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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Este es un mensaje a aquellos que apoyaron a Barack Obama porque están horrorizados y enfurecidos por el rumbo que esta sociedad ha tomado en los últimos ocho años. A aquellos que cifraron sus deseos profundamente sentidos del cambio en la expectativa de que Obama llevara la sociedad en una dirección diferente.
Revolución ha presentado el argumento de por qué tales expectativas son ilusorias y mal planteadas, por qué la dirección en que Barack Obama llevará la sociedad se opone diametralmente a la dirección en que tú quieres ir y por qué apoyar a Obama es perjudicial. Pero, no podemos sino decirles una vez más a aquellos que saben que el sistema está podrido: la lógica de apoyar a Obama se reduce a decir que si no podemos deshacerse de este sistema ahora, tenemos que fortalecer ese sistema destinando recursos a elegir y/o trabajando por elegir a alguien que ni siquiera aparenta que va a trabajar por traer un cambio real de la naturaleza de ese sistema.
Y si no crees que necesitemos una revolución, pues necesitas explicar cómo votar por Obama va a resolver las cosas que sí te importan. ¿Cómo, al interior de los confines y el marco de este sistema, es posible que Obama empiece a solucionar todos los horrores que vive la humanidad hoy, desde el calentamiento global a la crisis alimentaria y la despiadada discriminación en esta sociedad?
Pero no obstante todo eso, nos encontramos aquí. Al cierre de esta edición, no está decidido el resultado de estas elecciones y este es impredecible. No solo se trata de cómo cuenten los votos, sino de si siquiera los contarán. Pero, no obstante el resultado, cuando se levante la sesión, se planteará la siguiente pregunta para todos aquellos que tienen un genuino deseo de ver los cambios que necesitan con tanta urgencia los habitantes del mundo:
¿Y ahora qué harás tú?
¿Lucharás por los cambios de la sociedad y su rumbo —y del papel que juega Estados Unidos en el mundo— los que a ti mismo te importan profundamente? Y, si votaste por Obama, ¿lucharás por las cosas las que te hicieron cifrar tus expectativas de cambio en Obama?
Si Obama sale elegido, muchas personas tratarán de “esperar a ver” lo que pase.
Pero ¿por qué tiempo esperarás y cuánto tendrás que ver? ¿Qué te parecerá intolerable? ¿Cómo es esa raya que no cruzarás? ¿En qué momento te pondrás en pie y resistirás?
• Cuando Obama te dice que hay que escalar la guerra de Afganistán (y todo el terror, sufrimiento y matanza que eso implicará para la población de Afganistán) porque es “la buena guerra” y el frente clave de la “guerra contra el terror”, ¿lo aceptarás como borrego, o resistirás? ¿Tendrás suficiente sentido y criterio como para recordar que a cada paso del camino aquellos que dominan mentían, y que esta es una guerra ilimitada por imperio? Y cuando de manera aún más agresiva él “persigue a los terroristas en Pakistán” (léase: aumenta las redadas contra la población de Pakistán), ¿te pondrás en pie y resistirás? Si Obama atacara a Irán, tal como ha dejado en muy claro que está dispuesto a hacer, ¿qué harás? En una palabra, ¿cuánta matanza en defensa de imperio tolerarás de parte de Obama?
• Cuando Obama te dice que aquellos que están perdiendo sus hogares solamente tienen que hacer lo que puedan y confiar en sus dirigentes, ¿aceptarás eso, o resistirás?
• Cuando Obama inyecta dineros en las organizaciones basadas en la fe y les da el control sobre los servicios sociales que reciban fondos — de modo que empotre la religión aún más profundamente en todas las esferas de la sociedad, ¿aceptarás eso, o resistirás?
• Cuando Obama declara fuera de lugar oponerse a todas las formas crueles e injustas de opresión del pueblo negro, y propone “entender” la reaccionaria oposición racista de algunos blancos a la acción afirmativa, ¿dirás que esto es meramente algo que Obama tiene que decir para poder llevársela? Cuando Obama le echa la culpa al pueblo negro por una situación que es un producto de una larga historia y la realidad de hoy de su opresión como pueblo, de modo que justifique la criminalización de una generación de jóvenes negros, tal como hizo en su infame “discurso del Día de los Padres” de este año, ¿lo disculparás, o para colmo, lo aceptarás, o lo refutarás y te le opondrás resistencia? Y cuando otras personas dicen que Obama es prueba de que se ha superado el racismo —mientras que, a su vez, casi un millón de negros languidecen en las cárceles—, ¿te encogerás los hombros y lo aceptarás, o denunciarás esas retrógradas porquerías por lo que son?
• Cuando Obama dice que “todos aceptamos que el aborto es terrible” y cede una y otra vez ante los ataques al aborto y al control de la natalidad, a nombre de superar las diferencias, ¿qué posición tendrás? ¿Aceptar esto como la nueva realidad? ¿O decir “NI POR EL DIABLO”?
• Cuando Obama mantiene y para colmo intensifica la represión de los inmigrantes y justifica de manera despreocupada la separación de familias y la humillación, maltrato y satanización de estas personas, ¿qué harás?
Y consideren lo siguiente: McCain podría salir elegido, de la misma forma en que Bush “ganó” en las elecciones. ¿Qué indicaría eso? Meramente que es posible azuzar a un sector social en torno a los valores tradicionales de los “pequeños pueblos” norteamericanos de ignorancia, intolerancia, supremacía blanca y patriotismo — y que negarse a cuestionar todo esto, directamente, solamente envalentonará a estos elementos fascistas. Y puede que de nuevo demuestre que es posible manipular y robar las elecciones. Pero ¿y entonces qué? Sabías que el juego estaba trucado cuando le entraste al juego. Por tanto, no se vale encerrarte en el cinismo y la desesperanza meramente porque te hicieron trampa. En tal caso, ¿dejarás que gobiernen los fascistas abiertos sin oposición? ¿O te pondrás en pie y te unirás con otras personas para resistir la cruzada que él desatará, por ejemplo, yendo a la calle en resistencia política de masas si de alguna manera ellos efectivamente vuelven a robar las elecciones?
No obstante quien entre a la Casa Blanca después de estas elecciones, tomará el volante de un sistema entero y en particular de un sistema cuya trayectoria la ha definido el régimen de Bush con sus ambiciones mundiales — y la manera en que ha luchado por rehacer la sociedad entera de una forma fascista. Y no obstante quien entre a la Casa Blanca, lo hará en un momento en que hay enormes trastornos y dislocación a medida que la crisis financiera vaya desestabilizando la economía mundial — con la perspectiva de cosas mucho peores por venir. El futuro de millones de personas pende de un hilo.
No obstante el resultado de estas elecciones, habrá “cambios” profundos. Este tumulto podría llevar a un salto en la reorganización de la sociedad de una forma fascista. Pero a su vez, si crecieran un movimiento revolucionario y una cultura de resistencia, eso podría generar nuevas oportunidades y establecer términos nuevos… y se podría realinear dramáticamente la correlación de fuerzas en la sociedad.
El llamamiento de El Mundo No Puede Esperar sigue siendo cierto: EL FUTURO NO ESTÁ ESCRITO. EL FUTURO QUE NOS TOQUE DEPENDE DE NOSOTROS. Habrá tormentas. Puedes quedarte sentado y dejar que llueve sobre la población, en este país y en todo el mundo, o puedes hacer algo para arrebatarle un futuro completamente nuevo.
Muchas personas están apoyando a Obama porque consideran que él constituye lo único que queda entre sí mismos y la imposición de una agenda republicana cada vez más fascista. Pero los demócratas, y específicamente Obama, no van a ponerse en pie, criticar fuertemente y oponerse a lo que está pasando. En reiteradas ocasiones nos han dicho esto — y lo han demostrado mediante sus acciones. Aun cuando los mítines de McCain y Palin se ponían más feos y más amenazadores en las semanas antes de las elecciones, Obama siguió llamando a la “conciliación” y a “superar las diferencias”. Y que quede claro: desatar este movimiento populista derechista de pensamiento mezquino no es meramente una táctica de campaña. No solo es feo; es peligroso. Cuando propagan el fantasma de Obama como el Anticristo de la forma en que se ha hecho en esta campaña, es solamente una ominosa señal de que las fuerzas fascistas cristianas están en marcha — y están movilizando y solidificando su base en plan de luchar por que sus reaccionarios programas e ideas gobiernen la sociedad.
¿Por qué? Porque en estos tiempos tumultuosos, el mensaje y el papel de Obama es atraer a la población “al redil”. Obama se ha ganado mucho apoyo de la clase dominante —y que no quede duda alguna, él no estaría a la cabeza de las encuestas y no estaría recibiendo las mayores donaciones si no tuviera un enorme apoyo de la clase dominante— porque esta considera que él tiene el mejor programa para hacer que la población de Estados Unidos permanezca quieta y aguante a la espera del infierno que está a punto de tener que padecer. Y la clase dominante también cree que él es la mejor persona para convencer a los habitantes del mundo del sanguinario programa de agresión y asesinato que necesita para poder continuar a través del mundo. Es un “rostro nuevo”. Pero estos gobernantes también aceptan que los fascistas cristianos a los que ahora les cae la baba ante Sarah Palin tienen que formar parte del terreno y que no se debe criticarlos por lo que en realidad son. Por ende, cabe que en respuesta a todos los ataques de estas tenebrosas fuerzas del oscurantismo, teocracia que esclaviza a las mujeres, racismo y chovinismo de “Estados Unidos #1”, Obama ha predicado la acomodación y la claudicación. Y si él ganara la presidencia, eso no cambiaría. Eso se debe a que movilizar a las masas a luchar en oposición a la actual agenda de los gobernantes conlleva el potencial de desencadenar a las masas de una forma que podría llevar al mayor desenmarañamiento de una situación la que la clase dominante se está afanando con desesperación por mantener intacta. Y llamar a las masas a entrarle podría contribuir a que surja desde abajo un desafió radical a todo este tinglado.
Pero aunque Obama no quiere y no mandará gestar un movimiento de masas desde abajo que se oponga a toda la reacción y las injusticias, y de hecho, tal como muchos partidarios suyos pronto descubrirán muy a su pesar, él utilizará la maquinaria del estado contra cualquier movimiento semejante — ese movimiento es exactamente lo que se necesita que ocurra.
¿Serán estos unos tiempos de gran cambio? ¿Cómo podría ser de otra en vista de lo que está pasando en el mundo? Pero se plantea la siguiente pregunta: ¿qué clase de cambio y en beneficio de los intereses de quién? Los gobernantes de este país no van a quedarse de brazos cruzados y observar mientras que se venga a pedazos este sistema. Ante las poderosas fuerzas centrífugas que están rasgando el tejido de la sociedad — los gobernantes tratarán de superar a martillazos y garrotazos esta crisis. Y si lo logran, lo harán partiendo de una intensificación mucho mayor y atroz del sufrimiento y explotación del pueblo. Pero este resultado no es inevitable.
Estos tiempos muy gruesos también conllevan el potencial de cambios radicales y dramáticos y de una crisis aún más profunda que podrían presentar la posibilidad para un cambio revolucionario… y tenemos que estar preparándonos para tales momentos.
A aquellos que preguntan, “pero hasta que llegue la revolución, ¿qué podemos hacer nosotros?”, la respuesta es que ahora mismo es el mero momento para construir un movimiento revolucionario. Solamente es posible hacer las revoluciones cuando esté maduro el momento, pero en un sentido real, “se hacen” las revoluciones a lo largo del camino. Nuestro partido está en la sociedad y estará ahí, propagando la revolución y construyendo la resistencia. Nuestro partido está en el mundo y estará ahí, trabajando por gestar un pueblo revolucionario a lo largo de todos los vaivenes, curvas y giros de esta lucha de modo que la situación se desarrolle al grado en que cuando la revolución tenga un verdadero chance, la gente estará lista para aprehender el momento.
Y cuando te des cuenta de que te han embaucado… cuando ya estés harto o harta y te decidas a luchar por el cambio que necesita el mundo, y no por el cambio que nos dicen que tenemos que aceptar… cuando te decidas que ya es hora de ponerte en pie, activarte y resistir — únete con nuestro partido para trabajar por el cambio que importa de verdad.
“Para decirlo en una oración: las elecciones son controladas por la burguesía; no son de ningún modo el medio por el cual se toman las decisiones básicas; y se efectúan con el propósito primario de legitimar el sistema, la política y las acciones de la clase dominante —dándoles la fachada de un mandato popular— y de canalizar, confinar y controlar la actividad política de las masas populares”. Bob Avakian, Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr? |
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Imagínese una plantación esclavista, en que el amo sea tan astuto que deja que voten los esclavos, cada tantos años, sobre quién será Capataz, quién administrará, regulará e impondrá la explotación, la brutalidad y la humillación a las cuales los esclavos están sometidos, Imagínese que alguien sostenga que es importante dejarse llevar por las elecciones —pues, después de todo, “Alguien va a ser Capataz”— en lugar de canalizar la atención y las energías de la población a levantarse para zafarse de la plantación esclavista y ¡por fin ponerle fin al sistema entero de esclavitud!
O, imagínese una cárcel llena de miles y miles de personas que han estado metidas a la cárcel injustamente, en que de nuevo la administración carcelaria sea tan astuta como para permitir que voten cada tantos años sobre quién será Alcalde los internos que han estado metidos ahí por causas injustas. Imagínese que alguien sostenga que es importante participar en estas elecciones —por que, después de todo, “Alguien será Alcalde”— en lugar de canalizar la atención y las energías de la población ¡a ponerle fin a este encarcelamiento injusto y a barrer el sistema entero que perpetúa constantemente todas esas injusticias!
De nuevo: PARA REFLEXIONAR.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Carta de un lector:
22/X/2008
Estimado Revolución:
El artículo de la portada del último número, “El día después de las elecciones… y el cambio que de veras necesitamos… ¿Y ahora qué harás tú?”, es muy bueno, pues presenta un reto: ¿Qué HARÁ el pueblo ante la continuación y la escalada de muchas cosas que le preocupan profundamente, en particular el que la población se haya dejado conducir a votar por Barack Obama. El artículo analiza las elecciones en el contexto general y de lo mucho que está en juego en estos tiempos y habla de qué es la verdadera solución. Además, habla de otros posibles desenlaces aparte de un triunfo de Obama y lo peligroso que es que los reaccionarios estén tachando a Obama de anticristo; la posibilidad del robo de las elecciones, etc. Tiene gran importancia ideológica debatir estos temas con el pueblo.
En segundo lugar, quisiera hablar de cuán orientados y preparados estén aquellos que leen el periódico Revolución de manera constante, para la variedad de posibles desenlaces de estas elecciones (no solo suponer que el desenlace más posible sea el único a que tomar en cuenta). En particular, es importante considerar lo que podría ocurrir si de una manera u otra (percibida o real) se le robaran las elecciones a Obama y qué podría generar tal desenlace, específicamente qué indignación podría generar, la que estaría muy justificada aunque en gran parte tuviera su origen en la convicción de que se hubiera ocurrido una traición de los ideales y reglas de la democracia burguesa. Desde luego podemos unirse con tal indignación, pero a su vez es necesario analizar POR QUÉ tales fenómenos siguen ocurriendo, por qué estos fascistas se muestran tan agresivos y POR QUÉ se necesita un programa diferente para solucionar los grandes problemas subyacentes que siguen imponiéndose de muchas formas agudas. Es muy posible que tal resultado electoral pudiera conducir a una crisis constitucional e incluso una posible crisis de legitimidad. Además, incidiría la opresión nacional en tal situación, de manera semejante pero más gruesa que la manera en que “se moldearon” los resultados de la votación en las últimas dos elecciones privando del derecho del voto a los negros. Vi a Chris Rock en la televisión, donde hablaba de la posibilidad de un “cambio de las reglas” para impedir que Obama ganara e insinuaba que eso podría provocar indignación en la base del Partido Demócrata, especial (pero no exclusivamente) en el seno de las masas negras, por ejemplo entre aquellos que no consideran que Obama sea LA respuesta fundamental a la opresión del pueblo negro.
Como comunistas tenemos que estar orientando y preparando al pueblo para responder a todo el ámbito de posibles desenlaces de las elecciones. Ahora mismo la amplia difusión del número especial “La opresión del pueblo negro, los crímenes de este sistema y la revolución que necesitamos”, el nuevo folleto de Bob Avakian, “El comunismo y la democracia jeffersoniana” (en inglés) y el número actual del periódico, y las demás formas en que se está construyendo un movimiento revolucionario afectarán muchísimo la manera en que el pueblo analizará estos asuntos y cómo responderá a lo que pasa de manera esperada o inesperada. Esa es la orientación fundamental y clave.
Sobre esa base, tenemos que estar atentos a varios fenómenos, entre ellos lo inesperado y lo que se podría generar en varios sectores del pueblo y tenemos que estar preparados y tener la capacidad de dirigirnos a mucha gente. La situación se ha polarizado mucho en torno a las elecciones. Parece que en las bases del Partido Demócrata se han combinado las expectativas elevadas con inquietudes acerca de qué cambios concretos podría traer un triunfo de Obama dada la enormidad de los problemas en que los imperialistas han metido el país, por ejemplo, la economía, la guerra de Irak, etc. Y estas mismas personas tienen bastante temor de que se robaran de diversas formas las elecciones. De parte del otro lado, las fuerzas fascistas derechistas están expresando mucha vileza y animosidad. Hace poco recibí una copia de un correo electrónico escrito por un primo que acusa a Obama de ser un marxista empeñado en derrocar al gobierno e instaurar el socialismo, etc. Me parece que es necesario que la orientación de esperar lo inesperado e incluso lo que no se puede anticipar sea parte de nuestros preparativos para responder a la situación.
En Chicago, la campaña de Obama ha reservado el parque Grant (la mayor parte del parque) para una celebración de victoria la noche de las elecciones y espera que asisten cientos de miles de personas. Pienso que debemos sacar en forma de volante el artículo “¿Y ahora qué harás tú?” para su amplia difusión de la mano con enormes cantidades del número especial de Revolución sobre “La opresión del pueblo negro…”. El 4 de noviembre, tenemos que ir con el periódico a importantes comunidades cerca de las casillas. SI se robaran o se percibiera que se robaran las elecciones, es probable que la celebración de victoria podría tener un carácter muy distinto y sería importante tener la orientación de responder a estros sucesos, estar entre las masas y en la escena y seguro no permanecernos ajenos a lo que las masas estarán viviendo. Tenemos que contribuir a dirigirlas, y no lo digo en el sentido táctico, sino en un sentido político e ideológico, pues los revolucionarios y las personas agrupadas alrededor de ellos podrían verse impulsados a luchar contra el robo de las elecciones pero tendrían que hacerlo con la orientación de hacer una revolución y manejar bien las contradicciones y tensiones difíciles. Una forma importante de responder de la manera más potente posible sería que, en la Internet en tiempo real la noche de las elecciones, el periódico Revolución tuviera su propia “central de las elecciones” y la capacidad de lanzar análisis y volantes.
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Después de las elecciones: Varias fuerzas están planeando actividades en las secuelas de las elecciones, posibles denuncias o presiones para afectar la plataforma de Obama así como dar análisis y dirección. Por ejemplo, el 7 de noviembre en Chicago, el Rdo. Jeremiah Wright dará un discurso en la Universidad Northwestern que se está anunciado en varias escuelas como una especie de “Informe sobre el estado de la nación negra”. Y el New York Times Review of Books trae un anuncio de una discusión de panel el 10 de noviembre en la ciudad de Nueva York “¿Qué pasa ahora? Una conversación sobre las elecciones de 2008”. Sería importante aprender en estas actividades cómo otras personas están interpretando los resultados de las elecciones y llevarles una explicación de una verdadera salida, una revolución. De nuevo, sería muy buena idea difundir el número del periódico “La opresión del pueblo negro…”, con volantes y otros materiales.
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Me parece genial una posible actividad para recolectar fondos para el periódico que alguien mencionó. Donde aún queden muchas playeras “Se busca” de Bush, Cheney, Rice y Rumsfeld, llévenlas a las cinéfilos cuando salgan de la película W, pues muchas personas que sale querrán denunciar al régimen de Bush por crímenes de guerra.
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La palabra “S”: el socialismo es una palabra muy sonada debido al paquete de rescate financiero o los ataques contra Obama por socialista de parte de McCain y Palin (quienes en general critican el aumento de impuestos en beneficio de los programas sociales). Esta situación es una gran oportunidad de hablar de lo que ES el socialismo y lo que NO. Se podría imaginar calcomanías en las paredes de los sanitarios en lugares públicos, expendedores de periódicos, paradas de autobús, postes del cableado telefónico… para que el público reflexione. Quizá algo parecido a lo siguiente:
¿QUÉ ES EL SOCIALISMO?
¿Es socialista el paquete de rescate financiero? NO
¿Es socialista Barack Obama? NO
¿Son socialistas Venezuela o la China de hoy? NO
¿QUÉ ES EL SOCIALISMO? Después de que el pueblo revolucionario de millones hiciera la revolución socialista, la clase capitalista imperialista quedaría privada de su propiedad y control sobre la sociedad. El socialismo es una clase radicalmente nueva y diferente de poder estatal. Es la transición al comunismo, que llevaría a la emancipación de TODA la humanidad.
Por primera vez en la historia, el socialismo hace que sea posible tomar el control de los recursos que la sociedad produce en común y utilizarlos con un plan racional a nivel de toda la sociedad para satisfacer las necesidades humanas y salvaguardar el planeta. Se basa en la actividad consciente de las decenas de millones de personas que estén iniciando la jornada de arrancar de raíz la explotación y la opresión en toda esfera, de la producción a las instituciones sociales e ideas en un proceso de muchos retos monumentales y una verdadera vitalidad y diversidad. Estos son cuestiones urgentes y pertinentes.
Busca en revcom.us (el periódico Revolución) un nuevo Manifiesto Comunista para nuestros tiempos.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Crisis financiera 2008:
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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A nuestros/as lectores/as:
De los compartimientos de carga de los barcos negreros al encierro de los penales y las calles desesperanzadas de hoy, la dura opresión del pueblo negro, y la lucha en su contra, han constituido un elemento central de la historia y de la realidad actual de esta sociedad. Pero ahora alguna gente dice que todo eso es cosa del pasado. Alguna gente incluso dice que la nominación de Barack Obama señala que “se ha trascendido la raza” en Estados Unidos. Otra gente reconoce la condición desesperanzada de la mayoría de los negros, pero culpa a las propias masas por la situación. Mientras tanto, la horrorosa y pulverizante opresión de los afroamericanos continúa. Veamos un solo ejemplo indignante: uno de cada nueve varones negros está bajo encierro en la cárcel, mientras que el colapso del mercado hipotecario y la nueva epidemia de sin techo pegan más duro a las comunidades de minorías.
El número especial #144 de Revolución trae 20 páginas sobre la emancipación de la humanidad y la lucha por la liberación del pueblo negro. Analiza profundamente la historia desde la esclavitud a las luchas de los años 60 y la realidad de hoy del pueblo negro en Estados Unidos... cómo la opresión y la brutal explotación del pueblo negro tienen sus raíces en este sistema criminal y son un pilar de este… y presenta un argumento a favor de la necesidad… y la posibilidad… de la revolución.
Hay que debatir, discutir y pasar de mano en mano este número, que de una forma en que nadie más lo hace habla derecho acerca de la opresión del pueblo negro y el camino a la liberación de toda la humanidad. ¡Hay una salida de todo esto —la revolución— y este número habla de todo eso!
En las semanas por venir, maximicemos la difusión de este número importante a muchas, muchas más personas en muchos, muchos lugares más, tales como los barrios y ghettos, las ciudades y los pueblos, a donde Revolución no haya llegado antes.
Muchas personas han estado leyendo este número… hablando de él… debatiéndolo y discutiéndolo. Tiene que llegar a las manos de mucho más personas de todas las nacionalidades.
Revolución quiere conocer lo que piensas. ¿Qué piensas sobre este número? ¿Qué piensan los demás y qué encuentras cuando lo llevas a otros? ¿Qué experiencias estás teniendo al difundirlo? ¿Cuáles preguntas te están planteando… y cuáles debates y polémicas están surgiendo… y cuáles formas creativas has hallado para llevar este número a las manos de diferentes tipos de personas? ¿Cómo están utilizando este número los presos y sus familiares? ¿Cuáles observaciones pueden agregar los presos a este diálogo? ¿Qué clase de discusión está generando en las peluquerías? ¿Y qué de las universidades?
Sabemos que hay muchas personas que tienen fuertes sentimientos e ideas sobre estos temas y queremos escuchar qué dicen. Escribe a Revolución para que todos puedan aprender de las experiencias positivas y que breguemos colectivamente, además en las páginas del periódico, con las fuertes preguntas que la gente está planteando y los debates que está prendiendo este número y adentrémonos más en estas preguntas.
Vivimos momentos tumultuosos. Millones de personas están preocupadas por el propio futuro de la sociedad y del planeta. Muchos se preguntan si el capitalismo de veras es “el mejor mundo posible” o si tal vez puede haber otra vía. En tal situación, es aún más urgente llevar este número especial de Revolución, “La opresión del pueblo negro, los crímenes de este sistema y la revolución que necesitamos” a todo el mundo. Además, todas las semanas muchas, muchas personas más tienen que estar leyendo este periódico, en medio del bullicio de escenas, debates prendidos y la difusión de la revolución.
Pedir este número especial #144 y escríbenos en: Revolution a/c RCP Publications, Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, Illinois 60654-0486 o por correo electrónico a rcppubs@hotmail.com.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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La revolución es un asunto serio. No es algo al que se juega.
Como la revolución quiere decir llevar a un fin el poder que tienen los capitalistas imperialistas sobre la vida de millones de personas, precisamente aquellos que tienen ese poder se le opondrán con todos los medios que puedan, por medio de representantes directos del estado y por medio de colaboraciones con otros agentes “independientes”. También habrá fuerzas reaccionarias organizadas que defienden el sistema para las cuales la posibilidad del cambio revolucionario representa una amenaza; estas también trabajarán activamente contra la revolución y las organizaciones revolucionarias. Esto es de esperarse. La revolución conllevará la contrarrevolución. Pero también existe otra clase de contrarrevolución: las personas que salen del campo de la oposición al orden actual y quienes dan poses de revolucionarios pero cuyo propósito único o esencial y razón de ser es destruir a las auténticas organizaciones revolucionarias y líderes revolucionarios — la dirección que se necesita para hacer la revolución.
Que quede claro: la contrarrevolución quiere decir la oposición activa a la revolución, con la intención de destruir la revolución, grupo revolucionario o individuo.
Aquellos que tomen en serio lo de hacer la revolución tienen que establecer e insistir en criterios para el movimiento revolucionario que favorecen la revolución y se oponen a toda forma de contrarrevolución.
Cabe señalar una diferencia muy importante entre la lucha, incluso la lucha muy aguda, que se lleve a cabo sobre una base de principios acerca de las diferencias de línea y orientación, en contraste con la actividad destructiva que es objetivamente contrarrevolucionaria. Esa lucha de principios es muy distinta al trabajo que se centra en la propagación de mentiras, insinuaciones y provocaciones que no solo no llevará a la claridad sino que tiene por objeto regar confusiones y desbaratar la revolución — y que solamente puede beneficiar al estado.
