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Revolución #62, 24 de septiembre de 2006

Difundir las 7 charlas al proletariado y organizar el 5 de octubre

…y no olvidemos las universidades

En las próximas semanas las 7 charlas también deben oírse, verse y sentirse en las universidades con calcomanías por todas partes, postales en los buzones de los profesores, presentaciones en clases, grabadoras en sitios de reunión, mesas de información, etc. Todo esto debe ser parte de la vida universitaria, despertar debate y discusión, y estimular una nueva efervescencia política. Si consiguen un patrocinador que los invite a una clase o un club, magnífico. Pero si no, pueden poner una mesa en una universidad o cerca de ella, tocar las charlas e invitar a los que pasen a oír y comentar.

Exhortamos a los lectores a llevar las 7 charlas a las universidades ahora mismo… y a escribirnos sobre sus experiencias.

Las cartas que hemos publicado acerca de la difusión de las 7 charlas de Bob Avakian, especialmente en los barrios proletarios, son muy importantes (ver los artículos de Revolución #60 y 61). De una cosa no cabe duda: ninguna otra cosa aborda los interrogantes vitales que le están dando vuelta en la cabeza a mucha gente.

Estas charlas muestran desde muchos ángulos la naturaleza de este sistema y demuestran por qué la revolución es necesaria. También muestran lo importante que es la participación en el 5 de octubre (especialmente la charla “Why We’re In The Situation We’re In Today… And What To Do About It: A Thoroughly Rotten System and the Need for Revolution” — "Por qué estamos en esta situación… y qué hacer al respecto: Un sistema totalmente podrido y la necesidad de la revolución").

Piensen en el enorme impacto que tendría la presencia del proletariado en las actividades de las grandes ciudades el 5 de octubre: la presencia de contingentes organizados de los sectores más explotados y oprimidos de la sociedad. Añadiría un elemento crucial a la ecuación y la trayectoria política que podría resultar. Millones de personas de muchos sectores verían nuevas posibilidades. Reforzaría en gran medida la posibilidad de parar y dar marcha atrás a toda la dirección en que el gobierno de Bush ha encaminado el mundo (y este país)… y abriría el camino a un futuro mejor con la posibilidad de la revolución.

En todo el mundo tendrá un gran impacto ver a los oprimidos de este país, junto con otros sectores, salir a luchar por el resto del mundo y por el futuro del planeta, y decir que hay que ¡PONERLE FIN a todo el programa de Bush!: los ataques a los negros durante y después del huracán Katrina, las guerras, la criminalización de los inmigrantes, la destrucción del medio ambiente, la tortura, la represión, los ataques de los fascistas cristianos a la mujer y los gays, y todo lo demás. Los efectos de esto serán profundos: en los años 70 y 80, y hasta hoy, al ir a otros países era común oír que la lucha de liberación negra de los años 60 tuvo un fuerte impacto en muchas partes. Se debe crear la misma dinámica hoy, cuando hay tanto más en juego.

“No necesitamos la religión, sino la revolución. No necesitamos ‘someternos a dios’ sino deshacernos de este sistema”.
Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU

Las semillas de lo que se necesita hoy se vieron en las movilizaciones del 2 de noviembre del año pasado: en el impacto de los estudiantes de las prepas proletarias, en el impacto del estandarte de Watts en la marcha de Los Ángeles. Pero eso fueron apenas semillas (igual que las protestas de noviembre en sí). Esta vez la resistencia tiene que alcanzar otra dimensión. Tiene que haber estandartes de barrios populares, lugares de trabajo y prepas proletarias; tiene que haber contingentes y cuerpos de tamboristas del proletariado.

