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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
Esta semana George W. Bush dio un importante discurso sobre la inmigración. Para comenzar, hay que decir dos cosas:
Una: puede que Bush pose de “moderado”, pero un análisis del discurso y, más que eso, una mirada seria a lo que propuso, demuestran que ha puesto en marcha nuevas medidas represivas muy peligrosas. De conjunto, representan un cambio radical negativo que afectará la vida de millones de personas.
Dos: la lucha por los derechos de los inmigrantes tiene que seguir y redoblarse, tiene que extenderse más y no puede transigir en cuanto a los derechos fundamentales de los inmigrantes. Especialmente en vista de la tormenta reaccionaria contra el movimiento que están azuzando en el Congreso y en los medios de comunicación, es muy importante que el movimiento renueve su ofensiva y dé a conocer la verdad en todas partes.
Con esos dos puntos, un tercero: las propuestas de Bush de militarizar más una frontera ya militarizada (esta vez con la Guardia Nacional y con nuevos niveles de vigilancia electrónica) y de crear tarjetas de identificación biométricas para los trabajadores extranjeros, tienen una dimensión mayor: una dimensión estratégica, que se desprende del temor de este gobierno a trastornos políticos, inclusive trastornos revolucionarios, que podrían “cruzar la frontera”.
Hoy México es un país sumamente oprimido y una nación sumamente compleja que está pasando por cambios vertiginosos. El Tratado de Libre Comercio de 1994 (TLC/NAFTA) estimuló la penetración más profunda del capital estadounidense en la economía mexicana, y su mayor deformación, y aceleró los trastornos de la sociedad mexicana. El TLC expulsó a más campesinos a las ciudades perdidas de los centros urbanos. Se ha dado industrialización y des-industrialización, y se han operado cambios en el viejo “pacto social” en que el Partido Revolucionario Institucional estaba a cargo de las instituciones políticas.
Es importante entender y nunca olvidar, especialmente ahora que se oye hablar tanto de “defender ‘nuestras’ fronteras” (de boca de reaccionarios francos y de otros que deberían saber que repetir eso es hacerles el juego), que la dominación de México por Estados Unidos se remonta a la invasión de 1846 y al robo de la mitad del territorio mexicano. Tampoco se debe olvidar que Estados Unidos no vaciló en despachar de nuevo al ejército a México en 1916 a atacar la Revolución.
Esta historia y estructura de explotación y dominación, combinada con un saqueo más intenso de México hoy, junto con el afán del capital estadounidense de explotar más a los trabajadores en Estados Unidos, ha espoleado la gran migración de México en la última década. El dinero que los migrantes envían a México desempeña un papel económico y social muy importante: es la segunda fuente de divisas, después del petróleo. En Estados Unidos, su trabajo es esencial para la economía precisamente porque no tienen documentos y los pueden explotar más. Los capitalistas los explotan allá, los explotan acá, y encima les echan la culpa por los problemas de la sociedad.
La clase dominante de Estados Unidos necesita mantener a este sector del proletariado en condiciones de extrema explotación y teme que cambiar esa situación causaría mayor inestabilidad en México. Por otra parte, como ellos mismos dicen, “el sistema está descompuesto”: la situación actual está desencadenando muchas fuerzas que los imperialistas creen que los pueden amenazar, y por eso están tratando de hacer cambios muy radicales y represivos.
Bush habló de que los “inmigrantes ilegales viven en las sombras de nuestra sociedad. Muchos trabajan con documentos falsos… Son parte de la vida americana, pero no los alcanza el brazo ni la protección de la ley americana”.
En los últimos 25 años, el estado ha aumentado cualitativamente el control de la población en este país. Esto ha avanzado a pasos agigantados con Bush, como se ve con las últimas revelaciones de intervenciones telefónicas. El objetivo es controlar el disentimiento y las protestas que no llegan al nivel de la revolución; pero el gobierno también contempla la posibilidad de que surjan cosas mayores. Entre otras cosas, la clase dominante recuerda los años 60… y si el lector cree que no ve el potencial de trastornos, inclusive trastornos revolucionarios, que rebasen el nivel de los años 60… y si cree que el gobierno no está alistando todo este aparato represivo para tomar medidas muy rápidas y de envergadura si se presenta una situación en que cree que tiene que hacerlo… pues el lector carece de imaginación y de realismo.
El hecho de que de 12 a 20 millones de personas tengan que vivir al margen de la ley, sin los derechos más básicos y expuestas a que las arresten y deporten en cualquier momento, les da a los capitalistas un gran poder sobre ellas. Por eso precisamente es que las hacen vivir “en las sombras”, como dijo Bush. Pero eso entra en conflicto con el objetivo estratégico de imponer un nivel cualitativamente más alto de represión en toda la sociedad.
Pensando en ese objetivo, ¿qué significa que haya una población de 12 a 20 millones de personas que dominan el arte de “vivir fuera de la ley”? ¿Qué le hace eso a la necesidad estratégica de los imperialistas de meter en camisa de fuerza a toda la población? Sin embargo, no pueden echar a todo mundo; por más que el congresista Tom Tancredo lo proponga, él mismo sabe que eso podría causar enormes trastornos sociales y políticos, y posiblemente rebelión, en Estados Unidos y en México.
Por eso los imperialistas se preguntan: ¿no les convendría más, en este momento, “regular” a los inmigrantes de otro modo, hallar una forma de “sacarlos de las sombras” legalmente, pero tenerlos en una posición altamente vulnerable y explotada como “trabajadores huéspedes”? (Ver el artículo sobre lo que significará ser un trabajador huésped).
Pensemos en la prescripción de Bush de crear “una nueva tarjeta de identificación para todo trabajador extranjero legal, con tecnología biométrica, como huellas dactilares digitalizadas, que no se pueda alterar”. Primero que todo, a nadie le debe imponer ese nivel de control el estado. Los que gobiernan esta sociedad han demostrado una y otra vez que usarán todos los medios a su disposición para espiar, y peor, a la población, y definitivamente usarán esas tarjetas para rastrear y controlar más a los inmigrantes. Si a eso se le suma el hecho de que muchos inmigrantes llegan con experiencia directa y conocimiento político de lo que este imperio hace por todo el mundo, y si además se le suma su potencial de influenciar el terreno político (como se ha demostrado en los últimos meses), queda bastante claro por qué el gobierno contempla estas medidas altamente represivas.
No cabe duda de que a todos los de tez oliva les van a mandar que demuestren que son “legales” con la nueva tarjeta “biométrica”. Encima, la histeria fascista actual está llevando en algunas partes a multar a quien le alquile vivienda “a un ilegal”. Pronto, cualquiera que “parezca mexicano o extranjero” se verá en una situación parecida a la de Sudáfrica y tendrá que “mostrar sus papeles” para hacer muchas cosas. Los inmigrantes serán otro sector de la población “culpable hasta que se demuestre lo contrario”.
Además, pensemos en esto: ¿de qué va a servir una tarjeta de identificación para “trabajadores huéspedes” si no la tienen todos los trabajadores, documentados o no? ¿Acaso no se pueden falsificar documentos de ciudadanía? Y si se necesita tarjeta de identificación para conseguir trabajo, ¿cuánto tiempo pasará antes de que sea obligatoria para todos, con el pretexto de la “seguridad” o incluso de la “conveniencia”? ¿Cuánto tiempo antes de que vivamos como en las películas Gattaca, Minority Report o Enemy of the State? Si nos oponemos a esas medidas, les podrían XXX
Bush también habló de una gran expansión de las “instalaciones de detención” para indocumentados: “instalaciones” peores que las cárceles. Centros de detención para migrantes que declararán criminales sin juicio, “aliens” que no merecen los mínimos derechos. Centros de detención de la categoría de Abu Ghraib y Guantánamo (encima de la represión ilegal que han sufrido los árabes desde el 11 de septiembre).
Por último, Bush propuso MÁS represión en la frontera: mandar la Guardia Nacional, más migra, etc. Eso llevará a más muertes al pasar por puntos más remotos y peligrosos. Desde 1994, se calcula que han muerto más de 400 personas al año en el cruce. Eso es un crimen, que empeorará si se aprueban las propuestas “moderadas” de Bush y su “coalición de demócratas y republicanos ‘pro empresa’”.
Las propuestas de Bush no tienen nada de “moderado”; son viles ataques contra los inmigrantes y son pasos muy peligrosos hacia la fascización de la sociedad estadounidense. Pero por otra parte, están llenas de riesgos para Bush y la clase que representa. Ya han creado más furia contra Estados Unidos en México y en otros países. El proyecto de ley Sensenbrenner despertó políticamente a las masas de migrantes de una forma nunca vista, y queda por verse adónde terminará esto. Las nuevas medidas de Bush están creado problemas y presiones en la zona fronteriza del Suroeste, donde los pueblos y las economías de los dos lados están entrelazados. Y queda por verse qué consecuencias tendrán estas nuevas medidas para las familias en que una mitad es “legal” y la otra mitad “ilegal”.
Por otro lado, la clase dominante ha desencadenado a tipos patrioteros fascistoides que no se conformarán con menos que una limpieza étnica, y no puede (y puede que no quiera) apretarles las riendas. Por eso vemos a gente como Tancredo o Sensenbrenner amenazando con “romper filas” con Bush; en parte, eso es show para aplacar a esa gente y para darle a Bush candela para que el “acuerdo final” sea más represivo; y en parte es un indicio de las dificultades y conflictos que tienen para hacerlo. En pocas palabras, a los imperialistas podría salirles el tiro por la culata de muchas formas con esto; por eso tienen tantos problemas cerrando filas.
El gobierno tiene una fuerte contradicción entre las necesidades de mano de obra inmigrante y la amenaza a la uniformidad y “cohesión” cultural, política y social que entraña la presencia de millones de inmigrantes; pero sus esfuerzos de lidiar con esto crean más fuerzas centrífugas, como vimos arriba.
No fue gratuito que Bush proclamara en su discurso que todos deben saber inglés y “respetar la bandera” como símbolo de “ideales compartidos”, y que acto seguido el Senado legislara que el inglés es el “idioma nacional”; tampoco es gratuito que tanto los enemigos como algunos amigos (sinceros y falsos) de los inmigrantes se quejen de que saquen otras banderas. Al gobierno le preocupa mucho conservar una unidad nacional reaccionaria y está aprovechando esta crisis para alentar una horrible xenofobia (odio a los extranjeros).
Está usando a los inmigrantes como chivos expiatorios de todas las inseguridades, problemas y temores que este sistema le ha causado a la ciudadanía. Simultáneamente, busca que los inmigrantes se sientan solos y aislados. “Échenles la culpa a ellos”, les dice el gobierno a los que nacieron aquí. Luego da media vuelta y les dice a los inmigrantes: “Esos nunca los van a ayudar”. Es un juego muy peligroso, que ha llevado a los campos de exterminio, y que hay que reconocer y rechazar.
Por su propia cuenta, esta polarización no acabará en nada bueno. Tenemos que REpolarizar la situación que existe, y repolarizarla para la revolución. Eso tiene muchas dimensiones.
Persiste la necesidad de demarcar las demandas y las líneas divisorias correctas en el movimiento de derechos de los inmigrantes; de luchar contra las líneas y programas que llevarán a las masas a un callejón sin salida; de mostrar con razones sustanciales adónde llevan las distintas posiciones. Es necesario hablar con la gente, de la clase media y de la clase trabajadora, de todas nacionalidades, que no apoya a este movimiento o se opone; adentrarse en sus preguntas; ver qué la refrena o la jala hacia el otro lado; y convencerla de apoyar esta causa por medio de debate y lucha. En medio de ese proceso, tenemos que plantear en la sociedad y en este movimiento la solución comunista y el potencial de la revolución.
Lo que nos lleva a nuestro último punto. La crisis actual muestra el potencial de que surja algo mucho más heavy. Hace unos años, Caspar Weinberger, secretario de Defensa de Reagan (un hombre que descuella inclusive entre los imperialistas por su saña e inclemencia), escribió una novela que se desarrolla en el 2003, con una invasión militar de México estimulada por un éxodo de inmigrantes. Eso deja entrever las consideraciones de los imperialistas, así como las ideas que quieren que el público contemple y acepte.
