Revolución #137, 27 de julio de 2008


Obama, las cortes y los negros:
Una historia de dos fallos

25 de abril de 2008—Un juez de Nueva York absolvió a los policías que pegaron 50 tiros a Sean Bell y lo mataron horas antes de su boda e hirieron gravemente a dos de sus amigos. Cuando se le preguntó acerca del veredicto, Barack Obama respondió: “Dije entonces, sin el beneficio de todos los hechos, que me parecía un caso de fuerza excesiva. El juez falló, y somos una nación de leyes, así que respetamos el veredicto”. Además dijo que “recurrir a la violencia para expresar desagrado sobre un veredicto es algo que es completamente inaceptable y contraproducente”.

25 de junio de 2008—La Suprema Corte falló que imponer la pena de muerte en casos de personas condenadas de violar a niños violara la prohibición constitucional en contra del castigo cruel e inusual. En esta ocasión, Obama no recomendó aceptar o respetar el veredicto. Al contrario, dijo: “No estoy de acuerdo con la decisión. He dicho repetidamente que creo que se debe aplicar la pena de muerte en circunstancias muy limitadas en los casos de los crímenes más atroces. Creo que la violación de un niñito, de seis u ocho años, es un crimen atroz, y si un estado determinara que en ciertas circunstancias limitadas y bien definidas la pena de muerte estaría al menos potencialmente aplicable, eso no viola nuestra constitución”. Agregó: “Si la Suprema Corte hubiera dicho: ‘Queremos limitar la capacidad de los estados de hacer esto a fin de asegurar que se haga de una manera cuidadosa y apropiada’, eso hubiera sido una cosa, pero básicamente puso una prohibición generalizada y no estoy de acuerdo con esa decisión”.

¿Cómo se puede explicar la diferencia entre las respuestas de Obama a los dos veredictos? ¿Dejó Estados Unidos de ser una “nación de leyes” entre abril y junio? ¿No era un “crimen atroz” los 50 disparos a hombres desarmados que no hacían nada malo? No se trata de hipocresía. Pero hay una lógica que une las respuestas de Barack Obama a los dos veredictos, lo que contribuye a revelar de qué se trata Obama y qué representa su candidatura.

La decisión en el caso de Sean Bell

Este fallo mantiene la manera en que la ley y las cortes de este país han apuntalado e impuesto la subyugación del pueblo negro desde que arrastraron a los primeros africanos a estas tierras en las cadenas de la esclavitud. La constitución estadounidense consideró que los negros no eran sino propiedad. En 1857, la Corte Suprema dictaminó que el pueblo negro no tuviera ningún derecho que los blancos tenían que respetar. En 1872, después del fin oficial de la esclavitud, la Suprema Corte dictaminó que fuera inconstitucional que el gobierno federal castigara a una chusma blanca que había asesinado a más de cien negros. Por más de un siglo, las cortes y el congreso no hicieron nada para parar el linchamiento de negros. Hoy las cortes casi nunca castigan a la chota que brutaliza y aun asesina a negros.

Esta violencia oficial y no oficial ha jugado y sigue jugando un papel de hacer cumplir la subyugación del pueblo negro. Las patrullas que impidieron que los esclavos huyeran de las plantaciones o que se levantaran en rebelión fueron las primeras formas de ejecutar la ley en este país. La guerra de Secesión trajo la abolición de la esclavitud; después, aparecieron el KKK y las chusmas de linchamiento, que obligaron a los negros a que se quedaran en las mismas plantaciones, como aparceros, en condiciones similares a la esclavitud. Hoy los negros están segregados en los guetos urbanos, restringidos en gran parte a asistencia médica y educación de calidad inferior. Tiene tasas de desempleo astronómicas, y muchos jóvenes tienen que elegir entre la vida de las pandillas o preparar hamburguesas en restaurantes de comida rápida. Y se hacen cumplir estas condiciones por medio de los revólveres y porras de la chota brutal y asesina.