En el mundo actual, se necesita con requete-urgencia la revolución dirigida por los comunistas pero esta aún es muy rara. Los diferentes partidos comunistas que se han responsabilizado de hacer la revolución en los países específicos en que trabajan tienen que distinguir entre los amigos y los enemigos de la revolución. Al hacer la revolución, cuando los partidos lleven a cabo la lucha por determinar cuál línea, cuál camino y cuál plan de acción puedan llevar a liberar a las personas de los grilletes muy reales con que este sistema las tiene atrapadas, tiene mucha importancia dedicar todo esfuerzo posible a forjar la unidad más amplia sobre una base de principios.
Los comunistas tienen y tendrán diferencias sobre la manera de sintetizar la anterior experiencia de las revoluciones socialistas, qué lecciones sacarles, cómo avanzar en la siguiente etapa, cómo analizar las condiciones para la revolución y a cuál estrategia seguir. Además, habrá diferencias y luchas de principios entre los comunistas y otras personas que no están de acuerdo en que el comunismo es el camino hacia adelante, pero que aún quieren ver cambios sociales progresistas o radicales y/o resisten los ataques de las clases dominantes. Se necesita mucho debate y efervescencia acerca de estas cuestiones hoy y en el futuro.
Esta clase de lucha de principios, que a veces puede abarcar fuertes polémicas sobre ideología y línea —polémicas cuyo motivo es descubrir la raíz de los desacuerdos sobre qué es el verdadero problema y qué es la verdadera solución— es un elemento clave de hacer la revolución. Todo esto es una parte necesaria de conocer la realidad con la que estamos tratando y que estamos trabajando por cambiar; es importante para atraer a las masas hacia el proceso de determinar cómo avanzar hacia la revolución y la emancipación de la humanidad — y cómo sortear los falsos caminos. Los auténticos comunistas revolucionarios que están tratando de dirigir a la humanidad a alcanzar el comunismo procurarán aprender incluso de aquellos que se oponen a las metas y el rumbo hacia los cuales los comunistas están dirigiendo la sociedad, tanto de los descubrimientos y observaciones como de los críticas válidas, o incluso válidas en parte, que aquellos que se oponen puedan tener y, en ocasiones, por medio de aprender de ellos por ejemplo negativo. En este tipo de crítica, hay que aplicar el siguiente criterio: cuando alguien tiene desacuerdos al nivel de la línea, debería dirigirse a la mejor representación de la línea a la cual está criticando, sobre la base de lo que los grupos e individuos publican acerca de sus puntos de vista, y luego expresar sus diferencias lo más clara y concisamente que sea posible.
Por eso, es muy importante y esencial llevar la lucha de principios sobre la línea o incluso sobre los principios básicos que, en realidad, pueden ser determinantes entre la revolución y una u otra forma de derrota. Tal lucha también es cualitativamente diferente a la clase de trabajo destructivo que hacen aquellas fuerzas que en nombre de la revolución, se ocupan de traficar en el anticomunismo y alientan la animosidad hacia los comunistas y sobre todo hacia los líderes comunistas que insisten en que se puede y se debe cambiar el mundo radicalmente — y que dedican la vida a este objetivo. Aquellos que especulan sobre las diferencias y las fomentan, que se presentan como voceros de “información autorizada” sobre asuntos de los cuales no saben nada o los cuales tergiversan a propósito, no solo no contribuyen a tener claridad sobre la línea y el camino hacia delante, sino que ayudan a las actividades de los enemigos de la revolución para aislar y atacar a la dirección revolucionaria.
Con el mundo ciberespacial es aún más posible que circulen y encuentren apoyos los viles ataques contra las organizaciones y la dirección revolucionarios. Si bien la Internet ha facilitado muchas cosas positivas —tal como la capacidad de que personas de todo el mundo tengan acceso a la información y el pensamiento de personas de hoy como del pasado, y la capacidad de comunicarse velozmente por el mundo entero—, esta nueva libertad también ha conllevado tendencias muy peligrosas. Por ejemplo, cualquiera con una computadora puede confeccionar cualquier “verdad” que quiera, escribir fantasías, combinar cosas y luego circularlas por todo el mundo. Uno puede establecerse como una llamada autoridad y soltar su veneno en toda clase de portal, diario digital y servidores — pues ahí son puros bytes de información de igual acceso, de igual validez. Hay organismos que son parte del gobierno, centros de investigación de orientación imperialista, de la izquierda a la derecha, y diversos reaccionarios independientes que se ocupan de navegar la Internet en busca de chismes que pueden utilizar para oponerse a las fuerzas revolucionarias. Y nótese bien que en los años 60 el gobierno, sin siquiera la facilidad de la Internet, tomó tal “información” y especulación y literalmente destruyó vidas, en sus labores de trastornar y destruir las organizaciones revolucionarias. Entre las personas que en ese entonces aspiraban al cambio, las lecciones pagadas con sangre generaron una amplia conciencia de la necesidad de tener elevados criterios.
Hoy, la cultura en general padece los excesivos efectos del voyeurismo de los tabloides, de superficialidad más “discurso” — mi historia personal, mi realidad personal, “cuanto más sensación cause, mejor”. Vivimos en una cultura en que acosar y desnudar la vida de importantes figuras de la cultura y la política ha llegado a ser un pasatiempo nacional; desgraciadamente también han adoptado esa misma mentalidad algunas personas que juegan a la revolución. En el “movimiento” encontramos el sensacionalismo tipo National Enquirer [periódico amarillista que se vende en el supermercado] que alientan individuos arribistas quienes se hinchan dando poses de “conocedores” — lo que generan un ambiente en que se piensa que está bien publicar y transmitir mentiras sobre las personas, pedir datos sobre el paradero de las personas, especular y chismear sobre el papel de diferentes individuos y tratar de hacer que otras personas reaccionen a ese nivel de discurso.
Puede que todo esto desconcierte a las personas que recién entran al movimiento revolucionario. ¿Por qué actuarían así las personas que se dicen estar a favor de la revolución? Desgraciadamente, este tipo de actividad contrarrevolucionaria es una parte inevitable de hacer la revolución — pero no quiere decir que hay que perdonarla o hacer caso omiso de ella. Para que no nos dejemos salir del camino o desorientar, necesitamos tener claridad de que este tipo de actividad perjudica en lo concreto, propiciando un ambiente en que las fuerzas del estado en el poder pueden desatar la despiadada represión contra la revolución. Esta es una forma en que es posible distinguir entre las personas que expresan diferencias de principios con los revolucionarios, incuso de manera fuerte, por una parte, y por otra, los contrarrevolucionarios. En lugar de dedicarse a desarrollar cualquier tipo de línea, programa o estrategia revolucionaria, la única característica que los unifica es la de atacar y echar por tierra la dirección revolucionaria. Estos son asuntos de vida o muerte que afectan la vida de millones de personas. Los movimientos revolucionarios serios tienen que elevar sus criterios y aprender a rechazar y a no tener nada que ver con alguien que lleve a cabo estas formas de actividades contrarrevolucionarias.
Todos los que quieren ver un fin al dominio de los monstruos que manejan este país y que causan trastornos y caos por todo el mundo tienen que trazar claras líneas de demarcación entre la lucha sincera de principios sobre línea y programa, y las actividades destructivas de aquellos que solo pueden regodearse vilipendiando y desbaratando al único partido que tienen las masas, el único partido que está decidido a aferrarse a los principios del comunismo y a hacer de esa visión liberadora una fuerza material en la sociedad — algo hacia lo que pueden trabajar las personas que anhelen y esperen un mundo radicalmente diferente y mejor, con la dirección que sabe cómo llegarle.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Estados Unidos en Afganistán:
La guerra en Afganistán no es una “guerra buena” convertida en mala. Ha sido una guerra injusta e imperialista de conquista e imperio desde el inicio. La primera parte documenta lo que hizo el gobierno estadounidense en los años 90, después de la caída de la Unión Soviética, para forjar un imperio mundial indisputable, que sentó los cimientos para la llamada “guerra contra el terror”. La segunda parte explica cómo, justo después del 11 de septiembre, el régimen de Bush concibió y lanzó esa “guerra contra el terror” a fin de lograr estos objetivos imperialistas, guerra que había estado en preparación durante una década.
Aproximadamente cinco horas después de que aviones secuestrados se estrellaron contra el World Trade Center y luego el Pentágono el 11 de septiembre, Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de George W. Bush, ordenó a un ayudante que trazara planes de guerra. Sus instrucciones: “A gran escala. Arrásalo con todo. Cosas relacionadas [a los ataques] y no relacionadas”.
En muchos sentidos, la orientación de Rumsfeld llegó a resumir la respuesta de los imperialistas norteamericanos al 11-S. Se aprovecharon de esos ataques para lanzar una guerra de imperio injusta y sin límites con el lema de la “guerra contra el terror”, empezando con Afganistán, luego Irak, con al menos cinco otros países en la lista de blancos. Así que ninguna de estas guerras —ni Afganistán ni Irak— fueron “guerras buenas” convertidas en malas. Desde el principio, fueron parte de una sola y muy amplia guerra imperialista de conquista y mayor imperio. Y siguen siendo actualmente injustas guerras imperialistas de agresión.
Se puede ver todo esto claramente por las discusiones y la secuencia de las decisiones tomadas por el régimen Bush en los días y semanas después del 11-S.
Empezando horas después de los ataques del 11-S y continuando durante la semana siguiente, altos funcionarios de Bush empezaron una serie de discusiones secretas para elaborar su respuesta. Los informes de Bob Woodward sobre esto en el Washington Post, junto con otros informes e información confidencial, explican claramente que la invasión de Afganistán y la “guerra contra el terror” entera no fueron fundamentalmente respuestas a los ataques del 11-S. Ni tenían el objetivo de castigar a los responsables para los ataques, ni de prevenir futuros ataques contra Estados Unidos.
Al contrario, la invasión de Afganistán de octubre de 2001 (y luego de Irak en marzo de 2003) se concibieron como las primeras salvas de una “guerra contra el terror” a largo plazo cuyos verdaderos y interrelacionados objetivos abarcaron derrotar (incluido en el frente ideológico) a las fuerzas fundamentalistas islámicas anti-Estados Unidos, derrocar a los estados que no están totalmente bajo el control de Estados Unidos o que están alentando movimientos islámicos anti-Estados Unidos, reestructurar el Medio Oriente y Asia central en su totalidad, y tomar un control más profundo de críticas fuentes y rutas de transporte de energéticos estratégicos. Estos objetivos diferentes fueron combinados por el objetivo general y fundamental de expandir y fortalecer el poder estadounidense y crear un imperio imperialista global indisputable sin rival. Esta “guerra contra el terror” solidificó una década de planeación de los neoconservadores en una nueva gran estrategia global, y subsumió la planeación previa, en particular acerca de Afganistán.
Desde el principio, el “gabinete de guerra” de Bush, que incluyó al vicepresidente Dick Cheney, al secretario de Defensa Donald Rumsfeld, a la asesora de Seguridad Nacional Condoleezza Rice, al secretario de Estado Colin Powell, al director de la CIA George Tenet y a menudo al subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz, sintieron una necesidad aguda de responder de forma masiva y violenta a aquellos que atacaron a Estados Unidos a fin de mantener la credibilidad global de Estados Unidos. Creyeron que los ataques reflejaban un peligro más profundo y más amplio al poder global yanqui: el crecimiento de un fundamentalismo islámico militante antiestadounidense así como la continua inestabilidad en el Medio Oriente y Asia central que amenazaban la hegemonía estadounidense.
Vieron una oportunidad rara e histórica para lanzar una guerra amplia y lograr los objetivos estratégicos importantes a los que han aspirado mucho tiempo. Su enfoque, aun desde el principio, nunca fue simplemente responder a los ataques, encontrar a los responsables, ni prevenir futuros ataques.
Un año antes, algunos neoconservadores previeron que se haría falta exactamente esta clase de sacudida repentina para iniciar y lanzar sus planes por un imperio mayor: “Es probable que el proceso de transformar [la posición global norteamericana], aunque traiga un cambio revolucionario, sea largo, salvo que haya un sucesos catastróficos y catalíticos, tal como un nuevo Pearl Harbor”, escribió en septiembre de 2000 el Proyecto por un Nuevo Siglo Norteamericano. La noche del 11-S, Bush escribió en su diario “el Pearl Harbor del siglo 21 tomó lugar hoy”.
Bush y su equipo analizaron la necesidad de actuar con rapidez “para sacar provecho de la ira internacional ante el ataque terrorista”. Reconocieron que los ataques les dieron una oportunidad política de actuar con fuerza para “cambiar las placas tectónicas” del poder global, como dijo la secretaria de Estado Rice, llamando el período pos-soviético uno “no solamente de peligro grave, sino de oportunidad enorme”. Un alto funcionario de Bush que quería quedarse anónimo dijo a Nicholas Lemann del New Yorker que el 11-S fue un “momento transformativo” no porque “reveló la presencia de una amenaza de la cual los funcionarios previamente no se daban cuenta”, sino porque “redujo dramáticamente la resistencia habitual del público norteamericano a incursiones militares de Estados Unidos en el extranjero, al menos por un tiempo... Ya que ha sido atacado Estados Unidos, las opciones son mucho más amplias”. Así que el equipo de Bush conscientemente trabajó para traducir el choque y el profundo dolor generados por el 11-S en un mandato para una guerra sin límites.
Desde el principio, el equipo de Bush concibió esta ofensiva como una guerra amplia y global. Nunca fue simplemente una campaña contra el Talibán, Al Qaeda y Osama bin Laden, y la retórica y los planes estadounidenses reflejaban eso, y se escalaron rápidamente mucho más lejos que los sucesos del 11-S. La mañana del 11-S Bush había dicho simplemente que Estados Unidos “cazaría y castigaría a aquellos responsables de estos ataques cobardes”. Al fin del día, su gabinete de guerra ya había decidido atacar a varios gobiernos y fuerzas políticas antiestadounidenses.
La tarde del 11-S Bush intensificó su retórica: “No vamos a distinguir entre los terroristas que cometieron estos actos y aquellos que les dan cobija”. Al día siguiente aumentó la apuesta de nuevo, diciendo que los ataques “fueron más que actos de terror. Fueron actos de guerra”. Una semana después, el 20 de septiembre de 2001, Bush pronunció un discurso ante una sesión conjunta del congreso y aumentó la apuesta aún más comprometiendo a Estados Unidos a una prolongada “guerra contra el terror” contra “todo grupo terrorista de alcance global” y “todo país que siga cobijando o apoyando el terrorismo”. Luego, lanzó un ultimátum al gobierno del Talibán de Afganistán, donde Al Qaeda tenía una base de operaciones. Estados Unidos lanzó la guerra contra Afganistán el 7 de octubre de 2001.
Mientras tanto, entre bastidores, el equipo de Bush en secreto había estado debatiendo si atacar inmediatamente a Irak o no — aunque sabían que Irak no tenía nada que ver con el 11-S. Para el 17 de septiembre, habían decidido empezar con Afganistán pero no atacar a Irak — al menos no en ese momento.
La enormidad de su agenda emergente requirió un enfoque de paso a paso, y según el Washington Post, creyeron que “necesitarían obtener tempranos éxitos en cualquier guerra para mantener el apoyo interno e internacional”. Bush le dijo a Woodward, “[S]i pudiéramos verificar que pudiéramos tener éxito en este escenario [Afganistán], pues el resto de la tarea sería más fácil. Si intentáramos hacer demasiadas cosas —dos cosas, por ejemplo, tres cosas— en el frente militar, pues... la falta de enfoque habría sido un riesgo enorme”. Ese día Bush firmó órdenes secretas que autorizaron la guerra contra Afganistán y ordenó al Pentágono a que empezara a planear la guerra contra Irak — aun antes de que se hubiera lanzado su ultimátum en contra del Talibán.
Las guerras tanto en Afganistán como en Irak se concibieron como parte de una agenda aún más amplia. Los ataques del 11-S habían subrayado la creciente inestabilidad en el Medio Oriente y Asia central y la propagación del fundamentalismo islámico como un polo desestabilizador de oposición a la hegemonía norteamericana — una ideología que se presenta como una alternativa a la globalización capitalista y a la democracia burguesa encabezadas por Estados Unidos. Estas fuerzas —que son completamente reaccionarias y representan el viejo orden, tanto feudal como burgués— fundamentalmente no se oponen al capital extranjero, pero sus intereses están en conflicto de varias maneras y a menudo de forma aguda con Estados Unidos y sus clientes regionales.
El 18 de septiembre de 2001, Rumsfeld dijo que la mejor manera de atacar a las redes terroristas es “secar el pantano en que viven”. Más o menos una semana después, Wolfowitz agregó: “Vamos a intentar encontrar cada serpiente en el pantano que podamos pero la esencia de la estrategia es secar el pantano” (Independent, 27 de septiembre).
Piensa en estas declaraciones. El gobierno estadounidense tachó de “pantano”, o sea de blanco, a regiones enteras que son inestables y no estaban completamente bajo el control de Estados Unidos, regiones donde vivían cientos de millones de personas. Y estaba emprendiendo una campaña de “secar” ese “pantano”, conquistar y reestructurar con violencia esas regiones para aplastar a quienquiera que se opusiera a la dominación yanqui, y para remodelar y transformarlas con el objetivo tanto de socavar a las fuerzas sociales que alientan el fundamentalismo islámico anti-Estados Unidos como de integrar esas regiones más plena y directamente en el imperio estadounidense.
El general retirado Wesley Clark le dijo a Democracy Now! (2 de abril de 2008) que diez días después del 11-S estaba en el Pentágono y un alto funcionario le dijo: “Hemos tomado la decisión de que vamos a ir a la guerra contra Irán”, y que unas semanas después el mismo funcionario le dijo que un memorándum (probablemente de Rumsfeld) circulaba “que describe cómo vamos a derrotar a siete países en cinco años, empezando con Irak, luego Siria, Líbano, Libia, Somalia, el Sudán y al fin Irán”.
Se consolidó más ese enfoque en una reunión secreta a finales de noviembre de 2001 el que documenta Bob Woodward en su libro Negar la evidencia: Bush en guerra, parte III (Norma S A Editorial, 25 de septiembre de 2008). Según Woodward, después del 11-S Paul Wolfowitz, entonces subsecretario de Defensa, creyó que Estados Unidos se encontraba ante una “crisis” y necesitó un análisis más profundo de sus adversarios — “¿Quiénes son los terroristas? ¿De dónde surgió esto? ¿Qué relación tiene con la historia islámica, la historia del Medio Oriente y las tensiones contemporáneas en el Medio Oriente? ¿Qué nos confronta?”
Wolfowitz organizó una reunión secreta de una docena de estrategas imperialistas y antiguos funcionarios para discutir estos asuntos y elaborar una respuesta amplia y agresiva. El resultado, informa Woodward, fue un “documento de siete páginas a renglón cerrado intitulado ‘Delta del terrorismo’. Usaron ‘Delta’ en el sentido de la desembocadura de un río de la cual todo fluía”. El análisis y la visión en este aún secreto memorándum aparentemente han guiado gran parte del pensamiento del régimen de Bush desde ese entonces.
Concluyó que el 11-S no fue un incidente aislado, sino parte de un asunto más amplio y profundo que confronta a Estados Unidos en el Medio Oriente y en el mundo: “El 11-S no fue una acción aislada que requiere del trabajo policial y el combate al crimen”, le dijo un participante a Woodward. Al contrario, Estados Unidos confrontaba una “batalla de dos generaciones con el Islam radical” para mantener el control del Medio Oriente y Asia central.
La reunión concluyó que Egipto, Arabia Saudita e Irán fueron las fuentes más importantes de la tendencia islámica radical que Estados Unidos confrontaba, pero sería difícil lidiar con ellos. Irak, sin embargo, fue harina de otro costal. Estaba “más débil, más vulnerable”, según Woodward. “Concluimos que una confrontación con Saddam fuera inevitable”, dijo un participante. “Fue una amenaza creciente, la amenaza más grave, activa e inevitable. Estábamos de acuerdo de que Saddam tendría que salir de la escena antes de que el problema se resolviera”. Otro participante le dijo a Woodward que el plan fue el de empezar con Irak y los éxitos ahí llevarían al “derrocamiento de Irán”.
Así que desde el comienzo, el régimen concibió la guerra de Afganistán y luego la invasión de Irak en el contexto de los objetivos generales del imperialismo yanqui y como parte de una guerra injusta más amplia por un imperio mayor. Por eso, canalizaron mucho más recursos a la invasión de Irak que a amarrar o reconstruir a Afganistán (o hallar a Osama bin Laden). A su parecer, Irak tenía más importancia estratégica, tanto en términos del “efecto demostrativo” de desbaratar a un régimen importante porque los imperialistas creían que podrían convertir a Irak en un peldaño y modelo para el cambio de régimen y las transformaciones impulsadas por Estados Unidos a lo largo del Medio Oriente, como porque Irak tiene enorme reservas de petróleo.
Próximamente: Parte 3. Estados Unidos en AfganistánLa esencia de lo que existe en Estados Unidos no es democracia, sino capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU. |
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Recibimos estas cartas del Fondo de Literatura Revolucionaria para Presos (PRLF)
Primero, déjenme decir que ¡¡realmente me encanta el trabajo que ustedes, la gente positiva, están haciendo!! Quiero agradecerles también todos los periódicos que estaba recibiendo. Pero solo recibí un periódico para el mes de septiembre de 2008. Me doy cuenta de que el personal aquí en su mayoría es de miras estrechas, y en mi opinión lo está guardando. Me gustaría escuchar del “R”, sobre ¿cuántas veces al mes debo recibirlo? ¿Y cuántas veces durante septiembre de 2008 me lo han mandado? Gracias. Les enviaré un giro por $5.00. Solo recibo $8.50 al mes.
Quiero que sepan que (tengo sobreentendido) la postura del “R” sobre la gente [que] quiere creer en el cambio insignificante que Obama representa. ¡Yo quería creer que Obama iba a ser lo que este gobierno estadounidense necesita para apartarlo de los crímenes horribles que sigue desatando en el mundo! Como el “R” está muy enterado de la historia de los africanos en Estados Unidos, y muchos africanos en todo el mundo solo están tratando de agarrar este sueño guajiro desde el punto de vista de raza. Lo que va a ser una decepción en muchísimos frentes. Al considerar los horribles crímenes que un puñado selecto de personas, cuya meta es dominar al mundo, ha propuesto y sigue proponiendo, respondo y les digo a todos que muy tontamente quieren creer que Obama es el cambio en que debemos creer: “Si piensan por un mísero segundo que el puñado selecto de personas va a entregar algún poder significativo a un africano, considerando la historia de los africanos en todo el mundo a manos de Estados Unidos y la mayoría de los llamados países blancos, pues son una tristeza. Además, el puñado selecto de personas no colocará a una llamada persona blanca en un puesto de poder si este se opone a su (poder del puñado selecto de personas)”
De hecho estoy [seguro] de que el “R” está en el camino correcto para traer el cambio indicado que el mundo necesita. Estoy en desacuerdo con unos presos de buenas intenciones sobre el cambio que se necesita por todo el mundo. Demasiados presos miran las condiciones de vida que sufre la gente de otros países y usan el sufrimiento de esa gente desafortunada para probar que Estados Unidos es el mejor y que por eso todos que viven en este país deben apoyarlo. No importan cuántos modos en que les señalo los hechos de que este país tiene parte directa o indirectamente en ese asesinato y sufrimiento, esa gente desafortunada, o sea, los presos, dicen que tengo la buena suerte de vivir en Estados Unidos. ¡¡Algunos hasta me dicen que si no me gusta, pues debo abandonar el país!! Es una ironía que esos mismos presos están en aislamiento administrativo prolongado y no saben cuándo van a salir, y muchos están ahí por violaciones menores de las reglas que no requieren el aislamiento administrativo prolongado. Es más, los presos que usan la cabeza y presentan un reclamo por eso, aun así van a hallarse encerrados por muchísimo más tiempo de lo que especifica la política del departamento de correcciones. Esa es solamente una de las muchas injusticias. Sin embargo, encuentro que la mayoría de esos presos están dispuestos a aceptar nuestra opresión continuada, con la falsa esperanza de que las cosas cambiarán por sí mismas. ¡¡Tengo que decir que me impresiona que el “R” pueda alentar a los estudiantes de prepa a tomar una postura a pesar del peligro!! Sin embargo, mi experiencia es que unos de esos presos que dicen que el “R” está en el camino equivocado hacia el cambio, todavía no se han animado a dar pasos en la dirección correcta contra nuestras opresiones constantes.
Mucho amor a todos que luchan por un cambio verdadero para los oprimidos del mundo.
Saludos revolucionarios a Uds. camaradas de RCP Publications. Que esta misiva los encuentre de hermoso ánimo. Soy un prisionero social que se ha hecho prisionero político. Me tienen de rehén en uno de los muchos gulags del sur de amérika. De hecho, aquí en el estado esclavista de XXX, he establecido un grupo de estudio político con el propósito de elevar el nivel de la conciencia de mis compañeros presos e incorporarlos a la lucha que liberará a la humanidad de la época de la explotación y la opresión. En lo que concierne estar en las entrañas de la bestia carcelaria, nos confronta la realidad del racismo, el sexismo y el clasismo, las condiciones injustas y la opresión arquetípica.
Representamos la clase capaz de las hazañas más heroicas y los sacrificios más exaltados, como declaró Carlos Marx. Nos jugaremos la vida por la revolución; que tiemble la clase dominante ante la revolución comunista. Sí, soy un comunista que está aprendiendo. Quiero usar toda mi inteligencia y mi energía para hacer esta revolución. Estoy escribiéndoles para pedir el plan y el programa de su partido. También un ejemplar de la Constitución del partido. Si me los pudieran mandar por favor. Gracias por su tiempo y su consideración.
En amor/solidaridad
atreverse a luchar
atreverse a ganar
P.D. Me gustaría seguir recibiendo Revolución.
“El periódico Revolución es un recurso vital que tiene que estar en las manos de muchos, muchos presos” preso, penitenciaría del estado de Oregon |
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Recibimos la siguiente carta de una lectora:
El último debate entre los candidatos presidenciales se llevó a cabo en Hempstead, Nueva York en la Universidad Hofstra. Ese día desfiló por las principales calles de Hempstead una marcha que convocó Veteranos de Irak Contra la Guerra (IVAW), a la cual acudieron activistas por los derechos del migrante de Long Island (Hempstead es un centro para migrantes salvadoreños); alumnos con su maestro de una secundaria local; estudiantes universitarios de Brooklyn y Hunter College; Veteranos por la Paz, Acción por la Paz, Pax Christi, Código Rosa y El Mundo No Puede Esperar — Fuera Bush y Su Gobierno que traía una bandera que decía: “¡No a la guerra de Irak, Afganistán, Irán ... o Pakistán!”.
En la noche, dos horas antes del debate, 15 militantes de IVAW y 350 manifestantes contra la guerra se reunieron afuera de Hofstra. IVAW había mandado una carta al moderador del debate, Bob Schieffer, pidiéndole permitir a dos veteranos hacerles preguntas a McCain y Obama respecto a un fin a la ocupación de Irak y el trato a los veteranos de la guerra, pero no recibieron ninguna respuesta. Cien policías antimotines, algunos a caballo, les bloquearon la entrada a la universidad.