¿Podría suceder? ¿Lo están considerando? Bueno, preguntémonos: ¿qué podría pasar si surgiera en la situación de hoy un movimiento revolucionario auténtico en México, un movimiento que golpeara las relaciones imperialistas con Estados Unidos? O, ¿qué podría pasar si tomara las riendas una figura como Hugo Chávez, es decir, alguien que no fuera revolucionario y que no buscara cortar los lazos con el imperialismo, pero que quisiera cambiar algunos aspectos del papel de México en el sistema imperialista de un modo que discrepe con los planes y objetivos de Estados Unidos, y se prendiera mucha agitación política en México? ¿Qué pasaría si, en esta situación, Estados Unidos tratara de hacer lo que ha hecho con sus golpes de estado (los que han triunfado y los que no) en Venezuela y Haití? De hecho, en el libro de Weinberger, eso es precisamente lo que lleva a una invasión de México.
Pero pueden pasar muchas cosas. En medio de la situación o inclusive a la cabeza podría haber fuerzas revolucionarias auténticas, opuestas en serio al imperialismo, que buscan la liberación. Lo importante es que cuando existe la inestabilidad social y crisis que tenemos hoy como telón de fondo, y la clase dominante de aquí está tomado medidas para cambiar radicalmente el modo en que millones han vivido al norte y al sur de la frontera, se crea un polvorín político. En ese contexto, sucesos aparentemente al azar pueden ser una mecha política, y lo que empieza como una cosa puede acabar como un levantamiento contra la dominación imperialista de México.
Desde hace años, Bob Avakian ha identificado los lazos entre la lucha revolucionaria de México (y Centroamérica) y de Estados Unidos, y ha dicho que los revolucionarios deben procurar que las luchas revolucionarias de ambos lados tengan influencias recíprocas y se den apoyo político mutuo. [Ver, por ejemplo, “Bob Avakian: Dos charlas sobre preparación y posibilidades”, Revolución, verano/otoño de 1988 y ¿Un fin horroroso o un fin al horror?, 1984, pp. 64-65]
En vista de esto, es posible contemplar una situación en que el desarrollo de la situación social y de la lucha revolucionaria de México interpenetre con el desarrollo de las contradicciones y las luchas sociales de Estados Unidos, en un nivel muy superior al de hoy. Eso podría tener un enorme impacto e influenciar hacia una posición más internacionalista a los que han nacido aquí. Encierra el potencial de prender más rebelión y de interactuar positivamente con la lucha revolucionaria consciente y organizada en Estados Unidos. Los imperialistas están aumentando la represión en reacción a esta posibilidad, así como a las preocupaciones más inmediatas que hemos esbozado.
Los proletarios conscientes de clase y las personas de todas las capas que quieren justicia aplaudirían un repunte de lucha al sur de la frontera y forjarían una fuerte oposición política contra toda tentativa de reprimirlo o de intervenir con cualquier pretexto. También aplaudirían las repercusiones políticas de esa lucha aquí. En tal situación, los inmigrantes podrían desempeñar un papel central, que se manifestaría de muchas formas: esa es otra razón de la clase dominante para aislar y demonizar a los inmigrantes hoy.
Algunos se han tragado lo que dicen tipos como el locutor de TV Lou Dobbs: que los mexicanos “se vayan a México y limpien su propio gobierno” y que “superen la pobreza allá”. Bueno si el pueblo mexicano se alzara y atacara la principal fuente de corrupción y miseria, ¡que es la dominación estadounidense!, Lou Dobbs sería de los primeros en pedir una intervención militar. Dobbs y gente de su calaña seguramente pedirían redadas en los barrios mexicanos y chicanos para agarrar “sospechosos”, o sea, los que simpatizan con el movimiento revolucionario. Si el lector se ha tragado las palabras de Dobbs, ¿está dispuesto a apoyar eso?
Hay que tener presente todo eso, y la novela de Caspar Weinberger, al pensar en el plan de Bush de mandar la Guardia Nacional a la frontera. Obviamente, hay un elemento de “controlar” la frontera, pero también opera una dimensión mayor.
Las contradicciones sobre los inmigrantes, junto con otras intensas contradicciones que tienen los imperialistas, podrían ser parte de grandes cambios en la sociedad que abran la posibilidad de una revolución. Pero que surja esa posibilidad en medio de esta situación, inclusive con la lucha central de los inmigrantes, no sería nada fácil ni ciertamente nada automático. Los gobernantes están azuzando un movimiento fascista contra los inmigrantes, están aprovechando esta crisis para implantar más medidas represivas, y de hecho están militarizando la frontera; y están haciendo todo eso en dos pistas: lidiando con la situación de hoy y preparándose para una crisis mayor mañana.
Tenemos que confrontar esto de lleno: por un lado las debilidades que los llevan a tomar estas medidas radicales, que pueden exacerbar sus problemas; y por otro lado el hecho de que si lo logran hacer se fortalecerá su posición. Solo entendiendo esto más a fondo, con todo su movimiento y complejidad, y a partir de eso movilizando a la gente a oponerse, de distintos modos y en distintas dimensiones, podemos realizar nuestro trabajo de tal modo que acelere la posibilidad de una revolución… y desarrollar la capacidad de aprovechar esa oportunidad si se presenta.
Esto implica mucho trabajo, lucha y riesgos. Pero si pensamos en todo lo que entraña esta infamia concreta del imperialismo: la expulsión de millones de su tierra para ser explotados y oprimidos en el extranjero, perseguidos y humillados; el desgarramiento y destrucción de tantas vidas… cuando pensamos en eso…
Cuando pensamos en las posibilidades revolucionarias que albergan estas contradicciones, si tenemos una posición y método auténticamente comunistas…
Cuando pensamos que no tiene que ser así, que podríamos crear un mundo distinto, superando la competencia despiadada con una nueva forma de vivir, valorando la diversidad y forjando unidad, cuando pensamos en lo que se podría ganar…
Cuando pensamos en todo eso… ¿no vale la pena entregarse de lleno a hacerlo realidad?
El gobierno tiene una fuerte contradicción entre las necesidades de mano de obra inmigrante y la amenaza a la uniformidad y “cohesión” cultural, política y social que entraña la presencia de millones de inmigrantes; pero sus esfuerzos de lidiar con esto crean más fuerzas centrífugas, como vimos arriba.
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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
Nota de la Redacción: A continuación publicamos partes de una charla que dio Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, a un grupo de militantes y partidarios el año pasado (2005). A esta edición se le agregaron subtítulos y notas al pie de página. Previamente publicamos otras partes de la misma charla: la serie de seis partes “Puntos sobre el socialismo y el comunismo: Una clase de estado radicalmente nuevo, una visión radicalmente diferente y mucho más amplia de libertad” salió en los números 37, 39, 40, 41, 42 y 43 (5, 19 y 26 de marzo y 2, 9 y 16 de abril). “Puntos sobre el socialismo y el comunismo” está en la internet en revcom.us. La nueva charla está en su totalidad en nuestro portal en inglés. En español se está serializando en estas páginas y en nuestro portal cada semana.
Este es un punto de importancia realmente histórico-mundial: la contradicción fundamental del capitalismo seguirá suscitando la necesidad de la revolución proletaria y del avance al comunismo para resolver dicha contradicción fundamental; pero, como vimos antes, su realización requiere una lucha consciente para reconocerlo (para llegar a la esencia) y requiere actuar en consecuencia.
Esta es otra contradicción muy real: captar la contradicción fundamental del capitalismo y cómo se desarrolla y cambia, y las diferentes formas de movimiento de todo esto y su interpenetración, es similar a caminar en medio de una espesura. Es algo que no salta a la vista, ni siquiera para los comunistas que se esmeran por aplicar sistemáticamente la concepción y el método científico del comunismo al mundo, a la historia, a la sociedad y a la naturaleza.
Así que, por una parte, inclusive si mañana eliminaran a todos los comunistas del mundo, la contradicción fundamental del capitalismo seguiría planteando objetivamente la necesidad de la revolución proletaria para resolver dicha contradicción conforme a los intereses de las masas populares. Pero, por otra parte, rompiendo más y más con el determinismo, vemos que no hay ninguna garantía de que, en un período de tiempo dado, o por mucho tiempo, necesariamente surgirán comunistas que capten esa necesidad, esa necesidad objetiva que se manifiesta agudamente. Y debemos reconocer, debemos confrontar de lleno este hecho, que objetivamente, mirando la situación desde la pérdida de China en 1976 (con el golpe de estado revisionista que llevó a la restauración del capitalismo), aunque ha habido y hay importantes luchas en el mundo que tienen una fuerza material e importantes expresiones ideológicas de nuestro proyecto, en realidad el comunismo pende de un hilo en el mundo en este momento.
Si el punto de vista y el método comunista, y la lucha por los objetivos comunistas, que nuestro partido y su dirección y otros en el mundo representamos en este momento (y, seamos honestos y científicos, somos pocos, especialmente con relación a los retos que tenemos en el mundo, y esto tiene que cambiar), fueran eliminados, aplastados y derrotados, existe una buena posibilidad de que el comunismo como expresión consciente sufra un revés muy grave y que quizá incluso desaparezca por un tiempo. No digo esto en absoluto por derrotismo ni para sembrar derrotismo, ni lo digo para darnos una falsa importancia a los que tratamos de dirigir la situación hacia las metas de la revolución, el socialismo y a la larga el comunismo. Lo digo simplemente en un sentido científico. Esta es la realidad y esta es la responsabilidad que tenemos. Esto se planteó agudamente en la época del golpe y la restauración capitalista en China (¿se iba a perder el movimiento comunista por un tiempo, quizá por un largo tiempo?) y se está planteando agudamente otra vez ahora. Si miran lo que está pasando en el mundo, si miran los dos extremos y todo lo que hay en medio, como mencioné en “Los grandes retos de la nueva situación”1, pueden entender a qué me refiero desde un punto de vista materialista. Repito, digo esto para hacer hincapié en nuestras profundas responsabilidades, nada más. Tenemos la responsabilidad de luchar por la interpretación y la aplicación correcta de la cosmovisión y el método comunista, de ver que esto no se pierda sino que por el contrario sea una fuerza material, a un nivel cualitativamente superior, asumido por cada vez más masas de proletarios y otras capas.
Por otra parte, para no hablar solo del extremo negativo al que podría llevar la dinámica del mundo en este momento, hablando del otro extremo, el extremo positivo, así como todo lo que hay en medio, también existe la posibilidad de que la lucha mundial tenga avances cualitativos, tanto en el campo de la teoría como en el campo de la práctica y de su relación dialéctica. Y no solo en el mundo, sino en este país también.
Bueno, como señala Raymond Lotta (en su conferencia del proyecto “Pongamos las cosas en claro”2 sobre la experiencia histórica de la sociedad socialista y la dictadura del proletariado), el libro Democracy: Can’t We Do Better Than That?3 (Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?) plantea un punto muy importante que se me había olvidado [se ríe, risas]: el movimiento de la contradicción fundamental del capitalismo (y todas las contradicciones que suscita) efectivamente tiende hacia el avance al comunismo; pero por otra parte, en aguda contradicción con eso y como expresión del hecho de que no es inevitable ni de que es la única resolución posible de esta contradicción fundamental, dicho avance al comunismo requerirá una lucha consciente y resuelta a un nivel sin precedente histórico. Esto también nos debe dar un reconocimiento serio de nuestras responsabilidades.
Dicho de otro modo, ¿qué somos los comunistas? No somos, como decía Eldridge Cleaver, “los más chingones del planeta”, no en el sentido que él le daba. Somos un reflejo, somos la expresión consciente, de la contradicción fundamental del capitalismo, de su tendencia y de la necesidad de una lucha histórico-mundial para resolver tal contradicción conforme a los intereses de las masas populares por medio de la revolución proletaria y el avance al comunismo en todo el mundo. Eso es lo que somos los comunistas. Somos la expresión consciente de eso.
