborto. No se ha hecho lo suficiente para impedir que el movimiento contra el aborto defina la lucha. Ha tomado la iniciativa con sus mentiras de que el aborto "mata bebés". No se opone al aborto porque "está a favor de la vida"; se opone al aborto porque está a favor del machismo, del patriarcado y de relaciones familiares opresivas.
El derecho de una mujer a terminar un embarazo es esencial para su propia emancipación, tanto como para la emancipación de todas las mujeres. Como ha dicho Mary Lou Greenberg: "Debatir si la mujer debe tener el derecho al aborto o no es como debatir si los negros deben ser esclavos o no".
Mientras la reproducción humana requiera que la gestación se dé en el cuerpo de la mujer, el control de la reproducción puede ser algo opresivo para ella. Precisamente por eso, el bienestar físico y social de la mujer debe tener prioridad sobre el feto. Claro que se trata de la salud de la mujer pero, lo que es más, se trata del derecho de la mujer a incorporarse plenamente en la sociedad.
Desde que la sociedad se dividió entre los dueños de propiedad y los que no poseen nada, y desde que se impuso el dominio del hombre sobre la familia y la sociedad, a la mujer se le quitó el derecho de tomar decisiones sobre la reproducción. Pero la mujer nunca ha dejado de luchar contra esa opresión. Hoy día, ese problema está conectado con mil lazos a otras situaciones opresivas que enfrenta la mujer, así como a otras formas de opresión que sufren las amplias masas en esta sociedad capitalista, machista y racista.
Está ligado a los insultos, amenazas, maltrato, violación, degradación y salvajismo perpetrados por hombres. Cuando los novios o esposos demandan que la mujer tenga un bebé porque "es mi hijo", están perpetrando esa opresión; porque la mujer que tiene que continuar un embarazo contra su voluntad es una víctima física y espiritualmente. Esos hombres tratan a la mujer como su propiedad y no como a seres humanos iguales a ellos.
Decir que la mujer es incubadora o que tiene el "deber" de tener hijos porque el feto es un ser humano en potencia arranca de la idea de que la mujer es propiedad: una mercancía que se compra y vende, y por medio de la cual se venden otras mercancías. Es parte de la misma situación opresiva que practica explotación sexual con la pornografía y la prostitución. Es un aspecto central de la imposición machista y la opresión de la mujer: un problema cotidiano que es uno de los pilares del sistema capitalista.
Si la mujer no tiene el derecho de controlar su reproducción, no podrá participar con igualdad en la sociedad. Por eso su bienestar social y físico es más importante que otras cosas subordinadas, como el embarazo. Por eso, toda razón para abortar es válida.
El movimiento contra el aborto se basa en la ignorancia y en ideas sin fundamento científico. Dicen que el feto es un bebé y que el aborto es matanza. Todo eso contradice los hechos científicos. El feto tiene el potencial de ser un ser humano. Pero no es un ser social independiente con derechos sociales propios. No llega a ser niño, o sea, un ser humano que existe independientemente, hasta que haya nacido. El aborto interrumpe el desarrollo de una masa de tejido que depende absolutamente del proceso biológico del cuerpo de la mujer. Por eso "el feto NO es un niño" y "el aborto NO es matanza". Con esta base científica se ve que la mujer no tiene por qué disculparse por un aborto.
Hay gente que defiende el derecho al aborto de una manera defensiva. Pero ninguna mujer tiene por qué sentirse culpable de hacerse un aborto. El aborto en condiciones sanitarias debe estar al alcance de cualquiera que lo solicite, sin importar la razón.
La "moral tradicional" basada en la religión (donde predominan supersticiones y creencias nada científicas que le dicen a la mujer que tener hijos es un "deber con dios" o su "papel natural") es central en la imposición del machismo, especialmente contra las mujeres pobres y jóvenes.
La mujer debe sentirse orgullosa, no acomplejada, de tomar control de su vida, desafiar su opresivo papel "tradicional" y luchar por ser independiente.
Ante la ofensiva de los enemigos del aborto, unos dicen que no se debe librar una fuerte contraofensiva. Dicen que no quieren que la situación se desmande y que confrontarlos nos "reducirá" al mismo nivel que ellos. Pero no los vamos a derrotar sin una lucha enconada. Además, decir que hay que "evitar confrontaciones" perpetúa una batalla unilateral, en que el pueblo se siente impotente y los enemigos del aborto se salen con la suya.
Unos dicen que debemos apoyarnos en la policía y las cortes. Pero el gobierno no va a defender en serio el derecho al aborto. Cuando lo defiende, no lo hace porque lo considera central en la lucha contra la opresión de la mujer. Para la clase dominante, la legalización del aborto se basa en criterios puramente pragmáticos. Lo que le preocupa es el control de la población y el control social, no la liberación de la mujer.