Matthis Chiroux y Kris Goldsmith, dos miembros de IVAW, eran los escogidos para entrar a hablar en el debate. (En mayo del año en curso, Chiroux desobedeció una orden de regresar a Irak después de que le habían dado de baja (“stop-loss orders”). Los dos se acercaron a la entrada mientras los manifestantes corearon: “¡Déjenlos entrar!” La policía los arrestó inmediatamente y luego policías a caballo empujaron a los manifestantes hacia la banqueta del otro lado de la calle. Aventaron los caballos contra los veteranos y arrollaron a varios. Un caballo pisoteó al veterano del ejército Nick Morgan en el cachete y le quebró el hueso. Arrestaron a diez militantes de IVAW y cinco otros manifestantes bajo cargos de alterar el orden público.
Dijo Jabar Magruder de IVAW: “No he visto semejantes heridas desde que estaba en Irak, ver a la gente así tirada en el suelo. No necesito que me pase eso aquí en la calle. No necesito que me pase eso aquí en Estados Unidos. Y eso me pasó esta noche simplemente por tratar pacíficamente de traer un mensaje a los candidatos. Ambos dicen apoyar a los veteranos, y esto es el tipo de apoyo que recibimos esta noche: empujones, atropellos y arrestos”.
Una estudiante jamaicana de la Universidad Escuela Nueva dijo que era la protesta más significativa de su vida. La brutalidad de los policías le dio mucho coraje y les gritó durante casi una hora. Su hermano gritó: “¡Obama! ¿Qué tienes que decir sobre eso?”. Activistas contra la guerra que venían de Long Island quedaron asombrados y airados. Para muchos, era la primera vez que habían visto el salvajismo de la policía y algunos les gritaron: “¿No saben que trabajan por nosotros?”.
Afroamericanos y afroantillanos de la comunidad de Hempstead salieron a la calle durante estos acontecimientos. Algunos habían acudido para apoyar a Obama y otros por la confrontación. Algunas señoras de la tercera edad comentaron que jamás habían visto a la policía golpear a blancos, aunque todos dijeron haberla visto parar a los conductores negros y latinos, sacarlos a jalones y golpearlos, o pararlos mientras caminan por la calle para cachearlos. Un veterano negro habló del trato que dan las tropas estadounidenses a los iraquíes: “Como si no fueran seres humanos. Como si no tuvieran ningún derecho, igual que nosotros”. Unos transeúntes preguntaron que por qué protestaban si corrían el riesgo de ser arrestado o golpeado. Surgieron conversaciones intensas entre las personas, entre ellas los distribuidores de Revolución, sobre cuáles derechos tienen las personas en una “democracia” que es realmente una dictadura imperialista capitalista, del trato a los negros y latinos que realmente es diferente al trato a los blancos; y cómo cambiaría todo eso una sociedad socialista.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Ahorita mismo, en los barrios negros y latinos de todo el país, se está robando la niñez a los niños, y estos tienen miedo de ir a la tienda de la esquina o de jugar afuera o de tomar el autobús a la escuela. Algunos estudios han mostrado que el miedo número uno entre los escolares es que se les pegue un tiro. Han muerto 36 escolares de las escuelas públicas de Chicago desde el septiembre pasado como resultado de la violencia en el seno del pueblo. Estas balaceras son además del terror y brutalidad generalizados por parte de la policía (y se usan para justificar tal terror y brutalidad). Este verano la policía de Chicago disparó a 12 personas en 4 semanas, matando a 6 y dándoles por la espalda a por lo menos 6.
¿Cómo hemos llegado a esta situación horrorosa en que padres miran mientras sus hijos caen en fuegos cruzados, niños crecen acosados con pesadillas de balaceras, seguros que no vivirán más de 18 años? Es un horror para el pueblo — una sensación de desesperación al saber que son tus vecinos, primos y amigos que están haciéndolo el uno al otro. Desesperación profunda de que sea un ciclo sin fin y sin salida.
Gente de diferentes perspectivas está buscando respuestas y soluciones, de proyectos de investigación a marchas y grupos de intervención. En un artículo del New York Times del 4 de mayo pasado, “Blocking the Transmission of Violence” (Bloquear la transmisión de la violencia), Alex Kotlowitz sostiene que la violencia es similar a una enfermedad epidémica en la comunidad1 . Es claro que a Kotlowitz le importan mucho la vida y condiciones de la gente encerrada al fondo de la sociedad. Pero a pesar de sus buenas intenciones, su argumento concentra una lógica peligrosa que invierte causa y efecto.
Aunque rebasa el ámbito de este artículo analizar todo lo que dice Kotlowitz, queremos hablar de su argumento central — que parar la violencia en el seno del pueblo es el primer paso necesario para cambiar las condiciones económicas y sociales más amplias de las masas oprimidas. El artículo se basa en la suposición de que se puede hacer esto sin cambiar las relaciones económicas y sociales fundamentales de la sociedad, las cuales son la fuente brutal de esta situación entera, como vamos a mostrar. Mucha gente se hace eco a este modo de pensar, gente que odia cómo tiene que vivir pero cree que la solución es que “nos encarguemos de nuestros propios problemas” antes de que pueda haber algún cambio positivo para las comunidades.
Kotlowitz se refiere a la posición del epidemiólogo Gary Slutkin (el fundador de la organización CeaseFire [Cese del fuego] de Chicago), usando una analogía entre parar la violencia y curar una enfermedad contagiosa que tiene una importante fuente en el suministro de agua de la comunidad:
“Slutkin dice que tiene sentido purificar el agua si —y solamente si— se reconoce y se trata la propia epidemia. En otras palabras, las medidas contra la pobreza solamente funcionarán si se trata la violencia. Parecería lógico que la violencia fuera un resultado de privación económica, pero la relación entre las dos cosas no es estática. Las personas que tienen pocas esperanzas para el futuro viven de modo temerario. Por otro lado, la comunidad en la cual se resuelven discusiones con balas probablemente no va a experimentar crecimiento y oportunidad económicos”.
Kotlowitz sí analiza un poco algunas limitaciones de este argumento, pero no llega a examinar qué está “envenenando el agua” en primer lugar. Al hablar de las personas que están intentando salir de la lógica de represalias pandilleras, escribe: “Irse de la ciudad no es una opción para la mayoría. Para aquellos que han salido ilesos de una balacera... si no hay trabajo, o hay escuelas malísimas, o vivienda deteriorada, ¿qué va a prevenir que regresen a la vida anterior? Es como el cólera: es posible curar a todos, es posible contener la epidemia, pero si no se limpia la fuente del agua, pronto va a enfermarse de nuevo la gente”.
Kotlowitz no hace la pregunta básica y necesaria: ¿por qué están desproporcionadamente “malísimas” las escuelas concentradas en las comunidades negras y latinas, por qué está “deteriorada” la vivienda, o que de plano no existe? Desde un punto de vista más amplio, ¿por qué está concentrado el pueblo negro en ciudades miseria en primer lugar? ¿Cómo llegó a esta situación y qué creó tal situación en que ahora hay varias generaciones de jóvenes criminalizados — a los que la chota ha matado, o que se matan entre sí, o que decenas y decenas de miles están almacenados en prisiones? Los actos violentos que la gente comete entre sí es síntoma de un problema más grande — pero si no diagnosticas el problema correctamente y no sabes la causa, pues el tratamiento que pruebas va a hacerlo peor.
La opresión del pueblo negro, y de otras minorías, ha sido un elemento del desarrollo del capitalismo en la sociedad estadounidense desde sus inicios, sobre los huesos de la esclavitud y el genocidio de los pueblos originarios. Después de la guerra de Secesión y el corto período de la Reconstrucción, en lugar de ser integrados en la sociedad estadounidense, se desató una ola de terror contra los negros — en su mayoría fueron encerrados en las plantaciones en una nueva forma de esclavitud, y el pueblo afroamericano se formó como una nación oprimida en el Sur dentro del territorio más grande y dominante euroamericano de Estados Unidos. A comienzos del siglo 20, la industria pesada empezó a expandirse mucho. En el Norte, especialmente con los preparativos para la II Guerra Mundial, la industria de defensa estaba en auge, creando una necesidad de trabajadores, mientras en el Sur, debido a la mecanización de la producción del algodón (y anteriormente del tabaco), la aparcería se volvió menos rentable. Hubo un empujón y un jalón en el Sur que mandaron a millones de negros al Norte — el empujón de la pobreza, el racismo de Jim Crow (racismo con el aval de la ley) y el terror del Ku Klux Klan, y el jalón del trabajo y la esperanza de una vida mejor. Pero si bien las formas de la opresión en el Norte fueron diferentes, el hecho de la opresión se quedó. Los trabajadores negros traídos a la industria, oprimidos como un pueblo, recibieron las chambas más sucias, peligrosas y de bajo pago. Fueron los “últimos contratados” y los “primeros despedidos”. La gente negra no consiguió las subvenciones de vivienda que consiguió la gente blanca para comprar casas en las zonas suburbanas de las ciudades, e incluso cuando tenían el dinero, no les permitieron comprar casas en las zonas para “blancos” sea por medio de reglas no implícitas o violencia de turbas blancas. Al contrario, las medidas del gobierno los metieron en multifamiliares construidos de manera chapucera en los centros urbanos. Los negros de todas las clases y capas padecieron segregación y discriminación dondequiera, y los capitalistas superexplotaron a los trabajadores negros en su afán de ganancias adicionales.
Los efectos de todo eso —en combinación con la situación internacional con los levantamientos contra la dominación imperialista y colonial y los países socialistas como China que representaban la posibilidad de una resolución revolucionaria de la opresión, y la contienda en que estaba enzarzado Estados Unidos con otras potencias por una tajada más grande del saqueo de los países anteriormente colonizados— dio lugar aquí al trascendental movimiento revolucionario de los años 1960. Como resultado de este auge de levantamientos y en particular de las poderosas rebeliones urbanas en más de 100 ciudades estadounidenses, efectivamente cayeron algunas barreras que enfrentaba el pueblo negro. Se les proporcionaron algunos trabajos mejores, la acción afirmativa les permitió a miles de estudiantes negros a entrar en universidades y carreras profesionales, y se les establecieron programas sociales como welfare (ayuda pública) y educación preescolar.
Mucha gente, especialmente los jóvenes, empezó a verse a sí misma de manera diferente en relación al mundo. En la lucha la gente estaba intentando determinar cómo forjar nuevas maneras de relacionarse entre sí. Había una amplia unidad entre muchos de que no iban a combatir y morir por los opresores, sino por forjar un nuevo futuro para la gente de todo el mundo. De hecho, uno de los logros más inspiradores de grupos como el Partido Pantera Negra y el Partido Young Lords (un grupo revolucionario basado principalmente en los puertorriqueños) fue que sacaron a muchos pandilleros de esa vida y los metieron a la revolución y a servir al pueblo, así como muchos prisioneros (como George Jackson) se pasaron de “la mentalidad para el crimen” a “la mentalidad para la revolución”.
Pero todo esto se topó con limitaciones. Incluso las fuerzas más avanzadas de la revolución no tenían un análisis suficientemente profundo de qué se trataría un futuro diferente o de qué se debería tratar, o cómo se podría luchar por una revolución y triunfar en este país contra un enemigo tan poderoso. No existió una dirección que tenía una estrategia desarrollada de cómo unir las muchas corrientes de resistencia y sentimientos radicales en los frentes político, cultural e ideológico en una fuerza poderosa para la revolución. O con un análisis no solo de cómo resistir la represión brutal del estado, sino avanzar bajo ella. El estado asesinó a más de 20 miembros del Partido Pantera Negra (incluidos líderes como Fred Hampton y George Jackson), encarceló a cientos de revolucionarios, despachó a la Guardia Nacional contra las justas rebeliones, baleó a estudiantes en las calles y vigiló y hostigó ampliamente a los movimientos. Además, se daban cambios y retos importantes en el movimiento revolucionario internacional y la marea alta global de los años 1960 estaba bajando, lo que también tuvo un efecto poderoso. Ante las limitaciones del análisis de cómo superar todos estos retos y la represión brutal de la clase dominante, la mayoría del movimiento de ese tiempo le dio la espalda a la revolución.
A comienzos de los años 1980, la mayor parte de lo que ha sido el movimiento de los años 1960 se había quedado aplastada, sin rumbo, o cooptada. Al mismo tiempo, había enormes cambios políticos y económicos en el mundo. Un golpe del estado derrocó a la dirección revolucionaria de China después de la muerte de Mao Tsetung, lo cual desmoralizó y desorientó a muchos que habían visto en China una fuente de esperanza y apoyo. Mientras tanto, se trasladaron muchas chambas a las afueras de las ciudades o a otros países donde era posible explotar de manera aún más vil a la gente. Los centros urbanos llegaron a ser zonas de desastre económico. Eso fue el resultado de las medidas (incluida la decisión deliberada en muchos casos de ubicar los trabajos lejos de los ya más rebeldes y desafiantes trabajadores negros) y, en lo esencial, el peso del incesante y agitado afán del capital a expandirse o morir — de buscar constantemente la tasa de ganancias más alta o venirse abajo debido a la competencia.
Las concesiones que se habían arrancado mediante la lucha de los años 1960 se estaban dando marcha atrás — el fin de la acción afirmativa, la integración esencialmente muerta, y el welfare que pronto se iba a destripar de plano. Hoy, más de una generación vive una situación en que muchos nunca han tenido una chamba y no tienen posibilidades de tener una jamás (no a causa de sus propias acciones). El gobierno inundó los barrios con drogas, las cuales llegaron a ser la vida económica principal de estos barrios, una especie de base que “fijaba la pauta” para las demás actividades económicas y sociales. Al mismo tiempo, se desencadenó la “guerra contra las drogas”, que no fue sino una guerra contra el pueblo — con las detenciones y los encarcelamientos por las nubes. En 1970 había 330.000 en prisión — hoy hay 2.3 millón. Hoy, casi la mitad de la gente en prisión en Estados Unidos es negra. De hecho, la tasa de encarcelamiento de gente negra es la más alta del mundo.
* * * * *
Al entender todo esto, resulta claro que la violencia en el seno del pueblo no causó estas condiciones. Ni es esta violencia un “virus” — es una reacción frente a las condiciones de opresión implacable en que parece que no haya ninguna esperanza real de cambio. Es el sistema, con su mentalidad de competencia despiadada, que crea y perpetúa estas condiciones. El incesante afán de ganancias y más ganancias propulsa este tinglado capitalista imperialista, y un elemento clave y dinámico es la superexplotación y la opresión sistemáticas del pueblo negro y otros oprimidos. Esas dos cosas —el sistema capitalista como base de este país, y la supremacía blanca que recorre toda esta sociedad y ha sido inextricablemente entrelazada con ella desde el Primer Día— son las causas del problema, no ningún “virus” de mentiritas.
Además, estas condiciones no “existen” en abstracto. Un aparato estatal de la chota, los tribunales y las prisiones las impone brutalmente. Algunas personas nos dicen que la chota es solamente “otra pandilla”. ¡Ni modo! Tal vez algunos polis estén en pandillas, pero como una institución los polis son los agentes a sueldo de todo sistema de explotación y opresión.
Otra vez desde un punto de vista más amplio, lo que se ve es la criminalidad absoluta de este sistema, que mantiene a la gente en los centros urbanos acorralada y encerrada, dejada a pudrirse y matarse entre sí, y luego que se muera y vaya a dar al bote cuando caiga en esta trampa.
El argumento de Kotlowitz y Slutkin no va a mejorar nada. Para colmo, no importa el propósito, justifica y fortalece la mano de un estado opresivo con sus prisiones y policía brutales y asesinas.
Tenemos dos preguntas para Kotlowitz: Primero, si cada varón negro en una pandilla en East St. Louis, Chicago, Harlem u Oakland dejara su pandilla, renunciara a la violencia y el crimen y se inscribiera en estudios superiores en un programa de diseño digital o un programa de certificación sobre redes de computadores, ¿qué sucedería? La pura verdad es que no habría trabajo para la gran mayoría de ellos. De hecho, un estudio reciente mostró que la tasa y la cantidad de negros en el campo de la tecnología de la informática disminuyeron en comparación con ocho años atrás — no porque la gente no estaba calificada, sino porque, según Gina Billings, presidenta de la Asociación Nacional de Capturistas Negros, la globalización ha subcontratado el trabajo a países del tercer mundo, y de nuevo los profesionistas negros se hallan atrapados en la trampa de “los últimos contratados, los primeros despedidos”.
Así que aunque de repente todos los pandilleros tuvieran suficiente capacitación para una buena chamba, los emplearían solamente si eso fuera rentable para el capital. Además, esas chambas no existen — no porque la sociedad no las necesita, sino porque no son rentables. Como la clase dominante de capitalistas reconoce esto, NO ofrece programas de capacitación, etc. de modo serio porque no quiere elevar las expectativas de la gente y arriesgar que haya rebelión social cuando no se satisfagan esas expectativas.
Segundo, a la inversa, ¿qué sucedería si después de una revolución, con una nueva economía socialista basada en la transformación de las condiciones para eliminar las añejas divisiones opresivas de la sociedad y satisfacer las necesidades del pueblo y a la vez apoyar la revolución mundial, esta sociedad SÍ ofreciera a cada joven negro una oportunidad de educación y trabajo con sentido de los que pudiera vivir? En una sociedad revolucionaria, no habría desempleo porque el empleo no dependería si fuera rentable para el capital; la gente tendría empleo inmediatamente, para solucionar los muchos problemas urgentes de la sociedad. En esa sociedad completamente nueva, la violencia en el seno del pueblo rápidamente disminuiría a medida que echaran raíces los nuevos valores y cosmovisión entre las personas.
Solamente si analizamos correctamente la fuente de las condiciones del pueblo, la cual omite Slutkin y Kotlowitz, podemos entender que la relación entre las condiciones, ideas y acciones de la gente no es “estática”, como dice Kotlowitz, y aún más de fondo, que ¡las cosas no tienen que ser así! En el proceso de reconocer el problema concreto y cambiar radicalmente las condiciones, la gente puede transformarse a sí misma de manera cualitativa y liberadora.
Bajo este sistema, obligan a las personas a vivir de acuerdo a la lógica de “¿qué hay para mí?” y las meten en una competencia entre sí. Esta es la lógica y la dinámica del capitalismo en general, y se intensifica cuando la gente está peleando por migas en una situación en que cada miga importa. La gente se ve obligada a meterse en chanchullos para subsistir y aunque hay ejemplos importantes de cómo las personas se unen para ayudarse mutuamente, este tinglado de competencia entre las personas hasta socava eso2 .
Al igual que en la sociedad en general, hay una cultura y concepción del mundo ligados a esto — “Tengo que agarrar a lo mío, tengo que conseguir lo que pueda en esta situación”. Esta lógica pesa y tiene coherencia.
Un joven del barrio sur de Chicago que ha estado preocupándose muchísimo acerca de la violencia alrededor de sí, sostiene que no es solamente la necesidad económica que empuja a los jóvenes a las pandillas — también es una aspiración que se siente muy profundamente.
Sí, muchos aspiran a ser no solamente parte de este juego sino sacarle provecho, y las condiciones materiales más amplias en que vive la gente moldean esas aspiraciones y estas están encerradas en las mismas.
Las pandillas y “la vida” son justamente eso — todo un modo de vida, con una economía y moral que infunden en barrios enteros valores y un punto de vista del “código de la calle”. Esto se divide agudamente en dos porque, por un lado, es un reflejo en pequeño de las relaciones más grandes y la dinámica y la moral de competencia brutal de la sociedad. Pero por otro lado, tiene un elemento de “proscrito chinga al mundo” — en que la gente desea hacer frente y aparentemente están haciendo frente el sistema entero.
En esta dinámica, que refleja los valores de la clase dominante de la sociedad, eres presa o predador. Cuando alguien mata a uno de los tuyos, tienes que matar a uno de los suyos. Según esta lógica gangsteril, si no lo haces, no has tomado partido con tu gente y sales con apariencia de débil. El “código de la calle” incluye una mentalidad de “que mates o que te maten” y un círculo vicioso de balaceras aparentemente interminables contra otros que están en las mismas condiciones que tú.
También está el atractivo de “ser alguien que importa” que no se puede alcanzar en ninguna otra parte de la sociedad estadounidense. Aparte de salir adelante en la Asociación Nacional de Baloncesto o en la música hiphopera (que es casi tan probable como sacar la lotería), ¿cómo puedes distinguirse? Un joven del barrio oeste de Chicago describió “la vida” como solo otra manera de “perseguir el sueño americano”. Ven alguien con un coche chévere y lo quieren porque con eso pueden expresar quiénes son y “cuánto valen”. De nuevo, se refleja una sociedad en que el valor de la gente se mide de acuerdo a las mercancías que tienen o no tienen.
Todo esto se impone y se mantiene un millón de veces de un millón de maneras por medio de la cultura y el funcionamiento generales del sistema. En No hay niños aquí, Kotlowitz describe a un muchacho detenido por nada salvo ser negro. Habla de su experiencia con abogados y tribunales injustos y el impacto que esto le ha tenido — “jo’er, me tratan como un criminal, más vale sacarle algo también”. En la cultura, esto se ha promovido en películas como Superfly en los años 1970 y en Caracortada en los 1980, y el impacto continúa hoy. Junto con esto, se promueve el “rap gangsta” con el mensaje de que uno debe aspirar a “enriquecerse o morirse haciéndolo”.
Este modo de vida y el punto de vista que conlleva son una trampa. Incluso cuando alguien sí “llega a la cima”, todavía está en la cima de un juego el que le ha dado este sistema que existe a expensas de otros y que chorrea la sangre de otros que este sistema ha descartado.
Kotlowitz tiene razón cuando dice que “las personas que tienen pocas esperanzas para el futuro viven de modo temerario”. Pues, de nuevo, hagamos la pregunta: ¿qué clase de sistema, qué clase de sociedad les da pocas expectativas del futuro o ninguna a generaciones de jóvenes?
Hay una salida de todo esto hoy —ponerle fin a este sistema de una vez por todas por medio de la revolución y la creación de un sistema radicalmente diferente— el socialismo en el camino a un mundo comunista.
Con el poder estatal en las manos del pueblo, se puede reorganizar la sociedad para satisfacer las necesidades del pueblo, desencadenando la creatividad y el potencial de millones de personas, a las que la clase de sistema que tenemos hoy está destruyendo. En esta nueva sociedad, el estado —en lugar de ser una fuerza de explotación, opresión y represión— apoyará al pueblo a trabajar para resolver toda clase de problemas, no solamente para sí mismo sino para toda la humanidad y como parte de la revolución mundial. A diferencia de la sociedad en que vivimos, que no da nada salvo un futuro horroroso o ningún futuro para la juventud, en una sociedad socialista la juventud será una fuerza dinámica para moldear el futuro. Sus ideas y sus luchas se valorarán, la sociedad aprenderá de ellas, se desencadenarán su iniciativa y actividad… y contarán con dirección, con el objetivo de seguir revolucionando toda la sociedad y gestando un mundo comunista libre de toda explotación y opresión.
Por esto vale la pena vivir y morir. Pero solamente puede basarse en LUCHAR CONTRA el sistema, y no “colaborar con él” para mantener de alguna forma la situación bajo control. Urge ahorita mismo gestar un movimiento revolucionario que rompa con los confines mortales de la situación actual, que desafíe la situación en los barrios y la sociedad más amplia y que con ello dirija a las masas a forjar un movimiento y una cultura revolucionarios que realmente pueda empezar a cambiar el rumbo.
Hay que arrancar el enorme potencial de esto a los horrores actuales. El hecho de que estos jóvenes están enajenados en gran parte de este sistema y del “modo de vida americano” en general y la sensación muy palpable de que no haya futuro para ellos — es por un lado parte de por qué necesitamos una revolución para barrer todo esto de una vez por todas, y por otro es una parte crítica de dónde se halla la base para esa revolución. Todos estos factores a los cuales responden especialmente los jóvenes —el hecho de que estos jóvenes verdaderamente no tienen nada que perder bajo este sistema— son las mismísimas fuerzas motrices que pueden hacer que actúen en una dirección completamente diferente si esa ira, enajenación y rebeldía se apuntaran a la fuente del problema y se templaran y se transformaran con la ciencia revolucionaria y una moral de liberación. Tal revolución solo puede tomar lugar cuando las condiciones cambien radicalmente —cuando toda la sociedad esté en una crisis profunda y un pueblo revolucionario emerja de millones y decenas de millones—, pero urge llevar a cabo ahora el trabajo para acelerar mientras se guarda tal situación, trabajar ahora para gestar un pueblo revolucionario llevando la lucha política, llevando a cabo el trabajo ideológico y transformando la actual polarización política desfavorable en la sociedad por medio de la lucha.
Esto quiere decir que una minoría tiene que ser el primero en entrarle hoy. Aun un puñado relativo de individuos que tiene sustancia y una columna vertebral revolucionaria puede tener un efecto electrizante, no solo en un barrio sino en la sociedad en general. Por medio de este proceso, de luchar para cambiar las circunstancias más amplias mientras que se aprende de la dinámica subyacente que da origen a esas circunstancias, las personas se transforman a sí mismas.
La dirección, visión, ciencia y organización necesarias existen ahorita mismo en el Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos. Este partido nació durante las luchas de los años 1960, y perseveró en la construcción de un movimiento revolucionario y en la búsqueda de soluciones para los problemas difíciles. Su líder, Bob Avakian, ha dirigido en el proceso de “trazar el camino no trazado” de cómo hacer una revolución en un país como este — y además, ha desarrollado la teoría científica y visión liberadora del comunismo, sintetizando profundamente la experiencia del pasado, aprendiendo de los grandes logros de las revoluciones anteriores, cuestionando profundamente sus deficiencias y errores y, al hacer todo eso, ha llevado el comunismo a un lugar totalmente nuevo. Avakian está dirigiendo a un partido que quiere hacer la revolución en serio, que quiere proteger en serio a su dirección y que quiere responsabilizarse en serio de dirigir a las masas a hacer la revolución en el mundo real.
Para que de nuevo se respire la revolución en esta sociedad (y alrededor del mundo) de la manera que se requiere, se necesita que las personas la hagan suya. Urge ahora que las personas de todas las capas sociales le entren. A todos los que se atrevan a soñar con un mundo mejor en que quedan atrás todos estos horrores para toda la humanidad: métete con la revolución, se emancipador de la humanidad.
Luchar contra el sistema, y transformar al pueblo, para la revolución
Notas
1. Kotlowitz es bien conocido por su importante libro, There Are No Children Here (No hay niños aquí), en que desenmascara las brutales condiciones de vida de la juventud de los multifamiliares Henry Horner, uno de muchos destruidos desde entonces. Escribió con gran compasión de la experiencia de dos niños negros que crecen en estas condiciones y cómo el sistema está organizado para que estos muchachos salgan reprobados — desde las escuelas hasta los tribunales. [back]
2. Un ejemplo inspirador de la gente que se ayuda mutuamente en condiciones brutales es la película Trouble the Water, en que los jóvenes de las pandillas rivales de Nueva Orleáns se unen para rescatar a personas durante el huracán Katrina, arriesgándose la vida propia. [back]
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Estamos entrando en las semanas finales de este período electoral muy cargado. A la vez que la candidatura de Obama está reforzando ilusiones mortales y atrayendo a la gente a apoyar esta nueva cara para el imperialismo, hay cierta apertura porque millones de personas están entrando en la vida política con la esperanza de un cambio verdadero.