George Bush es un reflejo y, en cierto sentido, más o menos (y probablemente en su caso menos) una expresión consciente de esta contradicción desde el punto de vista de los intereses de la burguesía. Pero de una forma totalmente distinta, a un nivel totalmente distinto, nosotros somos la expresión consciente de esta contradicción y su movimiento y desarrollo, de la dirección en que tiende y de la forma en que se tiene que resolver mediante lucha revolucionaria consciente. Esto nos permite entender nuestro papel. No quiere decir que somos una extensión mecánica de esto; quiere decir que somos una expresión consciente de eso, con toda la complejidad, el dinamismo y la iniciativa que implica; aquí entra de nuevo en juego la importancia de la interpretación dialéctica (no materialista mecanicista) de la relación entre la base económica y la superestructura, y específicamente entre la realidad material y la acción del ser humano sobre esa realidad material para transformarla o, dicho de otro modo, la relación dialéctica entre la materia y la conciencia y, como recalcaba Mao, la continua transformación de la una en la otra: la materia se refleja en la conciencia y, a su vez, la conciencia actúa sobre la materia y la cambia. (Es importante recordar que la conciencia en sí es una forma de materia en movimiento, no es nada más, pero la conciencia, y en particular la conciencia característica del ser humano, es una clase particular de materia en movimiento que tiene la capacidad de captar las contradicciones y fuerzas motrices de la materia, su movimiento y desarrollo, y actuar conscientemente para cambiar eso).
Una parte, una parte crucial, de la base material del comunismo, para que no se quede como un buen deseo idealista o apenas como una buena idea, es la existencia y el papel del proletariado como el “sepulturero” del capitalismo. Esta es una parte crucial, es más, indispensable, de la base material para avanzar al comunismo. Por más que lo diga Leibel Bergman, no se puede hacer una revolución proletaria con los dentistas como fuerza motriz.4 [risas] Se necesita una base material; al fin y al cabo, ¿qué está plasmado en la contradicción fundamental del capitalismo? ¿Quién representa la producción socializada? El proletariado. Como dijera Engels, esta contradicción tiene dos formas de movimiento, dos manifestaciones, y una de ellas es la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía. Bueno, no puede haber lucha de clases entre el proletariado y la burguesía si no hay proletariado. Afortunadamente sí lo hay. Además, tenemos que añadir esto sin ser materialistas mecanicistas ni deterministas: no puede haber una revolución proletaria si no hay proletarios conscientes de clase que luchen por esa revolución.
Así que tenemos que seguir examinando esta cuestión, volver a trajinar con la cuestión del proletariado, su existencia y su potencial revolucionario, ahora y en la sociedad socialista. Tenemos que examinar las contradicciones que esto implica desde un punto de vista materialista y dialéctico, y tener un enfoque dialéctico y materialista a esto, en contraposición al materialismo vulgar y mecanicista, al determinismo y el economicismo, a fin de poder dirigir una revolución en la cual los intereses y la cosmovisión del proletariado ocupen la posición directriz y decisiva, viéndolo no de un modo estrecho y mecanicista, sino de un modo amplio y de emancipación del mundo.
Considerando a Estados Unidos, hay muchas tendencias contradictorias con respecto al proletariado. No voy a examinar todo esto, pero quiero mencionar unos cuantos aspectos importantes.
Por un lado, se está dando proletarización de diferentes formas. A las capas medias las están empujando hacia abajo, al proletariado. Un aspecto importante de esta proletarización se da con los inmigrantes de varias capas sociales que llegan de distintos países, especialmente pero no exclusivamente de México y de otras partes de Latinoamérica. Muchos no eran proletarios en su país, y conservan las influencias de eso, pero aquí entran al proletariado, a millones. De modo que en una dimensión, en un aspecto, se está dando proletarización en Estados Unidos en este momento. Pero también, en contradicción con eso, se está dando una desproletarización importante, que lleva años, incluso décadas, de quienes dejan de ser proletarios y pasan a ser semiproletarios, y trabajan una parte del tiempo y subsisten y acumulan cosas por otros medios, de un modo u otro (como vendedores ambulantes o con actividades de la economía informal y a menudo de la economía ilegal y clandestina); y hay quienes van del proletariado al semiproletariado y de vuelta, según los altibajos de la economía y otros factores.
Por más de tres décadas ha habido una importante desproletarización. Se remonta a los años 50, pero se aceleró desde mediados de los años 70. Los que tenían trabajos bien pagados, por ejemplo en la industria automotriz o siderúrgica, ahora, según entiendo, esas plantas son una pila de cemento en Gary (Indiana), Chicago y lugares similares; lo mismo pasa con las plantas automotrices de partes del Medio Oeste, Los Ángeles, los alrededores de San Francisco y otras partes. Gran cantidad de los trabajadores de esas plantas hoy tienen otros trabajos, a veces en sectores inferiores del proletariado, o han buscado otra forma de ganarse la vida.
De modo que hay desproletarización y hay reproletarización. En muchas industrias de servicio, por ejemplo las compañías de viajes, cuando uno llama a hacer reservaciones para un viaje o unas vacaciones habla con un preso: subcontratan a una cárcel para que haga ese trabajo. Los presos que desempeñan ese trabajo trabajan en condiciones parecidas a las del proletariado (de un proletariado sumamente explotado y oprimido); los ponen a trabajar esencialmente como semiesclavos o en maquilas en condiciones muy duras. Esa es una manifestación de lo que se puede considerar “reproletarización”. También hay otras dimensiones: hay quienes tenían un trabajo bien pagado y han sido empujados al proletariado, inclusive a los sectores inferiores del proletariado, por los cambios que han operado la globalización y fenómenos afines.
Estas tendencias contradictorias, como una importante desproletarización, se manifiestan en la superestructura, especialmente en fenómenos y tendencias ideológicos y culturales. Una de las principales manifestaciones de esto es el aumento de la religión y del fundamentalismo religioso en los sectores que eran proletarios o que hoy son semiproletarios. Esto se ve, por ejemplo, con los negros y los inmigrantes en Estados Unidos, y también se ve como un fenómeno mundial (de lo que hablaré en breve).
Un factor que impulsa todo esto, a nivel global, es la mayor “imperialización”, por así decirlo: mayor penetración y dominación imperialista de la agricultura y en general de las economías del tercer mundo, acompañada por las marcadas y grotescas contradicciones en esos países entre “enclaves de tecnología avanzada” y un atraso tecnológico general (pensemos en India, por ejemplo, y pensemos en la portada de Notas sobre la economía política, con una pantalla de computadora y niños cargando bultos casi más grandes que ellos5). Existe esa marcada y grotesca contradicción entre los enclaves de tecnología avanzada y el atraso tecnológico general, junto con mayor pobreza y miseria y, junto con esto, una enorme expulsión del campesinado y migración a los centros urbanos, así como migración a otras partes del globo, todo esto con una mayor “imperialización” y fundamentalmente como parte de ella. A esta escala, este es un fenómeno de las últimas décadas. Por primera vez en la historia del mundo, la mitad de la población mundial ahora vive en centros urbanos, pero en situaciones deplorables, sin integrarse de una forma “articulada” en la economía de esos países: cantidades inmensas de gente viven hacinadas en tugurios que crecen y crecen alrededor de las ciudades, y muchos participan en la economía informal, legal e ilegal (en muchos países, es la gran mayoría).
Este es un nuevo fenómeno en la historia universal. Es una manifestación del desarrollo particular del imperialismo y de los reveses de la revolución socialista en el mundo. Miremos a China para ver este fenómeno una vez más: se está volviendo cada vez más como India en muchos sentidos y en especial con respecto a ese marcado fenómeno, esa aguda contradicción, de que hay enclaves de tecnología avanzada y fachadas fastuosas de riqueza rodeados de un mar de terrible pobreza y sufrimiento.
Junto con esto vemos, por todo el mundo, el aumento del fundamentalismo religioso. Un artículo de Mike Davis (quien tiene sus limitaciones pero hace observaciones importantes) señala que cuando los campesinos fueron expulsados de la tierra en el siglo XIX y principios del siglo XX en los países en que se estaba estableciendo el capitalismo, se integraron (más o menos, no uniformemente) al proletariado. Esa proletarización llevó a una disminución de la religión. Pero el fenómeno que vemos en el mundo hoy es en buena medida lo contrario: la expulsión de los campesinos a las ciudades o la expulsión de los proletarios del proletariado y su hacinamiento en enormes tugurios, en una situación “desarticulada”, ha llevado al fenómeno opuesto del aumento dramático de la religión, de la gravitación hacia la religión, y en particular el fundamentalismo religioso. En los países tradicionalmente islámicos, es fundamentalismo islámico. En India, es principalmente fundamentalismo hindú. En grandes partes de Latinoamérica y África y otras partes, es fundamentalismo evangélico protestante y en particular pentecostalismo. Esto es algo que tenemos que entender mucho más a fondo. El pentecostalismo, por ejemplo, combina la forma más extrema de fundamentalismo y fanatismo, como hablar en lenguas desconocidas y todo eso, con un populismo muy abierto. Este pentecostalismo empezó con los negros pobres de Estados Unidos hace un siglo (no me refiero a la versión de pentecostalismo de John Ashcroft [primer secretario de Justicia de Bush—Nota del traductor]). Es un fenómeno importante en las partes pobres del mundo, en este país, así como en África y Latinoamérica. Esto es algo que tenemos que estudiar y entender más a fondo a fin de confrontarlo mejor, junto con todo lo que hemos venido discutiendo.
Aquí también hay una interacción de factores materiales subyacentes y factores superestructurales, y es importante no ser materialistas mecanicistas ni idealistas en estas cosas. El hecho de que el fundamentalismo religioso está aumentando no quiere decir que es una tendencia inevitable que va a rebasar tendencias y programas más positivos, en concreto el comunismo revolucionario.
Este fenómeno del crecimiento del fundamentalismo religioso no se debe solamente a factores materiales. En realidad, como han señalado otros, ha ido acompañado en la esfera política durante décadas por esfuerzos coordinados de los imperialistas y sus aliados para eliminar la oposición laica, especialmente el comunismo, pero también otras formas de oposición laica, en todo el mundo. Un ejemplo dramático fue el exterminio de cientos de miles de comunistas en Indonesia en los años 60, de lo que he hablado en varias ocasiones, por ejemplo en la charla Revolución.6 Pero también hay otros casos, como en Egipto la experiencia de Nasser (un dirigente nacionalista burgués que tenía seguidores en Egipto y en los países árabes en los años 50 y 60); cuando el “nasserismo” se tropezó con sus limitaciones, el fundamentalismo islámico creció. Lo mismo sucedió en Palestina: Estados Unidos e Israel han echado a los palestinos que son cristianos (al menos de nombre), porque tienden a ser más laicos que los palestinos islámicos. A Israel y Estados Unidos en realidad les gusta la dinámica de “Jihad versus McWorld” (en que el imperialismo y sus creaciones y puestos de avanzada, como el estado de Israel, por un lado, y el reaccionario fundamentalismo islámico, por el otro, se refuerzan mutuamente aun cuando se oponen); entienden que es más favorable para ellos que una oposición laica, especialmente si es comunista. A esto hay que sumar la derrota del socialismo y la restauración del capitalismo en China, y los efectos e influencias negativas derivadas de eso, pues aunque a veces hablan del “socialismo… con características chinas”, los gobernantes de China claramente no tienen nada que ver con la revolución y con la lucha por un mundo radicalmente diferente, y hoy a China la dominan fuerzas burguesas que fomentan concepciones y aspiraciones burguesas. Hace poco, un corresponsal de Newsweek (creo que era el corresponsal del Medio Oriente) estaba hablando por televisión sobre los bombarderos suicidas en Europa y en Inglaterra (fue poco después de los dinamitazos de los trenes de Londres) y dijo: Hace un par de décadas, todos hubieran sido maoístas, pero ahora son fundamentalistas islámicos. Es un punto interesante. Por eso digo que hay que dejar que los reaccionarios publiquen libros en la sociedad socialista: para aprender. [risas] Y no solo nosotros, las masas también aprenderán más.
Como decía, tenemos que profundizar estos asuntos. Tenemos que entender la complejidad de todo esto, y la interpenetración y la interacción de estos factores, de la base y la superestructura, y de diferentes partes de la superestructura, las interacciones de las dimensiones ideológicas y políticas. Todos esos factores y sus interrelaciones influencian la diseminación del fundamentalismo religioso que ocurre de un modo espontáneo por un lado, y por el otro por medio de la propagación muy consciente de los imperialistas y aliados, junto con sus esfuerzos sistemáticos de desprestigiar y destruir la ideología y las fuerzas políticas que representan una alternativa realmente liberadora: la ideología comunista y el programa político y los objetivos comunistas.
1. Ver “Los grandes retos de la nueva situación” en Revolución #36, 26 de febrero de 2006. Avakian dio esta charla tras los sucesos del 11 de septiembre de 2001. Se publicó inicialmente en el Obrero Revolucionario #1143, 17 de marzo de 2002.