El Proyecto Vidas Robadas de la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad de la Policía documentó más de dos mil personas muertas a manos de la policía en este país en los años 1990. La mayoría de estos individuos estaban desarmados y no participaban en ninguna actividad criminal cuando la policía los mató, pero el sistema casi nunca castiga a la chota asesina. Los asesinatos por la chota son otra forma de ejecución patrocinada por el estado, pero sin levantar cargos contra las víctimas y sin procesarlas y sentenciarlas ante un juez. Con razón la gente está indignada. Pero según Obama ¡los negros deberían respetar el veredicto que equivale a colocar una diana en la espalda de los jóvenes!

La decisión sobre la pena de muerte

¿Y qué de la pena de muerte?

La pena de muerte tiene una larga historia como instrumento de subyugación de los negros y de los oponentes del sistema. Entre los códigos para castigar a los esclavos antes de la guerra de Independencia contra Inglaterra estaba la pena de muerte. Se reservó para los esclavos que cometieran los “delitos” a que más temían los amos: golpear o matar al amo o alentar a otros esclavos a huir o rebelarse contra la esclavitud. Con frecuencia los amos obligaron a los esclavos de las plantaciones a observar las ejecuciones.

Hoy, se aplica la pena de muerte de manera desproporcionada contra los negros. Los datos recopilados por el Centro de Información sobre la Pena de Muerte (DPIC) este año muestran que mientras que los negros constituyen el 13.4% de la población, el 34% de los presos ejecutados desde 1976 han sido negros, y el 41% de los que actualmente están en el pabellón de los condenados a muerte son negros. El DPIC también descubrió que en el 79% de las ejecuciones de presos, la víctima era blanca.

Durante la mayor parte de los 27 años que lleva preso injustamente, el preso político afroamericano Mumia Abu-Jamal estaba bajo la pena de muerte. En marzo, una corte federal de apelaciones ratificó un fallo de una corte inferior que suspendió la sentencia de muerte, pero aún está en peligro de una apelación que vuelva a ratificar la pena de muerte.

El fallo de junio de una Suprema Corte dividida, de limitar la aplicación de la pena de muerte, refleja divergencias en la clase dominante sobre si continuar usando este castigo y cómo. En todo el mundo, hay una fuerte oposición a las ejecuciones por el estado. Varios países han abolido este castigo. Algunos países se han negado a extraditar a individuos acusados en Estados Unidos debido al potencial de recibir la pena de muerte. En más de 200 casos, los presos de la sala de la muerte han resultado inocentes, lo que ha generado más oposición a este castigo en Estados Unidos. Sin duda Obama está enterado, pues 18 casos son de su estado, Illinois. Pero en torno al fallo de la Suprema Corte, se opone a restricciones sobre esta forma de castigo.

En ambos casos, Obama defendió las maneras en que el sistema hace cumplir la opresión continua del pueblo negro. Su respuesta a estos dos veredictos es parte de su audición para el papel de líder del imperio global estadounidense, y está demostrando que tiene madera para hacerlo, que puede elevar las esperanzas de los sectores descontentos de la población de la mano con la ejecución inmisericorde de los crímenes que se necesitan para mantener y expandir el imperio. Ese es el cambio en que te permiten creer, solamente una nueva cara para el mismo sistema podrido, la cual algunos sectores de la clase dominante esperan que pueda beneficiar sus intereses con mayor eficacia en un momento en que confrontan mayores retos en el mundo y en que hay mucho potencial para que la situación se les salga de las manos en este país. Todo eso señala por qué los de arriba de este país consideran que él es apto para la Casa Blanca. Pero, ¿por qué aquél o aquella que cuestione la manera en que este sistema ha oprimido y explotado brutalmente al pueblo negro y a tanta gente más habría de creer que eso representa un cambio que debería querer o en que debería creer? 

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