Debemos estar en medio de todo esto con el nuevo libro de Bob Avakian, Communism and Jeffersonian Democracy [El comunismo y la democracia jeffersoniana], insertándolo en medio de esta efervescencia política muy contradictoria y luchando para que las personas le entren en ese libro muy estimulante. ¡Nadie aborda las realidades políticas de este sistema como lo hace Bob Avakian en este libro!
Se necesita difundir Communism and Jeffersonian Democracy muy ampliamente entre muchas corrientes de la vida política y académica: las universidades, las prepas, los movimientos progresistas, los abogados y los trabajadores legales, los intelectuales y los oprimidos; hay que entablar debate sobre la naturaleza verdadera de este sistema y la necesidad de la revolución comunista. La idea profundamente errónea de que la plena realización de los ideales democráticos de este país debe ser el eje de las luchas del pueblo para un mundo mejor es una idea arraigadísima entre todos los sectores de la población.
¡¿Cuántas personas tienen que leer y bregar con este análisis?! ¿Cuán diferente sería si la gente empezara a confrontar ampliamente qué significa el hecho de que los cimientos materiales de esos ideales democráticos descansan sobre la labor que rompía el lomo y la esclavitud que destruía el alma de millones de negros y la explotación continuada de millones y millones de personas que trabajan en condiciones de semi-esclavitud aquí y por todo el mundo?
Desafiar audaz y ampliamente los cimientos materiales y filosóficos de este sistema es un componente crucial de forjar un movimiento comunista revolucionario.
Este libro necesita venderse como pan caliente en las importantes universidades del país. Organicen visitas a las facultades de derecho y otras facultades importantes, como de ciencias políticas, historia, estudios afroamericanos, etc. Se trata de una obra muy erudita pero también muy radical, que desafía los fundamentos del pensamiento político de este país; es un libro con que profesores y ayudantes docentes tienen que bregar, debatir entre sí e incluir en su programa de estudio. Háblenles sobre la posibilidad de organizar salones y de presentar y discutir el libro en sus clases. Pongan una mesa en una plaza universitaria y distribuyan el libro ampliamente entre los estudiantes.
El libro tienen que distribuirse también en las prepas, para desafiar las mentiras y el discurso oficial acerca de la historia del país y las “grandes” tradiciones democráticas que hacen tragar a los estudiantes. Hablen con los maestros de prepa que conocen y pídanles permitir una presentación y discusión en la clase.
Distribuyan el libro en conferencias académicas y profesionales. En una zona, se organizó un taller sobre el libro en una conferencia de profesores progresistas.
Ese trabajo se tiene que acompañar también de esfuerzos para ofrecer el libro a librerías y bibliotecas en todas partes. Organicen un equipo para ir a las librerías de universidades, de la comunidad negra y otras librerías progresistas y alternativas. Hablen con los bibliotecarios para imbuirlos con entusiasmo por el libro y su perspectiva única. Eso puede conducir a la organización de discusiones y foros sobre el libro en las bibliotecas, lo que podría ser una buena manera de llegarle a las comunidades de oprimidos o un medio para organizar un club de libros para explorar los temas que este libro abarca.
Mientras seguimos distribuyendo el número especial de Revolución sobre “La opresión del pueblo negro, los crímenes de este sistema y la revolución que necesitamos” y debatiéndolo con sectores diversos, muchas de esas personas también van a querer conocer el libro y leerlo.
Por todo el país Libros Revolución está ofreciendo discusiones sobre el libro, y a raíz de esas se tienen que organizar nuevas juntas de personas de diversas clases y de diversas comunidades para discutir el tema.
“El comunismo y la democracia jeffersoniana” es una adición importante al “conjunto de herramientas”, o sea, la colección de escritos de Bob Avakian, y debe ser parte de lo que llevamos con nosotros cuando vendemos el periódico y entablamos discusiones con la gente acerca de todo lo que está aportando a un conocimiento científico de la sociedad y la revolución comunista.
Se puede descargar de revcom.us un volante de promoción del libro y reproducirlo. El volante debe aparecer en los recintos de las universidades, prepas, librerías, cafés y los lugares donde la gente se reúne o va de compras.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Sunsara Taylor hablará sobre este libro provocador de Bob Avakian a partir del libro y sus propias experiencias alrededor del país cuestionando la religión y el daño que hace.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Respecto al ataque de John McCain a Bill Ayers, el gobierno de Estados Unidos mató a algunos millones de personas en la guerra de Vietnam. Bombardeó a ciudades y aldeas en ataques aterradores contra la población. La niña de la foto de arriba fue víctima de un bombardeo estadounidense en que se utilizó una gelatina incendiaria llamada “napalm”. John McCain era piloto durante esa guerra e hizo más de 20 ataques aéreos contra blancos como ella. McCain es un criminal de guerra. Y Barack Obama dice sobre ese hombre que “le honra por su servicio”.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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En el último debate presidencial, el moderador dijo: “Senador McCain: usted cree que hay que anular Roe vs Wade. Senador Obama: usted cree que no”. En la superficie, parece que son dos posiciones opuestas. Pero la realidad es que la posición de Obama sobre el aborto cede un terreno moral y jurídico importante a aquellos que quieren prohibir todos los abortos (y el control de la natalidad).
En el debate, Obama pidió hallar “puntos en común” entre “aquellos que creen en el derecho a decidir y aquellos que se oponen al aborto”. Pero ¿cuáles “puntos en común” pueden existir entre las fuerzas implacables y poderosas ligadas a la cúpula en la sociedad que quieren prohibir todos los abortos (y el control de la natalidad), por una parte, y por otra, aquellos que entienden que para emancipar a la mujer, es crítico defender la libertad reproductiva? Los “puntos en común” que pide Obama solo pueden representar, tal como hemos escrito antes, “la claudicación de aquellos que quieren defender y luchar por el derecho al aborto y al control de la natalidad ante aquellos que están resueltos a abolirlos y criminalizarlos”.
Obama insistió que ambos bandos tienen que aceptar que la “sexualidad es sagrada” y que se debe promover como política oficial la adopción y quedarse con un bebé. Estas posiciones se acomodan y abren al camino a legitimar ciertos elementos de la moral de la edad de las tinieblas que esclaviza a la mujer del movimiento contra el aborto, en que las relaciones sexuales solo tienen valor moral cuando su propósito es que las mujeres sean incubadoras y que la “vida se inicia con la concepción”. Obama dejó en claro que él, al igual que McCain, está a favor de prohibir los abortos tardíos (utilizó la terminología de los oponentes del aborto de “abortos de nacimiento parcial”), siempre y cuando haya estipulaciones para la vida y la salud de la mujer. Esta es una posición que desde hace mucho han usado los oponentes del aborto como puerta hacia la prohibición de todos los abortos.
Para aquellos que tal vez no consideren como aceptables tales “puntos en común” y conciliación, Obama jugó la carta del “mal menor”: “Es muy probable que uno de nosotros tenga que hacer al menos una y probablemente dos nominaciones y probablemente Roe vs Wade penda de un hilo”.
Pero por poco que se entienda esta situación, las elecciones y las nominaciones a la Suprema Corte no determinan cómo se resuelven los grandes asuntos como el derecho al aborto. Roe vs Wade no fue el resultado de una elección, ni de la nominación de un juez a la Suprema Corte. De hecho, el juez (Blackmun) que redactó la opinión mayoritaria en defensa del derecho al aborto fue un republicano conservador toda la vida y lo nombró Nixon. La decisión de Roe vs Wade de 1973, tal como las decisiones sobre derechos civiles y los proyectos de ley anteriores, fue una concesión arrebatada a la clase dominante. Ante un movimiento por la liberación de la mujer y grandes rebeliones políticas y sociales; ante un movimiento revolucionario mundial en que la liberación de la mujer fue un elemento importante; y ante los grandes desafíos en la sociedad estadounidense que alcanzaron un apogeo a fines de los años 60-inicios de los 70, la clase dominante yanqui tomó una decisión de despenalizar el aborto, que hasta ese momento se había practicado en la clandestinidad con horrendas consecuencias para las mujeres.
Desde entonces, el embate jurídico e ideológico contra los derechos al aborto ha vuelto a surgir con creces. Constantemente presentan al aborto como “segar una vida” (cosa que no lo es, pues la vida humana se inicia cuando nace un bebé), en contraposición al hecho de que es una forma en que una mujer puede decidir si tener hijos o no. Este embate moral, cultural y jurídico contra el aborto aún no se ha topado con nada que se acerque a la necesaria resistencia, y mucha gente del movimiento pro aborto organizado se está tragando la lógica de confiar en los demócratas, una “lógica” que nos ha llevado a la actual situación peligrosa. El acceso al aborto se ha restringido dramáticamente, el propio derecho al aborto está bajo sitio y se ha perdido muchísimo terreno en la batalla por la opinión pública.
En la medida en que las personas se dejen llevar por el paquete de Obama, se perderá más terreno moral y político, lo que generará una situación peor en que defender y ampliar los derechos al aborto y en que impedir que la Corte Suprema anule Roe vs Wade. Al contrario, lo que se necesita con urgencia es un movimiento desafiante que defienda el derecho de la mujer al aborto al pedido, sin el aval de ningún patriarca ni la “orientación de su asesor religioso”, y sin disculpas.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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La reestructuración de las escuelas en los barrios urbanos para el mercado global:
La secundaria Locke (LHS) de Watts hizo noticia nacional este último mes de mayo cuando una trifulca entre cientos de estudiantes latinos y negros estalló en el campus de la escuela. La confrontación recibió cobertura en el New York Times, Chicago Tribune, USA Today y Time Magazine. Los Angeles Times trató el incidente como una señal de alarma, e indicó que se requería una solución radical y urgente a los problemas de Locke y de todo el sistema escolar de los barrios pobres.
En muchos sentidos la LHS representa el fracaso total del sistema educativo que supuestamente “sirve” a los oprimidos urbanos en este país. En 2005 solamente 332 de los 1.318 estudiantes del noveno grado llegaron a completar el duodécimo año y se graduaron en esa escuela. Solamente 143 estudiantes estuvieron aptos para ingresar en la Universidad de California y el sistema universitario estatal de California. En marzo de 2005 una niña de 15 años de edad murió de un balazo frente a la escuela.
Aun antes de que la trifulca en Locke saliera en las noticias a nivel nacional, el distrito escolar de Los Angeles había firmado un contrato que acepta delegar el control completo de Locke a una escuela privada tipo charter conocida como Escuelas Públicas Green Dot (Punto Verde). (Una escuela de tipo charter es una escuela pública administrada por una empresa u organización privada.) Esta no es la primera escuela charter en el distrito escolar unificado de Los Ángeles (LAUSD). Y no es la primera escuela administrada para la empresa Green Dot. Esta opera doce escuelas charter pequeñas. Pero es la primera vez que a una operación de tipo charter se le asignó la responsabilidad exclusiva de dar educación pública para alumnos de secundaria en una parte de un importante ghetto urbano.
Este experimento de privatización de alta notoriedad lo han estado considerando las autoridades como un posible modelo para la transformación radical del sistema educativo público en las comunidades más oprimidas del proletariado, especialmente negros y latinos, no solamente en Los Ángeles sino a nivel nacional. En un reciente editorial del Los Angeles Times, se afirmaba: “Si tiene éxito, la empresa Green Dot habrá creado un modelo para las escuelas públicas”1 .
Mucha gente de Locke, tales como los padres, los maestros y los administradores que permanecieron, muchos estudiantes y el público en general, están esperanzados de que Green Dot sea realmente el modelo para “cerrar la brecha académica entre los estudiantes negros e hispanos y sus colegas blancos y asiáticos” que la propaganda del movimiento de las escuelas charter promete.
Green Dot apunta a producir un número pequeño de estudiantes de las escuelas de la barriada que ayudaran a satisfacer la necesidad de “trabajadores de información” en esta sociedad, o sea, unos individuos que trabajan con información, como ingenieros, analistas, mercadólogos, etc., y para aquellos que se hagan de un “trabajo de información”, que sirvan como una fuerza política e ideológica de apoyo a este sistema de explotación y desigualdad, por ejemplo, al poner los elementos para sustentar la noción de que “cualquiera” puede llegar a incorporarse en el sistema; esto naturalmente es una mentira cruel puesto que, en realidad, millones y millones de niños en la barriada tienen su “única oportunidad” en la calle donde encuentran la muerte prematura, en la prisión o en la fuerza militar.
Las condiciones de las escuelas de la barriada reflejan hoy exactamente las condiciones de los centros urbanos mismos.
A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial y en forma cada vez más intensa para comienzos de los años 80, las barriadas de las ciudades de los Estados Unidos sufrieron la pérdida de trabajos estables y bien remunerados en las fábricas, como consecuencia de la dramática reestructuración de la economía norteamericana por los imperialistas para poder sacar ventaja de las oportunidades de inversión a nivel internacional. Aquellos que están en el poder escogieron deliberadamente responder a esos cambios con políticas que incrementaron dramáticamente la polarización entre los suburbios y las zonas urbanas devastadas. Como resultado las barriadas llegaron progresivamente a tener fuertes concentraciones de personas no blancas, una tasa más alta de desempleo, trabajos de salario mísero y condiciones horribles para los que podían encontrar trabajo y el encarcelamiento en masa.
El colapso y la desaparición del imperio soviético al comienzo de los años 90 no resultó en el “dividendo de paz” para los servicios sociales y la educación que algunos habían esperado. En realidad eliminó más barreras para la globalización. En los años 90 el capitalismo trasladó trabajos de las barriadas aún mas dramáticamente, dejando vastas zonas urbanas desprovistas de trabajo, servicios sociales y escuelas decentes.
Una política consciente, así como el funcionamiento del sistema, han impulsado la descomposición sistemática de las escuelas públicas de las barriadas, de la misma manera que ha ocurrido con la devastación de los centros urbanos en general. Jonathan Kozol ha argumentado apasionada y elocuentemente en una serie de libros contra la carencia deliberada de fondos para las escuelas de las barriadas en comparación con las escuelas de la clase media, las escuelas secundarias suburbanas, y las consecuencias brutales para la calidad de la educación y la vida de los jóvenes. Los factores del severo hacinamiento; edificios escolares dilapidados; escasez de libros e útiles de estudio; los sueldos de los maestros demasiado bajos para atraer a buenos maestros o para contratar a maestros sustitutos en las escuelas de los distritos urbanos contrastan muy agudamente con los colegios suburbanos con población predominantemente blanca que cuentan con buenos presupuestos.
En su libro de 2005, The Shame of the Nation: The Restoration of Apartheid Schooling in America (La vergüenza del país: La restauración del apartheid escolar en Estados Unidos), Kozol cuenta sus hallazgos en su reciente visita a las escuelas a través del país, hallazgos que indican que la proporción de estudiantes negros que acuden a escuelas con mayorías blancas fue la más baja desde 1968. Y señaló también que los blancos han hecho todo menos abandonar los sistemas más grandes de escuelas públicas en el país. Todo esto ocurre en el mismo momento en que la Corte Suprema ha acelerado esta polarización suprimiendo repetidamente las tentativas de aplicar cualquier forma de acción afirmativa para siquiera alterar esa trayectoria en forma paulatina.
Los siguientes son los porcentajes de estudiantes negros y latinos en las escuelas públicas en las ciudades más grandes de Estados Unidos: Chicago—87%; Washington, D.C.—94%; St. Louis—82%; Filadelfia—78%; Los Ángeles—84%; Detroit—95%; la ciudad de Nueva York—73%. Y en esos distritos la segregación es a menudo aún más extrema: los estudiantes blancos están primariamente concentrados en unos cuantos barrios acomodados o en escuelas especializadas (tipo imán). Y casi las tres cuartas partes de los estudiantes negros y latinos asisten a escuelas que son predominantemente minoritarias. Greg Anrig escribió en el Washington Monthly: “Los sistemas escolares urbanos en Estados Unidos siguen siendo casi universalmente disfuncionales, en primer lugar porque el país en su conjunto está tan segregado por raza y nivel económico como en cualquier tiempo desde la revolución por los derechos civiles”2 .
Esta es la horrible realidad de los centros urbanos en este país, y las escuelas que les sirven. Está produciendo un enorme sector de jóvenes que se nutren de rencor, que han sido desplazados del sistema, que se les ha dicho que “no hay lugar para ustedes aquí” y que han sido empujados en las prisiones a niveles de marca mundial. Es una vergüenza internacional para esta potencia imperialista que se proclama un modelo para el mundo y es un ultraje para sectores de las clases medias que están empezando a conocer esta realidad. En ciertas condiciones esta situación puede llegar a ser extremadamente explosiva, como ocurrió en 1992 en la rebelión de Los Ángeles. Este es de interés crítico para aquellos que están dirigiendo la transformación y la privatización del sistema escolar,
Llevar a cabo modelos de “reforma”
La clase dominante ha tratado esta crisis de la educación urbana, no desde la perspectiva de cómo dar una buena educación para cada niño, sino mediante una colección de cambios que han resultado en una situación aún peor. Dos cambios significativos han sido la promoción muy generalizada de los vales (vouchers) escolares, que socavan las escuelas públicas y en muchos casos promocionan escuelas religiosas; y el otro factor es la ley “Ningún niño se queda atrás” que impuso rígidas normas basadas en exámenes en las escuelas.
En 2001, se aprobó la ley “Ningún niño se queda atrás” de Bush con el apoyo de los demócratas. Detrás de la retórica vacía acerca de alcanzar “altas normas”, “educación de clase mundial”, “cerrar la brecha de desempeño” está este programa de simplemente tomar tests estandarizados con castigos severos en lugar de prestar ayuda si los resultados no mejoran. Se requiere que las escuelas que con el paso del tiempo no muestran progreso contraten a asesores privados. Seguir sin mostrar progreso obliga a subcontratar toda la educación a empresas privadas. Las escuelas de la clase media no han estado en la mira porque esta ley solamente se aplica a escuelas con resultados muy bajos.
El impacto de la ley “Ningún niño se queda atrás” es esencialmente el de obligar a los maestros a elevar las notas de los alumnos a como dé lugar, porque corre peligro la misma existencia de la escuela. Esto ha conducido a un cambio de la enseñanza a través de un guión diseñado con el propósito de preparar a los estudiantes a tomar tests estandarizados, un método ampliamente conocido como “enseñanza sujeta a los tests”. Un gran número de los estudiantes de noveno grado con notas bajas se quedan atrás en algunas escuelas simplemente para mejorar los resultados en los tests del décimo grado mucho más importantes. Esto ha llevado a eliminar el estudio del arte, la música, las lenguas extranjeras e incluso el deporte en muchas escuelas, y ha reducido el tiempo para las materias que no están incluidas en los tests. Miles de escuelas, sobre todo en las zonas de bajos ingresos, son objeto de clausura porque no alcanzan las normas federales tan rígidas. Eso impulsa el crecimiento de las organizaciones de escuelas charter y las organizaciones empresariales de educación (EMO), que se encargan de preparar a “empresarios de la educación” de tal manera que estos se conviertan en los administradores de las escuelas públicas privatizadas que están en el horizonte.
Se aprobó la ley “Ningún niño se queda atrás” en el contexto de un proceso de varias décadas encaminado a deslegitimar a las escuelas públicas, el desarrollo y el financiamiento de escuelas alternativas y la creación de modelos para un nuevo tipo de escuela pública privatizada. El programa educativo de Reagan fue el de “llevar a Dios de regreso al salón de clase” y los programas de vales para las escuelas financiados por el gobierno. Los vales escolares proporcionan fondos gubernamentales a los padres de familia que quieren enrolar a sus hijos en escuelas privadas, particularmente las escuelas religiosas que en esa época eran muy populares en las emergentes fuerzas cristianas fundamentalistas.
Los vales han sido controvertidos debido a que cuestionan el principio de la separación de la iglesia y el estado. Después de una determinación favorable de una corte suprema estatal en 1998, se expandió el experimento de vales de Milwaukee de aproximadamente 1.500 estudiantes que asistían a un poco menos de dos docenas de escuelas laicos a más de cinco mil estudiantes esparcidos en aproximadamente cien escuelas principalmente parroquiales o religiosas. Hoy aproximadamente 20 mil estudiantes de Milwaukee asisten a 122 escuelas del sistema de vales. En 2002 la Corte Suprema federal resolvió un caso entre la iglesia y el estado dándole pase al programa de vales de Cleveland diciendo que la financiación con fondos públicos de las escuelas religiosas eran una expresión de “elección”. También existen programas de vales en Florida, Colorado y en el Distrito de Columbia. John McCain ha defendido los vales en su programa educativo: “Hay que definir la educación pública como aquella en la que el apoyo público para la educación del niño está fundamentado en que el niño estudie en la escuela que los padres escojan”.
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Desde comienzos de los años 90 una tendencia mayor en la “reforma” de la educación ha sido el crecimiento de las organizaciones charter con fines y sin fines de lucro en el país. En 2004 había tres mil escuelas charter que atendían a 750 mil estudiantes en 37 estados y el Distrito de Columbia. En la ciudad de Nueva York el número acaba de aumentar de 18 escuelas charter a un total de 78 atendiendo a 24 mil estudiantes; una de cada 18 escuelas públicas es ahora una escuela charter.
Existen escuelas públicas tipo charter con fines de lucro, como las bien conocidas “Escuelas Edison”, fundadas por un miembro del conservador Instituto Hoover. Hay igualmente un número creciente de escuelas públicas charter militares, que tienen como blanco a los estudiantes minoritarios pobres, especialmente jóvenes negros. El Departamento de Defensa les da fondos, pues las considera correas de transmisión para obtener nuevos reclutas para el ejército de puros voluntarios3 . Hay proyectos individuales dispersos por todo el país que buscan formar escuelas charter políticamente progresistas, a menudo impulsadas por maestros que quieren propiciar materias y un ambiente orientados a necesidades especiales, en algunos casos las necesidades únicas de idiomas de las comunidades de inmigrantes.
Las grandes operaciones de escuelas públicas charter sin fines de lucro promovidas por el gobierno son las que están ahora atrayendo la aprobación y apoyo más generalizados de la clase dominante, tales como las fuerzas agrupadas alrededor del candidato presidencial del Partido Demócrata Barack Obama. Un elemento central para atraer la atención hacia estas operaciones es que estas reemplazan la educación “burocrática” con un modelo más eficaz y sencillo basado en principios empresariales. Se enfatiza la responsabilidad individual, con claras metas y resultados medidos de una manera regular. Esto significa que los administradores y los maestros pueden ser objeto de despidos por tener bajo rendimiento, porque las escuelas chárteres no tienen un sistema de titularidad. En un momento en que el gobierno ha estado haciendo constantes recortes de fondos del presupuesto educativo, su énfasis en responsabilidad y en minimizar los procesos administrativos tiene la atracción adicional de la promesa de que transformaciones de mayor rango pueden tener lugar sin grandes inyecciones de fondos públicos.
El director ejecutivo del programa Conocimiento es Poder de las Escuelas del Área de la Bahía (KIPP) dijo recientemente: “Nuestro enfoque a los resultados es sumamente llamativo a los líderes de la industria. También lo es nuestro modelo descentralizado que enfatiza autonomía, flexibilidad e innovación…”. Como retribución, la comunidad industrial ha sido la que más ha apoyado a las escuelas charter. “La comunidad empresarial, tanto los líderes a través de su filantropía personal, como los programas corporativos de donaciones han constituido un claro componente crítico en el éxito de nuestras actividades de colección de fondos”4 .
El modelo Green Dot: De mal en peor
Las escuelas públicas Green Dot son una de las muchas chárteres sin fines de lucro las que han promovido y conducido algunos de los más influyentes y “visionarios” representantes del mundo de los negocios, líderes cívicos y del establecimiento educativo y de las gentes en el mundo de la política. La empresa Green Dot la dirige Steve Barr, un influyente recaudador de fondos del Partido Demócrata y cofundador de la iniciativa “Roquear el voto”, la que congregó a millones de jóvenes para que incursionasen en la política electoral y se registrasen para votar. La empresa Green Dot se dedica a lo que llama proyectos de “Escuelas de transformación” como el de Locke. Su meta es la de crear un modelo de alta aceptación pública que ejerza presión en los distritos escolares para adoptar este modelo como modelo propio
Un importante elemento que contribuye a esta fiebre de privatización, es la organización llamada “Enseñar para América” (TFA), una organización privada, sin fines de lucro, que por varios años ha estado reclutando exitosamente egresados de las universidades prestigiosas Ivy League y otras universidades élite del país para contratos de dos años para dar clases en las escuelas públicas y charter de las barriadas y ghettos. Un número de estos estudiantes se sienten inspirados para proseguir carreras de enseñanza, pero esta no es la meta de la TFA. Por el contrario, la TFA espera que después de esos dos años los jóvenes se unan a la creciente base de experimentados administradores de educación, y que el resto se una al mundo profesional como partidarios conocedores de estos esfuerzos. Las escuelas KIPP con base en San Francisco las fundaron dos egresados de la TFA. Y 250 egresados de la TFA contratados están ahora en Nueva Orleáns donde, después de la catástrofe de Katrina, hoy se está llevando a cabo un experimento masivo de escuelas chárteres privatizadas5 .
En su calidad de escuela charter que está reemplazando completamente a la escuela pública, Green Dot está obligada a aceptar a todos los estudiantes elegibles en el área antes atendida por Locke. Pero eso no significa que tienen que mantenerlos en sus escuelas. Hay muchos factores operativos que están permitiendo deshacerse de los estudiantes. La atmósfera represiva es uno de esos factores.
Las normas de la escuela que van expulsando a los estudiantes de la escuela hacia el sistema criminal de justicia se han llamado “la correa de transmisión de la escuela a la prisión”. La ACLU se opone no solamente a las medidas de cero tolerancia que requieren la participación de la policía en incidentes menores, sino también a otras normas que hacen lo mismo “al excluir a los estudiantes de la escuela a través de suspensión, expulsión, desaliento y fuertes requerimientos a las pruebas”6 . El proyecto “Escuela de Transformación” de Green Dot está haciendo que sea más duro para los estudiantes con problemas permanecer en Locke, mientras al mismo tiempo incrementan los requerimientos y consecuencias para los que no pueden.
Green Dot requiere que todos los estudiantes usen uniformes (como lo hacen la mayoría de las escuelas chárteres), lo que ha determinado que algunos estudiantes se matriculen en la secundaria Jordan, otra escuela en el barrio de Watts. Someten a detención a aquellos cuyas camisas no están apropiadamente metidas en el pantalón. Está prohibido conversar con un estudiante de otra academia del plantel. Las reglas muy estrictas sobre tardanza y asistencia son también parte del proceso de eliminación. De hecho, Green Dot está creando una escuela de continuidad en el plantel para los estudiantes que han sido separados de sus academias. Los estudiantes informan que hay más guardias de seguridad en la escuela que están portando armas. Dicen que la calle de los alrededores de la escuela está repleta de policías cuando las labores escolares llegan a su fin, de manera que los estudiantes no puedan quedarse un rato a cotorrear con sus compañeros. Los turnos de la escuela son más largos y el año escolar es igualmente más largo. Todos los estudiantes tendrán no solamente la oportunidad, sino que estarán obligados a tomar materias pre-universitarias, lo cual, considerando la educación que (no) hayan recibido hasta ese punto, muchos lo encontrarán imposible de hacer.