Regrese al artículo2. Revolución está publicando la serie “El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor”, del proyecto “Pongamos las cosas en claro”. Ver #25-33 (del 4 de diciembre de 2005 al 5 de febrero de 2006), #35 (19 de febrero de 2006), #38-39 (12 y 19 de marzo de 2006) #42 (9 de abril de 2006) y #44 (23 de abril de 2006); está en la internet en revcom.us.
Regrese al artículo3. Avakian, Democracy: Can’t We Do Better Than That? (Chicago: Banner Press, 1986).
Regrese al artículo4. En su autobiografía From Ike To Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communist, Bob Avakian dice que Leibel Bergman desempeñó un papel importante en su desarrollo como comunista. Bergman fue militante del Partido Comunista y rompió con dicho partido en los años 50, cuando este adoptó una línea completa e irrevocablemente revisionista. Dice que en los últimos años de su vida, Bergman también gravitó hacia una línea revisionista y que apoyó el golpe de estado revisionista en China y la restauración del capitalismo. Cuando todavía era militante del PCR, Bergman dijo: Si decidimos que los dentistas son la fuerza decisiva para hacer la revolución, tendremos que ganar a los dentistas al marxismo-leninismo.
Regrese al artículo5. Partido Comunista Revolucionario, EU, Notas sobre la economía política (Chicago: RCP Publications, 2000).
Regrese al artículo6. Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es (Chicago: Three Q Productions, 2004). Esta charla grabada de Bob Avakian se puede pedir en DVD o VHS a threeQvideo.com.
Regrese al artículoPermalink: http://revcom.us/a/048/encuentros-horowitz-2.html
Revolución #48, 28 de Mayo 2006
Nota de la Redacción: La semana pasada, presentamos la primera parte del artículo “Encuentros con Horowitz”, en que Alan Goodman describe una conferencia de David Horowitz en la Universidad de Chicago, llena de mitos y estereotipos anticomunistas y racistas, para prevenir a los estudiantes de que no sigan sus impulsos progresistas. Horowitz se presentó como un defensor de la libertad de palabra y del disentimiento en las universidades. En la segunda parte de este artículo, Goodman relata un debate espontáneo que tuvo con Horowitz después de la plática.
Las mentiras anticomunistas de Horowitz y sus estereotipos, distorsiones y mentiras racistas sobre los negros no recibieron el rotundo rechazo que se merecen. Hubo un marcado contraste entre la reacción a sus peroratas racistas de los pocos estudiantes negros y latinos, y la reacción de la mayoría del público.
Muy pocos estaban de acuerdo con él sobre la guerra de Irak, sus ataques sexistas contra el feminismo, o sus quejas de que él está bajo ataque y le niegan el derecho de expresarse. Sin embargo, su racismo y anticomunismo tuvieron un efecto muy pernicioso. Además, su meta es marcar las pautas del debate, aun si no convence a todo mundo.
Fuera de sus peroratas anticomunistas y racistas, la mayoría de los estudiantes con los que platiqué después no captaban que Horowitz no es un simple fanfarrón, sino que busca callar el pensamiento crítico y el disentimiento. Tampoco conocían sus contactos con Bush, Karl Rove y los peces gordos del Partido Republicano. No tenían idea de que el folleto de Horowitz “The Art of Political War” (El arte de la guerra política) fue lectura obligatoria para 2000 organizadores importantes de la última campaña electoral de Bush y para los congresistas republicanos de peso. No sabían que él y sus simpatizantes exigen el despido y el juicio de profesores de oposición. Y claro está, su ponencia no mencionó nada de eso.
Como docenas de estudiantes seguían la discusión después de la sesión de preguntas, pude platicarles de lo que me enteré al reseñar su libro. (“David Horowitz y los nuevos camisas pardas”, Alan Goodman, Revolución #42, 9 de abril de 2006) Pregunté si alguien había leído su último libro, The Professors (Los profesores), y resulta que ni lo leyeron los republicanos. No sabían que quiere que despidan a los que no están de acuerdo con él ni que sus seguidores han instado a enjuiciar a profesores con una ley californiana contra el “adoctrinamiento comunista”.
A muchos estudiantes, inclusive a unos del club republicano, los inquietó lo que leyeron en Revolución sobre la esencia represiva de la campaña de Horowitz. No quiere, en lo principal, discutir con sus oponentes; quiere que los despidan y los encarcelen. Cuando señalé varios puntos de su libro que comprueban eso, uno de los republicanos me dijo que fuera a “discutir con David lo que estás diciendo”. Dicho y hecho. Horowitz estaba charlando con un grupo de estudiantes, acompañado de un par de guardaespaldas. Me presenté y expliqué que estoy bien familiarizado con su libro, y que sus mismos seguidores no saben que recomienda despedir a los profesores de ideas distintas a las suyas.
Le pregunté: “¿Por qué tú y tus seguidores no debaten con los que no están de acuerdo, en vez de pedir que los despidan? Si fuera cierto lo que dices de que los negros tienen una deuda con la sociedad por haberlos esclavizado, y eso no es cierto, ¿por qué no lo debaten? ¿Por qué pides que despidan y enjuicien a los que no están de acuerdo contigo?”.
Me interrumpió: “¡No has leído mi libro!”. Dije que sí, que leí la aclaración al principio del libro de que no importa qué posición política tenga un profesor, sino que no la lleve a sus clases, pero que son puras mentiras. Dije: “A la mayoría de los profesores del libro los atacaste por lo que dicen fuera del salón, y pediste abiertamente el despido de Ward Churchill y de un maestro de prepa de Colorado que grabó un soplón inspirado por tu grupo, los dizque Estudiantes por la Libertad Académica”.
Además, indiqué que Horowitz pidió el despido de ese maestro de prepa durante el programa 700 Club de Pat Robertson (y en otras ocasiones) y que le dijo a Robertson que hacía una labor importante por la misma causa.
“Si Robertson hace una labor importante por tu causa”, le dije, “¿qué nos dice eso sobre tu causa? La universidad fascista cristiana de Robertson no tolera estudiantes gays, visitantes gays, ni discusión racional alguna de la homosexualidad, y cuando un grupo de activistas de derechos de los gays puso pie, simbólicamente, en los terrenos universitarios, mandaron a arrestarlos. ¿Es ese tu modelo”, le pregunté, “de la libertad de expresión y libertad académica? Y para colmo pides que corran a un maestro de prepa de Colorado que fomenta discusión en la clase sobre el capitalismo, las causas de la guerra de Irak, y la comparación de Bush y Hitler”.
Este maestro, según la grabación que hizo el estudiante soplón y que se tocó en una estación de radio en Colorado, le pidió varias veces a un estudiante que comparte las ideas de Horowitz que las defendiera. También les dice a los alumnos: “De ninguna manera digo que deben adoptar mis ideas... lo que quiero es que piensen más a fondo sobre estos temas”. ¿Qué implica cuando Horowitz dice que Pat Robertson hace “una labor importante” por la libertad académica (¡!) y luego exige que despidan a este maestro? Los que nos escuchaban no sabían nada de eso. “¿Horowitz quiere que despidan maestros? ¿No y que está a favor de la libertad de palabra?”
Horowitz defendió haber pedido la renuncia del maestro de prepa de Colorado mintiendo sobre lo que este dijo (durante el programa 700 Club de Robertson, calificó de “abuso de menores” la discusión que fomentó el maestro en el salón). Uno de los estudiantes comentó que no parecía que ese maestro fuera un tirano, visto que 150 de sus alumnos hicieron un paro como protesta cuando lo suspendieron.
Horowitz captó que la asociación con Robertson no les caía bien a los estudiantes, y que incluso a los militantes de su grupo los sacó de onda que pidiera el despido del maestro de prepa de Colorado. Horowitz dijo que no apoya a Robertson respecto a los gays. Contesté:
“Puede ser, pero eso ¿qué tiene que ver? Saliste en su programa y pediste el despido de ese maestro de Colorado, ¿o no? ¿No aplaudiste su labor como una contribución a tu causa? Si eso no es aplaudir un modelo de censura represiva draconiana, si no es oponerse a la libertad de expresión que cuestiona la autoridad y alienta la discusión de los estudiantes, entonces, ¿qué es? ¿No ayudaste a Robertson a azuzar a su público diciendo que los profesores que atacaste en tu libro son homicidas, golpean a niños, son ‘pervertidos sexuales’ y terroristas?”.
Horowitz insistió en que un profesor del libro abogaba por las relaciones sexuales con menores. Dije: “Tú bien sabes, igual que yo, que lo que Robertson quiere decir es que estos maestros son gays abiertos, o que exploran el tema de la homosexualidad sin seguir las reglas del fundamentalismo cristiano, y por eso Robertson incitaba a su público contra ellos. Y ese es solo un ejemplo de lo que quieres que se prohíba en el salón de clases”. Esto resultó muy incómodo para Horowitz y, antes de que pudiéramos discutir otros ejemplos de su alineamiento con el programa fascista cristiano, sus “guardaespaldas” se me plantaron casi en las narices y Horowitz dio la vuelta y se fue furioso.
Tras esta discusión, la atmósfera se agitó más. Antes de mi encuentro con Horowitz, los republicanos tenían en su mesa el número de Revolución con mi reseña de Los profesores de Horowitz, y lo dejaron ahí hasta que se fueron. Un tipo, que se describió como “buen estudiante mensito”, cristiano evangélico y activista conservador en la universidad, no me soltaba. Insistía en que discrepaba con lo que había descubierto de Horowitz; él quiere que los estudiantes se expongan a distintas ideas y no lo intimida discutir de política en clases. Le mortificaba que lo fueran a asociar con Robertson por ser republicano y cristiano evangélico. Le dije que si eso le preocupaba, que trazara una clara línea de demarcación entre lo que cree y lo que creen Horowitz, Robertson y Bush. Cuando me despedí, se quedó angustiado y me dijo que pensaría sobre lo que habíamos platicado y leería Revolución.
Aún falta mucho por evaluar de este encuentro en vivo con Horowitz, pero resaltan ciertos aspectos. Primero, si piensan que Horowitz es un mentiroso marginado, solo tienen razón a medias. Trescientos estudiantes asistieron a su ponencia en la Universidad de Chicago, y en su mayoría no fueron a refutarlo o desenmascararlo.
Segundo, Horowitz no quiere que su programa represivo, que es en serio y representa un gran peligro, salga a la luz ante un público como el de la Universidad de Chicago. Cuando se le descubre, es su talón de Aquiles.
Tercero, tenemos que confrontarlo y desenmascararlo con argumentos tajantes y enjundiosos, perseguirlo con hechos y datos, usar sus propias palabras en su contra y destapar su siniestro programa ante sus seguidores. Menos que eso no lo vencerá e incluso podría permitirle sacar ventaja.
Me impactó la apertura de los estudiantes a bregar con cuestiones de gran envergadura: unos lo desafiaron, se interesaron en un periódico comunista y en una crítica que no solo refuta lo que dice sino que revela sus intenciones de fondo. Vi la importancia de que hagamos nuestro trabajo para impulsar una dinámica positiva: por un lado, luchar por el derecho al pensamiento crítico, desenmascarar y refutar a Horowitz y rechazar su campaña para suprimir el pensamiento crítico; y por otro lado y conjuntamente, entablar mucha más discusión en el mundo académico sobre lo que realmente son la revolución comunista y el socialismo.
Para concluir, los ataques racistas de Horowitz contra los negros juegan un papel fundamental en su misión. Dedicó una parte importante de su ponencia a defender la esclavitud y negar la realidad actual del racismo, la supremacía blanca y la opresión de los negros. Tocaré más este tema, y sus implicaciones peligrosas, en artículos futuros, y pido a los lectores que me escriban sobre este componente del programa de Horowitz.
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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
Correspondencia
Carta abierta a David Horowitz
Recibimos esta carta de un lector:
Sr. Horowitz:
Me parece ridículo su cuento de que los izquierdistas “ningunean” a los conservadores. ¿Por qué? Porque vivo en este país, pasé 13 años en las escuelas públicas y sé para qué lado jalan.
Dice que apoya la libertad académica, ¿pero dónde estaba usted cuando me reprendieron en la Dirección por discutir con un compañero sobre la guerra de Irak?
