LA VIDA DE LAS MASAS DEL MUNDO ENTERO
Y LO QUE NECESITANBob Avakian, Presidente del PCR,EU
Obrero Revolucionario #1081, 3 de diciembre, 2000, en rwor.org
Hablemos de la vida de las masas del mundo entero y veremos que la única solución es la revolución... y no cualquier clase de revolución, sino la revolución PROLETARIA.
Ahora mismo, mientras usted lee estas palabras, una niña de nueve o 10 años en Tailandia se encuentra en una situación horripilante. Su familia abandonó la parcela que laboraba bajo el sistema feudal de tenencia de la tierra y se trasladó a una villa miseria en la capital, Bangkok, donde no puede subsistir y vive rodeada de enfermedades, suciedad y miseria. Están ante un dilema: para evitar que la familia se hunda, ¿deben vender a la niña como esclava sexual o venderla a los dueños de un taller de hambre, donde vivirá y dormirá bajo una máquina, y producirá juguetes y productos de consumo para los países imperialistas? Esas son las "alternativas": que la niña sea un juguete sexual de hombres de traje y corbata o soldados de los países imperialistas, que la explotarán cruel y perversamente, o que sea una esclava asalariada sometida a una explotación bárbara para producir juguetes y productos que la gente de Estados Unidos, Japón y otros países imperialistas disfrutará. Tal es la tan fanfarroneada "libertad" del sistema imperialista.
Asimismo, la familia de un niño de Haití huyó del campo debido a la dominación imperialista de la economía del país. La vida en el campo era durísima, pero en la ciudad también es difícil: no tienen electricidad, agua potable ni... esperanza. Con "suerte", el niño encontrará trabajo en una fábrica de pelotas de fútbol (para exportar a Estados Unidos), donde lo explotarán despiadadamente. O quizás la familia, muy ilusionada, se subirá a un barco, irónicamente, a Estados Unidos, o sea, al mismo país que produjo la miseria que la agobia. A lo mejor se ahogarán en alta mar o, si no, los mandarán de regreso a la cruel opresión de la dictadura de Haití.
De igual modo, un niño o una niña de Irán o Pakistán entrará a trabajar en la costura a los seis años o a una fábrica de alfombras de lujo para los países imperialistas. Los tratarán con una crueldad implacable: dormirán bajo una máquina, jamás verán el sol, no tendrán días feriados, no jugarán ni sonreirán.
En México, una familia luchará por subsistir en su parcela pero, sobre todo con la mayor penetración imperialista del TLC/NAFTA y de otras formas, no saldrá adelante. El padre irá a El Norte: los coyotes lo estafarán, La Migra lo acosará, le tocará pasar por el desierto o las montañas y tal vez morirá en el camino. Pero si no, llegará a la gran "tierra prometida" de Estados Unidos, donde lo explotarán cruelmente. En los años 60, Phil Ochs, un cantante del movimiento de entonces, escribió una canción titulada "Bracero" sobre el programa que trajo mexicanos a Estados Unidos a trabajar como bestias en la agricultura. La letra es muy sarcástica; por ejemplo, dice: "Bienvenidos a California, donde los amables agricultores los cuidarán". Si logra cruzar de México, ¿qué vida tendrá en este país? Vivirá con 12 trabajadores del campo en una casucha y laborará en el campo o hará limpieza en oficinas, restaurantes y hoteles.
Una joven de esa familia no aguantará la vida del campo y la familia la mandará a la frontera a buscar trabajo, y entrará a trabajar en una maquiladora, donde se romperá el lomo. Abusarán de ella sexualmente y la asaltarán en el camino al trabajo. Cuando cumpla los 30 años, le dirán que ya no sirve y buscarán a otras jovencitas para exprimirles ganancias.
De igual modo, a una joven de Rusia o Europa Oriental le dirán que gracias a las "nuevas y gloriosas libertades" de que goza con el "fin del comunismo" podrá viajar y "hacerse rica" o buscar un buen trabajo en otro país, porque en el suyo no hay. Las promesas y publicidad sobre una vida mejor, un trabajo mejor, la atraerán como un imán; se comprometerán a pagarle el viaje y a ayudarla. Pero habrá caído en la trampa de la esclavitud sexual; la venderán como esclava sexual y sufrirá un trato inhumano, increíble, horripilante en Europa Oriental. O la revenderán y la mandarán a Estados Unidos, donde la degradarán y sufrirá muchos atropellos como prostituta. Se sumará a las docenas de millones de mujeres que viven en la esclavitud del comercio de esclavas sexuales del fabuloso mundo imperialista de hoy.
Esa es la vida real que oculta la fachada dorada de este sistema. Esas son las penas por las cuales pasan las masas del mundo entero todos los días, que están pasando en el momento que el lector lea estas palabras. Por ejemplo, hace poco en Filipinas, una tormenta provocó un deslave en un basurero que mató a centenares de adultos y niños. Desde luego, los imperialistas dijeron que "fue un accidente", y en cierto sentido se puede decir que fue accidental, o sea, el aguacero fue producto de la naturaleza. Pero, ¿fue accidental que esa gente viviera en el basurero y pepenara basura para subsistir? No. Nuevamente, la dinámica del sistema imperialista destruyó la agricultura de Filipinas y expulsó a esa gente del campo y la arrojó a una villa miseria. Eso no fue accidental. Al contrario, una y otra vez, el sistema imperialista produce ese mismo resultado.