Este es un “modelo” para un sistema escolar “serión” que restringirá más y definirá los términos de las formas de pensamiento crítico y del trabajo con las ideas que se alientan y que no tendrá reparos acerca de lanzar inclusive mayor número de estudiantes por el camino de la escuela hacia el bote.
Los principales financistas de Green Dot y de muchas otras operaciones chárteres son la Fundación Bill y Melinda Gates y la Fundación Broad, iniciada por Eli Broad, un magnate de la industria inmobiliaria que está en el número 42 de la lista de las personas más ricas en Estados Unidos de 2007 de la revista Forbes. Estas dos fundaciones han inyectado más de dos mil millones de dólares en las organizaciones chárteres a través del país. El año pasado las fundaciones Gates y Broad crearon un fondo de 60 millones de dólares a fin de que su programa educativo esté en la agenda de las elecciones de 2008. La magnitud de la participación activa de personajes como Gates y Broad en los proyectos de mejorar el sistema educativo es una manifestación de los intereses generales de la clase dominante respecto a la urgencia de alcanzar estas reformas.
En un discurso de septiembre sobre la educación, Barack Obama habló de esos intereses: “Estados Unidos enfrenta pocos retos más urgentes que preparar a nuestros niños para competir en una economía global… En esta economía, las compañías pueden construir plantas para su producción en cualquier sitio donde existe una conexión con Internet y donde hay algunas gentes dispuestas a hacer el trabajo, lo que significa que los niños aquí en Dayton están creciendo y compitiendo con niños no solamente en Detroit, Chicago y Los Ángeles, sino también en Beijing y Delhi”. Agregó que lo que está en juego es “si nosotros como una nación seguiremos siendo en el siglo 21 la clase de líder de la economía global como lo fuimos en el siglo 20… No solo es esencial ofrecer una educación de calidad mundial, para que los trabajadores puedan competir y triunfar, sino que una fuerza laboral educada es esencial para que Estados Unidos pueda competir y triunfar” (énfasis añadido).
“Elecciones difíciles o tiempos difíciles”
“La Nueva Comisión sobre las Destrezas de la Fuerza Laboral Norteamericana” (NCSAW), un panel compuesto por ex secretarios de gabinete y gobernadores así como funcionarios federales y estatales del sistema educativo, y líderes industriales y cívicos, presentó un informe en diciembre de 2006 titulado “Elecciones difíciles en tiempos difíciles”, que “advertía que a no ser que se hagan mejorías en las escuelas públicas y universidades de la nación alrededor del año 2021, una gran cantidad de trabajos podrían dejar el país e irse a países como India y China, donde los trabajadores tienen más educación y reciben salarios más bajos que sus contrapartes norteamericanos”7 . Durante la última década, 1.5 mil millones de personas han entrado en la fuerza laboral global en India, China y el antiguo bloque soviético y ahora hay dos veces más profesionales jóvenes en los países de bajos salarios que en los países de salarios altos, y costará menos para contratarlos que a los norteamericanos en las próximas décadas. Se proyecta que en los próximos 15 años, 40 millones de trabajos corren el riesgo de la subcontratación en el exterior, entre ellos los trabajos que requieren cierta educación universitaria.
El impacto sobre la economía y el empleo no será el mismo para todos los trabajadores. Un informe presentado por Centro Nacional sobre la Educación y la Economía intitulado “Estados Unidos en la economía global” predice que es mucho más probable que las familias cuya cabeza tiene un título de licenciatura o de posgrado tengan una movilidad salarial hacia arriba y que es más probable que las familias cuya cabeza tiene una educación de secundaria o que no terminó la secundaria tengan una movilidad salarial hacia abajo. El informe agrega: “La estructura de clases de Estados Unidos es muy dinámica… No obstante, podemos decir que la clase media se está dispersando en dos vertientes iguales y opuestas: la vertiente de movilidad ascendiente de los egresados universitarios y la vertiente de movilidad descendiente de aquellos que no tienen un título universitario”.
Las recomendaciones de la NCSAW autorizan que los distritos escolares contraten a empresas para administrar todas sus escuelas, organizadas de acuerdo a los principios del sistema de chárteres. Tendrán que ser “altamente empresariales”, premiando a las escuelas bien conducidas, y despidiendo aquellas en las que el rendimiento de los estudiantes es pobre. El panel también establece que todos los estudiantes tendrán que tomar exámenes de calificación preparados por el organismo del estado respectivo en el décimo año a fin de poder dividir a los estudiantes en dos grupos: Aquellos que sacan “un puntaje suficientemente bueno” podrán enrolarse directamente en los colegios pre-universitarios para obtener un grado técnico o enrolarse en un programa que los conduciría a un programa de cuatro años de licenciatura. Aquellos estudiantes con puntajes mejores permanecerían en la escuela secundaria por dos años más para prepararse para programas universitarios de cuatro años de licenciatura.
No se menciona que lo que les pasará a aquellos que no logran entrar a ninguno de esos dos grupos. Esta fórmula creará un sistema de apartheid en que la gran mayoría de las masas básicas, particularmente de las nacionalidades oprimidas de las barriadas y los ghettos, quedarán oficialmente relegadas a lo sumo a luchar por una oportunidad en colegios vocacionales o comunitarios, o de plano al olvido. Esto concuerda a la medida con la visión y el rumbo del movimiento de las escuelas tipo charter, tal como Green Dot.
Este todavía es un sistema en que las masas pobres y oprimidas no tienen futuro en los centros de las grandes ciudades de este país. Green Dot y este afán para transformar radicalmente el sistema de educación pública no lo cambiará.
“Ellos lo lograron, ¿por qué no lo podrías hacer tú?
Los gobernantes de este país creen que tienen una poderosa compulsión, que proviene de las necesidades básicas de este sistema, de mejorar el nivel de educación de la fuerza laboral en general, no para capacitar a cada uno para que se convierta en un “trabajador de información”, lo cual es imposible bajo este sistema, sino a fin de mantener la competitividad de este país lo más que sea posible en la economía mundial.
La fanfarria de que cada uno tendrá la oportunidad de proseguir una carrera universitaria esconde la realidad de que en la economía capitalista imperialista de hoy el 50% de los nuevos empleos creados están en el sector servicios de salario mínimo, con la posibilidad de que un porcentaje aún mayor de los empleos técnicos de mayor paga se subcontrate en el exterior en el futuro. Además, sin un proyecto concertado, con el aval del poder del estado, para superar la desigualdad y la supremacía blanca en la sociedad en general, ningún nivel de educación podrá superarlas y eliminarlas. Aunque una pequeña cantidad de estos jóvenes logren pasar por la trituradora y obtengan una buena educación, continuará la discriminación. La educación en sí no basta; se necesitará una revolución que rompa el dominio de los explotadores y se coloque el poder estatal en las manos de las masas con que estas podrían eliminar los obstáculos capitalistas y arrancar de raíz la supremacía blanca.
Así que los gobernantes afrontan el reto de impedir posibles trastornos frente a la progresiva polarización entre las masas de los estratos económicos más bajos y el resto de la población, lo que dichos cambios no podrán eliminar. Eli Broad, un gran capitalista que financió Green Dot y muchas otras escuelas chárteres, escribió que si no logran llevar a cabo estos cambios, “corren el riesgo de crear una brecha inclusive mayor entre la clase media y los pobres. Esta brecha amenaza nuestra democracia, nuestra sociedad y el futuro económico de Estados Unidos”.8
Los cambios de la educación pública que están en proceso no podrán “repartir las oportunidades por igual”, pero se aprovecharán para argumentar que si alguien fracasa, pues es su propia culpa. “Te hemos dado una oportunidad, pero no supiste aprovecharla”. Pero, esos cambios fomentarán un clima de opinión pública que aparta aún más la culpa del funcionamiento del sistema capitalista-imperialista hacia las masas acusándolas de ser causantes de su propio “fracaso”.
Y el pequeño sector de los estudiantes que EFECTIVAMENTE logran salir airosos de la manopla de la educación y prosiguen una carrera universitaria jugarán un papel crucial como modelos, parachoques ideológicos que supuestamente representarán una prueba de que el sistema funciona: “Ellos lo lograron, ¿por qué no lo podrías hacer tú?” Esto creará aún más polarización al interior de las comunidades oprimidas, lo que les daría una oportunidad a los políticos y la policía para manipular la opinión pública a fin de justificar el abandono de una extensa parte de la juventud. Green Dot y este movimiento de escuelas chárteres orquestado desde la cúpula es un “patrón” para convertir las escuelas de las barriadas y los ghettos en islas fortificadas en medio de un mar de apartheid.
Notas
1. “Day 1 For the New Locke”, Los Angeles Times, 8 septiembre 2008.[back]
2. “An Idea Whose Time Has Gone”, Washington Monthly, abril de 2008.[back]
3. Una de las primeras de tales escuelas públicas militares chárteres es el Instituto Militar de Oakland, propuesto por el alcalde Jerry Brown de Oakland, California, en 1999. El 90% de los 1.200 alumnos son negros y latinos.[back]
4. Según Don Fisher, quien fundó las tiendas Gap y que ha donado decenas de millones de dólares para apoyar a las Escuelas KIPP y otras escuelas chárteres: “Soy un hombre de negocios, y considero que la educación es un negocio y que cada escuela es una entidad separada. La situación no es muy distinta a la de una tienda Gap”.[back]
5. Un libro recién sacado por la ex corresponsal de la revista Newsweek Donna Foote, Relentless Pursuit: A Year in the Trenches with Teach for America (Implacable búsqueda: Un año en las trincheras con Enseñar para América) populariza esta corriente acompañando a cuatro maestros jóvenes quienes pasaron un año dando clases en la secundaria Locke. [back]
6. “Testimony of Donna Leiberman on behalf of the NYCLU Regarding the Impact of School Suspensions, On Students’ Education Rights” (Testimonio de Donna Leiberman de parte de la Unión Neoyorquina de Libertades Cívicas respecto al impacto de las suspensiones escolares sobre los derechos de los alumnos”).[back]
7. Washington Post, 15 de diciembre de 2006. [back]
8. Eli Broad, del portal de la fundación Broad.[back]
Permalink: http://revcom.us/a/146/obama-letter-response-es.html
Revolución #146, 26 de octubre de 2008
Número actual | Números Anteriores | Bob Avakian | PCR | Temas | Comunícate |
Revolución en línea, 30 de octubre de 2008:
No paralicen a la gente
Estoy de acuerdo con casi todo el artículo (“Sobre la nominación de Obama: El cambio en que crees... y el cambio que obtendrás”, Revolución #142, revcom.us) e incluso antes de que lo leyera, ya que he estado observando a Obama en los últimos meses y su candidatura me ha estado entusiasmando cada vez menos. No obstante, lo que sí sé es que en buena parte la vida de él ha ilustrado algunas cosas que valoro, salvo estos recientes discursos y tal vez algunos votos que emitió en el pasado, los cuales, admito, tal vez no hayan favorecido los mejores intereses de la gente. Una de las cosas que él ha demostrado, sin embargo, es la capacidad de aceptar sus propios defectos y eso es algo que tiene gran valor para mí. Así que no, no lo veo solamente como una “gran esperanza negra”. Lo esencial es que quienquiera que haya llegado donde está él va a tener algunas cualidades indeseables. Creo que lo principal a considerar es que es alguien que está muuuucho más dispuesto a escuchar a la gente que la otra opción y eso es lo único que podemos esperar en este momento. Estoy de acuerdo de que las personas tienen que retomar a este país, a este mundo, pero hasta ese día que AL MENOS ejerzan el derecho de votar además de ser parte de las causas revolucionarias en que crean ustedes.
Creo que los artículos como estos pueden tener efectos tan perjudiciales. Hay una verdadera diferencia entre Obama y McCain y los artículos como estos pueden paralizar a la gente e impedir que acuda a las urnas, ¡un hecho que casi seguramente le dará el triunfo a McCain! Creo que todos podemos tener claridad de que eso sería una mala opción. Creo que necesitamos dejar de tener miedo de esto. Una de las cosas que Obama sí dijo es que el cambio viene desde abajo, de la gente, hacia arriba, y alguien que dice eso es alguien que cree que le debe algo a la gente.
Sí, él estaba dando una audición a los capitalistas imperialistas y lo hizo muy bien, pero tenemos que recordar que él está haciendo mucho de esto para asegurar su posición, y cuando empiezo a preocuparme de sus palabras, me detengo, observo su vida y me siento más tranquila. Entiendo que una vez que ocupe el cargo las palabras pueden cambiar y cambiarán, pues todos tenemos entendido eso, pero esperemos que esta vez las palabras cambien por el bien en lugar de lo contrario y confío en que esta es nuestra mejor opción.
No paralicen a la gente,
PA
Enfermera Boogy
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Respuesta de la redacción:
Estamos de acuerdo de que el espectro de una presidencia de McCain no presagia nada bueno. McCain es un criminal de guerra impenitente derribado y capturado mientras lanzaba bombas sobre la población en la guerra de Vietnam. Representa una continuación, y de algunas maneras una intensificación (con algunos ajustes), de los últimos ocho años de horrores bajo el régimen de Bush. Quiere mantener el rumbo actual y es un defensor de la guerra ilimitada y más amplia que ha traído un sufrimiento casi inimaginable al Medio Oriente. Este llamado “independiente” (maverick) “opuesto a la tortura” impulsó proyectos de ley que legitimaron y legalizaron la tortura abierta de Bush.
Hay muchas personas muy preocupadas por lo que Obama está diciendo y haciendo, que están enojadas porque sobre ningún tema se está enfrentando en serio a McCain. Eso es cierto, pero eso no es lo esencial de nuestro argumento; el papel de Obama es peor que eso. Obama, con su mantra de “que nos unamos todos”, fundamentalmente está claudicando a todo lo asociado con McCain, y lo está fortaleciendo. Obama está trabajando, deliberadamente, para proteger los intereses del sistema capitalista imperialista que está causando toda la opresión, explotación, ignorancia y sufrimiento que viven los habitantes del mundo. Pero no se puede hacer eso y a su vez representar los intereses de la gente.
Mira cómo Obama respondió a los comentarios del congresista John Lewis sobre el ambiente de los mítines de McCain y Sarah “aspirante-a-jefa-de-una-chusma-de-linchamiento” Palin, mítines que han tenido un ambiente muy feo y peligroso.
Repetidamente Palin ha acusado a Obama de “andar de cuate con los terroristas”. El presidente del Partido Republicano del estado de Virginia, según MSNBC, les dijo a 30 organizadores de McCain que intentaran forjar una conexión entre Barack Obama y Osama bin Laden. Las declaraciones de Palin en referencia a Obama, de que “este no es un hombre que ve a Estados Unidos como ustedes y yo lo vemos”, son palabras en clave para enojar a los duros supremacistas blancos. Los medios informan que la gente está chillando, “mátalo” y “terrorista” cuando se mencione el nombre de Obama en mítines de McCain y Palin. A pesar de todas las babosadas de los medios de que McCain supuestamente está refrenando a esas fuerzas despiadadas, este denunció con arrogancia la declaración de Lewis, diciendo que “se pasó de la raya” y era “inaceptable”. Usó la declaración de Lewis como uno de sus “puntos de ataque” en el último debate presidencial.
Lewis solamente rozó la superficie de lo que ocurre a estos mítines, pero sí identificó algo muy real y peligroso cuando dijo: “Durante otro período del pasado no muy lejano, había un gobernador del estado de Alabama llamado George Wallace quien también llegó a ser un candidato presidencial. George Wallace nunca lanzó una bomba. Nunca disparó un arma, pero creó el ambiente y las condiciones que alentaban ataques atroces contra norteamericanos inocentes que simplemente intentaban ejercer sus derechos constitucionales. Debido a ese ambiente de odio, cuatro niñas resultaron muertas una mañana de domingo cuando una bomba estalló en una iglesia de Birmingham, Alabama”.
Cabe decir claramente que si pasara algo como lo que advierte Lewis, sería un enorme crimen de este sistema.
¿Pero qué ha sido la respuesta de Obama a todo esto? ¿Denunciar con fuerza lo que está pasando? ¿Denunció a McCain, y en particular a Palin, por incitar con sus mensajes “en clave” a los duros supremacistas blancos? ¿Denunció el apoyo e incitación de los valores tradicionales de “los pequeños pueblos norteamericanos” de ignorancia, intolerancia y racismo?
No. De hecho, Obama refutó la esencia de lo que dijo Lewis. En el último debate presidencial, Obama dijo que Lewis “hizo una comparición no apropiada entre lo que pasaba en los mítines de McCain y Palin y lo que pasó durante el movimiento por los derechos civiles, e inmediatamente lanzamos una declaración de que no creemos que sea apropiada la comparición”.
Si Obama fuera al extremo de decir las verdades sobre las escenas feas y amenazantes de estos mítines de Palin y McCain, si pusiera sobre el tapete la cuestión de cuál motiva todo eso y cómo es la situación actual de la opresión del pueblo negro en Estados Unidos, eso requeriría que examinara cuán profundamente empotrada está la supremacía blanca en esta sociedad, o por lo menos permitiría hacer tal examen. Hoy la supremacía blanca se está intensificando, y es una parte crítica del aglutinador social que mantiene la población cohesionada y obediente en un tiempo de gran crisis e incertidumbre. En ese contexto, el mensaje “post racial” de Obama sirve para ocultar todo eso en un tiempo en que lo que se requiere es reconocer y resistir la opresión del pueblo negro. He aquí la realidad: Uno no llega a ser uno de los dos candidatos presidenciales sin el aval, el dinero, los medios y lo demás que se necesita para ser un candidato “creíble” y sin haber pasado por un minucioso proceso de análisis y aprobación de la clase dominante. Si uno llegara a ser presidente, sería el presidente del sistema capitalista imperialista y eso definiría y determinaría lo que uno hiciera.
Por ejemplo, se puede regresar al primer día de su campaña y examinar lo que Obama ha dicho y hecho sobre la cuestión de “raza”, en particular la opresión del pueblo negro, y se ve que no importan la experiencia de su vida ni sus inclinaciones personales, sus palabras y acciones se guían por los intereses de una clase dominante para la cual la supremacía blanca es una piedra angular de la sociedad que gobierna. (Un análisis crítico de estas cuestiones se encuentra en “La opresión del pueblo negro, los crímenes de este sistema y la revolución que necesitamos” en el número especial de Revolución #144 en forma impresa, o en línea a revcom.us.)
Hay diferencias entre McCain y Obama sobre cómo cohesionar o recohesionar la sociedad ante un futuro de guerra ilimitada por imperio, represión y crisis económica severa. Pero, de nuevo, estas son diferencias sobre cómo el sistema de hoy saldrá más fuerte de las condiciones actuales, en una posición más propicia para librar guerras, oprimir y explotar, e imponer muerte y terror sobre el mundo.
A esta luz, ¿y qué de que Obama da la apariencia de estar más dispuesto a escuchar que McCain? Debido a su origen y a su capacidad de dar la apariencia de escuchar, de muchas maneras Obama tiene una posición única desde la cual desviar y asfixiar la ira y la oposición desde abajo a todas las situaciones posibles a las cuales la clase dominante considera que tal vez se enfrentara. De fondo, su constante mensaje de “que nos unamos todos” canaliza a aquellos que están del lado correcto de los deslindes sociales básicos (el derecho del aborto, la oposición al racismo, la oposición a la guerra, la oposición a la imposición de la teocracia cristiana...) a que “se unan” con las fuerzas y la agenda que están concentradas en el régimen de Bush, y a claudicar a estas.
Si es cierto lo que estamos diciendo sobre Obama y su papel, ¿cómo puede perjudicar o paralizar decirle esta verdad a la gente? Las personas pueden llegar a estar conscientes y actuar en pro de sus propios intereses (y no dejar que el sistema las engañen de modo que hagan cosas en contra de esos intereses) si entienden la verdadera situación. Lo que es dañino es que se canalicen la ira, esperanzas, sueños, energía y recursos de la gente hacia la campaña de Obama, lo cual fortalecerá el mismo sistema que causa todas las cosas que oprimen a la gente. La campaña de Obama está reforzando ilusiones peligrosas sobre el sistema y bajando las miras de la población a lo que permita el sistema, tal como dijimos: Obama representa “el cambio en que te dejan creer”.
Escribes: “AL MENOS ejerzan el derecho de votar además de ser parte de las causas revolucionarias en que crean ustedes”. Lo de apoyar a Obama no se trata de hacer lo que se pueda hasta que haya una oportunidad de construir un movimiento revolucionario. Apoyar a Obama va contra la construcción de un movimiento revolucionario, al cual se deben canalizar el tiempo, la energía y los recursos de la población. Lo de apoyar a Obama es un obstáculo a ponerse de pie y resistir lo que están haciendo los que gobiernan. Por ejemplo, algunos dirigentes y organizaciones del movimiento contra la guerra se opusieron a las protestas contra la guerra durante la Convención Nacional Demócrata porque decían que eso perjudicaría la campaña de Obama.
Desenmascarar a Obama no es lo que está paralizando a la población. Ahora esta sí que está requete-paralizada. Pero hay parálisis a causa de los términos que ha fijado la clase dominante: de que la “opción” que se le permite es la existente entre McCain y Obama. Para salir de esta parálisis no se necesita promover ilusiones sobre Obama. La manera de romper con este marco es explicar que la verdadera elección ahora es la existente entre dejarse llevar y quedarse confinado a los términos que están estableciendo las elecciones en general, o romper con esos términos.
Para los que reconocemos que se necesita llevar el mundo en una dirección completamente diferente y que el capitalismo es la fuente del sufrimiento, explotación, guerra, opresión e ignorancia tan profundos e innecesarios, construir una verdadera resistencia al actual desarrollo de la situación general tiene que ser parte del proceso de construir un movimiento revolucionario. Que no se olvide que los tiempos de grandes trastornos pueden dar oportunidades para tal movimiento revolucionario siempre y cuando tengamos firmemente en cuenta los verdaderos intereses de los habitantes del mundo y actuemos a partir de esos intereses, y no apoyemos, a nombre de “incorporar a más gente”, etc., lo que fortalece las fuerzas de opresión y explotación y lo que disuade que la población haga lo que de veras se necesita para combatir este sistema y llevar a cabo un verdadero cambio.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:
15 de septiembre de 2008. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. El libro Planeta de ciudades miseria, escrito por el teórico urbanista Mike Davis, tiene mucho de recomendable. (Madrid: Ediciones Akal S.A. - Foca, Ediciones y Distribuciones Generales S.l., 2007).
Davis escribe de forma muy poética, tanto en términos de lenguaje como en las imágenes yuxtapuestas, y al mismo tiempo, su objetivo es presentar un análisis científico de precisamente cómo es la vida, y de lo que el futuro augura para más de un mil millón de personas que viven en las favelas brasileñas, los pueblos jóvenes peruanos, la ciudad de la basura de Manila, el cementerio de barrios pobres que es el hogar de un millón de personas en El Cairo, los millones que viven sin agua entubada y baños en Lagos, Mumbai (Bombay) y Yakarta, y el desakota (las afueras periurbanas) de Colombo (Sri Lanka). Su argumento principal es que hoy, por primera vez, más de la mitad de los habitantes del planeta viven en las ciudades, y esto no se debe al éxito del capitalismo, en términos humanos, sino a que no ha proporcionado un lugar en este mundo para aquellas personas expulsadas de las zonas rurales por el crecimiento del mismo capitalismo.
Su libro ilumina muy claramente por qué necesitamos la revolución mundial y por qué las estrategias de la “ganancia al mando” nunca pueden resolver los problemas de pobreza, tugurios, acceso a agua entubada y potable a bajo costo e instalaciones sanitarias adecuadas. Se recomienda particularmente el capítulo 6, titulado “Ecología del área urbana hiperdegradada”, una exposición muy crítica y profundamente perturbadora de cómo cientos de millones de personas en el mundo se ven obligadas a vivir en la más completa inmundicia sin acceso a los servicios más básicos, tales como agua entubada y potable o a un baño. En Europa Occidental y los Estados Unidos, la gran mayoría de las personas no dudan en tener grifos en la casa que produzcan agua potable y un baño privado para que la familia y los amigos lo puedan usar. Este libro describe a personas que viven en espantosas condiciones, tales como: tierras contaminadas con residuos tóxicos o con crónicos derrumbes del suelo; incendios frecuentes en los tugurios (inclusive incendios premeditados como un método para desalojarlos); respirar un aire equivalente a fumar dos y medio paquetes de cigarrillos diarios, como en Mumbai; obligados a defecar al aire libre, una condición en que viven 700 millones de habitantes de la India; y sin tener acceso a agua potable. Davis advierte: “Las enfermedades del tracto digestivo se deben a la paupérrima sanidad y la contaminación del agua potable... son la primera causa de muerte en el mundo” (traducción del SNUMQG). En la misma página, Davis cita a Eileen Stillwaggon: “Todos los días alrededor del mundo, las enfermedades relacionadas con el suministro de agua, la eliminación de residuos y la basura causan la muerte de 30.000 personas y constituyen el 75 por ciento de las enfermedades que afectan a la humanidad”. Obviamente con un orden mundial diferente donde la prioridad de los gobiernos fuera la salud de la población del mundo y no las ganancias, todas esas muertes serían completamente prevenibles. Es uno de los más grandes crímenes del imperialismo que en el siglo 21 un promedio de 30.000 personas mueran cada día porque no tienen acceso a agua entubada y potable y la eliminación de basura.
En otro capítulo, el libro explica en líneas generales que en algunos países del mundo la población de los tugurios representa más del 90 por ciento de la población urbana, por ejemplo en Afganistán el 98,5 por ciento de la población urbana vive en tugurios. Davis también informa que en Irak, otro país “liberado” por los Estados Unidos y el Reino Unido, existen epidemias de hepatitis y fiebre tifoidea que están fuera de control, y dos años después de la invasión “se puede percibir a simple vista filamentos de excremento humano en el agua que sale de los grifos”.
Los europeos tienden a dar por sentado que el acceso a los servicios médicos es universal, y en esas condiciones a veces es fácil olvidar que para la mayoría de los habitantes del mundo tener esos servicios es solamente un sueño. Un hecho estremecedor presentado en el libro es que, “un estimado del 60 por ciento de los pequeños campesinos camboyanos quienes venden sus tierras y se desplazan a la ciudad, se ven obligados a hacerlo por deudas médicas”. Los ejemplos de las variaciones de la tasa de mortalidad infantil son también perturbadores. Por ejemplo, en Quito (la capital de Ecuador) la mortalidad infantil es 30 veces más alta en los tugurios que en los barrios ricos.
El libro también da una lúcida exposición de las consecuencias de las intervenciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyas actividades benefician a los imperialistas y a los sectores de mejor posición económica, mientras que en general no dan nada a los pobres o los dejan en una condición económica peor. Un ejemplo son los proyectos de vivienda que solo benefician a las clases medias urbanas y a las elites y no a los habitantes de los tugurios. A menudo, bajo indicaciones del Banco Mundial y del FMI, se recortan los presupuestos de asistencia médica: por ejemplo, en México después de la adopción de un segundo programa del FMI en 1986, “el porcentaje de nacimientos atendidos por personal médico cayó del 94 por ciento en 1983 al 45 por ciento en 1988, mientras que la tasa de mortalidad materna ascendió del 82 por 100.000 a 150 en 1988”. Davis cita las recomendaciones del programa de Inversión en Salud del Banco Mundial: “El gasto público limitado para un paquete de servicios estrechamente definido; las cuotas al usuario por los servicios públicos y la privatización de la asistencia médica así como de las fuentes de financiamiento”. Además, describe lo que ocurrió cuando esta estrategia se adoptó en Zimbabwe, donde, desde que se introdujeron las cuotas a los usuarios a comienzos de los años 90, la mortalidad infantil se “duplicó”.