Sí, Sr. Horowitz, eso me pasó a mí el primer año de preparatoria. No lo vi correr en defensa de mi libertad.
Sr. Horowitz, ¿dónde estaba cuando me declaré homosexual? ¿Cuando recibí insultos amenazadores de “maricón” y un maestro me sermoneó con términos de darvinismo social que la “homosexualidad es una flaqueza”?
¿Dónde estaba, Sr. Horowitz, cuando la maestra de cuarto grado nos leyó Las crónicas de Narnia y nos explicó que se parecen a los valores de la Biblia, que debemos obedecer?
¿Dónde estaba cuando la maestra de primer grado empezaba cada día escolar leyéndonos pasajes de la Biblia y sermones del catecismo dominical?
¿Dónde estaba, Sr. Horowitz, cuando la maestra de la clase de gobierno llamó a los padres de cuatro alumnos que no se ponían de pie cuando recitábamos la Promesa de lealtad porque no creían en Dios?
¿Dónde estaba, Sr. Horowitz, cuando en la clase de historia nos enseñaron que en 1970 los universitarios de Kent State tuvieron la culpa de que los mataran a tiros y que recibieron su merecido?
¿Dónde estaba cuando los reclutadores de la Infantería de la Marina vinieron a la clase de gobierno, nos dijeron que los medios riegan mentiras sobre Irak y nos presionaron a entrar al ejército?
¿Dónde estaba poco antes de las elecciones del 2000, cuando un pastor vino a mi escuela y nos dijo a un grupo de estudiantes que no se debía permitir que Joseph Lieberman fuera vicepresidente porque “es judío y no cree en nuestro Señor Jesucristo”?
Sí, su retórica acerca de que al sistema educativo de este país lo “maneja una conspiración izquierdista” es igual a la teoría de que una conspiración judía maneja Wall Street. Es una locura inspirada por el odio.
Si verdaderamente está a favor de la libertad académica, estaría en los pueblos pequeños de todo el país ahuyentando el adoctrinamiento religioso. Criticaría a los maestros que hostigan a los alumnos opuestos a la guerra y los llaman “traidores”. Se encargaría de que los jóvenes oigan la verdad, en vez de mentiras como que “los condones no sirven” y que “la homosexualidad da SIDA”…
Veo en qué dirección tiende el sistema y al servicio de quiénes está usted.
Gracias por nada
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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
El 15 de mayo, el noticiero ABC News informó que el gobierno está monitoreando las conversaciones telefónicas de unos periodistas del New York Times, Washington Post y ABC News, y que dice que la Ley Patriota le da permiso.
Brian Ross, corresponsal de ABC News, informó que un funcionario del gobierno le dijo que han intervenido sus llamadas y las de otro periodista, Rich Esposito, y que “debemos comprar otro celular que no esté vinculado a nuestro nombre”.
El gobierno admite que ha intervenido las llamadas de varios periodistas, con el pretexto de que está investigando la filtración de información clasificada. Ross y Esposito sospechan que están en las miras del gobierno debido a que escribieron un informe sobre los países donde la CIA tiene cárceles secretas.
Gracias a funcionarios del gobierno se ha conocido información sobre la base de datos de llamadas telefónicas de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), la existencia de las cárceles secretas de la CIA y la tortura de presos.
A los que denuncian esos crímenes, el gobierno los considera “criminales” o “traidores”. Hace poco Bush salió por TV y dijo: “Cada vez que se divulga inteligencia secreta, perjudica nuestra capacidad de derrotar a este enemigo”.
Hablando con Amy Goodman en el programa radial Democracy Now, Ross describió cómo monitorean las llamadas:
“Usan una cláusula de la Ley Patriota… ideada para terroristas, pero la utilizan contra los periodistas. Se llama carta de seguridad nacional. En esencia, un agente del FBI escribe una carta y la lleva a una compañía telefónica (o a cualquier parte), y la Ley Patriota requiere que esta entregue la información. Además, prohíbe que la compañía le diga al cliente, a mí o a cualquiera, que el gobierno ha pedido la información”.
Con una carta de seguridad nacional, no hay que pedir permiso de un juez. El Departamento de Justicia ha admitido que el FBI preparó 9,254 cartas de seguridad nacional el año pasado contra 3,500 ciudadanos y residentes legales.
En Democracy Now, Ross describió la atmósfera que están creando con estos ataques: “Pues es muy difícil. Uno tiene que pensar como un capo de la Mafia y hacer llamadas con una bolsa de monedas de un teléfono público. Da consternación”.
Este programa de intervenciones telefónicas contra periodistas, así como la base de datos de las llamadas de millones de personas de la NSA, demuestra hasta qué punto están destripando derechos fundamentales supuestamente garantizados en la sociedad burguesa, e imponiendo nuevas normas fascistas. A la par con la guerra de Irak, la amenaza a Irán con armas nucleares y la reestructuración de regiones enteras del globo, el gobierno está apretando las clavijas en el país.
Todo esto es un gran peligro para el pueblo y para la resistencia. Todos los que no quieran ver una sociedad donde criminalizan a los periodistas por denunciar los crímenes de guerra del gobierno, donde el Gran Hermano monitorea todo lo que hagan y donde llaman “enemigos” a los que oponen resistencia… tienen que montar una gran oposición ya.
Si no nos oponemos y movilizamos para parar esto, nos obligarán a aceptarlo.
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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
“¿Les importan más los cerdos que los rodean o dios?”, les pregunta Ron Luce, cabecilla de BattleCry (Grito de Guerra), a los más de 17,000 jóvenes congregados en el estadio Wachovia Spectrum de Filadelfia el 12 de mayo. No era una metáfora. Lee un pasaje de Lucas 15 que menciona cerdos y ¡tiene una bola de cerdos, de los de las granjas! ¿Ven? O están con el cruel dios superpatriótico, misógino y racista de Luce, o son cerdos.
A lo largo del programa, resultó claro que toda la cháchara de batallas, guerreros y guerra tampoco es una metáfora.
Al iniciarse el segundo día, un redoble tribal de tambores llenó el estadio y una voz tronó: “la gente más violenta de la historia”.
En la pantalla del estadio apareció una imagen borrosa de indígenas ecuatorianos corriendo y lanzando flechas. ¿Prueba de “barbarismo”? Qué importa que las corporaciones petroleras destruyeran sus tierras y su manera de vivir, esos “salvajes” mataron a cinco religiosos que fueron a destruir su sistema de creencias hace décadas. En eso presentan a uno de los supuestos asesinos. Ha sido “civilizado” por la Biblia y exhorta a los jóvenes a que se inscriban a las misiones para ir a convertir a gente como él.
Atención: Ese grupo indígena, que está al borde de desaparecer a causa de la intervención del “mundo moderno” con su explotación, racismo, destrucción del ambiente y genocidio cultural, dista años luz de ser “la gente más violenta de la historia”, aun si fuera cierto que mataron a los cinco misioneros.
La verdad es que los europeos que siguieron a Colón mataron a más de 100 millones de indígenas del “nuevo mundo”. No olvidemos tampoco que ese genocidio lo bendijeron con una Biblia como la que tiene Luce.
Tras horas de programación con esas mentiras racistas, los jóvenes corren al centro del estadio a inscribirse para ir a las misiones de África, Latinoamérica, ciudades de Estados Unidos, Australia, el Medio Oriente y otras partes del mundo. Luce les brinda un aliento extraño: “Ustedes son freaks de una nueva raza… Son animales salvajes. ¡Caramba!”.
Continuando con el programa, siguen ataques a la mujer. Si piensan que se necesita una alternativa a la música metalera o hip-hop que ataca a la mujer, pero también quieren degradación, insultos y deshumanización de la mujer, Luce les resuelve el problema.
Lakita Wright, que se hace pasar de “sexperta” y ha hablado ante naciones, ante el Congreso y ante más de medio millón de jóvenes el año pasado, pasó a decir la “verdad desnuda” sobre la abstinencia y la pureza. Su especialidad parece ser la promoción descarada de estereotipos racistas y sexistas que solo una mujer negra que quiera rebajarse más que Bill Cosby puede hacer.
Empezó con una parábola que presentaba la “mentira” como femenina y la “verdad” como masculina. De ahí lanzó un ataque contra todos los hechos comprobados de la prevención de enfermedades sexuales y del embarazo, y repitió todos los estigmas, especialmente contra la mujer, de quienes tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio.
Habló con escarnio de las jóvenes “estúpidas”, cuya vida se trunca porque tienen hijos. “No culpen a los bebés, es su culpa. Han debido subirse el cierre, cerrarlo, klank, klank”.
Wright puso a todos a corear los cientos de enfermedades transmitidas por relaciones sexuales, y con mucho drama mencionó el dolor y la desfiguración que pueden causar. Luego, atacó lo único que se ha comprobado que las previene: “Los condones no sirven”.
Lamentó que a los jueces no los obliguen a estudiar los libros mosaicos de la Biblia, que recomiendan esclavizar a los enemigos, matar bebés y tomar concubinas (esclavas sexuales) para venderlas y tratarlas de la peor forma.
Atención: Los condones salvan vidas. Predicar “abstinencia” como forma de prevenir enfermedades transmitidas por relaciones sexuales mata. A Luce y a su pandilla le valen madre los jóvenes; la guerra contra los condones está motivada por su interpretación literal de la Biblia, que dice que hay que matar a pedradas a quienes tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio.
Después de celebrar el genocidio de los indígenas del continente y de hablar de la muerte por enfermedades transmitidas por relaciones sexuales, la cosa se puso al rojo vivo.
Salió uno de los principales oradores, Franklin Graham, quien convirtió a George W. Bush. Ese tipo dio a entender que el SIDA y el VIH son castigos de dios. “Si nos salimos del matrimonio, hay que pagar”.
Dijo que para dios el matrimonio es “entre un hombre y una mujer. No entre un hombre y otro o entre una mujer y otra”. Con eso recibió el aplauso más fuerte del día, pero no se dijo nada de que la Biblia aplaude el matrimonio de hombres con muchas mujeres. La próxima vez que vaya a una de las convenciones de Luce, voy a llevar calcomanías para carros con la figura de un hombre y de 1,000 mujeres seguida por el símbolo = y la palabra “matrimonio”. Es un estilo de matrimonio de la Biblia, como el del rey Salomón con sus 700 esposas y 300 concubinas (quién sabe por qué dios no lo castigó con el SIDA).
El “corazón” del discurso de Graham fue la exhortación a la guerra santa. Sermoneó sobre “la batalla por el alma de los hombres y las mujeres de norte a sur, de este a oeste, alrededor del mundo”. Declaró: “El único camino a Dios es el camino de Jesucristo”.
Ahora bien, yo no creo que la religión sea la causa de raíz de la guerra; más importancia tienen las fuerzas económicas y políticas. Pero hasta cuándo vamos a soportar que inciten a matar a otros seres humanos porque, como dijo el general fascista cristiano Jerry Boykin (a cuyos soldados les dieron duro en Somalia), su dios es mayor que el de ellos.
Graham contó el cuento bíblico de Daniel, de cómo “domó a Babilonia”. Tras aplaudir la matanza que los soldados estadounidenses están cometiendo hoy en Irak, dijo que no hay “diferencia entre los iraquíes de hoy y la Babilonia de hace 1,000 años”. En la Biblia, Babilonia es el arquetipo de la maldad y la decadencia. No solo se condona todo derrame de sangre y saqueo contra Babilonia: se celebra. Como claramente dice Salmos 137:9, feliz quien agarre y estrelle contra la roca a los bebés.
Al exhortar a los jóvenes a entrar a la “batalla por el alma de los hombres”, Graham les dice también que “no se pueden salvar almas sin derramar sangre. ¡Hay que derramar sangre!”.
En eso, un pelotón de SEALS de la Marina (fuerzas especiales) aparecen en una pantalla marchando hacia la plataforma. Salen con uniformes de camuflaje, con armas automáticas, tumbando puertas y disparando contra cuartos, disparando y matando indiscriminadamente, como una de las operaciones que rara vez se ven en las noticias de Irak.
Estallan petardos y rugen llamas. Ron Luce los saluda y hace alarde de que todos han participado en combate. Forman parte de FUERZAS de Ministerio Sacerdotal, encargados de enseñar la Biblia en bases militares por todo el mundo, y son miembros pasados y presentes de los SEALS, policías y otros militares. En la plataforma presentan a uno que acaba de regresar de Afganistán y otro que era de un equipo policial SWAT. Todos ellos saben matar y lo hacen pensando que dios los autorizó.