Hace poco, el OR sacó un artículo sobre Colombia y el hecho de que Estados Unidos le mandará las maravillas de los escuadrones de la muerte y aumentará la terrible opresión del pueblo con el "modelo El Salvador". ¿Cuál es ese modelo? Se refiere a los años 80 en El Salvador, cuando el ejército y los escuadrones de la muerte bombardearon un pueblo tras otro, masacraron familias enteras, mataron a niños frente a sus padres y violaron a mujeres. Ese es el fabuloso "modelo El Salvador" que se aplica hoy en Colombia.
En el libro Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr? dije que en el mundo actual los crímenes más horrorosos se cometen en nombre de la democracia. Mencioné el ejemplo de Guatemala, en particular en ese momento, bajo el gobierno del gran evangelista y carnicero Ríos Montt. En ese tiempo, me mandaron un video con una imagen muy vívida de Jerry Falwell, Pat Robertson y una bola de fascistas cristianos que, tomados de la mano como zombis, entonaban: "Recemos por Ríos Montt". En una larga oración le pedían al Señor que fortaleciera a Ríos Montt. Y, ¿qué hacía Ríos Montt en ese momento? ¿Cuál era la situación del país bajo su gobierno? Una y otra vez el ejército entraba a los pueblos, ponía a todos en fila, mataba a los hombres y violaba repetidamente a las mujeres. Además, y no es ninguna exageración, a los niños se los llevaban al río, o donde fuera, y les machacaban la cebza contra las rocas.
Ese es el "modelo El Salvador", el "modelo Guatemala". Eso es el imperialismo y lo que implica para las masas. Y eso pasa en todas partes del mundo bajo el dominio de los imperialistas. ¡Tal es la realidad y la esencia de la "libertad y democracia" imperialista!
Y en Africa, particularmente el sur del continente, es probable que la mitad--¡la mitad!--de los jóvenes se contagien del SIDA, en medio de recortes de servicios de salud. Los gobiernos destinan más y más dinero a pagar la deuda a las instituciones imperialistas e imponen programas de "austeridad", recortes a servicios sociales y "programas de ajuste estructural", que abren las puertas de los países del tercer mundo a la más despiadada explotación y saqueo imperialista. El SIDA acosará a la nueva generación y muchos morirán por falta de medicinas en el sur de Africa y en otros lugares, sobre todo en el tercer mundo, porque como destacó un artículo del OR, hay mucho dinero para la investigación de "Alzheimers de los perritos" en Estados Unidos y cosas por el estilo, pero relativamente muy poco dinero para el monumental problema de la epidemia del SIDA en el mundo, sobre todo en Africa.
Y, ¿qué pasa en el mismo Estados Unidos? ¿Cuál es la situación actual de los distintos sectores del pueblo? ¿Cuál es su futuro? He hablado de la situación y el sufrimiento de las masas en varios lugares del mundo y, para que sea concreto, he hablado de una niña, de un niño, un hombre, una mujer. Pero esa es la vida y la realidad de las masas. Cada ejemplo se multiplica por millones y millones. No son "incidentes aislados" ni mucho menos; son la experiencia cotidiana, la vida de las masas del mundo entero.
Y, ¿cuál es la vida de la gente de Estados Unidos? Los inmigrantes vienen a buscar trabajo. Si no los agarra la Patrulla Fronteriza; si no los meten al bote; si los agentes del orden o los racistas no los matan; si no mueren de hambre, insolación o frío en el desierto o las montañas, trabajarán y vivirán en las sombras, embutidos en viviendas pésimas. Les dirán que si viven así es por su propia culpa, que violan la ley, que son parásitos. ¡Qué cosa! Les dicen que ellos son parásitos que se nutren de la sociedad, cuando en realidad la sociedad, y en particular la burguesía, se nutre de su trabajo, pues en todo el país, en los campos y en los barrios pobres, en las comunidades acomodadas y en los pueblitos, los inmigrantes cultivan la tierra, tienden las camas, hacen la limpieza, o sea, son explotados despiadadamente, explotados y humillados.
Por otra parte, a una niña que crece en un suburbio acomodado le dicen que tiene una vida mejor que los demás. Si escapa el horror del abuso sexual--que muchísimas niñas experimentan--y logra crecer con alegría, con cierta dignidad y optimismo, llegará a la adolescencia y le dirán que tiene "muchas posibilidades", que la mujer se desenvuelve en todas las carreras--deportes, negocios, muchas profesiones--pero también le dirán de mil maneras que ella no vale nada al menos que sea bonita, que le guste a los hombres, que se case y tenga hijos. O sea, una mujer tiene "grandes posibilidades", pero siempre debe hacer eso.