El libro presenta un panorama amplio y contundente de la vida de cada vez más habitantes del planeta, sobre todo de las mujeres y los niños. “Un estudio reciente de los niños de los tugurios de Daca, Bangla Desh, descubrió que ‘cerca de la mitad de los niños entre 10 y 14 años estaban realizando trabajos productivos’, y ‘sólo el 7% de los niños y las niñas entre 5 y 16 años iban al colegio’”. Únicamente en Daca viven 750.000 niños trabajadores. En la actualidad todos los países han aprobado leyes que prohíben el trabajo infantil, pero a decenas de millones de niños del planeta todavía se les niega una educación y se les coacciona a trabajar, por las leyes mucho más poderosas que rigen la manera en que el sistema capitalista tiene que procurar exprimirle más ganancias a todo el mundo, por los medios que tenga.
Davis brinda un importante análisis de las arrolladoras fuerzas del mercado global acerca de las formas en que se restringen las actividades de las organizaciones no gubernamentales, que se han multiplicado como hongos en los últimos años. Argumenta: “Mientras que las ONG y los prestamistas del desarrollo juegan al ‘buen gobierno’ y a mejoras progresivas de los tugurios, las fuerzas de mercado incomparablemente más poderosas están arrinconando a la mayoría de los pobres en los márgenes de la vida urbana”. Estas mismas fuerzas también mantienen “cautivas” a estas ONG al programa de sus donantes internacionales, en vez de que las necesidades del pueblo determinen dicha agenda.
Davis hace muchas denuncias y no dice mucho acerca de lo que se necesita para tratar con los innumerables horrores que describe. Desafortunadamente, por lo visto, rechaza la experiencia y el análisis más importantes que se han acumulado al respecto lanzando un ataque superficial contra lo que denomina el “estalinismo asiático”, con lo que denota a la China revolucionaria (1949-1976), describiendo la política china como “antiurbanismo ideológico”. Luego de haber expuesto repetidamente cómo los países no han hecho y no están haciendo nada constructivo con respecto al rápido crecimiento de los tugurios del mundo, expresa su inconformidad con respecto a los esfuerzos de China para prevenir la formación de tugurios, y condena a los chinos quienes previnieron el éxodo de las zonas rurales hacia la ciudad mediante “rigurosos controles sobre la migración interna”. No obstante, incluso Davis reconoce que en los primeros once años de la revolución china los destechados habían sido reubicados y la mayoría de los tugurios habían sido suprimidos. ¡Este fue un extraordinario hecho sin comparación en la historia! ¡Davis no puede tener las dos cosas! Además, más adelante Davis admite: “Desde finales de los años 70, la distribución salarial en las ciudades de China había pasado de la más igualitaria de Asia a una de las más atrozmente desiguales”. Ese progreso hacia la eliminación de las divisiones entre ricos y pobres fue una manifestación del desarrollo económico equilibrado que China logró después de liberarse de la dominación imperialista bajo la dirección revolucionaria de Mao Tsetung. Remito al lector interesado al Manual de economía política de Shanghai (Chicago: Banner Press, 1994, en inglés), el cual es de los años de la Revolución Cultural de China, en que se halla mayor información acerca del pensamiento político y económico que motivó este extraordinario logro.
El libro de Davis es un poco más difícil de leer que lo necesario. Salta hacia atrás y hacia delante entre diferentes regiones del mundo y no identifica en cuál país están localizadas varias poblaciones, suponiendo un alto grado de conocimiento geográfico. Además, si bien este libro es de la clase de libro que uno lee y luego lo usa como referencia, el índice no tiene listados por país o por tema.
Davis describe un mundo que está clamando por una revolución. Al mismo tiempo, como se evidencia en la amplia gama de fuentes que cita, los revolucionarios no son los únicos que han analizado los cambios profundos que han tenido lugar en la estructura de la población mundial en los últimos años. Concluye el libro analizando cómo aquellos quienes hoy dominan el mundo están evaluando el impacto potencial de estos cambios. Por ejemplo, claramente esperan poco o ningún progreso hacia todas las promesas optimistas sobre la erradicación de la pobreza que habitualmente plantean las Naciones Unidas y otras organizaciones multilaterales. Por ejemplo, importantes investigadores de las Naciones Unidas concluyeron que con los índices de progreso vigentes, el África subsahariana no alcanzaría las tan machacadas “Metas de desarrollo del milenio” hasta bien entrado el siglo 22, y estas se redactaron antes de las actuales crisis de alimentos y de energéticos. De esta forma, diversos analistas anticipan que los tugurios del planeta serán semilleros y tierra fértil de rebeliones y levantamientos en los años venideros. Como consecuencia, las fuerzas armadas del orden global imperialista están incrementando sus preparativos para enfrentarse a desafíos mucho mayores en los megatugurios, especialmente del tercer mundo.
Davis cita un estudio del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos que da una idea acerca de lo que ellos consideran que está en juego. Estos pensadores militares imperiales advierten: “El futuro de las guerras yace en las calles, las alcantarillas, los rascacielos edificios y las vastas extensiones de zonas residenciales que forman las ciudades arruinadas del mundo… Nuestra reciente historia militar está salpicada de nombres de ciudades tales como Tulza [Bosnia], Mogadicio [Somalia], Los Ángeles, Beirut, Ciudad de Panamá, Hué, Saigón y Santo Domingo, pero estos choques no han sido sino un prólogo, y el verdadero drama aún está por venir”.
El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:
29 de septiembre de 2008. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. “27 de agosto, 10 am: Estaba hablando con uno de mis compañeros de celda en la sección 5. Cuando intercambiábamos las últimas noticias de prisión, el Pasdar (un miembro del régimen de Jomeini llamado los Guardianes de la Revolución, el Pasdaran) responsable de nuestra sección, ingresó y nombró de 50 a 60 prisioneros... al parecer ahora era el turno de los prisioneros comunistas... A excepción de dos hombres, a todos los que llamaron ese día fueron ejecutados... Después del juicio presidido por el juez Eshraghi que consistió nada más que una pocas preguntas y respuestas, muchos de nuestros compañeros de celda en el bloque 7 fueron ejecutados. De los aproximadamente 85 a 90 prisioneros, sólo 30 sobrevivieron. El resto fueron ejecutados. (Traducido de Una batalla injusta/An unfair battle, la memoria del ex prisionero político Nima Parvaresh)
Este relato sólo describe dos días de agosto y septiembre de 1988, en sólo una de las prisiones iraníes que tenían a comunistas y a otros prisioneros políticos revolucionarios. Es sólo lo que este prisionero en particular pudo observar cuando las autoridades cortaron todas las conexiones entre cada prisión y el resto del mundo. Muchos de los miles de prisioneros asesinados ese verano eran jóvenes e incluso muy jóvenes. Un gran número eran mujeres. Ellos simbolizaron una concentración de años de lucha, primero contra el Cha y luego contra las fuerzas islámicas reaccionarias decididas a robar al pueblo el fruto de la revolución que lo derribó. El régimen islámico vio que su supervivencia dependía del derramamiento de sangre de la mayoría de los hijos e hijas conscientes del país. Asesinaron a estos prisioneros sin proceso judicial o después de falsos juicios que no duraron más de unos minutos. Los enterraron en fosas comunes en medio de la noche, de manera que se mantuvieran en secreto, en lo posible, los números y la identidad de los prisioneros y la ubicación de sus tumbas. Algunas familias no se dieron cuenta de que su ser querido había sido ejecutado sino meses después, y a muchos nunca les dijeron en dónde fueron enterrados. La República Islámica de Irán todavía mantiene el más grande secreto sobre los detalles de lo que pasó esos días, tal como el número de hombres y mujeres ejecutados.
Todos los años en septiembre los iraníes honran su memoria. No pueden olvidar el brutal crimen que el régimen islámico reaccionario cometió contra una generación revolucionaria que había aprendido a luchar por el bien contra el mal, y especialmente a combatir a los ladrones que robaban la revolución, los gobernantes islámicos que se presentaban como revolucionarios y antiimperialistas pero que en realidad servían al imperialismo mundial. En lugar de hacer al pueblo olvidar, estos últimos 20 años sólo han ahondado las heridas. La población y el movimiento revolucionario de Irán están sacando más lecciones y sintiendo las dimensiones y la profundidad de estos horribles crímenes que fueron difíciles de asimilar de repente en los primeros años.
Las masacres de 1988 coincidieron con la decisión del régimen iraní de aceptar un cese de hostilidades y terminar la guerra con Irak. Este acuerdo llegó después de ocho años de una guerra que había costado la vida de muchos centenares de miles de personas de ambos bandos. Aun cuando el ejército iraquí se vio obligado a retroceder a sus propias fronteras, el régimen islámico iraní vio que le convenía continuar la guerra en el territorio iraquí. Habían suprimido cualquier voz de protesta y aun las críticas de las deficiencias, bajo el pretexto de unidad contra “los invasores extranjeros”. Consideraron esta guerra como un regalo, permitiéndoles suprimir la revolución y a los revolucionarios y consolidar su régimen chupasangre. El régimen consideró que aceptar el fin de la guerra en estas condiciones de debilidad en relación con Irak era escandaloso. Jomeini lo llamó una taza de veneno la que lo obligaron a que se tragara. Después de tanto daño a dos o tres generaciones en ambos lados de la frontera, ellos sabían que no escaparían a ningún castigo si mostraran debilidad con respecto al pueblo iraní. Podían palpar el peligro, y por eso se apuraron para terminar sus esfuerzos para cortar la potencial revuelta en su contra, una misión que habían emprendido después de tomar y consolidar el poder a principios de los años 80.
En una movida bien planeada en secreto, sólo dos años después de la revolución, en junio de 1981, el régimen islámico decidió eliminar a todas las fuerzas revolucionarias y progresistas, miembros y partidarios por igual, y a todos los relacionados con ellos. El plan era monstruoso y horrible, pero estaban determinados a exterminar la revolución de una vez por todas. Empezaron con los arrestos masivos de comunistas y otros activistas revolucionarios cuyas organizaciones estaban ganando terreno y creciendo rápidamente. Ejecutaron a la mayoría de ellos y sentenciaron al resto a largas condenas. Entre aquellos asesinados estaban cientos si no miles de comunistas y revolucionarios veteranos que habían tomado una parte activa en la revolución después de años largos de lucha contra el régimen del Cha y sus amos imperialistas estadounidenses. Muchos habían pasado años en las prisiones del Cha y habían resistido las torturas administradas por el Savak (el servicio de inteligencia del Cha). Las autoridades islámicas tampoco tuvieron piedad de los adolescentes quienes no habían hecho más que repartir volantes de una organización revolucionaria o habían sido capturados con uno de esos volantes en sus manos.
En ese momento, todas las señales indicaron que el régimen estaba decidido a aniquilar totalmente cualquier fuente y cualquier voz de revolución y resistencia progresista. En respuesta, la Unión de Comunistas de Irán, el antecesor del Partido Comunista de Irán (Marxista-Leninista-Maoísta) fundado en mayo del 2001, inició una organización armada llamada Sarbedarán, y como consecuencia lanzó un levantamiento armado en la ciudad norteña de Amol en enero de 1982. Sin embargo, este levantamiento fue derrotado cuando el régimen inundó el área con enormes fuerzas de seguridad traídas de Teherán y otras ciudades.
La mayoría de los líderes, miembros y partidarios de Sarbedarán y de la UCI fueron arrestados y ejecutados, muchos de ellos al año del levantamiento. Las limitaciones de su línea política e ideológica no les permitieron a esos revolucionarios adoptar la estrategia correcta: de lanzar una guerra popular prolongada en esa situación. Pero la rebelión liderada por estos comunistas revolucionarios fue un rayo de luz en medio de las tinieblas de terror, una fuente de esperanza en el corazón de muchas personas. Su impacto fue tan inmenso que incluso después de casi tres décadas, el régimen islámico todavía está tratando de contrarrestar su influencia en la población.
El reino de terror continuó a lo largo de los años 80. Decenas de miles de comunistas y revolucionarios fueron ejecutados o murieron en combate. Decenas de miles más fueron llevados a prisión; un número aún mayor fueron obligados a exilarse. Pero esto no aseguró el control del poder por el régimen. Después del cese de hostilidades con Irak, Jomeini y su calaña se sintieron una vez más el peligro real. Así que iniciaron otra masacre, aunque la anterior ola de las matanzas apenas se había acabado. Por ese tiempo, los únicos prisioneros políticos vivos eran aquéllos que purgaban largas condenas. Algunos ya habían cumplido las sentencias de cinco a siete años a las cuales habían sido condenados, pero sin embargo no habían sido liberados.
“De repente las visitas para los prisioneros fueron interrumpidas ‘hasta nuevo aviso’. Previamente, a veces a un preso o incluso a una sección entera de la prisión se le negaba las visitas, pero nunca antes las autoridades habían interrumpido las visitas para toda la prisión y, como nos enteramos después, en todos los otros lugares donde se mantenían a los prisioneros políticos. ¿Realmente qué nos esperaba? Ya no nos daban más los periódicos. Una noche, vinieron y también se llevaron la televisión. De esta manera, todos nuestros contactos con el mundo exterior fueron interrumpidos. Incluso a los presos que estaban enfermos ya no se les llevaba al centro médico de la prisión localizado en el edificio viejo... Antes de que las visitas fueran interrumpidas, habíamos oído noticias de la ejecución de varios prisioneros izquierdistas (comunistas). Una vez, en medio de la noche, oímos disparos. Luego, oí tres tiros separados...
“Una noche se llevaron a tres seguidores de la organización Mujaidín. Este fue el primer grupo que se llevaron y nunca regresó... pocos días después otro grupo...” (De Una verdad simple, la memoria de una prisionera política, Monireh Baradaran).
De hecho el régimen ampliamente desacreditado estaba desesperado por mantener al país bajo su control y asegurar su propia supervivencia. El régimen quiso mostrar su fuerza y brutal determinación. También quiso eliminar todo el que estuviera asociado con la revolución, sobre todo estos símbolos vivientes.
Al mismo tiempo, el régimen estaba vengándose de los prisioneros. La mayoría de prisioneros no abandonó la lucha a pesar de ocho años de increíble brutalidad y crueldad. Es verdad que la supresión de la revolución sobre una nación a amplia escala difundió la desesperanza, y que inevitablemente tuvo un impacto en los prisioneros, o al menos en una parte de ellos. Pero aquéllos que incluso en la flor de juventud valoraron la revolución por encima de la vida propia, quienes permanecieron fuertes bajo la tortura mientras sus verdugos temblaban, quienes continuaron luchando lo mejor que pudieran a través de huelgas de hambre colectivas y otros medios incluso en las circunstancias más difíciles, fueron en conjunto una tremenda fuente de inspiración para todos los revolucionarios y el pueblo. Ante esta situación, el régimen buscó una oportunidad de tomar venganza.
En los juicios de pocos minutos, los jueces asesinos les preguntaron a los prisioneros que si estaban listos para repudiar su pasado, delatar y testificar contra sus camaradas y sus organizaciones y dar entrevistas televisivas para confirmar su capitulación. La mayoría se negó. Muchos prefirieron ir ante un pelotón de fusilamiento. Pero algunos prisioneros fueron influenciados en diferentes grados por el ambiente general creado por el retroceso violento de la revolución. La República Islámica intentó hacer mucha propaganda acerca de una minoría que, bajo la presión de la desesperanza en estas circunstancias y bajo la inmensa tortura psicológica y física, decidió no defender la revolución, y un número más reducido que traicionó a sus camaradas. Pero de hecho más que nada este fenómeno reveló la extrema brutalidad del régimen. El martirio de decenas de miles de comunistas y otros revolucionarios en los años 80 y el testimonio sostenido por los miles que sobrevivieron confirman que la inmensa mayoría de los prisioneros resistió la severa brutalidad y ofrendó la vida para defender al pueblo y la revolución.
Durante esos meses y a lo largo de los años 80 los imperialistas ignoraron lo que estaba pasando. Las clases dominantes occidentales a las que les encanta hablar sobre los derechos humanos siempre y cuando sirva a sus intereses políticos, permanecieron calladas. Pero el pueblo iraní recibió el mensaje y lo entendió bien. El silencio ensordecedor era un mensaje rotundo de apoyo al régimen islámico de Irán y una licencia para matar, matar y matar. La mayoría de los organismos de derechos humanos en los países occidentales eligieron no decir nada e ignorar estos crímenes. Amnistía Internacional fue el primero en reconocer esta matanza en un informe… dos años después, en 1990.
El régimen iraní y los imperialistas tienen al menos una cosa en común: un deseo de aplastar el espíritu de un pueblo que se había alzado en revolución.
Pero ellos no han tenido éxito. Desde esa década, la población se ha levantado contra el régimen islámico y sus secuaces de varias formas, aunque normalmente de forma desorganizada. Poco después de esa década llegó a caracterizar la escena política el movimiento rebelde de una nueva generación de estudiantes, a la que las autoridades querían entrenar en los valores islámicos. Esto renovó las esperanzas del pueblo y ayudó a traer un nuevo ambiente. Ha habido luchas espontáneas significativas entre las mujeres, los obreros y otros, y nuevas oportunidades para el trabajo comunista revolucionario.
Desde entonces cada año en septiembre los iraníes dentro y fuera del país conmemoran a sus mártires. Los familiares, amigos y partidarios celebran reuniones conmemorativas, por ejemplo en Khavaran, cerca de Teherán, donde muchos de los prisioneros están enterrados en fosas comunes. Hasta ahora se han celebrado este año, conmemoraciones y otros actos en Estados Unidos, Canadá y Finlandia, Suecia, Francia, Inglaterra y otros países europeos. Este año uno de los paneles durante un seminario de estudios iraníes de cuatro días en Toronto trató el tema de los prisioneros políticos iraníes.
Se planean otras acciones para conmemorar el vigésimo aniversario de la masacre de prisioneros políticos, el 11 de octubre en Londres, París, La Haya (Holanda), Bremen y Düsseldorf (Alemania), y Finlandia. Las inició la Organización de Mujeres 8 de Marzo (Irán/Afganistán). Más información se halla en http://8mars.com (en persa; para ver los textos en inglés, alemán y francés, haga clic en “other languages”).
El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:
29 de septiembre de 2008. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. El secreto alrededor de la ejecución de 10 a 30 mil prisioneros políticos por el régimen de Jomeini en agosto y septiembre de 1988 es un crimen encima de un crimen. En los últimos veinte años, se han escrito docenas de libros y memorias por personas que fueron prisioneros políticos durante esos años, quienes experimentaron las torturas y el terror y fueron testigos de cómo se llevaban a sus camaradas para ejecutarlos. Han logrado revelar algunos aspectos de esos horrores. Sin duda mucho más se hará público en el futuro.
“Un Pasdar (un elemento de los llamados Guardianes de la Revolución) llegó con una lista de nombres en las mano. Nombró a diez prisioneros. Se los llevaron con los ojos vendados. Ninguno de ellos regresó.
“Me nombraron junto con otros prisioneros... luego, lo que recuerdo, es que estaba parado frente a una mesa. Podía ver la mano de alguien. Estaba trajeado. Empezó a interrogarme. Después de preguntar por mi identidad y las acusaciones en mi contra, me preguntó si yo era musulmán. Dije que no, no soy musulmán. Preguntó si yo era marxista. Dije que sí, soy marxista. Luego preguntó si estaba listo para denunciar a mi organización política ante otros prisioneros. Le dije que no. Cuando regresé al pabellón, me enteré que la mayoría de los prisioneros de izquierda había contestado del mismo modo...
“En Evin (la infame prisión cerca a Teherán, construida especialmente por el Cha, para prisioneros políticos), como descubriremos luego, al igual que Gohar Dasht (Teherán) donde estábamos nosotros, los primeros grupos ejecutados en junio de 1988 eran personas que habían sido arrestadas mucho antes pero que todavía no habían sido procesadas y sentenciadas, ni siquiera se les habían levantado cargos. Los ejecutados en el mes siguiente fueron personas que ya estaban cumpliendo cadena perpetua... Después los prisioneros de las secciones 7 y 8 se habían percatado de que durante la noche, y a veces durante el día, grandes camiones nevera estaban saliendo de Gohar Dasht llenos de cuerpos...
“31 de agosto, 8 am... Nos llevaron a todos, con los ojos vendados, a la planta baja. Esperamos allí. Los que estaban esperando al lado izquierdo del corredor ya habían sido procesados y estaban esperando que los ejecutaran. Nosotros estábamos esperando cuando de repente oímos voces fuertes y palabrotas desde adentro del cuarto. La puerta se abrió. Varios Pasdars estaban golpeando a un prisionero, maldiciéndolo continuamente. Naserian (un fiscal auxiliar) le estaba abofeteando en la cara, y el camarada estaba denunciando su Islam de ellos y su brutalidad, maldiciéndolos de par en par y a Eshraghi (el juez principal). Era Ali Raiisy, un prisionero muy conocido. Ésa fue la última vez que lo vi. Fue ejecutado el mismo día...
“La corte olía a sangre. En los últimos dos meses, las personas en esta sala habían estado ocupadas enviando prisioneros al paredón. Naserian estaba nervioso y furioso. Eshraghi estaba detrás de un escritorio al frente mío. Su gran cuerpo gordo cubrió la silla completamente... En Gohar Dasht, había cinco secciones para prisioneros de izquierda. Casi la mitad de los prisioneros de estas secciones fueron ejecutados. Éste era cierto en Evin, también... El mismo mes las autoridades de la prisión reclamaron las pertenencias de los prisioneros ejecutados que nosotros habíamos estado guardando hasta entonces. Habíamos distribuido sus pertenencias entre sus amigos cercanos como recuerdos de ellos; ésta se había vuelto una tradición en las prisiones. Pero también les dimos algunas a sus familiares, para que entendieran lo que había pasado. Como lo entendí, el régimen guardó el secreto de las ejecuciones y estaba filtrándose en las noticias lentamente. Algunas familias no se enteraron de la ejecución de sus seres queridos sino hasta diciembre de ese año, o varios meses después.
“Llamaron a dos, a Vahid Khosravi y a Ahmad Shirazi, a prepararse para irse después de almorzar. Nos habíamos hecho amigos cercanos durante el tiempo que se estuvieron quedando en nuestras celdas. Cuando los llamaron, sin querer empecé a llorar. Les dieron un abrazo a todos los prisioneros en las celdas. Todos supimos que serían ejecutados en una hora. ¿Pero por qué estos jóvenes de 22 y 24 años iban a ser ejecutados? Sólo me caí en cuenta posteriormente de que la mayoría de aquellos ejecutados eran jóvenes particularmente revolucionarios y valientes. Su valor aterró al régimen. Tuvimos nuestro último almuerzo juntos. Antes de que salieran, cantamos La Internacional. En los últimos momentos, antes de que las puertas de las celdas se cerraran, nos miramos prolongadamente a los ojos el uno al otro. Éstas fueron sus últimas palabras: ‘No nos olviden, mantengan vivos nuestros nombres’. Lloré toda esa noche de ese día. Sostuvimos un memorial para ellos, leyendo poesía, esa noche” (de Una batalla injusta, un balance de siete años de reclusión, 1982 -1989, de Nima Paraversh, Thought and Struggle Publications).
“Hacia finales de agosto, obtuvimos un pedazo de periódico de la sección 2. En él leímos que el vocero del Concejo Supremo de Justicia, después de soltar toda clase de calificativos y palabrotas para referirse a los ‘deshonrosos’ comunistas, había exigido la pena máxima para ellos. Dijo que después de los Monafeghin (‘falsos musulmanes’, como el régimen llamó a la organización Mujaidín), ahora le tocaba a los cafres (‘paganos’, en otras palabras, los comunistas).
“Inmediatamente comenzaron a azotar a las mujeres izquierdistas... Una vez por la mañana, en una cama en el corredor, cinco azotes a cada una... la segunda vez al mediodía, a las 4 pm y a las 8:30 pm por la noche y finalmente simplemente antes de la medianoche. Cada mujer recibía 25 latigazos todos los días... En la sala del tribunal, les dijeron que si no se arrepentían, el castigo para una mujer cafre sería ser azotada hasta la muerte” (de Una verdad simple, la memoria de una prisionera en la República Islámica de Irán, por Monireh Baradaran).
“En varias regiones de Irán, había empezado una especie de competencia, para matar a seres humanos, entre los funcionarios y dirigentes del régimen islámico. Cada uno de ellos quiso demostrar a su estimado Imam cuán firme, contundente y rápidamente estaba purgando a la oposición y a los disidentes. En ciudades como Hamedan (aproximadamente 200 kilómetros al sudoeste de Teherán), Rasht (en el norte por el mar Caspio) y Urumieh (al noroeste de Irán), más del 90 por ciento de los prisioneros políticos fueron ejecutados. En Karaj (a 30 km al oeste de Teherán), en noviembre de 1988, se descubrió una fosa común, con 725 personas sepultadas. Se encontraron otras fosas comunes en Teherán, Rudbar y Manjil (ambas al norte de Teherán)” (de Memoria de un ex prisionero en una cárcel de la República Islámica, por Dr. Reza Ghafari, Arash Publications, Estocolmo).
‘‘Que yo sepa, todas las mujeres sentenciadas a la muerte fueron violadas por un interrogador llamado Hamid y su banda. Pero la vergüenza impidió que estas mujeres lo comentaran. Así que Hamid y su banda continuaron esta tortura. No sé cómo este secreto salió a la luz, pero las familias de las prisioneras organizaron una protesta en contra, frente a la prisión. Esa acción animó a las prisioneras a iniciar una huelga de hambre y a continuarla hasta que alguien viniera a investigar. Él (el investigador) dijo que cualquiera que hubiese sido violada debía presentarse y quejarse. Nadie dijo nada. Repitió su solicitud. De nuevo, nadie contestó. La manera en la que habló había enfadado a todos. Dijo, todo este alboroto es inútil, que ‘la contrarrevolución’ (los comunistas y otras organizaciones revolucionarias) estaba interfiriendo y tenían que ser detenidas. Así que, dijo, informaré que ningún caso de violación ha ocurrido.