Uno contó que cuando estaba en entrenamiento tuvo que entregar, a la fuerza, toda su voluntad al instructor. Luce lo interrumpió y le dijo al público: “Ese es su pastor. Él los va a convertir en SEALS de Cristo”. Naturalmente, el gran comandante de ese ejército religioso es dios, que arma a sus soldados con “un escudo de fe, un cinturón de verdad y botas de preparación”, así como “armas ofensivas” como “la espada del espíritu” y “la palabra de dios”.
La unión del “Ejército de dios” con las fuerzas armadas de Estados Unidos completa el círculo con que empezó la convención, cuando se leyó una carta de George W. Bush con saludos y bendiciones. Luego, un ministro les pide que agachen la cabeza y le den gracia a dios por George W. Bush, quien da la casualidad que es el comandante en jefe de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
BattleCry solo habla de esta locura sanguinaria de una guerra santa a puerta cerrada. No lo van a encontrar en su página web y no lo mencionan en la prensa. A pesar de toda su bravata en la plataforma y de las pilas de libros militaristas, cuando debatí con Ron Luce en el programa O'Reilly Factor, se puso como una flor mustia y lloriqueó que “por todo el país hay jóvenes que se están dando cuenta de que están en medio de esta guerra cultural… Y están diciendo, ¿sabes qué? Queremos que se nos escuche. Amamos a dios y no somos crueles”.
Cuántas mamás y papás y jóvenes atraídos por los fascistas cristianos en búsqueda de un propósito tienen la menor idea de que el programa de sus líderes es tan truculento, sanguinario y horrible como el mito del infierno con el que los someten. Pero cuando uno firma un pacto con Luce y su pandilla, no solo se compromete con una fantasía embrutecedora que borra la capacidad de comprender y cambiar el mundo; también le ordenan pelear y derramar sangre en una “guerra santa” por Bush y todo lo que él representa.
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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
En su discurso del 15 de mayo sobre la inmigración, el presidente Bush propuso un programa de “trabajadores huéspedes”. Dijo que “llenará los requisitos de nuestra economía… y aumentará nuestra seguridad porque sabremos quiénes están en nuestro país y por qué están aquí”. ¿Pero cuál es el verdadero propósito de ese programa? ¿Y cómo es la vida de los “trabajadores huéspedes”?
Después de que la guerra de Secesión puso fin oficialmente a la esclavitud en el Sur, los negros seguían haciendo el trabajo duro en las plantaciones como aparceros. Aunque oficialmente eran “libres”, los mantenían endeudados y los obligaban a seguir trabajando la tierra hasta pagar la deuda… o sea, para siempre.
Hoy los “trabajadores huéspedes” se encuentran en una situación parecida: enormes deudas; condiciones de trabajo peligrosas; el robo de sus salarios, pasaportes y demás documentos; y la constante amenaza de que los despidan o hasta los maten.
En diciembre de 2005, el periódico Sacramento Bee publicó una serie de artículos sobre la vida de los “trabajadores huéspedes” en los aserraderos, el trabajo más peligroso del país después de la minería. Los trabajadores dijeron que cuando llegaron, les confiscaron los pasaportes, así que tenían miedo de que los deportaran si salían de la casa. Además, muchos llegaron endeudados porque tuvieron que pagar grandes mordidas a los “reclutadores” de los contratistas estadounidenses. Una señora dijo que llegó a Estados Unidos a la edad de 16 años con una deuda de $5,000, que tenía que pagar con su salario.
Como los aparceros del Sur, que tenían que comprar las herramientas y las semillas, a estos “trabajadores huéspedes” les descuentan del sueldo la visa, las mantas, las herramientas y el transporte al trabajo. Tienen que manejar sierras de cadena sin equipo de protección, y le contaron al Bee que han visto a compañeros de trabajo aplastados por árboles o cortados por las sierras… sin poder hacer nada. Las compañías les descuentan tanto que tienen que pedir un anticipo del próximo pago y caen en deuda. Uno dijo que recibió $1.98 por un día de 15 horas y que pagó $2 por cambiar el cheque. Otro trabajador le dijo al Bee que con cada cheque “recibimos menos y debíamos más… hasta que nos dimos cuenta de que ‘nunca podremos pagar’”.
El periódico USA Today informó sobre un trabajador que llegó a Estados Unidos con una visa de “trabajador huésped”. Tras trabajar 10 horas al día por un año, tenía una deuda de $500. No es nada nuevo: el Programa Bracero de los años 40 y 50 traía trabajadores de Latinoamérica a romperse el lomo en el campo, y les descontaba dinero para obligarlos a regresar (60 años después todavía no les han devuelto ese dinero).
El maltrato y la explotación son parte integral de un programa de “trabajadores huéspedes”. Tienen que trabajar en la misma compañía, así que si se quejan corren el riesgo de que los despidan y los deporten. Cuando se quejan, el gobierno rara vez castiga a la compañía, incluso en el caso de muerte o mutilación en el trabajo. Los artículos del Bee y de USA Today demuestran que es normal que les confisquen los documentos.
El programa de “trabajadores huéspedes” de Bush busca controlar el ingreso de trabajadores que llegan por la distorsión de la economía mexicana que causa el imperialismo yanqui. Es un sistema de segregación para los inmigrantes que los relega a una casta inferior, y facilita reprimirlos y rastrearlos. Los obliga a inscribirse con el Departamento de Seguridad de la Patria, y a irse cuando se termine su contrato… y mientras tanto los somete a hostigamiento, discriminación sistemática y explotación despiadada.
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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
Aplausos al actor Ian McKellen por su comentario acerca de la Biblia en el programa “Today” del canal NBC el 17 de mayo. McKellen es una de las estrellas de la película The Da Vinci Code (El código Da Vinci), que se acaba de estrenar y está bajo fuerte ataque (junto con el libro, un bestseller mundial) por la orden clerical-fascista católica Opus Dei y otros grupos religiosos derechistas. Durante una entrevista a los actores y el director Ron Howard, el presentador Matt Lauer les preguntó: “Varios grupos religiosos han pedido que pongan al comienzo de la película una aclaración de que es una obra de ficción, porque uno de los temas del libro es un ataque frontal al cristianismo… si Cristo sobrevivió la crucifixión, no murió por nuestros pecados y no resucitó. Quieren que digan que es ‘ficción, ficción, ficción’. ¿Qué les parece esa idea? ¿Está bien?”.
McKellen contestó:
“Desde hace mucho pienso que la Biblia debe tener una aclaración que diga que es ficción. Es decir, caminar en el agua, requiere fe. Tengo fe en esta película. No que sea verdad, no que presente hechos, pero que es un cuento excelente. Y creo que el público es lo suficientemente listo e inteligente para separar los hechos y la ficción, y debatirla después”.
(Recomendamos ver otra película de Ian McKellen, Richard III, una adaptación de una obra de Shakespeare en una Inglaterra fascista de los años 30).
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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
Patrulla Fronteriza dispara primero y después hace las preguntas
El 18 de mayo, tres días después de que Bush anunciara que quiere enviar 6,000 tropas de la Guardia Nacional para “proteger”, además de militarizar la frontera, la Patrulla Fronteriza nos mostró claramente que continuarán reforzando la criminalización y el terrorismo en contra de aquellos que tratan desesperadamente de llegar “al Norte” para subsistir.
Todo comenzó en la carretera 5 de California, cuando una camioneta que viajaba rumbo a México con seis pasajeros, entre quienes se sospechaba iban “inmigrantes ilegales”, fue seguida por agentes fronterizos. La Patrulla Fronteriza, junto con agentes aduanales, la pararon y rodearon a solo 75 pies antes de la frontera mexicana.
De acuerdo a la Prensa Asociada y otras fuentes de información, los testigos dicen que los agentes quebraron una ventana de la camioneta con una macana y lastimaron a los pasajeros. Después, cuando el conductor no obedeció las órdenes de bajarse del vehículo, le dispararon y lo mataron, sin consideración alguna por el resto de los pasajeros. Los agentes dispararon a pesar de no tener ningún motivo para pensar que el conductor estaba armado.
El presidente del sindicato de los agentes de la Patrulla Fronteriza, Chris Bauder, dijo lo siguiente sobre lo sucedido: “De acuerdo a lo que escuché, parece que los agentes actuaron correctamente y solo hicieron lo que les han enseñado”.
Imagínense lo que significa: “hicieron lo que les han enseñado”. Desde los Texas Rangers a la Patrulla Fronteriza, la historia de las fuerzas armadas a lo largo de la frontera siempre ha significado asesinatos, represión, terror y subyugación hacia quienes emigran para “el Norte”.
De por sí el imperialismo arranca a los inmigrantes de su hogar y de sus seres queridos, y los obliga a enfrentar el calor mortal del desierto o las temperaturas heladas de las montañas para poder llegar hasta aquí, así como a los vigilantes racistas, como los Minutemen, la Patrulla Fronteriza asesina, y ahora la posibilidad de 6,000 tropas de la Guardia Nacional con entrenamiento militar.
¿Qué mensaje es el que envían estos asesinos en un momento en que el fervor antiinmigrante continúa ascendiendo y los vigilantes patrocinados por el gobierno como los Minutemen han empezado a construir sus propias bardas y patrullan armados por su cuenta? No es sino una invitación abierta a disparar primero y hacer las preguntas después.
Y para todos aquellos que piensan que la militarización de la frontera da más seguridad, ¿cómo se sienten de que la policía les dispare a los pasajeros de una camioneta porque son “sospechosos” de ser ilegales? Se está formando un estado policial asesino frente a nuestras narices, mientras el sistema nos tiene irracionalmente paranoicos sobre “los inmigrantes terroristas”.
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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
Correspondencia
Revolución ha recibido varias cartas sobre la lectura, promoción y discusión de la autobiografía de Bob Avakian:From Ike to Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communist. Las cartas están en nuestro portal revcom.us.
Nota: Los archivos de audio de Bob Avakian leyendo su autobiografía (en inglés en revcom.us o bobavakian.net) se han copiado en discos CD y se han distribuido en multifamiliares como Nickerson Gardens, donde mucha gente no tiene internet.
Ester y yo nos hemos reunido todas las semanas para oír las grabaciones; luego nos turnamos para leer en voz alta. Un día nos reunimos en Starbucks a tomar chocolate y a leer. A Ester le encanta una buena taza de chocolate y le encanta leer la autobiografía. Nos reímos y hablamos de las anécdotas que cuenta Avakian de su infancia. Ester dijo que era un “pilluelo” y que es divertido. Ella conoce muchos de los cantantes que menciona el libro: los Chantels, Jimmy Reed (uno de sus cantantes favoritos de blues), Chuck Berry; era la música de su juventud y se acordaba de ella. Le encantó la historia del pan de maíz; describió cómo miraba ese pan y del hambre que tenía. Dijo que entendía por qué lo agarró, porque el otro chavo tenía dos pedazos y él tenía hambre, pero que le han podido dar duro, y nos reímos.
No podíamos dejar de leer; a pesar de que Ester no tenía los lentes y le molestaba la vista, ella quería seguir leyendo. Al leer cada página, pensábamos en lo que vendría en el capítulo siguiente, nos imaginábamos en qué aventura se metería el jovencito. Ella dice que su vida fue emocionante, tomaba riesgos. Hasta donde ha leído el libro, Ester dice que “es alguien que quiere a la gente sin importar el color. Andaba con gente de cualquier color a pesar de lo que otros decían de él”. Se refiere a la parte donde un chavo blanco le pregunta por qué anda con negros. Ester lee la respuesta que le dio Bob; le encanta esa respuesta. Cuando llegamos a la parte en que fue a un baile con una chica negra, cuando había tanta segregación en el país y en su escuela, Ester estaba esperando el final. Después comentó que fue un enorme beso, y las dos nos reímos.
Le gustó que Avakian anduviera con gente de todas las nacionalidades y que luchara por lo que le parecía correcto, aunque le hubieran podido dar una paliza o se hubiera metido en problemas. Le pareció que sus travesuras son típicas de los chavos y que era chistoso. Le pareció que él mismo es chistoso. También le gustó el capítulo sobre autoridad arbitraria. Dijo que tenía razón, que “sus padres le enseñaron a luchar por sus derechos”.
