De "Grandes objetivos y gran estrategia"

El "progreso" de acuerdo a un sistema parasítico y moribundo... y la verdadera onda del futuro

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #1133, 6 de enero, 2002, en rwor.org

El OR está publicando esta serie de pasajes de "Grandes objetivos y gran estrategia", una obra inédita de Bob Avakian, presidente del PCR. Aunque se escribió hace más de un año, la obra (y estos pasajes en especial) abordan temas de importancia para la crisis y guerra actual. Esta es la séptima parte.

Es crucial tener un análisis profundamente materialista y dialéctico de las actuales transformaciones del sistema imperialista y brindarlo a las masas, sobre todo a las masas avanzadas, a cada paso: dichas transformaciones, incluso en las mismas "ciudadelas imperialistas", y la gran transición de la cual se desprenden, no son la "onda del futuro" como proclaman a los cuatro vientos la clase burguesa dominante, sus loros de toda laya y la prensa grande; son sencillamente los rasgos actuales de un sistema (en palabras de Lenin) parasítico y moribundo, y un indicio de que se está volviendo más parasítico y más moribundo.

Así las cosas, vale la pena tocar nuevamente la cuestión del progreso, que se puso de relieve en la lucha por defender la vivienda pública, especialmente (pero no exclusivamente) en Chicago, por ejemplo en la batalla por defender la casa de la Brigada. En cierto sentido, los residentes de viviendas públicas podrán sentir que están defendiendo la "última escarpa", como los amerindios que lucharon contra el asedio de la caballería y el "avance ineluctable de la civilización". De hecho, la clase dominante pinta la situación así, como si las masas que luchan contra la destrucción de la vivienda pública fueran pequeños y aislados destacamentos que defienden la "última escarpa" ante la marcha implacable del "progreso". Pero como escribí hace poco:

"Respecto a la batalla por defender la casa de la Brigada* (y la lucha por defender el multifamiliar Cabrini Green y la vivienda pública en general), varios informes que he leído indican que la burguesía justificó la embestida contra la casa, los residentes de Cabrini Green y la vivienda pública diciendo que 'son un estorbo al progreso'. Por lo tanto me alegró mucho leer en un informe que la dirección del partido en Chicago abordó esa cuestión y preguntó: ¿`progreso' para qué y para quiénes? ¡Ándele! Es preciso destacar que el 'progreso' tiene un contenido social, un carácter de clase. El tan sonado 'progreso' de la burguesía --que esgrime como arma contra las masas populares-- es mayormente la intensificación del parasitismo. En realidad no es progreso, sino todo lo contrario, pues encadena las fuerzas productivas, sobre todo las masas, en lugar de desatarlas. Es muy ilustrativo, por ejemplo, que tal 'progreso' desplace a los residentes de la vivienda pública (a quienes el sistema ha condenado a largos años de desempleo), los disperse y los arroje a una situación de mayor miseria y marginación. Eso aumenta el tremendo desperdicio del potencial humano: de los conocimientos, creatividad e iniciativa de esas masas. Es imprescindible que las masas capten qué es el verdadero progreso para el proletariado y las masas, y su propio papel decisivo en la lucha por hacerlo realidad. Como los residentes de la vivienda pública se encuentran acorralados, controlados y cercados por los piratas parasíticos de la burguesía y el estado burgués, tendrán la sensación de que son unos cuántos luchando contra la fuerza arrolladora de la 'renovación' y del orden opresivo del 'progreso' parasítico y destructivo, cuando es preciso que capten que en un sentido estratégico ellos integran las grandes legiones que rodearán y finalmente tumbarán a la burguesía y su orden opresivo, un orden y un sistema que fundamentalmente representan los intereses de una minoría explotadora. Para desencadenar a las masas a luchar plenamente por la revolución, e incluso para movilizarlas plenamente en luchas como la batalla por defender la vivienda pública (que son de menor alcance pero que coadyuvan a la revolución), es crucial llevarlas a captar la misión histórica del proletariado y su base material: que el proletariado representa el progreso --la liberación de las fuerzas productivas, sobre todo las masas-- y que por ese hecho fundamental tiene el potencial de unir a las masas que sufren bajo la bota del sistema, y a las más amplias masas, a alzarse y finalmente tumbar a la burguesía, y hacer añicos las cadenas que el sistema burgués impone a las masas y las fuerzas productivas en general. Hay que llevar esta verdad liberadora a las masas de una forma popular, viva, palmaria y contundente".

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Todo esto está relacionado con lo que dice Edward Luttwak (en su libro Turbo Capitalism) sobre la fuerza motriz del capitalismo, lo que llama la "destrucción creadora" del capitalismo. (Hace poco George Will, otro comentarista "conservador", empleó la misma frase al "alabar" las "virtudes" del capitalismo). Para individuos de esa laya es indiferente que el capitalismo cause terrible sufrimiento y desplazamiento, además de opresión, explotación y miseria para las inmensas mayorías del planeta. No les importa porque todo eso produce enormes ganancias para ese puñado que, gracias al proceso de la "destrucción creadora", acaba en una posición ventajosa.

