Movilicemos a las masas a luchar por sus propios intereses y no por los opresores

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #1146, 14 de abril, 2002, posted at http://rwor.org

Esta es una parte de una charla grabada de Bob Avakian, presidente del PCR,EU, tras los acontecimientos del 11 de septiembre y en el marco de la guerra de Estados Unidos, en primera instancia contra Afganistán.

En un número especial del OR (No. 1143) salieron otras partes de esta charla, titulada "Los grandes retos de la nueva situación". Se puede conseguir en la Neta del OR en rwor.org o en las librerías de Libros Revolución. Esta entrega es parte de una serie de material adicional de la charla.

Los grandes retos que se nos plantean exigen que breguemos con la gente, y que luchemos a veces muy duro (aunque siempre como camaradas), para que tome una posición correcta ante la nueva situación.

Por ejemplo, he leído algunos informes sobre la respuesta de los "pandilleros", algunos cuates de los barrios pobres, a los ataques del 11 de septiembre. Esto fue antes de que Estados Unidos iniciara el cruel bombardeo a Afganistán; había opiniones encontradas y unos decían: "¿Por qué Bush no les partió la madre de una buena vez? ¿O es que a ese cabrón le faltan huevos?".

En lo fundamental, esto confunde los intereses del pueblo y de los imperialistas. No tiene nada de extraño que la "mentalidad gangsteril" produzca espontáneamente ese punto de vista (y no está del todo claro qué posición tomará a final de cuentas la gente que se mete de lleno a "la vida loca"). Sin embargo, es preciso reconocer que muchas masas están muy influenciadas por esa mentalidad e incluso se meten a ese modo de vida, cuando sus intereses objetivos son totalmente distintos (y hemos logrado mucho en el sentido de ganar a muchas compañeras y compañeros a analizar todo esto y a rechazar la mentalidad gangsteril). Sin embargo, está claro que la lucha con nuestras hermanas y hermanos oprimidos y proletarios será compleja porque las inclinaciones espontáneas de las masas no concuerdan "automáticamente" con sus intereses objetivos.

Desgraciadamente, a lo largo de la historia los opresores han llevado a las masas a luchar contra sus hermanos oprimidos. En el siglo 19 en Nepal, los tristemente célebres regimientos gorkha lucharon como parte del ejército británico por el imperio. En Estados Unidos, los opresores han reclutado a las fuerzas armadas a pueblos y nacionalidades que han sufrido horribles atrocidades, e incluso han sido víctimas de genocidio, o los han seducido a integrarse al sistema... y después los traicionan y aplastan despiadadamente.

Veamos la experiencia de los indígenas cheroquí que llegaron a ser dueños de plantaciones y esclavos africanos en el estado de Tennessee. El importante esclavista Andrew Jackson prometió defenderlos y darles lugar en el sistema. Pero, ¿qué pasó? Las clases esclavistas y capitalistas blancas entraron en conflicto con los cheroquí, y Andrew Jackson les dio la espalda. Los despojaron de todo y los arrojaron al Sendero de las Lágrimas, donde sufrieron terribles penas y muchos murieron.

Otro ejemplo: los esclavos africanos que ganaron la libertad en la guerra de Secesión y se alistaron a luchar como "Soldados Búfalo", al servicio de la ofensiva genocida contra los pueblos indígenas y el robo de sus tierras. (No es coincidencia que Colin Powell los ponga como "modelo").

Y es por todos conocido que en muchas ocasiones han movilizado a gente pobre y a proletarios blancos a oprimir y cometer atrocidades contra amerindios, afroamericanos, latinos y otras nacionalidades oprimidas.

¿Cómo acabar con este círculo vicioso en que los opresores movilizan a los oprimidos contra sus propios intereses y sus hermanos oprimidos? Para eso es imprescindible la dirección de un partido comunista, que hoy tiene que basarse en el marxismo-leninismo-maoísmo; en todas esas situaciones a lo largo de la historia, eso es lo que ha faltado y lo que los oprimidos han necesitado más que nada. Y lo vemos muy claramente si volteamos la mirada nuevamente a Nepal, donde actualmente el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) dirige una guerra popular que por fin da a las masas los medios necesarios para luchar por sus propios intereses, contra sus verdaderos opresores y por su propia liberación como parte de la revolución proletaria mundial. Al fin y al cabo, en todos los países del mundo solo el proletariado y la revolución proletaria representan el camino a la liberación de las masas.

Es necesario unirnos con muchas fuerzas populares en Estados Unidos y el mundo entero en un proceso de unidad-lucha-unidad, forjar resistencia a la ofensiva imperialista de guerra y represión, y luchar contra el sistema; pero al final de cuentas solo el camino, la concepción del mundo y la ideología del proletariado revolucionario permiten a las masas distinguir cabalmente entre amigos y enemigos, y unir a todos los verdaderos amigos contra el enemigo y finalmente derrotarlo. He aquí un principio fundamental que viene muy al caso en la situación actual caracterizada, como es, por muchas corrientes y tendencias contradictorias en el seno de las masas.

Y, ¿qué decir de la afirmación de que "A Bush le faltan huevos"? Dejando a un lado los problemas obvios con la frase en sí, ¿acaso es el meollo del asunto? ¿Es correcto que las masas oprimidas lo vean así? ¿Cómo determinamos nuestra posición? ¿Con qué criterios distinguimos a qué fuerzas y acciones apoyar y a cuáles oponernos? Francamente, si Bush fuera débil, ¡mucho mejor! El problema no es que "le faltan huevos": es un opresor y representa a un sistema monstruoso que se nutre de la sangre de los pueblos del mundo y también de las masas en Estados Unidos, y especialmente de las masas de los ghettos y barrios pobres del país. Tenemos una causa común con los oprimidos del mundo: barrer y abolir este sistema de opresión de una vez por todas.

Nos toca trabajar muy duro; no podemos apoyarnos en la espontaneidad de las masas oprimidas ni de otras capas sociales. Hay, y habrá, muchas corrientes y tendencias contradictorias pero, por el lado positivo, se ha destacado un sentimiento que consterna mucho a la burguesía, un sentimiento muy arraigado de muchas capas de afroamericanos que no apoyan la actual ofensiva del gobierno y afirman que "no es nuestra guerra". Los negros tienen una larga experiencia colectiva de "luchar por América" en una guerra tras otra, siempre con la promesa y la perspectiva de lograr igualdad, pero al final de la guerra la opresión, discriminación y brutalidad siguen igual.

Así que los negros, proletarios y otros oprimidos sí están expresando sentimientos y opiniones políticas importantes y positivas; de eso no cabe la menor duda y es muy bueno, pero tampoco basta con apoyarnos en esos sentimientos espontáneos por positivos que sean. El chiste es partir de ellos precisamente para avanzar. No es el caso que la respuesta del pueblo concuerde automáticamente con sus intereses objetivos. Eso lo sabemos muy bien y también reconocemos que hace falta mucho trabajo, repito, para llevar a la gente a comprender sus verdaderos intereses y actuar de acuerdo a ellos, para lograr una repolarización, una reconfiguración de todas las fuerzas políticas y el terreno político de la sociedad.


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