Al leer la autobiografía y escuchar los CDs, Ester está conociendo al presidente como persona. Ester vio la filmación del discurso REVOLUCIÓN: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es y hemos hablado muchas veces sobre lo que dice, y especialmente de preguntas que ella tiene sobre el hecho de que es blanco. Ahora que ha leído el libro, se pregunta si en realidad es blanco. Al leer el libro cada semana, Ester recuerda y comenta cosas que leímos en capítulos anteriores. Ella está conociendo a Bob Avakian, y eso es solo el principio. Por medio del libro, se está haciendo cada vez más parte de su vida. Recuerda de memoria muchos pasajes y los cuenta como si estuviera contando la historia de un viejo amigo o vecino. Después de leer sobre su niñez o de escucharlo, ella y otros han planteado preguntas. Quieren saber más sobre Armenia (la familia de Bob Avakian es de Armenia). ¿Dónde queda Armenia? ¿Por qué los turcos masacraron a los armenios? ¿A cuántos mataron?
*****
Mable y yo escuchamos parte de la autobiografía en un CD y vimos parte del video Revolución.
Mable dice que escuchar la grabación es como estar conversando con él. Te está contando su vida y es chistoso. Dice que en el video es severo. Ella se crió en el Sur y recuerda y sabe de qué está hablando cuando menciona lo de Emmett Till y lo que vivieron los negros. A Mable le gustó el video y lo que ha escuchado de la autobiografía en CD. Quiere saber cuántos años tiene, dónde está Armenia. Le pareció terrible que los turcos hayan masacrado a tantos armenios. Quiere saber más sobre eso y dónde queda Armenia. Le impresionaron los comentarios que hicieron del libro Cornel West y Howard Zinn. Ahora tiene el libro y los discos, y tenga muchas ganas de oír qué piensa de ellos. A ella y a otros les he contado muchos de los relatos del libro y de lo bueno que es, y que es un gran líder comunista revolucionario y un ser humano, que ama a las masas y tiene una estrategia y un plan para salir de este sistema y construir uno nuevo. Empiezan a conocer al presidente como persona.
El año pasado un joven del Colectivo de Escritores de Los Ángeles escribió una reseña de la autobiografía para la universidad. Dijo que fue muy importante para conocer mejor al partido. Al principio no quería leer el libro; preguntaba por qué leer un libro sobre un individuo en vez de estudiar lo que Estados Unidos está haciendo en el mundo y organizar protestas contra la guerra. Pero después leyó la autobiografía pues estaba leyendo obras de Bob Avakian y quería conocer a la persona.
Lo primero que le impactó fue que la autobiografía es muy personal y honesta. Dijo que al leer cómo Bob Avakian llegó a ser la persona que es, de sus contactos y amistades con los negros, las profundas discusiones en la cancha de baloncesto y su actitud ante su grave enfermedad, ha llegado a apreciarlo mucho más. También comprendió por qué se ha mantenido en el camino revolucionario mientras que otros de la misma generación se dieron por vencidos o hicieron las paces con el sistema.
Un libro como este puede llevar a ver de qué son capaces los seres humanos, aunque han nacido en esta maldita sociedad. Además le ayudó a conocer mejor a Bob Avakian y el partido que dirige.
Dijo que la autobiografía es un reflejo del tipo de sociedad en la que deberíamos querer vivir y de la clase de comunistas que deberíamos esforzarnos por ser.
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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
Parte 16: La derrota del socialismo en China y las lecciones para el futuro
Cada vez más personas se preocupan por el estado del mundo y la suerte del planeta. ¿Tiene que ser así el mundo? No; hay una alternativa mundial concreta: el socialismo y el comunismo. Pero constantemente nos remachan que el socialismo fracasó y que el capitalismo es lo máximo. Toda una generación no ha oído más que el socialismo es una pesadilla. Esa "revisión de la historia" también ha afectado a muchos intelectuales progresistas. El proyecto Pongamos las cosas en claro se propone convertir este ataque ideológico contra el comunismo en un debate enérgico en las universidades sobre el pasado del comunismo y el futuro del comunismo. El economista político maoísta Raymond Lotta está dando una serie de conferencias por todo el país con ese fin. La conferencia "El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor" confronta las mentiras sobre el socialismo, analiza la experiencia y los logros de la revolución bolchevique de 1917 a 1956 y de la revolución china de 1949 a 1976, y plantea la nueva visión de Bob Avakian sobre el proyecto comunista. Revolución está publicando por entregas la conferencia:
Primera parte: Introducción
Segunda parte: Comunismo y socialismo
Tercera parte: La revolución bolchevique estremece al mundo
Cuarta parte: El experimento soviético: El poder proletario abre paso a la revolución social
Quinta parte: El experimento soviético: Se establece la primera economía socialista
Sexta parte: La II Guerra Mundial y sus secuelas
Séptima parte: El gran avance de Mao: La revolución conquista el poder
Octava parte: El avance de Mao: Romper con el modelo soviético
Novena parte: El Gran Salto Adelante
Décima parte: La Gran Revolución Cultural Proletaria en China
Parte 11: Mao sobre las contradicciones en la sociedad socialista
Parte 12: La Revolución Cultural en China, Una irrupción sísmica
Parte 13: La Revolución Cultural, Lucha compleja y liberadora
Parte 14: La Revolución Cultural, Logros en educación y cultura
Parte 15: La Revolución Cultural: Salud y economía
China ya no es la sociedad que describí. Ya no es socialista. En 1976, Deng Xiaoping encabezó un golpe de estado que derrocó al gobierno proletario. Ganaron los seguidores del camino capitalista contra los cuales Mao había dirigido la lucha popular.
Las medidas de esta nueva clase capitalista han traído una polarización social y económica extrema. Han convertido a China en una plataforma de mano de obra barata para las corporaciones transnacionales. Sí, uno que otro chino se ha vuelto muy rico y se está formando una nueva clase media. Pero, ¿qué significa todo eso para las grandes masas del pueblo? Veamos:
* Las fábricas de las zonas económicas especiales someten a los obreros a jornadas insoportables, comida de mala calidad, apiñamiento en los dormitorios y maltrato.
* El estado cobra impuestos excesivos a los campesinos y les quita la cosecha si no los pagan. Los funcionarios públicos se arreglan con promotores de construcción para acaparar enormes extensiones de terrenos, lo que ha provocado grandes olas de protestas campesinas.
* 200 millones de campesinos-jornaleros migratorios recorren el campo y llenan las ciudades en busca de trabajo, sin ninguna garantía de empleo ni albergue.
* De 1995 a 2000, las empresas estatales cesaron a 48 millones de obreros.
* La prostitución cunde en las ciudades. La exportación al mercado mundial de niñitas no deseadas es un gran negocio.
* El desmantelamiento de las comunas eliminó el sistema de salud pública rural, y eso agravó seriamente la epidemia de SARS en el 2003. Una enorme industria de prostitución, el aumento de las drogas y la venta de sangre de campesinos sumidos en la pobreza han contribuido a una crisis de SIDA.
* Gracias al mercado libre, las escuelas rurales tienen que cobrar la matrícula y otros servicios, con el resultado de que muchos niños de campesinos pobres no pueden estudiar.
* La contaminación ahoga las ciudades; los desechos industriales corren por los ríos; están destruyendo las reservas forestales: todo esto es el precio ambiental del boom económico chino, que elogia tanto el Occidente.
Mao decía: “Servir al pueblo” y Deng Xiaoping contestó: “Enriquecerse es glorioso”.
El capitalismo se ha restaurado en China.
La derrota de la revolución china en 1976 representa el fin de una etapa. Puso fin a la primera ola de revoluciones proletarias. La revolución bolchevique de 1917 fue la primera gran conquista del poder por el proletariado para construir una nueva sociedad. A la experiencia soviética la rebasó la revolución china, especialmente la Revolución Cultural.
Mao estaba buscando un medio y un método para prevenir que una nueva clase capitalista volviera al poder; abrió un nuevo camino para bregar con ese problema. Forjó un camino de transformación revolucionaria que es más liberadora y más coherente con los fines y los medios de la revolución comunista que el que trazó la Unión Soviética cuando era socialista (de 1917 a 1956). Sin embargo, el proletariado sufrió una derrota en China.
No existen países socialistas en el mundo de hoy. Pero aún nos encontramos en el punto de desarrollo social en el cual a la humanidad le urge dejar atrás el capitalismo.
El capitalismo no es el fin de la historia. De hecho, es el impedimento principal para llevar a la práctica el potencial de un mundo distinto.
Por eso tenemos que aprender de esta primera ola de revoluciones socialistas, y avanzar a partir de lo más positivo de las experiencias soviéticas y, especialmente, maoístas. Igualmente, tenemos que criticar todo lo que obstaculiza el avance hacia el comunismo.
Necesitamos una nueva síntesis y una nueva interpretación marxista-leninista-maoístas. Y eso es precisamente lo que está formulando Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario. Les recomiendo mucho que estudien sus obras, como El fin de una etapa y el comienzo de una nueva etapa; Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo; Vencer las dos cuestas y el nuevo libro Observations on Art and Culture, Science and Philosophy.
La próxima semana: La nueva visión del socialismo de Bob Avakian
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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
Del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar
Esta es la primera parte de una reseña de la película La pesadilla de Darwin, que recibimos del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar (19 de diciembre de 2005)..
Por perturbadora y repugnante que sea para quien se interese en los desastres ambientales y la ruina de la vida humana, hay que ir a ver la película premiada de Hubert Sauper (mejor documental europeo, gran premio del jurado y premio del jurado Europa Label). Es como si un gran desastre hubiera golpeado a la tierra y al pueblo, pero no hay ningún tsunami, huracán, terremoto, inundación ni derrumbe. Vemos a gente de carne y hueso, de muy cerca, padeciendo a diario injusticias y tormento indecibles. La vil explotación de la gente trabajadora, la muerte de los desafortunados de las aldeas, las mujeres obligadas a prostituirse y azotadas por el SIDA, y los pulmones invadidos de gases venenosos son consecuencias de las relaciones internacionales que las grandes potencias del mundo alaban con el nombre de “libre comercio”, “economía de mercado libre” y “globalización”. Los hechos revelan dura y crudamente el significado de estas palabras.
En los años 1960 se llevó a cabo un “experimento científico” en el lago Victoria: se introdujo una nueva especie de pez, la perca del Nilo. Anteriormente, este lago, el mayor de las zonas tropicales del mundo, contaba con 400 variedades de peces. Muchas especies se comían las algas muertas y evitaban su excesivo crecimiento, que consume el oxígeno de lago y asfixia los peces. La gran variedad de peces resguardaba la producción constante de oxígeno en el lago. Pero la perca del Nilo es un depredador voraz y hasta se come sus propias crías. Alcanza el doble del peso de un ser humano, de hasta 200 kilos (es común pescar carpas de 40 k). En una sola década se ha devorado el 95% de las especies originarias y se reproduce rapidísimamente. La brusca caída del nivel de oxígeno debido a la desaparición de los pequeños peces que se comen las algas pone en peligro todo lo que vive en el lago. A la larga la perca del Nilo también se extinguirá. Trágicamente, esta debacle ambiental está poniendo fin a 14 mil años de evolución del lago.
En apariencia, el villano de la película es la perca del Nilo. Pero pronto sale a la vista un depredador mayor, con un apetito más voraz e insaciable de ganancias y poder, un jugador mucho mayor a escala mundial, es decir, el sistema social, económico y político del imperialismo y sus relaciones internacionales.
La cámara nos lleva a la fábrica, un hervidero de actividad. Los trabajadores se afanan cortando filetes de los habitantes del lago y echando las cabezas y esqueletos en grandes recipientes de desechos, les quitan las escamas y aletas, afilan los cuchillos, cargan y descargan cajones de pescado y recipientes de desechos. Suben los filetes a correas transportadoras que los llevan a las máquinas de otra etapa del procesamiento y luego al departamento de empaque. Un trabajador de control de calidad nos cuenta que la mayoría de los habitantes del país no tiene para comprar los filetes y están destinados estrictamente a la exportación. Cuando se le pregunta si sabe que una hambruna acecha a Tanzania, se muestra desconcertado... y se queda callado.