‘‘El problema fue que nos tomaron por sorpresa. No habíamos hablado sobre esto entre nosotras y no teníamos un plan unido y concreto. Éramos prisioneras de diferentes tendencias. Pero cuando él terminó sus comentarios, Fariba, una de las prisioneras con una voz clara, habló: ¿Quién dice que nuestro silencio significa una respuesta negativa? Yo recalco que la violación es una de las torturas específicas del régimen contra las militantes y las revolucionarias. En ese momento, se dirigió hacia las prisioneras y les dijo: Por favor, considerarán nuestro silencio como una aprobación de esta tortura que todas estamos sufriendo. ¿Cuánto más nuestra vergüenza como mujeres va a permitir que esta tortura nos humille y destruya? Debemos entender que esta violación es un tipo de tortura. El enemigo no ha podido obligarnos a cooperar y a traicionar ni ha podido lograr sus objetivos humillándonos, pero nosotras no debemos sentir vergüenza por lo que nos ha pasado. Debemos manejar esto conscientemente. De hecho esta tortura no nos hace despreciables. Lo que es despreciable es que el régimen nos haya encarcelado. Así que, Señor Investigador, yo quiero decirle que en esta sección de 50 mujeres, ni una, sí ni una, se ha escapado a la violación por el Sr. Hamid y sus socios. Continuaremos nuestra huelga de hambre hasta que se investigue en serio este tipo de violación y tortura, y como usted sabe nuestras familias ya saben sobre esto y seguirán el caso desde afuera” (de... y aquí las jóvenes nunca morirán, por Shahrzad, Nour Publications).
“Ellos han formado un cementerio sin frontera
Donde aquellos que todavía están con vida derraman
Sangre como lágrimas de sus ojos”(Ahmad Shamlou, poeta progresista iraní que falleció en 2000).
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:
22 de septiembre de 2008. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. La triple alianza entre el gobierno colombiano de Álvaro Uribe, los derechistas escuadrones de la muerte (paramilitares) que han asesinado a decenas de miles de personas en las últimas décadas, y el gobierno estadounidense, nunca había sido tan abierta. El general Mario Montoya, comandante del ejército colombiano, que ha sido por años el principal enlace entre los militares de Colombia y Estados Unidos, ha sido señalado como un importante y quizá el principal enlace entre las fuerzas armadas colombianas y los paramilitares.
Estas afirmaciones las hizo un veterano paramilitar en una audiencia judicial a puerta cerrada en Medellín, Colombia. El Washington Post obtuvo un video de su testificación, y el periodista Juan Forero entrevistó en la cárcel a este hombre, Luis Adrián Palacio (Washington Post, 17 de septiembre). Forero escribió que al menos cuatro comandantes paramilitares han hecho testificaciones similares. Funcionarios de la Fiscalía colombiana dicen que Palacio “tiene un alto grado de credibilidad” y que el general Montoya debería ser investigado, con miras a una acusación.
Montoya estaba oficialmente a cargo de administrar las enormes cantidades de dinero que los EUA han canalizado para las Fuerzas Armadas de Colombia, sumas que, en términos del apoyo estadounidense, las han puesto en la misma liga de los militares israelíes y pakistaníes. Montoya es un visitante frecuente de los EUA, y es bien conocido en Washington. Recibió entrenamiento y al menos una medalla de los EUA. Cuando el periódico le pidió al Subsecretario de Estado de EUA para asuntos exteriores, Thomas A. Shannon Jr, que comentara sobre estas afirmaciones, dijo, “Él es un gran comandante de campo. Lo ha hecho muy bien contra las FARC”. Los EUA operaron por intermedio de Montoya para orquestar el rescate en julio pasado de Ingrid Betancourt y otros rehenes que mantenían las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) (Washington Post, 3 de julio). El funcionario estadounidense admitió que su gobierno es consciente de las acusaciones desde hace tiempo sobre las conexiones de Montoya con los paramilitares, pero dijo que “no ha encontrado nada que las apoye”.
En realidad, hay evidencia de que el gobierno estadounidense no solamente sabe mucho acerca de las conexiones entre los paramilitares y el gobierno colombiano, sino que en primer lugar organizó dichas conexiones. Esto ha sido ampliamente investigado y descrito en muchos documentos, incluido el informe “Redes de asesinos en Colombia”, hecho por Human Rights Watch en 1996. (También se puede ver la muy documentada entrada de Wikipedia “Paramilitarismo en Colombia” y colombiajournal.org).
El movimiento paramilitar en Colombia al igual que las FARC, tiene sus raíces en la guerra civil que estalló inicialmente entre los partidos Conservador y Liberal en 1948 y que desde entonces ha continuado con diversa intensidad, principalmente en el campo. Los bien armados mercenarios de derecha de hoy son descendientes del plan LASO, implementado por el presidente de EUA John F. Kennedy a principios de la década de los 60 cuando los militares estadounidenses trabajaron con las fuerzas armadas locales para conformar milicias civiles que combatieran a los movimientos radicales y pro soviéticos en América Latina. En Colombia, esto significó la organización de escuadrones de la muerte liderados por terratenientes para librar una guerra sucia contra el movimiento guerrillero de esa época, basados en el campesinado. A mediados de la década de los 60, buena parte de ese movimiento evolucionó hacia las FARC, dirigidas por un partido pro soviético cuya estrategia era utilizar la lucha armada para llegar a un tipo de régimen reformista (y de alguna manera pro soviético) que los EUA estaban decididos a evitar en su autoproclamada “esfera de influencia”, como ocurrió en Guatemala (el golpe de la CIA de 1954 y la guerra genocida en el campo liderada por EUA entre 1966 y 1996, un modelo para los asesores militares estadounidenses en Colombia), en Chile (el golpe de la CIA de 1973), en Granada (invadida en 1983), en Nicaragua (en donde los brevemente exitosos rebeldes fueron aplastados por la “Contra”, escuadrones de la muerte organizados por los EUA y financiados con el tráfico de droga, y por el bloqueo de EUA y luego dejando que salieran con el voto) y en El Salvador (donde una guerra civil a finales de la década de los 80 y comienzos de la de los 90, fue muy similar a la de Colombia).
En 1985, las FARC, que siempre han buscado un acuerdo negociado a la guerra y compartir el poder con las clases dominantes tradicionales del país, llegaron a un acuerdo con el gobierno colombiano y trataron de convertirse en un partido político legal. Los paramilitares en alianza con la policía y el ejército asesinaron a al menos un mil de sus activistas públicos y a sus candidatos a elecciones en varios niveles —incluidos dos candidatos presidenciales— antes de que el llamado proceso de paz llegara a su fin. (Otro elemento en la estrategia reformista armada de las FARC ha sido la esperanza y algunas veces el logro en conseguir el respaldo europeo, ya que el capital europeo ha estado contendiendo cada vez más con el de EUA en América Latina. El reaccionario secuestro y los largos años de cautiverio de la política colombo-francesa Betancourt se convirtieron en un cínico pretexto para varios años de contactos y negociaciones entre las FARC y el gobierno francés. El colapso de esa esperanza, y ahora el visible fin del apoyo de la Venezuela de Hugo Chávez, son factores que inciden en las actuales dificultades de las FARC),
La organización que con el tiempo vino a dominar el movimiento paramilitar, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), representan una confluencia de los viejos y nuevos terratenientes (con algunos barones de la droga adquiriendo grandes cantidades de tierra, y algunos terratenientes moviéndose hacia el negocio de la droga), con los militares y con los sectores público y privado de EUA. La compañía bananera estadounidense Chiquita Brands admitió que financió a las AUC desde su fundación en 1997 hasta cuando éstas aceptaron una amnistía del gobierno y se desmovilizaron oficialmente en 2003. Un congresista estadounidense que se reunió con los líderes de la AUC dice que ésta es apenas “la punta del iceberg” en términos del apoyo privado estadounidense a los paramilitares. Estos escuadrones de la muerte han ayudado a compañías extranjeras a controlar la militancia de los trabajadores en las plantaciones, las fábricas, en las instalaciones de petróleo y de gas y en otras áreas de la economía.
Pero ha sido el gobierno estadounidense, actuando por medio de los militares y de la CIA, el que ha entrenado, armado y dirigido a estos paramilitares, tanto en forma directa como por medio de de las fuerzas armadas de Colombia. El informe de The Human Rights Watch, que está basado en una entrevista con el agregado militar norteamericano en Bogotá, ya retirado, describe la formación en 1996 de un equipo conformado por el Grupo Militar de la Embajada estadounidense, el Comando Sur de las fuerzas armadas estadounidenses, la CIA y otras agencias norteamericanas, para conformar una red secreta de civiles (incluyendo oficiales retirados del ejército), bajo el mando de militares en servicio activo. El informe concluye que aunque “no todos los paramilitares están íntimamente relacionados con los militares”, la colaboración establecida era “un mecanismo sofisticado, apoyado en parte y durante años con información, entrenamiento, armas y con el silencio oficial de los Estados Unidos, que permitieron que el ejército colombiano librara una guerra sucia y la oficialidad colombiana lo negara”.
Sería difícil exagerar las atrocidades cometidas por las AUC. Uno de sus comandantes, Ever Veloza (alias H.H.), quien confesó haber matado a casi mil personas y dio detalles sobre el asesinato de 6.000 personas, solamente por su milicia en coordinación con el ejército, dijo que el 90 por ciento de las víctimas no tenían nexos con la guerrilla (Washington Post, 19 de agosto). A Mapiripán, en el departamento del Meta, en 1997, miembros de las AUC llegaron con una lista de nombres proporcionada por informantes. Fueron casa por casa, llevaron a la gente a la plaza central, y los torturaron hasta la muerte —cortándolos en pedazos con machetes o motosierras y botaron al río los restos (y algunas veces los desmembrados aún estaban vivos). Mataron aproximadamente diez personas diarias, durante cinco días. Los funcionarios locales llamaron varias veces al ejército durante ese tiempo, pero el ejército no llegó hasta que las AUC se hubieron ido. El general que posteriormente fue acusado de planear la masacre, acababa de finalizar su entrenamiento con los Boinas Verdes del ejército norteamericano que operan en Colombia. En el Alto Naya, en Cauca, en 2001, 90 miembros de las AUC asesinaron a unas 120 personas, también con motosierras y machetes. Una unidad del ejército que estaba cerca se negó a intervenir. En Betoyes, en el mismo departamento, en el año 2003, las AUC atacaron una comunidad indígena, violando y asesinando niñas y mujeres de la forma más horrible. Amnistía Internacional informó que el ejército apoyó la masacre. (Diversas publicaciones de derechos humanos y otras, citadas en el artículo de Wikipedia). Estos paramilitares también han estado activos en las barriadas pobres de Medellín, donde han llevado a cabo los que algunos consideran una campaña de genocidio contra los jóvenes, en Bogotá y otras ciudades, asesinando a activistas políticos, abogados, académicos, sindicalistas y otras personas, creando un clima de terror político.
El año pasado, Los Ángeles Times reveló un informe de la CIA sobre los nexos entre los militares colombianos y los paramilitares, en el que se describen las masacres que ocurrieron en Medellín en 2002, durante una ofensiva anti FARC llamada “Operación Orión”. El general Montoya comandó al ejército durante esta operación. El informe cita a un informante que dice que las órdenes para la ofensiva fueron firmadas en conjunto por Montoya y por el líder paramilitar Fabio Jaramillo, un subordinado del sucesor del capo de la droga en Medellín, Pablo Escobar. La CIA no quiso confirmar ni negar la autenticidad del informe, sino que en lugar de esto atacó al periódico por “afectar en últimas nuestra capacidad de proteger a los americanos” (Los Ángeles Times, 27 de marzo de 2007). Las acusaciones de que Montoya estaba vinculado con los paramilitares vienen de hace unos treinta años, cuando como joven teniente comenzó su ascenso hacia los grados más altos del ejército. En esa época sirvió en el Batallón de Inteligencia y Contra Inteligencia (BINCI), una unidad que lideró una campaña de bombas, asesinatos y desaparición de detenidos. Que esto al menos fue conocido por las autoridades norteamericanas de entonces, si no es que fue obra suya, quedó claro hace poco con la desclasificación de un informe anteriormente secreto de la Embajada estadounidense en Bogotá (“La verdad sobre la Triple A”, Archivo Nacional de Seguridad de la Universidad George Washington, www.gwu.ed).
Aunque las acusaciones sobre Montoya son especialmente reveladoras, él es, después de todo, sólo el jefe del ejército. El gobierno de Uribe no es menos un “activo” norteamericano que el general, y no está menos envuelto a fondo con las AUC y otros paramilitares. En los últimos dos años, el hermano de Uribe, un primo, su vicepresidente, su ministro de defensa, el jefe de su partido y docenas de parlamentarios miembros de su partido, han recibido acusaciones formales y/o condenas por complicidad con las AUC. Se ha afirmado que los paramilitares celebraron reuniones secretas en la finca de Uribe. Acusaciones que vienen de diferentes partes, algunas de ellas incluidas en los informes de inteligencia estadounidenses, han trazado vínculos de toda la vida entre Uribe y su familia con Pablo Escobar y otros capos narco-paramilitares de Medellín. (Despacho de la Agencia Americana de Inteligencia de Defensa, incluido en 1991 en el Archivo Nacional de Seguridad). Independientemente de las disputas internas de las clases dominantes que pueda haber detrás de las decisiones de los jueces, de políticos del propio partido de Uribe y otros miembros de la clase política de Colombia para atacarlo, Uribe ha reaccionado atacando al poder judicial y tratando de amasar aún más poder en manos del ejecutivo. Las masivas marchas contra el “terrorismo” en muchas ciudades de Colombia a principios de este año son parte de los esfuerzos de Uribe por legitimar y reforzar estos intentos.
En vez de criticar o cortar nexos con gente como Uribe y Montoya, los EUA están ahora trabajando para protegerlos del sistema judicial colombiano. Lo que los EUA han publicitado como un esquema para llevar a los barones de la droga colombianos ante la justicia está diseñado para hacer exactamente lo contrario: extraditar a los líderes de las AUC a las cárceles de los EUA donde los colombianos no podrán cuestionar a estos asesinos que usaron la droga para financiar sus operaciones, silenciando por tanto el perjudicial caudal de testimonios sobre el eje EUA/Uribe/paramilitares….
Las AUC se disolvieron (al menos oficialmente, aunque hay indicios de que algunas de sus bandas asesinas aún están operando) no porque el gobierno les haya propinado golpes sino porque el mismo gobierno que secretamente les pagó a estos mercenarios por combatir, ahora públicamente les ofrece pagarles para que paren. A diferencia de a las FARC, a ellos se les permitió unirse al establecimiento político. Cuando las AUC se disolvieron formalmente, sus comandantes se sometieron a arresto con la expectativa de que rápidamente serían absueltos y reciclados en la vida civil. Pero su destino legal se ha ido complicando más de lo que ellos y el régimen de Uribe esperaban. Algunos de ellos languidecen en prisión, donde han hablado con investigadores civiles. En mayo pasado, actuando sin avisar y ante el asombro general, Uribe sacó de una prisión en Medellín al principal comandante de las AUC, y a 14 de sus colegas de mayor rango, y los envió a los EUA. Más recientemente los EUA se han movido para extraditar al mencionado Veloza, uno de los más de veinte altos mandos de las AUC que testifican ante el proceso judicial especial conocido como “Justicia y Paz”, quien “contó cómo los escuadrones de la muerte que él ayudó a formar fueron apoyados por oficiales del ejército y por importantes políticos”.(Washington Post, 19 de agosto) En ese artículo, el periodista Forero escribió, “Otros quince altos comandantes paramilitares han sido extraditados a EUA, generando importantes preocupaciones entre los investigadores colombianos, los grupos de derechos de las víctimas y organizaciones como Human Rights Watch, todos los cuales dicen que las complejas investigaciones sobre los crímenes de los paramilitares quedan en el aire. Con casi todos los altos comandantes en cárceles de EUA, sostienen, los investigadores y fiscales colombianos han perdido sus fuentes más informadas sobre los grupos paramilitares”.
Sin embargo, es muy cierto que el desenmascaramiento de Montoya y los otros tendrá mucho efecto por sí mismo. La colaboración de las fuerzas armadas con los paramilitares no ha sido un secreto para millones de colombianos que han sufrido a manos de estos. Se calcula que un diez por ciento de la población ha sido desplazada en forma violenta, forzada a salir del campo por estas bandas armadas aliadas. Sus asesinatos y su terrorismo han alcanzado cada rincón de la sociedad colombiana y ayudaron a dar forma a buena parte del panorama político y económico del país, incluyendo el crecimiento de la agroindustria, y otras formas de la expansión capitalista. En una palabra, los paramilitares, con sus raíces en el semifeudalismo, han constituido un factor esencial en la preparación del terreno para el desarrollo capitalista del país, subordinado al imperialismo, pero real. Se puede decir que la legitimación de las elecciones y la eficacia de los escuadrones de la muerte (incluido el escuadrón de la muerte conocido como las Fuerzas Armadas de Colombia) han sido dos pilares gemelos de la tan cacareada, y dominada, por el imperialismo democracia colombiana.
En su declaración del 1º de Mayo titulada “Tener las miras en la meta del comunismo”, el Grupo Comunista Revolucionario (GCR) de Colombia, describe este proceso: “aumenta vertiginosamente la concentración de la tierra, ya no sólo en manos de los terratenientes tradicionales y de los narcoparamilitares, sino de los capitalistas locales e imperialistas que buscan el desarrollo de la industria de biocombustibles; aumenta el desplazamiento forzoso; el país se subordina más al imperialismo —principalmente yanqui pero también europeo, japonés y australiano— no sólo en lo económico sino en lo político, lo militar y hasta lo jurídico. Para las clases dominantes, terratenientes y capitalistas aliados y apéndices del imperialismo, la ‘salida’ a la crisis, es decir, la solución de los problemas que les impide explotar más y con menos resistencia (no la solución de los problemas de la mayoría) es la mayor represión, legal e ilegal, buscando no dejar siquiera respiro a las luchas del pueblo, desarrollando más la tendencia a la fascistización.
“Con los medios de comunicación convertidos en desvergonzados aparatos de propaganda del régimen hambreador y genocida de Uribe, han logrado ganar los corazones y las mentes de un sector importante de las clases trabajadoras, de ninguna manera ha implicado la claudicación de sectores del pueblo también importantes, lo que ha agudizado la polarización actual como se vio incluso en las gigantescas marchas del 4 de febrero (convocada por el gobierno y sus áulicos) y del 6 de marzo (convocada por la oposición de diverso tipo). La polarización que se requiere tiene que ser de otro tipo, exige pasar de la resistencia a la revolución“.
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El “factor Palin”:
“Si pensaste que tras la pesadilla de los años de Bush y la euforia de la Convención Demócrata, el péndulo político del país ahora está yendo hacia la ‘izquierda’...
“Si pensaste que el odio al régimen de Bush es tan amplio y tan implacable que una versión con nueva envoltura del mismo no podría contender en serio para la presidencia...
“Si pensaste que los teócratas cristianos fundamentalistas ya eran cosa del pasado...
“Entonces seguramente la Convención Nacional Republicana (CNR) te despertó con una sacudida espeluznante. (“La Convención Nacional Republicana de 2008: Desfile de pit bulls”, de Alan Goodman, Revolución en línea, 24 de septiembre de 2008)
Sarah Palin salió de esa convención como una autodenominada “pitbull con lápiz labial” que azuzaba a sectores de la clase media en apoyo a expresiones cada vez más virulentas de los valores tradicionales de los “pequeños pueblos” norteamericanos de ignorancia arrogante, intolerancia, racismo implícito si no explícito y hiperpatriotismo, justificados por el cristianismo fundamentalista y ligados a este.
En las últimas semanas de las campañas presidenciales en Estados Unidos, en un momento de gran tumulto e incertidumbre en los frentes económico, social, político y moral, “se ha puesto los tacones y se acabaron las contemplaciones”. Los actos de campaña de Palin apalean a los “liberales” y a los “cosmopolitas”, critican a los “medios grandes” y cuestionan implícitamente el que siquiera se debiera considerar a Obama como candidato presidencial legítimo acusándolo de “andar de cuate con terroristas”. En sus actos, las multitudes acosan y desafían a los reporteros y la mera mención del nombre de Obama en sus propios actos y aquellos de McCain genera coros de “mentiroso” y “traidor”.
Apenas un milímetro debajo de la superficie de este ambiente están las insinuaciones, gritos y guiños del público de que el verdadero problema en este país es el pueblo negro y los inmigrantes, con un tono ominoso y peligroso que trae recuerdos de cómo en la historia han azuzado a los blancos pobres y de la clase media a cometer pogromos racistas violentos contra los negros.
Cuando Adolfo Hitler azuzó al furibundo “volk” (la “plebe” en alemán) en contra de los “cosmopolitas” (lo que en Alemania en ese entonces se manifestó de manera extrema y concentrada en los ataques contra los judíos), se llamaba el fascismo.
¿Cómo se le llamaría en Estados Unidos?
Este movimiento fascista ha surgido en algunos sentidos de manera espontánea en la actual situación, pero principalmente ha recibido gran promoción desde importantes sectores de la clase dominante. Las fuerzas que hoy están agrupadas en torno a Bush han estado acumulando impulso en la sociedad durante décadas una estructura o infraestructura en la sociedad que podría inclinar esta sociedad hacia una clase fascista de sistema en caso de que llegara ese momento. Es una labor que a propósito busca formar una base de millones de personas que se asustan ante la idea de tener que pensar, que no pueden ocuparse de la complejidad de la sociedad moderna, que quieren respuestas absolutas y simplonas a las complejidades de esta sociedad.
¿Quién es Sarah Palin? Sus estrafalarias creencias basadas en una interpretación literal de la Biblia la ubican claramente en la categoría de “chiflada religiosa”. Mediante las iglesias a que va y en que busca su guía espiritual está asociada con una de las formas más extremas del cristianismo fundamentalista, o sea, el dominionismo, cuyo programa para el país es el de establecer un gobierno fascista religioso.
Sarah Palin no simplemente se opone al aborto; se le opone incluso en las circunstancias más extremas de violación e incesto. Es un miembro activo de Feministas Pro Vida, un grupo contra el aborto que también se opone al control de la natalidad. Ella se opone a todos los derechos para las parejas gay, y la iglesia a que va patrocinó un acto para “convertir” a los homosexuales a la heterosexualidad mediante oraciones. Ella no duda en que la teoría de la evolución esté mal, pese a la certeza de que su explicación del desarrollo de todas las formas de vida es uno de los hechos más fundamentados de todas las ciencias y constituye la base fundamental de toda la medicina moderna.
Al amparo de los “derechos de los estados” y “el control desde las localidades”, quiere que se enseñe el creacionismo en las escuelas públicas: que dice que la tierra tiene seis mil años de edad, y no los miles de millones de años de edad que establecen las ciencias, y que los seres humanos y los dinosaurios vivían sobre la tierra al mismo tiempo, y no con una separación de millones de años tal como todas las evidencias científicas corroboran. Tampoco duda de eso porque dice que una vez vio una foto de una huella humana dentro de la huella de un dinosaurio. Dice que salió ganando en la campaña a gobernador del estado de Alaska gracias a las oraciones por ella en su iglesia en 2005 por un ministro africano, quien también oró por que ella tuviera protección contra la brujería. Palin también cree que la guerra de Irak, y las perforaciones para el petróleo en Alaska, son la “voluntad de Dios”.
Aparte de guiarse por un punto de vista y creencias que están extremadamente desligados del mundo real, Palin es parte de un movimiento que cree que las personas como ella tienen un mandato para imponer esas creencias sobre el mundo.
Las creencias y las conexiones religiosas de Palin, las iglesias a que va y de las cuales recibe orientación por parte de ministros fundamentalistas extremos, se basan en las formas más extremas del fundamentalismo cristiano, un movimiento dominionista resurgente que se llama La Tercera Ola del Espíritu Santo o la Nueva Reforma Apostólica. Es el mismo movimiento de “Guerra Espiritual” que sale en la película Jesus Camp. En esa película, entrenan a niños para “dar pelea por el Señor”. Este movimiento rechaza cualquier separación entre estado e iglesia, y dice que los creyentes tienen un mandato decretado por dios de eliminar el mal en el mundo. Están organizando a los jóvenes en el “Ejército de Joel”, que consideran que según las profecías, será una fuerza militar de jóvenes listos para la batalla final con un mandato divino de imponer a la fuerza el “dominio” cristiano sobre los no creyentes. Hace poco celebraron una serie de actos en estadios en Lakeland, Florida, que duró al menos cien días, que atrajo a decenas de miles de jóvenes de todo el mundo.
Los medios grandes (a los cuales Palin critica) la han tratado con guantes de seda, elevándola a la categoría de superestrella. Comparen la falta de indignación ante las conexiones y los antecedentes de Palin con la manera en que los medios pusieron en primera plana la relación de Obama con el reverendo Wright a tal extremo que Obama tuvo que renunciar a su relación con él. Piensen también en cómo los medios grandes marginan a gente como Dennis Kucinich, Ralph Nader o Cynthia McKinney, tratándolos como candidatos marginales que no son dignos de consideraciones serias, a la vez que en general presentan a Palin como una candidata perfectamente creíble. ¿Dónde, en contraste con la alharaca sobre el reverendo Wright, están las críticas mediáticas a las creencias reaccionarias estrafalarias de Palin, sus peligrosas conexiones a militantes fascistas religiosos de derecha y su campaña de vilipendios personales a sus contrincantes? ¿Y qué nos dice todo esto sobre los parámetros del pensamiento político aceptable hoy por hoy?
¿Y qué tiene que decir Obama sobre Palin? He aquí un ejemplo muy claro del mensaje y el papel generales de la candidatura de Obama. El mensaje de Obama de “superar las diferencias” es un llamamiento a acomodarse y conciliar las fuerzas de polos opuestos en la sociedad: aquellos que creen en el derecho de la mujer al aborto, por ejemplo, y aquellos que exigen que se obligue a las mujeres a dar a luz en contra de su voluntad. O aquellos que consideran que la opresión histórica y de hoy del pueblo negro es un crimen y una barbaridad de un lado, y del otro, aquellos que celebran la supremacía blanca y culpan a los que han estado oprimidos y explotados aún más que ellos mismos, por sus actuales penurias económicas y por el hecho de que el mundo que han conocido se está viniendo a pedazos.
El que tal chiflada, quien no es inofensiva, sino es una fundamentalista religiosa extrema que cree que tiene un mandato de llevar a cabo el “designio de Dios” y que se está preparando para los “tiempos del fin”, pueda llegar a estar en una posición para ser la vicepresidenta de Estados Unidos, y el que Obama y los demócratas no cuestionen esto directamente, ni tampoco lo hagan los medios grandes ni “liberales”, pone al descubierto la bancarrota moral absoluta de este sistema y de la clase dominante de este país. Y revela de nuevo que no es la población la que elija al gobierno mediante elecciones sino la clase dominante y que sus medios de ella juegan un papel importante al respecto, manipulando y determinando quiénes son los candidatos “legítimos” y cuáles son los temas “legítimos”, y qué constituye y qué no la ilegitimidad en la política, y que en general establece los límites en que se permite que la población tenga un papel echando papeletas de pe a pa dentro de esos confines.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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De un lector:
Con coros de “Criminal de guerra, criminal de guerra”, 300 estudiantes de Claremont College protestaron por un discurso de Karl Rove el 16 de septiembre e impidieron que saliera del edificio hora y media después del discurso. Logró escabullirse solamente después de que sus agentes de seguridad trajeados tumbaron una puerta, empujaron y jalonearon por entre la multitud que impedía su salida y en una frenética carrera hacia el coche que estaba a la espera, huyeron a toda velocidad y casi arrollaron a unos manifestantes además de unos estudiantes que no eran parte de la acción. El jefe de seguridad de la escuela roció con espray de pimiento a varios estudiantes.
Un estudiante que participó en el acto lo describió como “muy estimulante” y estaba muy exaltado porque los “estudiantes lograron celebrar una protesta muy exitosa”.
