Revolución #147, 16 de noviembre de 2008
Recolección de fondos para Revolución:
Ceviche, gorditas, y fresas con crema
Recibimos la siguiente carta de lectores de Los Ángeles:
Estimada Revolución:
Al repasar lo que hemos logrado en los últimos meses de llevar con osadía la revolución y el comunismo a las masas, hay algo que aprender acerca de un emergente movimiento revolucionario y el impacto reverberante que ha tenido en la recolección de fondos que hicimos al comienzo del mes de agosto entre los proletarios español-parlantes.
Un círculo de lectores de Revolución nos pusimos a recolectar mil dólares para las iniciativas ideológicas del partido anunciadas en el número del 3 de agosto. Platicamos con unos amigos que habían estado difundiendo el periódico y yendo a las actividades de la librería. Sabíamos que querían ayudar en la expansión del periódico. Para una persona en particular, que recién comienza a trabajar con las ideas, fue un gran reto la intensidad y el entusiasmo de otras personas que le entraban a la ciencia del comunismo a fin de luchar de veras con todo esto. Cuando ella sale a vender el periódico, habla con las masas acerca de esta lucha, que el periódico te abre la mente, las cosas que llegas a conocer lo que sin hacer esto nunca conocerás, las cosas en que te hace pensar que nunca antes pensabas que eran posibles. A su vez, ella dice que las discusiones le ayudaron a elevar su nivel. Al comienzo pensaba que no le gustaba leer pero descubrió que lo que no le gustaba era leer a solas, y que está divertido leer en grupo porque aprendes más.
Nuestro círculo estudió y discutió el desplegado sobre las iniciativas: la nueva Constitución [del PCR], el nuevo libro de Bob Avakian El comunismo y la democracia jeffersoniana (en inglés) y el número especial sobre la opresión del pueblo negro. Comenzamos a platicar de las ideas para recolectar fondos: ¿preparar tamales y venderlos, u organizar una venta de garage?
Alguien dijo que podríamos preparar el mejor ceviche jamás saboreado y que seguro recolectaríamos muchos billetes para el periódico. Así que invertimos 250 dólares: compramos limones, camarones, pulpo, jaiba, almejas, pescado, jitomates, cebolla, aceite de olivo, hoja de laurel y tostadas. Cuando salimos a la calle, el público dijo que era el mejor ceviche jamás, y volvieron a comprar más o compraron para toda la familia. Mientras comían, les hablamos del periódico y de comprar suscripciones. Un tipo estaba muy interesado en la nueva Constitución y lo llevamos a la librería con motivo de la celebración de la Constitución.
Fuimos a una esquina donde había muchos vendedores conocidos. Uno que también distribuye el periódico compró un refrigerador portátil, se llevó un bonche de ceviche y se fue a otra esquina a venderlo. Algunos amigos suyos leen el periódico pero dicen que hay demasiado anticomunismo entre las masas y por tanto el periódico tendría una buena acogida. Empezaron a quejarse de lo caro del ceviche.
Pero les lanzamos la recolección de fondos como un reto: he aquí a algunas gentes que creen tan fuertemente que podemos enfrentarnos a estas porquerías anticomunistas y bregar con las personas para que asuman la ciencia y reconozcan que la revolución y el comunismo son lo que ellas y las masas del mundo necesitan, y que han invertido su propio dinero, tiempo y mano de obra para reunir dinero para el periódico, y no para sí mismos, ¿y ustedes, cabrones?... Eso tuvo el efecto de hacerlos pensar, “bien, esto trae algo…”
Desde entonces uno de estos vendedores ha respondido al reto, llevándose un paquete de periódicos cada semana y pagándolos en firme. Ahora hay un nuevo respeto y seriedad. Otro tipo se llevó ceviche para vender a sus familiares y les habló del proyecto de la venta de garage. Un primo donó un bonito televisor, que luego se vendió por 50 dólares en una venta de garage de alguien.
Tomamos parte del dinero de la venta del ceviche y compramos crema y fresas. Era uno de los fines de semana más calurosos y combinamos las ventas con el periódico. La gente comía las fresas y platicaba de “¿quién es este güey Mao Tsetung?” Luego, otras personas reunieron algunas cosas y organizaron dos ventas de garage en la calle.
Como la gente no dejaba de hablar del ceviche, volvimos a prepararlo, seguido de unas gorditas. Mientras lo preparábamos todo, alguien leía el periódico en voz alta e intercambiamos ideas acerca de la forma de transmitir nuestro mensaje e integrar a la gente. Contemplamos la idea de armar etiquetas para pegar en las tazas de ceviche con las inscripciones “¿Has leído el periódico Revolucion?” y “¿Sabes quién es Bob Avakian?”
A lo largo de esta actividad, ¡nunca dejamos que se metiera el determinismo ni que nos cegara respecto al terreno que logramos cambiar mediante nuestro trabajo! La gente nos observaba, pensando en cosas que nunca habían contemplado, o descubriendo esperanzas para la revolución y un mundo mejor que estaban enterradas en su juventud. Nos hace falta dirigir todo eso hacia adelante de la mano con la distribución del periódico por todas partes. Rebasamos la meta de mil dólares y en el proceso conseguimos a algunos nuevos lectores.
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