Hemos recalcado (por ejemplo en los artículos de los últimos años de Raymond Lotta sobre la economía de la China socialista) una lección importante que hemos estado analizando de la experiencia de la sociedad socialista hasta la fecha: que la cuestión fundamental de la economía y del sistema económico no es cuánto se produzca ni cuanta riqueza se cree sino el propósito y la meta de esa producción. Es decir, ¿para qué sirve? Y específicamente, ¿beneficia las necesidades y los intereses básicos de las masas y la lucha por transformar la sociedad, y eliminar la explotación y opresión en el mundo entero?

De igual modo, hemos analizado (por ejemplo, hicimos un análisis a fondo en "Conquistar el mundo"**) que particularmente Stalin, pero hasta cierto grado Lenin (e incluso Mao, especialmente en los primeros años del socialismo en China), planteó como objetivo central del socialismo "rebasar la producción" de los países capitalistas, rebasar la producción de las industrias clave, los ejes de la economía (como el acero). Pero muy pronto Mao se deslindó de esa posición. En una de sus charlas o escritos (creo que se encuentra en el tomo 5 de las Obras escogidas) dice que cuando Chou En-Lai estuvo en la Unión Soviética (en la época de Jruschov), Mao le recomendó que respondiera a la prepotencia de los soviéticos diciéndoles: ¿acaso ustedes han hecho gran cosa? Han producido cierta cantidad de acero y cereales, ¿y qué?

Obviamente Mao no quería decir que la producción no tiene importancia; señalaba que ni la cantidad ni el nivel de la producción son decisivos. Además, en estos tiempos de interminables elogios a la "alta tecnología", es importante recalcar que el "nivel tecnológico" tampoco es fundamental. Una sociedad socialista es muy superior desde la perspectiva de responder a las necesidades y los intereses fundamentales de las masas, aunque en un momento dado tenga una producción bruta o un sector de alta tecnología muy inferior, o incluso una economía que de plano sea tecnológicamente inferior, a la de algunos países burgueses.

Sin embargo, existía una tendencia, especialmente en la Unión Soviética, de pensar mecánicamente que el socialismo implicaba "rebasar la producción" de los países capitalistas. Y esa tendencia cobró fuerza a raíz de la "gran crisis económica" de los años 30, cuando la economía de todos los grandes países capitalistas "tronó" y la economía soviética siguió avanzando a un buen ritmo. Me parece que, paradójicamente, las tendencias de identificar el socialismo estrecha o fundamentalmente con "rebasar la producción" capitalista cobraron fuerza a raíz de eso.

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En cuanto a la economía, repito, la cuestión y el criterio fundamental y más importante es: "¿producción para qué y para quiénes?". Naturalmente, es importante que una sociedad socialista estimule las fuerzas productivas y logre avances en la producción, pero debe hacerlo de acuerdo a dicho criterio. Y para ser muy franco, según ese criterio está perfectamente bien decir: "¿y qué?". La economía capitalista genera cierta cantidad de producción y riqueza, ¿y qué? En un momento dado un país socialista tiene una tasa de crecimiento inferior a otro país burgués, ¿y qué? Simplemente, no importa, siempre y cuando la economía socialista satisfaga cada vez más las necesidades de las masas al servicio de la lucha revolucionaria en dicho país y el mundo entero. Desde la perspectiva del proletariado y las masas, eso es muy superior al caos y anarquía del capitalismo, a esa "destrucción creadora" que despedaza y destruye a billones de personas y las arroja a una horrible opresión y sufrimiento para que un puñado se dispute las enormes ganancias que todo esto genera.

Aquí se destaca el conflicto desenfrenado entre las relaciones y fuerzas de producción capitalistas, que se intensifica más en la fase imperialista del capitalismo, cuando el capitalismo se vuelve más parasítico y más moribundo. Demuestra contundentemente que necesitamos la revolución para resolver esa contradicción. Nuestro criterio, nuestras normas y nuestro objetivo ha de ser construir una economía que atienda a las necesidades de las masas, sus necesidades cotidianas y, más que eso, sus necesidades e intereses revolucionarios, y que esté al servicio de la lucha revolucionaria mundial por cumplir sus intereses más elevados. Esto está ligado a lo que he venido señalando sobre el progreso, sobre cómo analizarlo y la importancia de brindar ese análisis correcto a las masas. De igual modo, es crucial que las masas capten la gran diferencia cualitativa entre los objetivos y metas (y la naturaleza correspondiente) de los dos sistemas económicos totalmente distintos y fundamentalmente opuestos: el capitalismo y el socialismo. Solo el socialismo nos llevará a avanzar a la sociedad sin clases, y a la abolición de toda explotación y opresión en el mundo entero; el capitalismo-imperialismo no hace más que estorbar ese avance y condenar a las inmensas mayorías de la humanidad a un sufrimiento indecible e innecesario.

*En la primavera de 1999, en el barrio Cabrini Green de Chicago, la Brigada de la Juventud Comunista Revolucionaria libró una firme lucha contra un desalojo, en el marco de la defensa de la vivienda pública.

**La charla "¿Conquistar el Mundo? Deber y destino del proletariado internacional" de Bob Avakian salió en un número especial de la revista Revolución en enero de 1982.


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