Es tan doloroso ver las escenas del Sr. Diamond, cuya fábrica emplea a mil trabajadores, y sus gerentes y socios, los explotadores locales arrogantes y avaros. “Por acá somos los pioneros”, se jacta con orgullo. “La industria del pescado ha dado empleo a toda la gente de las orillas del lago, de la región, de Mwanza y Musoma, y hasta de la región central. Tienen trabajo y dependen completamente de la industria del pescado”. Da la impresión de que todos disfrutan de prosperidad y bienestar debido a la exportación de perca. A diario, dos aviones despegan con el pescado y “el aeropuerto está ocupado”, dice. Agrega que muchos empresarios han recibido préstamos y ayuda económica del Banco Mundial y hoy les va muy bien en la industria.
De ahí Sauper nos lleva a las afueras de Mwanza. En medio de la miseria, uno de los muchos espectaculares que adornan el paisaje, el de la Coca-Cola, dice: “La vida sabe rico”. Enormes botellas de concreto de Coca-Cola, anunciando su tristemente célebre marca, sobresalen en medio de las casas, hechas de palos y ramas con hules y lonas. Los camiones descargan los desechos en un basurero. Los que viven alrededor, principalmente las mujeres, han levantado tendederos de madera y palos en que cuelgan o colocan al sol los esqueletos salados con la cabeza entera. Los chicos ahuyentan los cuervos y grullas blancas, y las nubes de moscas y otros insectos, que sobrevuelan y descienden en busca de pescado. En la fábrica trabajaban principalmente varones jóvenes, pero en el basurero las mujeres luchan por sus familias. Casi podemos oler el hedor del pescado putrefacto.
En el basurero, una señora de un ojo se queja de que el veneno del aire provoca ceguera y problemas respiratorios. Un subtítulo advierte que hay un nivel peligroso de amoniaco en el aire. Una señora de edad mediana que cuelga peces cuenta que su vida ha mejorado. En el campo, donde solía vivir como campesina, dice, no hay trabajo, ninguna manera de ganar el sustento, ni dinero, alimento ni ropa. Es mejor ganar un poco de dinero aquí que en la aldea, dice. Agrega que al menos aquí se puede sobrevivir en medio del hedor y suciedad... Echa una mirada a su alrededor y en susurros dice que ya no puedo decir más. Su patrón le advierte que no diga más y que siga trabajando.
Sauper no saca conclusiones, pero las escenas sí. El mercado mundial, es decir, el capitalismo mundial, es el mayor depredador que el mundo jamás haya presenciado y su muy cacareada “magia” convierte a los seres humanos en pepenadores que pelean por lo que puedan para sobrevivir.
Volvemos a Mwanza. La escena: un salón de conferencias. Una delegación de la Comisión de la Unión Europea está sentada de un lado de la mesa. Un entusiasta delegado felicita a los representantes políticos del capitalismo de Tanzania, sentados del otro lado, por la alta calidad del pescado y las condiciones higiénicas y sanitarias de “clase mundial” en que se procesa y empaca para el mercado europeo. El pescado de la región lagunera genera el 25% de las divisas por concepto de exportación del país. Los tanzanos presentes en la reunión representan a la perfección el término marxista “capitalista comprador”: los capitalistas de un país oprimido cuyo negocio depende de la economía imperialista mundial y cuyos políticos están subordinados a ella.
Luego, hay una escena de una conferencia internacional sobre ecología, de altos burócratas e importantes empresarios y políticos de Tanzania y del exterior, tales como un ministro gubernamental y su séquito. En la conferencia pasan un documental. Una película dentro de una película: la perca del Nilo elimina las demás especies de pez del lago Victoria y asfixia toda la vida del lago.
Al “respetable” ministro no le agrada en absoluto el tema de la película. “Nuestra presencia tiene un solo objetivo”, dice con energía. “¿Cómo podemos vender nuestro país, vender nuestro lago y nuestro pescado?”. “Crear una película es un proceso”, en que un cineasta toma lo que considera importante para su historia y se deshace de lo que no considera de importancia. “En esta película, el productor salta de una parte a otra... Como es sabido, no todo el lago está contaminado, lleno de algas y sin oxígeno”. El lago y la perca generan ingresos importantes para el país, sostiene el panzón ministro. “Es importante ver el aspecto positivo de la industria del pescado. No podemos ver solamente lo negativo”. Tenemos que vender el país. Veamos lo positivo y “vendamos el país”. El presidente de la reunión, al parecer un alto funcionario gubernamental, asiente: “Es importante evitar la unilateralidad, solo ver lo negativo. Contrapongamos lo positivo a lo negativo y vendamos el país”. Las autoridades corean con descaro ante las cámaras que hay que vender los bienes naturales y humanos de Tanzania al mejor postor.
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Revolución #48, 28 de Mayo 2006
Un panel de cinco personas de la Universidad de Colorado ha recomendado que se suspenda de dos a cinco años o se despida al profesor Ward Churchill, quien desde hace 15 meses ha sido el blanco de ataque de dos gobernadores y una chusma de periodistas derechistas y presentadores fascistas de la tele por comentarios que hizo después del 11 de septiembre de 2001.
Se dice que el panel investigó una falta de ética profesional de parte de Churchill. Pero esta investigación, de principio a fin, ha sido motivada por intereses políticos. Como dijo un columnista del Rocky Mountain News: “Seamos honrados. A ustedes no les importa si cometió plagio. El gobernador de Colorado no le ha pedido a Churchill que renuncie por tergiversar intencionalmente los hechos en las notas al pie de página”.
La decisión de investigar la “falta de ética profesional” fue en sí ilegítima. No se debe a quejas sobre sus métodos de investigación, sino a que quieren sacarlo del mundo académico por sus puntos de vista políticos. Cuando el 25 de febrero de 2005 lo invitaron a Hamilton College, en el estado de Nueva York, la derecha armó un escándalo por un ensayo que Churchill escribió sobre el 11 de septiembre.
Hamilton College retiró la invitación, echó a la decana que lo invitó y Churchill empezó a recibir amenazas de muerte. El gobernador de Colorado, Bill Owens, dijo en el programa de TV O’Reilly Factor de la cadena FOX: “Hay que despedirlo por sus palabras y por su conducta, que no concuerdan con lo que somos en Colorado y en la Universidad de Colorado”. Mejor dicho, no se debe permitir que enseñen en las universidades de Colorado profesores que no concuerden con las posiciones sumamente conservadoras del gobernador. La presidenta de la Universidad de Colorado se vio obligada a renunciar porque dijo, con respecto al ataque a Ward Churchill, que temía un “nuevo macartismo” y que “otra vez estamos viviendo tiempos peligrosos”.
Para afilar el ataque, David Horowitz, dedicado a purgar las universidades de pensamiento crítico y disentimiento, aconsejó públicamente a los políticos de Colorado y las directivas de la universidad que no despidieran a Churchill por sus puntos de vista políticos sino por “falta de ética profesional”. En un dos por tres, los enemigos políticos de Churchill dieron a conocer una lista de quejas, casi todas viejas y ya consideradas, sobre plagio, falta de ética profesional, notas al pie de página incorrectas, etc., que fueron el pretexto para la investigación. Cuando se determinó que dos de los elegidos para el panel de investigación podrían apoyar a Churchill, los remplazaron.
En medio de todo eso, los estudiantes votaron a Ward Churchill el “profesor favorito” pero la asociación de ex alumnos no le dio el premio. Junto con la investigación empezó la presión pública, por medio de la prensa local, para obtener el resultado “correcto” con una “investigación” extensa de todos los cargos y un “veredicto” sobre cada uno.
En un artículo titulado “La policía de las notas al pie de página vs. Ward Churchill” en la página web de Inside Higher Education, John K. Wilson dice:
“Al extender el significado de ‘falta de ética en la investigación’ más allá de su definición, y al apoyar la suspensión y el despido de un profesor con titularidad por su manera de escribir notas al pie de página, el comité de Colorado ha abierto la puerta a una caza de brujas derechista en las universidades, que los conservadores fácilmente podrían aprovechar en todo el país. Si no les gusta el punto de vista político de un profesor, simplemente entablen una queja por ‘falta de ética de investigación’”.
En su informe el comité admite lo siguiente:
“La investigación solo empezó después de los ataques contra el profesor Churchill por sus polémicos puntos de vista, y quizá debido a ellos… Por tanto en el comité hay inquietud sobre los orígenes de la investigación y escepticismo sobre los motivos”.
Otros han sacado conclusiones sobre los motivos de la investigación. En la página web InsideHigherEd, un profesor escribió lo siguiente cuando salió un artículo sobre la investigación:
“Uno debe preguntarse por qué empezó la investigación. La amenaza a la libertad académica radica precisamente en el uso de procedimientos para callar a quienes tienen ciertos puntos de vista, aunque tales procedimientos fueran justos”.
Hay que decirlo sin rodeos: esta investigación ha causado más daño y es un mayor peligro que cualquier falta de ética de investigación que el comité haya descubierto. Los miembros del comité que llevaron a cabo la investigación, ya fuera por presión o por despiste, se dejaron usar por fuerzas que quieren acabar con el pensamiento crítico en las universidades: uno de los pocos espacios sociales donde se aplica en búsqueda de la verdad sin tener que someterse a las autoridades gubernamentales o al adoctrinamiento político o religioso.
En una “Carta abierta de académicos preocupados” titulada “Defender el disentimiento y el pensamiento crítico en las universidades”, cientos de profesores dicen:
“El caso de Churchill no es un asunto aislado sino un ejemplo de una campaña bien organizada lanzada en nombre de la ‘libertad académica’ y del ‘equilibrio académico’, que en realidad quiere purgar de las universidades a los pensadores radicales y de oposición, y crear un clima de intimidación. La acusación de los derechistas de que las universidades son ‘dictaduras de la izquierda’ es absurda, pero es cierto que, lamentablemente, las universidades son uno de los pocos refugios del pensamiento crítico y el disentimiento que quedan. Eso es algo que se debe defender y fortalecer”.
Las poderosas fuerzas derechistas del país han llegado a la conclusión de que el pensamiento crítico, que se esfuerza por comprender más a fondo la realidad, es una amenaza a este sistema imperialista y su afán de un mayor imperio mundial. Además, es un obstáculo a la reconfiguración radical de la sociedad y la cohesión en torno a un fascismo cristiano ciego. Por tanto el gobierno de Bush está comprometido a establecer y hacer cumplir una serie de nuevas normas reaccionarias y fundamentalistas.
El libro de David Horowitz The Professors: The 101 Most Dangerous Academics in America (Los profesores: Los 101 académicos más peligrosos de Estados Unidos) lo están promoviendo en grande el programa Hannity and Colmes de la cadena FOX y Pat Robertson en su programa 700 Club. Además, según el artículo “La policía de las notas a pie de página vs. Ward Churchill” al que nos referimos, el American Council of Trustees and Alumni (ACTA, fundado por Lynne Cheney, la esposa del vicepresidente), “acaba de publicar un informe sobre ‘¿cuántos Ward Churchills habrá?’, que dice que ‘los profesores aprovechan las clases para promover agendas políticas’. ACTA da como prueba de que abundan los profesores como Ward Churchill en las universidades un estudio de las listas de cursos y de programas de estudio que mencionan justicia social, sexo o raza”. El informe del comité de la Universidad de Colorado es un balde de agua fría para los círculos académicos y para la sociedad en general. Envalentonará a los seguidores de Horowitz y sus camisas pardas para acechar y hostigar más a profesores progresistas y radicales, cuyas voces se tienen que escuchar dentro y fuera de las universidades.
Con tanto en juego, los ataques como este contra Ward Churchill no se pueden permitir. La “Carta abierta” propone una resolución para que la firmen grupos docentes por todo el país. Dice:
“Se resuelve que la tentativa, atizada por las autoridades gubernamentales, de despedir a Ward Churchill y el juicio ante la prensa al que lo han sometido es un ataque grave contra el disentimiento, la investigación crítica y la libertad académica, así como una profundización del ambiente represivo de la sociedad en general. Es un ataque intolerable que tiene que parar ya. No se puede tolerar el precedente de que a un profesor se le pueda atacar públicamente y amenazar con despedirlo por lo que escribe. La Junta de Directores de la Universidad de Colorado tiene que cesar todo esfuerzo de despedir a Ward Churchill, cesar la investigación espuria sobre su obra y repudiar lo que ha hecho hasta la fecha. Además, todas las universidades deben reafirmar, de palabra y de obra, su compromiso a defender el pensamiento crítico”.