Obrero Revolucionario #997, 7 de marzo, 1999
En el umbral del nuevo milenio, existe el gran peligro de que nos hagan retroceder varias décadas. Los ataques contra el derecho al aborto y la libertad de la mujer son rasgos fundamentales de las guerras culturales y la política de crueldad de hoy. Implican mucho sufrimiento e, igualmente, plantean grandes retos para nuestra lucha.
Eso se ve muy especialmente en la situación de la nueva generación, que creció en una sociedad donde el aborto es legal pero que se ve profundamente afectada por el clima de vergüenza fomentado por los que pretenden eliminar el derecho a escoger. Es preciso movilizar a la nueva generación contra dichos ataques porque su futuro--el futuro de todos nosotros, en realidad--está en juego. Es más, podríamos decir que la vida de la mujer está en juego porque sin la posibilidad de controlar su propia reproducción, la mujer no es libre.
El Día Nacional de Aprecio a los Proveedores de Aborto el 10 de marzo es más importante que nunca porque hoy existen más restricciones al derecho a escoger que en ningún momento desde su legalización por la Suprema Corte en 1973. Asesinos amenazan al personal de las clínicas y emboscan a médicos en su propia casa; piquetes contra el aborto vomitan su propaganda de odio e intimidación en las puertas de las clínicas; y el gobierno impone mayores restricciones al aborto. La situación es grave, pues es cada vez más difícil que una mujer--sobre todo una joven o una mujer pobre--termine un embarazo no deseado.
El 29 de enero de 1998, un dinamitazo en una clínica de Birmingham dejó muerto a un guardia de seguridad e hirió gravemente a la enfermera Emily Lyons. El 23 de octubre, un francotirador asesinó al Dr. Bernard Slepian en su propia casa. En los últimos seis años, los oponentes del aborto han matado a cuatro médicos, un escolta y dos empleadas de clínicas; todos ellos daban servicios muy necesarios para el bienestar de la mujer. Además, han herido gravemente a otros proveedores y médicos; a diario los hostigan, acosan y amenazan.
Asimismo, hubo una serie de ataques con ácido butírico (un químico tóxico con un terrible olor) en los estados de Florida y Louisiana hace nueve meses. Después, en el otoño pasado y nuevamente en febrero del presente, docenas de clínicas de todo el país recibieron cartas presuntamente contaminadas con la bacteria ántrax. No era cierto, es decir, no se encontró ántrax en ninguna de las cartas; sin embargo, fue necesario poner en cuarentena a docenas de personas presentes cuando las abrieron. La primera llegó a la Organización Nacional para la Mujer (NOW) de Nueva York (una organización que defiende el derecho a escoger, pero no ofrece servicios de aborto); la presidenta Galen Sherwin la abrió y tuvieron que ponerla en cuarentena seis horas.
Por otra parte, en 1998 los gobiernos estatales aprobaron 62 leyes contra el aborto, además de 55 aprobadas en 1997 y otras más en años anteriores. El alcance de dichas leyes es espantoso:
Como esas leyes hay muchas más; es imposible enumerarlas todas aquí. Tienen consecuencias devastadoras, como se vio en el caso de Michelle Lee, de Louisiana: en octubre pasado, su médico le advirtió que su tercer embarazo (no planeado) podría provocarle la muerte porque tenía un problema del corazón muy grave. Esta madre de dos hijos estaba encamada y sin fuerzas, esperando un trasplante de corazón. Sin embargo, la gerencia del hospital no quiso que se le practicara un aborto. La ley del estado prohíbe practicar abortos en hospitales que reciben fondos del gobierno, a menos que el embarazo sea consecuencia de violación o incesto, o que peligre la vida de la mujer. La junta directiva del hospital opinó que eso no era cierto en el caso de Michelle porque ˇtenía una posibilidad de 50% de sobrevivir!
Por su delicada situación, era necesario hacerle el aborto en un hospital para prevenir complicaciones. Afortunadamente, la Federación Nacional del Aborto encontró un hospital de Texas dispuesto a hacerlo; Michelle Lee tuvo que viajar más de 300 kilómetros en ambulancia para hacerse el aborto que necesitaba.
