Obrero Revolucionario #1161, 4 de agosto, 2002, posted at http://rwor.org
Con gran entusiasmo el Obrero Revolucionario brinda a los lectores esta entrevista y diálogo entre Bob Avakian, el presidente del Partido Revolucionario Comunista (PCR), y Carl Dix, vocero nacional del PCR.
Esta es la sexta parte y en los próximos números publicaremos otras partes de esta importante entrevista, que abarca una gran variedad de temas. En el futuro, la entrevista se publicará en su totalidad y estará disponible en la Internet. Las primeras seis partes están disponibles en línea en www.rwor.org.
La entrevista tiene leves cambios editoriales.
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En tiempos de grandes retos, el pueblo requiere "armas" extraordinarias que lo preparen para asumir tales retos, y lo que les brindamos aquí es verdaderamente extraordinario: una nueva arma política para los que nos oponemos a la ofensiva de guerra y represión de los imperialistas yanquis, que elevará nuestra conciencia y nos permitirá asumir retos y entrarle de lleno a la lucha por cambiar el mundo. El Obrero Revolucionario brinda a los lectores una importante entrevista a Bob Avakian, el líder del Partido Comunista Revolucionario, EU.
Tuve el gran honor de entrevistar a Avakian. De antemano, sabía que a mucha gente le hubiera gustado plantearle cuestiones muy candentes, pues a mí me las han venido planteando cuando divulgo el Borrador del Programa del partido y cuando platicamos de "la guerra ilimitada" que la clase dominante imperialista de Estados Unidos ha desatado contra el mundo. Así que sabía que iba a tener la responsabilidad y la oportunidad de plantearle esas cuestiones en nombre de todos.
Fue una experiencia fenomenal, difícil y a la vez muy divertida. Hace mucho tiempo que no tenía la oportunidad de platicar así con Bob Avakian, pero lo encontré igual, el mismo camarada "encendido" (para usar una frase de Peter Tosh) que ha dado liderazgo decisivo al movimiento revolucionario en tantas coyunturas cruciales en el pasado. Estaba totalmente al tanto de los acontecimientos en Estados Unidos y el mundo, y le entraba con el mismo entusiasmo inagotable a las cuestiones histórico-mundiales de la revolución proletaria. Pasamos varios días juntos haciendo la entrevista, que abarcó una gran variedad de temas, tales como la situación actual, la religión y lo que lo ha sostenido a lo largo de muchos años como líder revolucionario. Y al terminar "la jornada", lo pasábamos hasta muy noche platicando de básquetbol, cine y más.
Ojalá que los lectores disfruten tanto de la entrevista y aprendan tanto de ella como yo en el proceso de elaborarla..
Carl Dix
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En la quinta parte de esta entrevista (OR No. 1160) Carl Dix y Bob Avakian hablaron de la polémica que han planteado varias fuerzas sobre la organización revolucionaria multinacional y específicamente sobre el concepto de la vanguardia del proletariado.
Carl Dix: Bien, volvamos a la segunda parte de la pregunta planteada por esas fuerzas: "¿Por qué el PCR dice que es la vanguardia? ¿Qué base tiene para afirmarlo?". Y por cierto, algunas de ellas de plano dicen que no es la vanguardia.
Bob Avakian: Primero, ¿qué significa ser la vanguardia? ¿Acaso significa imponer la voluntad a todo mundo? No, no significa eso; no debe ser así.
No quiere decir que todo mundo debe seguir al partido sino que este asume la responsabilidad en todos sus aspectos y dimensiones de dirigir el proceso necesario para eliminar el problema, para dar una solución, es decir, para tumbar el sistema y transformar toda la sociedad, y facilitar ese mismo proceso en el mundo entero. Fundamentalmente, eso es lo que significa ser la vanguardia: asumir esa responsabilidad, lo cual implica dirigir a las masas y también aprender de ellas y de muy diversas fuerzas de la sociedad a través de un proceso de unidad-lucha-unidad. Al afirmar que un partido es la vanguardia, fundamentalmente afirmamos: "Estamos dispuestos y decididos, junto con los revolucionarios y las fuerzas de vanguardia en todo el mundo, a asumir la responsabilidad de dirigir el proceso revolucionario para tumbar este sistema monstruoso y hacer nacer un mundo mejor".
Esa es la orientación fundamental que debemos recalcar.
Ahora, ¿cómo se determina si un grupo de veras es la vanguardia? Eso nos lleva de vuelta a la cuestión de línea; de eso depende, así que debemos centrarnos en el asunto de línea: ¿el punto de vista, la concepción del mundo, la metodología, el programa y las medidas del grupo representan una comprensión correcta del problema y los medios para resolverlo? ¿Tiene los medios, basándose en esa línea, para movilizar a las fuerzas que hay que movilizar, dirigir a la gente, elevar su conciencia y movilizarla en la lucha para tumbar y barrer este sistema y hacer nacer un mundo mejor? Esa es la cuestión fundamental.
Ciertamente una vanguardia digna de tal nombre debe tener una base de masas. Es decir, si simplemente tiene una línea o un conjunto de ideas que nunca lleva a la práctica, si no moviliza a las masas, en primer lugar, la línea no será correcta porque no es posible inventar una línea correcta en un invernadero divorciada de la lucha de clases. Solo aprendemos, solo profundizamos la línea correcta al llevarla a la práctica por medio del proceso que llamamos práctica-teoría-práctica, que nos permite sintetizar todo lo que podamos de la realidad para elaborar ideas, llevarlas a la práctica, llevar a las masas a asumirlas, unirse con las masas para traducirlas en acción, aprender de ellas y de la experiencia en un sentido amplio, y en ese contexto desarrollar la línea. Eso es indispensable y, si no lo hacemos, si no lo hacemos con mucha energía, objetivamente no somos una vanguardia, por buenas que parezcan nuestras ideas.
Pero en segundo lugar, si bien es cierto que la vanguardia debe tener un sector de las masas que la apoye, cabe destacar lo que señaló Lenin: que la definición de "las masas" depende de las circunstancias. Cuando no existe una situación revolucionaria, "las masas" pueden ser unos millares; pero en una situación revolucionaria, tienen que ser millones o docenas de millones.
En la situación actual de Estados Unidos, que desgraciadamente no es una situación revolucionaria, no podemos decir, casi por definición, que una vanguardia atraerá a millones de personas a adoptar su programa completo. Puede y debe unir a docenas y cientos de miles, e incluso a millones en luchas concretas, pero si no hay una situación revolucionaria una vanguardia revolucionaria no podrá atraer a millones a adoptar su programa completo porque si pudiera hacerlo, existiría, repito, casi por definición una situación revolucionaria. Así que ese no puede ser el criterio para definir la vanguardia.
Pero sí existe un criterio importante --aunque no tan importante como la línea, que es lo fundamental-- y expresa la línea y cómo se lleva a la práctica: incluso cuando no existe una situación revolucionaria, es preciso que miles y hasta docenas de miles se unan a la vanguardia o sigan sus orientaciones. Y de acuerdo a ese criterio, nuestro partido sí es una vanguardia. No lo decimos, claro, para dormirnos sobre nuestros laureles sino todo lo contrario: siempre debemos esforzarnos por rebasar las limitaciones de la situación objetiva y transformarlas a fin de engrosar las filas de la revolución e impulsar la lucha en general. Pero bueno, en fin, a mi juicio ese es la orientación correcta para determinar si un partido es la vanguardia.
Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta
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