La policía y las cortes no son "fuerzas neutrales". Son parte de la estructura de poder y protegen los derechos de la mujer solo en la medida en que eso corresponda a los intereses de la clase dominante. Ya hemos visto a la policía y las cortes permitir que bloqueen clínicas. Hemos visto a la policía coordinar tácticas con los enemigos de la mujer y tomar partido abiertamente con ellos. Hemos visto que las órdenes judiciales las aplican contra los que defienden las clínicas. Hemos visto que las decisiones de la Suprema Corte permiten el hostigamiento de la mujer. ¿Cómo vamos a atenernos a ese tipo de "protección"?
El apoyarse en el gobierno limita y confina nuestra capacidad para luchar contra los enemigos del aborto y le quita la iniciativa a los que tienen más en juego en esta batalla: los proveedores y las masas que defienden el derecho al aborto. Tenemos que luchar contra los odiamujeres y hacerlo de una manera que fortalezca nuestro movimiento, no que lo debilite o lo haga más dependiente. Por experiencia sabemos que pedir que las cortes, la policía y los federales nos defiendan desmoviliza al pueblo, crea un clima de pasividad y promueve la falsa y peligrosa ilusión de que podemos contar con las autoridades para cambiar la situación.
Los medios dicen que hay dos posiciones "extremistas" sobre el aborto, y que las dos son igualmente erróneas. En realidad hay dos "extremos" en esta batalla: lo que está bien y lo que está mal. La lucha contra el aborto es una lucha contra la opresión de la mujer. El movimiento en defensa de la mujer tiene la justicia de su lado. Y todos los que creen en la igualdad y la liberación de la mujer deben defender sin vacilación el derecho al aborto.
Unos dicen que movilizar una fuerte contraofensiva es hacerle más propaganda a los odiamujeres. Dicen que la Operación Rescate no podrá movilizar a mucha gente y que la mejor manera de responder a su ofensiva es no hacerle caso. ¡Pero hacer como que el movimiento contra el aborto es ineficaz es ilusionismo! Demasiadas veces se ha permitido que defina la lucha. Demasiado se le ha permitido crear opinión pública, influenciar al público y ganarlo a su lado. La única manera de impedir que rieguen sus mentiras es librar una contraofensiva en muchos frentes: en los medios, con foros informativos, manifestaciones y defensa de clínicas.
Unos dicen que no debemos movilizarnos para defender las clínicas porque "trastornaremos" la relación que han forjado los proveedores con la policía. Pero no debemos negociar qué tanto se permite a los oponentes del aborto acosar a las mujeres, bloquear las clínicas, y amenazar y matar médicos, trabajadores y pacientes. Esa clase de "negociación" no suaviza su posición y pone a la defensiva el movimiento pro derecho a escoger.
En Dayton, la Operación Rescate se ha dedicado a reclutar y entrenar a jóvenes. El movimiento pro derecho a escoger tiene que combatir la confusión que está regando, especialmente a los jóvenes que se han tragado la propaganda contra el aborto. Tenemos que luchar con mucho empeño por divulgar una visión científica y liberadora del aborto. Tenemos que repolarizar la opinión pública. Pero no lo vamos a hacer si le damos la menor validez a la desinformación y mentiras que dicen. La única forma es decir con firmeza la verdad: que el aborto no es matanza, que los fetos no son niños, que la mujer debe tener el derecho incondicional a terminar un embarazo no deseado.
La experiencia ha demostrado que solo la fuerza de las masas puede derrotar las viles ofensivas del movimiento contra el aborto. Esta es la hora de deslindar campos e impedir que los antis invadan ciudades, rieguen su veneno, y amenacen clínicas, médicos y a todos los que defienden el derecho a escoger.
Como dice Mary Lou Greenberg: "La mujer que puede controlar su reproducción, que puede decidir si tener o no tener hijos y cuándo, será más fuerte, más independiente y estará mejor capacitada para levantar la cabeza, soñar e imaginarse cómo PODRA SER el mundo. Y estará mejor capacitada para forjar en los hechos esos sueños. La mujer fuerte será una combatiente más fuerte, para ella misma, para sus hijos, para todas las mujeres, hombres y niños oprimidos por todo el mundo".
Ese es el futuro que está en juego cada vez que una mujer confronta a una chusma machista frente a una clínica o cuando un trabajador de una clínica se ve bajo amenaza por permitir que la mujer tenga opciones.
Ese es el futuro que el pueblo tiene que defender en Dayton.
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