Además, está el caso de Yuriko Kawaguchi, una universitaria acusada de falsificación; no tenía dinero para pagar la fianza y mientras estaba en la cárcel encontró que estaba embarazada. Escribió una carta al juez en la cual explicó su situación y pidió que la juzgaran a la mayor brevedad para que pudiera salir de la cárcel y hacerse un aborto. El juez dilató el juicio a propósito; tres meses después, en la audiencia de sentencia prohibió que saliera bajo libertad condicional (la sentencia acostumbrada) para que "no se vaya a hacer un aborto de segundo trimestre". Yuriko apeló y salió bajo fianza, pero para entonces estaba en el tercer trimestre (25 semanas) y no encontró ningún médico dispuesto a practicar un aborto tardío. Está por dar a luz en estos días.
La maternidad obligatoria no es cosa del futuro; al contrario, ya es la realidad de hoy. Sin libertad reproductiva, la cual implica el derecho de terminar un embarazo no deseado, la mujer no es libre ni puede participar plenamente en la sociedad. Precisamente por eso, los fascistas cristianos pretenden eliminar la libertad reproductiva; es fundamental para su programa.
El año pasado con motivo del 25 aniversario del fallo Roe vs. Wade que legalizó el aborto, escribí en una carta abierta al movimiento pro derecho a escoger:
"Como comunista revolucionaria, creo que la lucha por la emancipación de la mujer, y la batalla en defensa del aborto, es un elemento de la lucha por un mundo nuevo. Hasta que tumbemos este sistema político y económico, que se ceba del patriarcado y se apoya en él, cada paso hacia la emancipación de la mujer será una lucha encarnizada y el potencial de la mujer no se actualizará plenamente.
"Tenemos que dialogar sobre las estrategias que se necesitarán para avanzar la lucha. Pero también tenemos que debatir cómo lograr la auténtica emancipación de la mujer, y hacer esto incluso (y especialmente) en medio de las batallas de hoy y en los preparativos para futuras batallas.
"Tenemos que cambiar nuestra manera de luchar y tomar la ofensiva; apoyarnos más cabalmente en nuestros propios esfuerzos y superar los límites impuestos por el enemigo. En este 25 aniversario, reanudemos nuestro compromiso de luchar por la emancipación de la mujer".
Ese enfoque es más importante hoy que nunca, pues en el año transcurrido hemos sido testigos de bárbaros ataques contra la mujer, como parte de la ofensiva general contra el pueblo.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, brindo un saludo muy especial a la enfermera Emily Lyons de Birmingham; a pesar de mucho dolor por las graves heridas que sufrió en el dinamitazo a la clínica, ha alzado la voz con gran heroísmo y energía en defensa del derecho al aborto, y nos ha inspirado a todos. Asimismo, saludo a todos los proveedores de aborto y el personal de las clínicas, que permanecen firmes en su dedicación a defender el derecho a escoger.
Por otra parte, nos inspiran las madres y parientes de víctimas de la brutalidad policial, como Kadiadou Diallo, madre de Amadou Diallo, asesinado en una ráfaga de fuego por la policía de Nueva York. No obstante su gran pesar y el peligro personal, esas valientes mujeres siguen luchando.
Además, nos ilumina el camino la lucha de la mujer de todos los países por romper las cadenas de la tradición, por acabar con su propia opresión, y por eliminar toda injusticia y explotación, sobre todo las combatientes de Perú, Nepal y Filipinas, quienes han empuñado las armas por un mundo mejor donde regirá la plena emancipación de la mujer.
Mary Lou Greenberg es vocera de la rama de Nueva York del PCR y activista desde hace muchos años en la lucha por los derechos reproductivos; colabora con el Equipo de Libertad Reproductiva de ˇRehusar & Resistir! Su carta abierta al movimiento pro derecho a escoger se encuentra en el website del OR. Se puede contactar en GCS Box 3180, NY, NY 10163.
Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero Revolucionario en:
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