Las revistas de todo tipo se burlarán de ella y la aleccionarán: desde todos lados le dirán que debe tener cierto aspecto, actuar de cierta forma, gustarle a los chavos. Y se empeñará en hacer eso, pero encontrará que es un horror y que las relaciones sociales--inclusive entre los jóvenes de su edad--son relaciones de opresión, en particular que los chavos oprimen a las chavas, que son presa de ellos de muchas formas. Y si no la violan, la humillarán, aunque vive en una "buena comunidad" y supuestamente vive el sueño americano.
A un joven de la misma comunidad le quieren dar una buena lavada del coco. Le dicen que tiene una vida maravillosa, pero a su alrededor ve vacío. Su padre es alcohólico y su madre toma tranquilizantes o Prozac por la depresión. Le dicen que la cultura vacía de plástico que lo rodea le debe agradar, pero le cae super gacho. En cambio le atrae la cultura rebelde del ghetto. Irá a un concierto de Rage Against the Machine y la policía lo joderá, quizás no de la misma forma que a los del ghetto, pero de mil maneras le dirán que su vida no vale nada, no vale un comino.
En el ghetto crece un chavo negro. Su familia emigró del Sur, y su bisabuelo y su abuelo se rompieron el lomo en trabajos miserables. Su abuelo trabajó en la industria automotriz o en una acería u otra fábrica de Chicago, Los Angeles u otra ciudad. Pero cerraron la fábrica y lo despidieron. No tiene para el seguro médico. La sociedad le dice que es inferior, que es basura, que no puede ser productivo ni aportar nada. Su hijo, el padre del joven, ve todo eso y dice: "¿Para qué chingados? No tiene caso. No hay futuro. Nos han robado todo". La delincuencia lo atraerá como un imán. Antes de cumplir los 23 años irá a parar a la cárcel con una larga sentencia. Ni siquiera conocerá a sus hijos. Le dirán que todo eso es por su culpa, que es un irresponsable, un fracaso, un animal. Su hijo verá todo eso y dirá: "¿Para qué chingados, para qué?", y tomará el mismo camino que el padre. A los 12, 14 o quizás a los 10 años andará con una pandilla porque los cuates le darán amistad, y sentirá que su vida tiene sentido y dignidad. La policía lo joderá todos los días, no importa si ha cometido algún delito o no. Lo pararán y lo registrarán, lo tirarán encima de la capota o boca abajo en la calle; lo golpearán y lo degradarán delante de sus amigos. Y antes de cumplir los 30 años, si tiene suerte, acabará en la cárcel... o si no, estará muerto.
Una adolescente que ya es madre crece en un ghetto o un barrio pobre. De niña saltaba la cuerda, tenía una bella sonrisa, jugaba, se sonreía. Pero como adolescente, de repente las sonrisas se desvanecen porque por todos lados la hacen sentir que no vale, que no tiene dignidad ni propósito. Entonces hace lo único que le da una razón de ser: se embaraza. Al novio no lo quiere, pero quiere tener un hijo. O quizás buscará una buena relación de pareja y descubrirá que no es tan fácil, pero se alegrará de que va a tener un hijo, un ser a quien querrá y quien la querrá incondicionalmente. Después aprenderá lo que es criar un niño. Repetirá lo mismo varias veces en la búsqueda de una vida que valga la pena. Cuando llega el cheque del welfare, los hombres la visitarán, llevarán pampers para el bebé y le hablarán bonito porque les han inculcado que un buen macho se aprovecha de la mujer y goza de ella; a la mujer uno la chinga y la deja, ¡al diablo lo demás! Un buen macho no se preocupa por una mujer ni permite que le importe de a de veras. No mariconea ni tiene emociones como cariño y amor. La joven envejecerá muy pronto. Tendrá varios hijos y en cierto momento verá que las hijas van por el mismo camino que ella tomó. Procurará platicarles, pero no comprenderán. Un día la policía tocará la puerta y con gesto burlón le dirá: "Su hijo se metió en un tiroteo con la policía, sacó una pistola... y está muerto". La chota pasará por la casa todos los días para burlarse de ella. La llamará por teléfono y dirá el nombre del hijo. Luego le dirán que un amigo del otro hijo vendió droga y por eso la van a echar de la casa, un strike y fuera. Después, Clinton y los demás politiqueros cabrones aprobarán una "ley de reforma al welfare", y ella tendrá que trabajar dos o tres chambas pues ya no hay welfare. Vivirá en la calle porque la echaron de la vivienda pública, pues alguien dijo que un amigo del hijo tenía drogas. Ni siquiera lo comprobaron. A lo mejor la policía se las puso encima, pero no importa. Quién sabe cómo va a trasladarse de un trabajo a otro ni quién va a cuidar a los hijos mientras trabaja esas chambas. Esa es su vida, ese es el futuro que el sistema le depara.
Y repito, podemos multiplicar esos ejemplos por muchos millones porque esa es la realidad de la vida de la gente en Estados Unidos y en el mundo entero bajo el sistema imperialista.
Al ver todo eso, al analizarlo, ¿acaso existe otra solución salvo la revolución?
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