Rove contaba con una invitación a hablar en el Ateneo Marian Minor Cook del Claremont McKenna College sobre “La política y la presidencia”. Este plantel es uno de cinco, y es el más conservador, de los cinco planteles, y está ubicado a 65 km al este de Los Ángeles. Durante la semana previa al discurso, más de 30 estudiantes de todos los planteles celebraron dos reuniones para planear la acción.
Por el atardecer, marcharon de manera combativa hacia el lugar donde Rove iba a hablar, al ritmo de tambores y coros que denunciaban la criminalidad de Rove en materia de tortura y guerra. Una persona vertió tinta roja de piscina (que no es tóxica) en una laguna al costado del edificio donde hablaba Rove, en representación de la sangre de aquellos que han perdido la vida en Irak. Mientras que Rove hablaba adentro, los estudiantes realizaron un taller, en que algunos profesores expresaron sus “puntos de vista alternativos sobre la política y la presidencia”. Los manifestantes portaban carteles contra la tortura, la guerra de Irak y las “mentiras, engaños y terror” del régimen de Bush. Colgaron mantas de “criminal de guerra” de la parte superior del auditorio. Pusieron un micrófono abierto para que los manifestantes pudieran expresarse y un individuo cantó:
“Arquitecto de terror
arquitecto de odio
metan al tipo al bote
enciérrenlo para siempre”
A pesar de que muchas gentes de la escuela trataron de decir que este era solamente un pequeño grupo de solamente uno de los planteles, asistieron estudiantes de todos los planteles (Pomona, Pitzer, Scripps, Claremont McKenna y Harvey Mudd), junto con vecinos de la comunidad.
Los manifestantes se organizaron en grupos para bloquear todas las entradas del edificio y rodear los coches estacionados cerca de donde pensaban que iban a recoger a Rove y llevárselo. Aun cuando la vigilancia de Rove creía que había encontrado una salida cruzando un segundo nivel a otro edificio, los estudiantes lograron reunirse para bloquear las puertas de ese edificio.
Los manifestantes se sentaron delante de las patrullas de la policía para impedir que se usaran para sacar a Rove. La policía de Claremont estaba vestido en pleno equipo antimotín con espray de pimiento a la espera, a fin de intimidar a los manifestantes. En un momento, las agentes trataron de arrestar a una estudiante, pero todos los estudiantes se entrelazaron los brazos e impidieron el arresto. Cuando Rove abandonó el edificio, unos estudiantes trataron de hacerle un arresto ciudadano por “crímenes de lesa humanidad” pero la chota de Claremont los bloquearon.
La acción recibió cobertura en el Los Angeles Times así como de todos los diarios de la región, y en la esfera digital. En respuesta a los ataques a los estudiantes de parte de Charles Johnson de la escuela en el portal del Los Angeles Times por tratar de interrumpir el discurso de Rove, un alumno del plantel Pitzer respondió en línea: “Puede que moleste admitirlo, pero esta protesta es completamente aceptable, sobre todo en vista de la larga lista de delitos que se han adjudicado al señor que vino a hablar”.
La acción animó mucho a los estudiantes. Después, de 30 a 40 alumnos se reunieron para hablar de lo sucedido esa noche y determinar “cómo mantener y continuar la energía” de lo que se creó en la acción. Un alumno que participó dijo: “Queremos llevarlo más allá de puras pláticas sobre lo que hay de malo imbuyendo nuestras acciones de un sentido de acción, que no solo van contra la guerra de Irak, sino abarca los derechos de los trabajadores, la oposición a los Minutemen y otros asuntos”.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:
8 de septiembre de 2008. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. El 22 de agosto las fuerzas de la coalición que dirigen los Estados Unidos anunciaron que en una operación la noche anterior asesinaron de 30 a 35 talibanes en los pueblos de Azizabad-Nawabad, distrito de Shindand, al noroeste de la provincia de Herat, cerca a la frontera de Irán. De acuerdo a este anuncio, el enfrentamiento empezó cuando tropas de la coalición que se acercaban a arrestar un comandante talibán llamado Mullah Saddiq fueron emboscadas. Según las autoridades del ejército norteamericano, sus tropas respondieron con armas ligeras y granadas propulsadas por cohete (RPG) y que luego mandaron llamar “apoyo aéreo cercano” en defensa propia. La llamaron una “operación exitosa”, y 24 horas más tarde declararon “seguir confiados” de no tener víctimas civiles. (BBC, 27 de agosto)
Pero esta historia no tardó mucho para que se comprobara falsa, como los familiares encontraran entre los escombros al día siguiente los cuerpos de los muertos y heridos. Había muchos niños. Los pobladores furiosos expresaron su indignación, gritando “muerte a Estados Unidos” y otros lemas y lanzaron piedras a los soldados de Afganistán al mando de los Estados Unidos y la OTAN estacionados en el área. Las tropas del ejército afgano dispararon y asesinaron al menos un manifestante. Después los pobladores mostraron a los periodistas los edificios demolidos y las pertenencias de las víctimas, la mayoría eran juguetes, ositos de peluche, ropa de niños y otras cosas. A medida se corría la noticia de muchos muertos y heridos, la furia del pueblo creció y sentimientos en contra de la ocupación empezaron a incendiar todo el país.
En otras ocasiones del pasado, Hamid Karzai, el presidente del gobierno títere instalado por occidente, criticó las fuerzas de la coalición y organizó una comisión para investigar el asunto, sin ningún resultado. Por ejemplo, los norteamericanos bombardearon el 6 de julio la celebración de una boda en la provincia de Nangarhar al este, asesinando 47 personas. Pasaron dos meses y la comisión no ha presentado un reporte público ni dicho cuando lo hará. Como la cobertura de esta nueva masacre domina los medios, no puede simplemente repetir esta maniobra. Pretendiendo ser más serio, despide a dos altos comandantes del llamado Ejército Nacional de Afganistán que tomaron parte en la operación con las fuerzas de la coalición. También nombró una comisión de investigación del asunto y la mandó indagarlo rápidamente, y también lo hizo esta vez.
Esta comisión de Kabul dijo que el ataque aéreo de los Estados Unidos causó la muerte de al menos 96 personas, entre estas “60 niños entre 3 y 16 años de edad, asesinados mientras dormían”. (International Herald Tribune, 27 de agosto)
Las autoridades de Estados Unidos aún no admiten los hechos y sin vergüenza reconocen que indirectamente aprovecharon el descrédito que ellas mismas han traído para Karzai –como su lacayo– para impugnar este reporte, mientras Karzai por su parte trató de usarlo para distanciarse de esta operación y de los ocupantes.
El reto más fuerte para los Estados Unidos en su intento de negar todo este asunto, viene de las Naciones Unidas, al menos en la medida en que a los medios occidentales y la opinión pública les importe. El 16 de agosto, el enviado especial de la ONU para Afganistán Kai Eide emitió un comunicado sobre una investigación de una misión de la ONU en el lugar de los hechos. Citando evidencia material, minuciosas entrevistas a testigos oculares y videos de celulares, el enviado, un diplomático de carrera noruego reconocido internacionalmente, concluyó que al menos 60 niños, 15 mujeres y 15 hombres fueron asesinados por fuego aéreo durante una operación en que soldados de la coalición y del ejército afgano entraron al pueblo. (Reuters, 26 de agosto)
Los Estados Unidos aún se rehúsan a aceptar este reporte. Por fin las autoridades militares norteamericanas dijeron que condujeron una investigación y admitieron que “cinco-siete” civiles murieron. En las siguientes dos semanas continuaron insistiendo que los pobladores estaban “difundiendo propaganda de los talibanes”: que han fabricado evidencias y “embaucado” a los investigadores de la ONU. (The New York Times, 8 de septiembre)
Finalmente, en medio de una seria turbulencia política en Afganistán y mayor descrédito, al menos en algunos círculos del occidente, debido a la circulación de los videos y el trabajo de los reporteros que fueron al lugar de los hechos después de la divulgación del reporte de la ONU, los Estados Unidos respondió. El 7 de septiembre, el comandante superior de Estados Unidos en Afganistán, David McKiernan, pidió que se reabriera la investigación norteamericana.
En realidad las masas y las fuerzas revolucionarias en Afganistán creen que el número de personas asesinadas es mucho mayor que el reportado por el gobierno afgano o la ONU. Un comunicado emitido por el Movimiento de la Juventud Revolucionaria de Afganistán el 28 de agosto describe lo que pasó en el área de Shindand, donde está localizado el pueblo:
“El bombardeo empezó a las 2 AM en la mañana del viernes 22 de agosto y continuó hasta las 7 AM. El resultado fue un enorme desastre. Como a eso de las 10 AM ese día, 120 cadáveres fueron sacados de las casas en ruinas y esto continuó hasta las 3 PM ese día. La dimensión de la destrucción era tan inmensa que dificultó los esfuerzos de rescate de la gente sin el apoyo de buldózeres y otros equipos mecánicos pertenecientes a la constructora del aeropuerto regional. Soldados del Ejército Nacional del régimen títere y los invasores imperialistas completamente sitiaron toda la región. El ejército cerró todas las entradas al área. La OTAN y las fuerzas especiales de los Estados Unidos bloquearon los caminos al aeropuerto de Shindand.
“En una entrevista, los aldeanos que incansablemente ayudaban a sus vecinos dicen estar completamente asombrados por el número de pobladores muertos. De acuerdo a las cifras recogidas del sitio, los muertos reconocidos incluyen 168 personas, principalmente niños y mujeres, y 240 estaban heridos… Sin embargo, el régimen títere desvergonzadamente anunció el número de muertos como 96”.
Contradiciendo lo dicho de las fuerzas de la coalición dirigida por Estados Unidos de que el incidente ocurrió mientras trataban de capturar a un líder taliban, este volante describe las circunstancias así: “Era el primer aniversario de la muerte de un influyente comandante llamado Taimoor. Desde la noche anterior, su hermano se preparaba ese viernes para su entierro. Cuando el cocinero y otros ayudantes y sirvientes preparaban la conmemoración, aviones norteamericanos llegaron y demolieron las casas vecinas”.
El recuento dado más tarde por la reportera del New York Times Carlotta Gall, que fue al pueblo, a grandes rasgos dice lo mismo acerca de las circunstancias de los asesinatos. (8 de septiembre). Un poblador le dijo que un civil afganistaní que acompañaba a los soldados norteamericanos buscó y asesinó a su hermano. Un hombre que se decía Mullah Sadiq, el presunto blanco de las redadas dirigidas por Estados Unidos, llamó a una estación de radio después del ataque y dijo que no había estado en el pueblo. Como muchos familiares del hermano, “la familia más prominente del pueblo”, trabajan para una compañía privada de seguridad norteamericana y la policía afgana, queda implícita esta posible explicación: que los Estados Unidos en la lucha entre los señores de la guerra tomó el lado contrario de la familia. Su artículo concuerda que casi todos los muertos dormían sobre los tejados o debajo de los mosquiteros en los patios cuando fueron golpeados por varias ráfagas de fuego aéreo.
Mucha gente ha sido asesinada en tantas redadas aéreas norteamericanas que muy pocos en Afganistán creen en las afirmaciones de Estados Unidos y la OTAN de que fueron solamente “errores”, tal como desafortunadamente lo puso un informe de Human Rights Watch, cometidos durante la persecución a los combatientes talibanes. Karzai sabe que el número creciente de personas que han perdido la paciencia con la brutalidad de los invasores, no solamente en las áreas pashtas al sur y al este donde surgió el Talibán, sino también en otras regiones étnicas donde los Estados Unidos y sus aliados contaban con algún apoyo popular o cierta tolerancia por la ocupación.
Por eso Karzai y otros funcionarios del gobierno afgano han criticado las redadas aéreas norteamericanas y prometido varias clases de medidas para reducir los asesinatos. Por ejemplo, el gobierno afgano anunció que sostendría conversaciones para negociar los términos de la presencia internacional en el país.
“La presencia de la comunidad internacional en Afganistán debe tener nuevas reglas basadas en acuerdos bilaterales”, dice un comunicado, y agrega que se deben poner límites sobre las fuerzas militares, “los ataques aéreos sobre los objetivos civiles, registros unilaterales de hogares y detenciones ilegales deben ser detenidos inmediatamente”. (BBC, 27 de agosto)
Pero como la posición de Karzai depende de las armas de los Estados Unidos y sus aliados, es probable que esto dé pocos resultados. Su gobierno tiene muy poca autoridad real: “La comisión del gobierno se reunió con el comandante de las fuerzas de los Estados Unidos en la provincia de Herat pero se rehúsa a responder sus preguntas, diciendo que el ejército de los Estados Unidos conduce su propia investigación”. (Internacional Herald Tribune, 27 de agosto)
Hay más de 70.000 soldados extranjeros en Afganistán de 40 países. Pero si un soldado u oficial hace algo erróneo, incluso de acuerdo a los criterios de los invasores, ni hablar de violar el derecho internacional (como la convención de Ginebra), será juzgado de acuerdo a las leyes de su país de origen. La apabullante mayoría de los casos nunca ha llegado a la etapa de un juicio de ninguna clase. Esta es la verdadera ley de la ocupación: los invasores son la ley. Así que Karzai es solo un perro que ladra.
Los Estados Unidos y sus aliados en Afganistán están asesinando cantidades horrorosas de civiles a un ritmo increíble. Las muertes civiles de los ataques aéreos de los Estados Unidos y la OTAN se triplicaron en 2007 por encima del año anterior, de acuerdo a un reporte de Human Rights Watch del 8 de septiembre, con 321 civiles afganos asesinados en 22 bombardeos, “mientras cientos más fueron heridos”. Al menos 119 civiles fueron asesinados en 12 ataques aéreos durante los primeros siete meses de este año, dijo el grupo, con otros 54 civiles asesinados por las tropas de tierra de los Estados Unidos y la OTAN. (hrw.org)
En julio de 2007, después de matanzas similares aunque de menor escala por bombardeos, el gobierno de Karzai levantó una queja y los Estados Unidos prometió cambiar sus “reglas de combate” acerca de sus operaciones para evitar tales incidentes. Sin embargo, los asesinatos están incrementando. El reporte de Human Rights Watch vincula el incremento de las muertes de civiles a la estrategia militar que los Estados Unidos está aplicando, llamada “economía de fuerzas”, en la que unidades terrestres relativamente pequeñas merodean por el campo del país pidiendo ataques aéreos lo cual es la forma principal en que los invasores cometen sus asesinatos, tanto de los presuntos talibanes como civiles. En realidad, este enfoque hace inevitable los números grandes de muertes civiles. Como los Estados Unidos y sus aliados anunciaron sus planes para escalar la guerra, se puede esperar muchas más muertes civiles, aunque los invasores prefieran limitar las víctimas civiles para evitar la furia del pueblo en su contra.
Hay muchos factores que pesan en esa dirección. Ante una crítica situación en Afganistán, donde los invasores están perdiendo el control sobre diferentes regiones al Talibán quienes anteriormente eran tan odiados por la población, los Estados Unidos y sus aliados no están en posición para retroceder. Además, alguna inestabilidad en Afganistán les sirve de excusa a los invasores para permanecer allá por más años, pero quieren tener esta inestabilidad bajo control y no permitir que se extienda a Pakistán, por ejemplo. Ninguno de los países imperialistas o facciones del gobierno están hablando acerca de reducir sus fuerzas allá; la mayoría de las charlas tratan la manera de aumentarlas. En los Estados Unidos, los dos candidatos presidenciales se acusan mutuamente de no querer suficiente la guerra en Afganistán, y las cabezas de los gobiernos europeos están generalmente enfatizando también la necesidad de más guerra. Esta tendencia solo puede lograr impulso mientras aumente la tensión entre occidente y Rusia. Esta región históricamente ha sido un campo de batalla entre los colonialistas occidentales (notablemente el imperio británico) y sus sucesores imperialistas modernos, y la vieja y ahora nueva Rusia.
En general esta es la clase de paz y prosperidad que los imperialistas han traído al pueblo de Afganistán: más guerra, más asesinatos, más pobreza, más miseria, etc. Y la única forma en que la población de Afganistán puede terminar todo esto es expulsando a todos los imperialistas invasores.
El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.
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Revolución #146, 26 de octubre de 2008
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La semana de la Convención Nacional Republicana (fines de agosto-comienzos de septiembre) en St. Paul, Minnesota, las autoridades llevaron a cabo un ataque vil, orquestado y fascista a los medios de comunicación alternativos que cubrían las protestas afuera de la Convención Nacional Republicana (RNC).
Estos ataques incluyeron el maltrato y arresto de la periodista, conocida a nivel internacional, Amy Goodman, el arresto brutal de dos productores del equipo de “Democracy Now!”, redadas preventivas a punta de pistola al colectivo “I-Witness Video”, la confiscación de equipo de video y muchos arrestos más y maltrato a periodistas, tanto de fuentes alternativas como de la prensa grande.
Dijo Goodman: “Esta semana la policía está atacando sistemáticamente a periodistas… Aquí en las calles de St. Paul, la prensa tiene la libertad de informar sobre lo que pasa durante la RNC, pero no lo de la violencia policíaca y los arrestos en masa contra aquellos quienes vienen a protestar contra su gobierno y exigir cambios”.
Estos ataques representan una escalada de las medidas de estado policial contra los críticos del gobierno y se llevan a cabo en el marco general de la marcha hacia la derecha de la política oficial de Estados Unidos y el tono fascista de la RNC en particular. Todo esto tiene grandes consecuencias para todo el que quiera un mundo más justo.
Los ataques de las autoridades a periodistas independientes empezaron antes de que empezaran las protestas. El sábado 30 de agosto, dos días antes de la primera marcha, unos 30 policías armados hasta el cogote cercaron una casa particular donde miembros del I-Witness Video se estaban quedando. Habían venido a St. Paul para documentar las acciones de la policía durante las protestas de la RNC, tal como lo hicieron en la RNC del 2004 en la ciudad de Nueva York. Siete miembros del grupo fueron detenidos por más de dos horas mientras que la policía trataba de conseguir una orden de allanamiento. Un abogado que llegó a las fueras de la casa a tratar de intermediar con la policía fue arrestado.
De acuerdo con el diario digital de I-Witness Video, una vez que la policía obtuvo la orden de allanamiento “entraron apuntando con armas automáticas a la gente que estaba adentro. A todos les esposaron, recogieron todos sus datos personales y los acorralaron en el jardín de atrás… Después de completar el allanamiento, la policía soltó a todos y se fue”. (La chota hizo todo esto a pesar de que la orden de allanamiento no tenía la dirección de la casa, un supuesto requisito legal.)
El ataque a I-Witness escaló el miércoles 3 de septiembre cuando el propietario del edificio obligó a I-Witness a que se saliera de ahí después de que la policía otra vez entró a la fuerza bajando la puerta principal con un ariete diciendo que estaba investigando informes de que unos anarquistas tenían secuestradas a unas personas adentro.
Esto fue una descarada tentativa de impedir que I-Witness documentara las protestas y las acciones de la policía. (Después de la RNC del 2004, desecharon los cargos en 400 de los 1.800 casos de arresto porque los videos tomados por I-Witness probaron que la policía mentía e inventaba cargos contra los manifestantes.)
“Aquí tenemos una situación en la que si se callaran todas las cámaras, la policía se saldría con las suyas haciendo lo que quisiera hacer”, dijo Gena Berglund del capítulo de Minnesota del Gremio Nacional de Abogados. “Pueden mentir en sus informes policiales y nadie los puede desmentir, y creemos que eso pasa de manera cotidiana”.
Eileen Clancy de I-Witness Video dijo: “Esta es muchísima presión la que nos ponen. Lo que pasó ayer realmente fue una escalada fuerte de los ataques porque como ustedes saben, vinieron el día anterior con orden de allanamiento aunque tenían la dirección incorrecta y nos apuntaron con armas. Y ayer… llevaban los revólveres desenfundados” (Democracy Now!, 4 de septiembre).
Democracy Now! se transmite por más de 700 emisoras de radio y televisión, principalmente en América del Norte pero también en el mundo.
He aquí la descripción de Amy Goodman de lo que le pasó a ella y al equipo de Democracy Now! cuando ellos se reporteaban de una parte de la protesta que se separó de la protesta principal el día festivo del trabajo (el primer lunes de septiembre). (“Por qué nos arrestaron injustamente”, TruthDig.com, 4 de septiembre):
“Los policías nos atacaron vestidos de armadura de cuerpo entero, cascos, escudos de la cara antimotines, macanas y latas de espray de pimiento. Desviaron a los manifestantes, periodistas y espectadores hacia un estacionamiento de carros y allí los rodearon y los esposaron.
“Nicole [la productora Nicole Salazar] estaba grabando. La grabación de su propio violento arresto es escalofriante. Los policías antimotines le cayeron encima gritándole, ‘Boca abajo’. Se puede escuchar su voz clara y repetidamente gritando ‘¡Prensa, prensa! ¿Adónde tenemos que ir?’ Quedó atrapada entre carros estacionados. La cámara cae al pavimento entre los gritos de dolor de Nicole. La mandaron de cara con fuerza contra el pavimento y sangraba de la nariz con un policía gordo con su bota o rodilla sobre su espalda. Otro agente la arrastraba de la pierna. A Sharif [el productor Sharif Abdel Kouddous] lo mandaron contra una pared y le patearon en el pecho. Él sangraba del brazo.
“Yo estaba en el centro de Xcel, en el piso de convenciones entrevistando a delegados. Yo acababa de unirme a la delegación de Minnesota cuando recibí una llamada con la noticia de que Sharif y Nicole habían sido objeto de un arresto sangriento. El director de películas Rick Rowley de la firma Big Noise Films y yo corrimos a pie al lugar del hecho. Llegamos sin resuello al estacionamiento. Fui al frente de la línea de policías antimotines y pedí hablar con un comandante, diciéndoles que habían arrestado a periodistas acreditados.
“Unos segundos más tarde me agarraron y me empujaron detrás de la línea de la policía y a la fuerza me torcieron los brazos por la espalda y me esposaron, con las rígidas esposas de plástico que perforaban mis muñecas. Vi a Sharif con el brazo sangrante y sus credenciales colgadas del cuello. Cuando les repetí que éramos periodistas con credenciales, un agente del servicio secreto me cayó y me arrancó de un jalón la credencial del cuello. Me llevaron al corralón de la policía de St. Paul donde tenían jaulas listas para los manifestantes. Me acusaron de obstruir a un policía. A Sharif y a Nicole se los llevaron a la cárcel acusados de participar en un motín”.
(El video del arresto de Goodman está disponible en: http://www.youtube.com/match?v=oYjyvkR0bGQ. Para el segundo lunes de septiembre, lo habían visto más de 750.000 personas.)
Otros periodistas, tanto de la prensa grande como de la alternativa, fueron blancos de ataques o arrestos. Un grupo de video documental, “The Glass Bead Collective”, fue arrestado y su equipo de trabajo fue confiscado. Dos periodistas de Pepperspray Productions fueron encarcelados por dos días. El fotógrafo Matt Rourke (AP), un fotógrafo independiente del New York Post y tres periodistas de la Universidad de Kentucky también fueron arrestados y el último acusado de “felonía de motín”. El último día de protestas, el 4 de septiembre, 18 trabajadores de los medios fueron arrestados con otros 400 manifestantes.
Estos ataques a periodistas acreditados, especialmente a los de prensa alternativa, son un aumento grave en los esfuerzos del gobierno para censurar las noticias, silenciar el descontento popular y suprimir expresiones de resistencia y protesta organizada.
Los periodistas, sean de la prensa grande o alternativa deben estar supuestamente protegidas para informar sobre las noticias. Arrestarlos brutalmente envía el escalofriante mensaje de que nadie, ni siquiera periodistas conocidos a nivel nacional y acreditados, está a salvo, así que ¿qué derechos tiene la gente común?
“Era claro quién era yo”, Goodman le dijo a la prensa después de ser puesta en libertad. “Tenía todas mis credenciales colgadas del cuello. ‘Mira, estas son mis credenciales’, dije. Un agente del Servicio Secreto se me acercó y dijo: “O, ¿es cierto?” y de un tirón me quitó las credenciales”…. Kouddous le dijo al Comité de Protección a Periodistas que el mismo agente también le confiscó su pase del día (Jeffrey Allen, “RNC Media Intimidation Condemned,” OneWorld.net, 5 de septiembre).
Atacar a periodistas también tiene como objetivo suprimir la cobertura que se atreve a reportear más allá de los confines estrechos de lo que informa la prensa grande, como la cobertura de la resistencia contra los crímenes y barbaridades del gobierno estadounidense.
ASÍ es la democracia burguesa.
El ataque a periodistas, al que el grupo de reforma de la prensa Free Press llamó “una redada orquestada contra periodistas independientes que cubrían la Convención Nacional Republicana”, fue dirigido desde los niveles más altos del gobierno.
De acuerdo a Gina Berglund del Gremio Nacional de Abogados (Democracy Now!, 2 de septiembre), el FBI, el Departamento de Justicia y el Departamento de Seguridad Interna estuvieron todos envueltos en los ataques a periodistas. Hubo un comando unificado porque esto era un acto digno de protección de seguridad nacional y “hay acuerdos de poderes conjuntos entre Minneapolis y St. Paul que permiten que la policía de Minneapolis opere bajo este comando unificado”. Aun la “queja” del secuestro que fue el motivo de la redada del 3 de septiembre a I-Witness Video vino aparentemente del “ámbito de vigilancia de la policía en torno a la RNC”.
El jefe de la policía de St. Paul, John Harrington, admitió más o menos abiertamente que cualquiera que cubriera las protestas, y que no estuviera “encamado” con la policía, ya no era realmente un periodista, sino un delincuente:
“En términos del reglamento oficial, los reporteros tienen derechos, y lo que hemos tratado de hacer es de crear un equilibrio entre derechos y responsabilidad. Si nosotros anunciamos que hay una asamblea ilegal o si estamos en medio de un disturbio, y si los reporteros no nos ponen atención y si están en medio del disturbio, nosotros no los podemos proteger… Pero lo que yo diría es que si un reportero está cometiendo un crimen mientras que está ahí con sus credenciales, yo pienso que se le debe tratar como a un ciudadano común… Pero, en general lo que tratamos de hacer es darles a los reporteros acceso. Hemos tratado de darles, y creo que muchísimo, acceso encamándolos en nuestras fuerzas de campo móviles”.
Es crucial echar por tierra estos ataques a los periodistas desenmascarando la naturaleza criminal de los ataques y los arrestos y exigiendo que se anulen todos esos cargos. Las organizaciones de los medios como Reporteros sin Fronteras, el Comité de Protección a Periodistas, la Sociedad de Periodistas Profesionales y la Unión Norteamericana de Derechos Civiles, han lanzado comunicados de condena a los ataques contra los periodistas y han pedido una investigación.
El grupo de reforma de los medios, Free Press, está circulando una petición en línea que pide un fin a los ataques a periodistas. En dos días recogieron más de 50.000 firmas: https://secure.freepress.net/site/Advocacy?JServSessionIdr012=i06ym8gso2.app44b&cmd=display&page=UserAction&id=281
Democracy Now! (www.democracynow.org) también ha pedido que se llame por teléfono o a se envíe un correo electrónico a las autoridades de St. Paul para exigir que se anulen todos los cargos.