Una pregunta: ¿pueden los revolucionarios y militantes de otras ciudades aprender de la experiencia que narra la carta de Joe Veale (Revolución #61) y aplicarla para difundir las 7 charlas en los barrios populares y forjar unidad? ¿Pueden ir más allá y formar comités del 5 de octubre en esos barrios? La participación de clérigos progresistas, de representantes de sindicatos y grupos de derechos de los inmigrantes, y de gente que vive o trabaja en los barrios oprimidos fue muy importante en las reuniones del 7 de septiembre. Los comunistas revolucionarios tienen que reconocer lo positivo e importante que es esto y unirse con ellos (al igual que los militantes de El Mundo no Puede Esperar y muchos más), y luchar por avanzar más. Cuanto más amplios sean estos comités y más organizaciones (sindicatos, congregaciones religiosas, etc.) asuman el 5 de octubre por su cuenta, más espacio crearán para que participen todos los demás.

Estos comités pueden responsabilizarse de distribuir afiches, calcomanías y volantes del 5 de octubre en las comunidades. Pueden iniciar la elaboración colectiva de estandartes firmados de barrios, lugares de trabajo (o esquinas de jornaleros), sindicatos, grupos de derechos de los inmigrantes, grupos contra la represión (por ejemplo, las ramas de la Coalición 22 de Octubre), etc. Pueden correr la voz de que los vecinos saldrán a la calle el 5 de octubre, y que todo mundo tiene que participar. En fiestas de manzana, en mítines improvisados de una docena de personas en una esquina para volantear, pueden crear un nuevo nivel de efervescencia política. Estos comités pueden trabajar con periodistas progresistas y locutores conocidos para que les hagan propaganda al 5 de octubre. En medio de esto, los revolucionarios pueden promover las 7 charlas, organizar reuniones para escucharlas y discutirlas, y relacionarlas con las preguntas y los retos que se plantean al preparar el terreno para el 5 de octubre. Además, las charlas pueden contribuir al desarrollo de un diálogo con gente progresista de otras ideologías (por ejemplo, gente religiosa progresista), en que trabajamos juntos y aprendemos el uno del otro. Por supuesto el periódico Revolución tiene que estar en medio de todo esto, informando sobre todos los sucesos centrales del mundo y del movimiento desde la perspectiva comunista.

¿Y las escuelas? No cabe duda de que los revolucionarios deben aprender de la carta sobre una experiencia con la primera charla en clases de historia (Revolución #60). Hay maestros que querrán que sus estudiantes oigan las charlas y hay estudiantes que lucharán para que se las dejen oír. Entre ellos están los maestros que defendieron a los estudiantes que recibieron castigos el año pasado por participar en las protestas y otros maestros que se han sumado al 5 de octubre este año. Esto atizará los preparativos del 5 de octubre. Los revolucionarios, junto con otros que captan la necesidad de que estas charlas sean parte de la atmósfera política, deben tocarlas y repartirlas en salones de clase, junto con volantes y afiches de El Mundo no Puede Esperar.

Por supuesto, las 7 charlas no son lo mismo que El Mundo no Puede Esperar, y no hay que confundir las dos cosas. El Mundo no Puede Esperar atrae a muchos individuos y muchas organizaciones con una variedad de ideas y programas de cambio de la sociedad, unidos para sacar corriendo al gobierno de Bush. Tal diversidad y tal unidad le dan una gran fuerza potencial, y esto es algo que hay que entender. Por su parte, las charlas amplían los horizontes políticos como ninguna otra cosa, como lo demuestran las cartas que hemos publicado, y abordan profundamente el tema de la necesidad de la revolución comunista. Es sumamente importante seguir difundiendo las charlas en todas partes. Cuantos más oigan las charlas u oigan de ellas, más se fortalecerá el núcleo y se ampliará el frente.

Por medio de todo esto hay que forjar distintas clases de organización. Se necesitan comités del 5 de octubre, como dijimos. Pero también se necesitan círculos y redes para leer y distribuir Revolución (y ampliar la circulación), y que los lectores asiduos se vuelvan comunistas. El DVD de la charla de Bob Avakian “Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es” será un elemento central en este trabajo de consolidación, y también hay que usarlo mucho en estos días.

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Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
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