Revolución #91, 10 de junio de 2007
El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor
Parte 16: La derrota del socialismo en China y las lecciones para el futuro
Cada vez más personas se preocupan por el estado del mundo y la suerte del planeta. ¿Tiene que ser así el mundo? No; hay una alternativa mundial concreta: el socialismo y el comunismo. Pero constantemente nos remachan que el socialismo fracasó y que el capitalismo es lo máximo. Toda una generación no ha oído más que el socialismo es una pesadilla. Esa “revisión de la historia” también ha afectado a muchos intelectuales progresistas. El proyecto Pongamos las Cosas en Claro se propone convertir este ataque ideológico contra el comunismo en un debate enérgico en las universidades sobre el pasado del comunismo y el futuro del comunismo. En el 2005 y el 2006, el economista político maoísta Raymond Lotta dio una serie de conferencias por todo el país con ese fin. La conferencia “El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor” confronta las mentiras sobre el socialismo, analiza la experiencia y los logros de la revolución bolchevique de 1917 a 1956 y de la revolución china de 1949 a 1976, y plantea la nueva visión de Bob Avakian sobre el proyecto comunista. Revolución está publicando la conferencia por entregas. Salió por primera vez en Revolución a finales del 2005 y a comienzos del 2006. El website del proyecto Pongamos las Cosas en Claro es thisiscommunism.org. Esta es la parte 16.
Parte 16: La derrota del socialismo en China y las lecciones para el futuro
China ya no es socialista
China ya no es la sociedad que describí. Ya no es socialista. En 1976, Deng Xiaoping encabezó un golpe de estado que derrocó al gobierno proletario. Ganaron los seguidores del camino capitalista contra los cuales Mao había dirigido la lucha popular.
Las medidas de esta nueva clase capitalista han traído una polarización social y económica extrema. Han convertido a China en una plataforma de mano de obra barata para las corporaciones transnacionales. Sí, uno que otro chino se ha vuelto muy rico y se está formando una nueva clase media. Pero, ¿qué significa todo eso para las grandes masas del pueblo? Veamos:
- Las fábricas de las zonas económicas especiales someten a los obreros a jornadas insoportables, comida de mala calidad, apiñamiento en los dormitorios y maltrato.
- El estado cobra impuestos excesivos a los campesinos y les quita la cosecha si no los pagan. Los funcionarios públicos se arreglan con promotores de construcción para acaparar enormes extensiones de terrenos, lo que ha provocado grandes olas de protestas campesinas.
- 200 millones de campesinos-jornaleros migratorios recorren el campo y llenan las ciudades en busca de trabajo, sin ninguna garantía de empleo ni albergue.
- De 1995 a 2000, las empresas estatales cesaron a 48 millones de obreros.
- La prostitución cunde en las ciudades. La exportación al mercado mundial de niñitas no deseadas es un gran negocio.
- El desmantelamiento de las comunas eliminó el sistema de salud pública rural, y eso agravó seriamente la epidemia de SARS en el 2003. Una enorme industria de prostitución, el aumento de las drogas y la venta de sangre de campesinos sumidos en la pobreza han contribuido a una crisis de SIDA.
- Gracias al mercado libre, las escuelas rurales tienen que cobrar la matrícula y otros servicios, con el resultado de que muchos niños de campesinos pobres no pueden estudiar.
- La contaminación ahoga las ciudades; los desechos industriales corren por los ríos; están destruyendo las reservas forestales: todo esto es el precio ambiental del boom económico chino, que elogia tanto el Occidente.
Mao decía: “Servir al pueblo” y Deng Xiaoping contestó: “Enriquecerse es glorioso”.
El capitalismo se ha restaurado en China.
Avanzar a partir de la primera ola de revoluciones socialistas
La derrota de la revolución china en 1976 representa el fin de una etapa. Puso fin a la primera ola de revoluciones proletarias. La revolución bolchevique de 1917 fue la primera gran conquista del poder por el proletariado para construir una nueva sociedad. A la experiencia soviética la rebasó la revolución china, especialmente la Revolución Cultural.
Mao estaba buscando un medio y un método para prevenir que una nueva clase capitalista volviera al poder; abrió un nuevo camino para bregar con ese problema. Forjó un camino de transformación revolucionaria que es más liberadora y más coherente con los fines y los medios de la revolución comunista que el que trazó la Unión Soviética cuando era socialista (de 1917 a 1956). Sin embargo, el proletariado sufrió una derrota en China.
No existen países socialistas en el mundo de hoy. Pero aún nos encontramos en el punto de desarrollo social en el cual a la humanidad le urge dejar atrás el capitalismo.
El capitalismo no es el fin de la historia. De hecho, es el impedimento principal para llevar a la práctica el potencial de un mundo distinto.
Por eso tenemos que aprender de esta primera ola de revoluciones socialistas, y avanzar a partir de lo más positivo de las experiencias soviéticas y, especialmente, maoístas. Igualmente, tenemos que criticar todo lo que obstaculiza el avance hacia el comunismo.
Necesitamos una nueva síntesis y una nueva interpretación marxista-leninista-maoístas. Y eso es precisamente lo que está formulando Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario. Les recomiendo mucho que estudien sus obras, como "El fin de una etapa y el comienzo de una nueva etapa"; "Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo"; "Vencer las dos cuestas" y el nuevo libro Observations on Art and Culture, Science and Philosophy.
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