Revolución #148, 23 de noviembre de 2008
Un llamamiento a la juventud:
Enchúfate con Revolución
Estimado periódico Revolución,
La primera vez que me enteré de la revolución fue por medio de las páginas del periódico Revolución. Ya estaba un tanto consciente y me consideraba un comunista, pero no sabía de la revolución.
Vi el periódico por primera vez en las marchas por los derechos de los inmigrantes el año pasado en Los Ángeles. Fue el número especial sobre Bob Avakian. Luego, mi amigo y yo decidimos ir al centro y chequear a Libros Revolución, donde una de las personas ahí nos preguntó si quisiéramos “hacer algo chulo” y salir para hablar con la gente en las calles y filmar sus reacciones a la DVD de Bob Avakian Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es. Fue la primera vez que conocí a estos revolucionarios pero mi amigo y yo decidimos seguirles y nos subimos al carro con ellos mientras seguimos los autobuses con los anuncios por todas partes de Los Ángeles.
No sabía entonces que éste fue solamente el inicio de un viaje que me cambiara la vida.
En las páginas del periódico Revolución me enteré por primera vez de los 6 de Jena y me indigné de lo que pasaba allí. Sabía que tendría que ir a Jena para la gran manifestación del 20 de septiembre. Después de mucha ir y venir, mi madre me permitió ir, y me ayudó que mi pana iría también. Él y yo fuimos tan entusiasmados que no dormimos hasta las dos de la mañana hablando del viaje que se acercaba.
Al día siguiente en la escuela le dije a mi maestro de historia que yo iba a ir a Jena y él me pidió decirle a la clase por qué. Les conté de los 6 de Jena y les lancé un reto: “Yo me voy a Jena pero ustedes tienen que hacer algo aquí en esta escuela”. Así que fuimos a Jena, Luisiana. En el autobús leemos el periódico Revolución y emprendemos un debate animado con la gente sobre la inmigración, la revolución y el comunismo.
En el momento en que regresé a Los Ángeles, sabía que las cosas habían cambiado. Veía las cosas de un modo diferente. Oí a todo el mundo hablando de Jena y la gente estaba hablando del racismo. Me di cuenta que las personas podían unirse para algo diferente. En una escuela como la mía, eso fue muy importante.
Todo esto me hizo pensar en el futuro y cómo, cuando hagamos la revolución, las personas podrían unirse, pues antes yo solía pensar que eso no fuera posible. Algunos de mis amigos me veían de modo diferente, decían que yo era “extremo” porque hice algo para alguien que ni siquiera conocía. Pensaba que yo estaba loco, pero me satisfizo, que por fin pudiera decir que hice algo importante. Mi amigo y yo hablamos con otras gentes sobre nuestra experiencia en Jena cada vez que tuviéramos la oportunidad. Después de eso, los estudiantes sabían que podrían preguntarme sobre las “últimas noticias políticas”. Aun mis maestros me preguntaban sobre el periódico Revolución.
Un día, mientras estaba sentado en la clase de historia leyendo el último ejemplar del periódico, mi maestro me gritó: “Enseñe a la clase, hábleles a los estudiantes acerca del periódico Revolución”. Aunque estaba nervioso, fui al frente del aula y abrí el periódico para que todos lo vieran. Les expliqué que el periódico habla sobre la revolución, el comunismo e incluso la religión. En cierto punto los estudiantes se formaron en un círculo, todos arremolinados, y estaban haciendo circular de mano en mano el periódico y mi ejemplar de Abajo todos los dioses de Bob Avakian.
Mientras observaba desde el frente del aula vi algo muy lindo, algo que me dio un vistazo de cómo las cosas podrían ser en una sociedad socialista. Los estudiantes, incluidos los pandilleros, los cholos me entiendes, y el estudiante más reservado de la clase, hablaban entusiasmadamente de la ciencia y la religión, y trataban de entender cómo el mundo funciona concretamente. Estaban hojeando el periódico Revolución y comentando lo que pensaban del mundo. ¡Eso lisa y llanamente no pasa mucho, los cholos hablaban de la ciencia y del mundo en el aula! ¡Estuvo chulo! Los estudiantes que creen en un dios hablaban además de nosotros que no creemos.
Les comenté de los horrores en la Biblia y mi maestro dijo que la Biblia dice que “tenemos que amar a nuestros hijos”. Aproveché esta oportunidad y cité rápidamente el Salmo 137 (“Dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña”). Dije: “¡Pues, ESO es amar a sus hijos, estrellándoles la cabeza contra la peña!” Los estudiantes gritaron “Aiiieee” como si yo hubiera retado a mi maestro con la verdad, pues eso iba en contra la idea de que se supone que solamente el maestro es el que enseñe, y no lo contrario.
Ver a esos estudiantes leer el periódico y entregarse en una discusión tan animada (que duró más de la hora de comer) me hizo darme cuenta del potencial del pueblo. Fue muy conmovedor ver a estos jóvenes enseñándose entre sí acerca de cosas que no aprenden en la escuela. La gente quiere saber del mundo y quieren hablar de eso. Pero lo que impide eso es este sistema que no da una buena educación a la juventud, no nos enseñan nada. En la escuela no te enseñan causa y efecto o cómo las cosas evolucionan, solo que 2 + 2 = 4.
En una sociedad socialista tendremos una oportunidad de enseñar y de aprender del mundo. Imagínate lo siguiente: que entres en un aula y preguntes: “¿Qué piensas de la religión?” Al leer los escritos de Bob Avakian yo sé que él están alentado en serio la discusión y el debate, y eso es muy importante. Desde ese momento, comencé a hablar más en mis clases y con las personas que encontraba en la calle.
Tenemos que poner a la gente a charlar. Las personas a veces lo evitan, pero cuando hablas con ellas, verás que está el potencial de cambiar. En esa aula vi las cosas con otros ojos. Leer el periódico Revolución y mi experiencia en Jena me ha dado la fuerza para ir en contra de la corriente. Ya no me asusta decir que soy comunista y ateo. Hasta me encuentro debatiendo con la gente en la calle. Así que quiero dar a conocer a la juventud que no importa la edad que tengas, tienes que hacer de su parte. Somos la nueva generación y tenemos un papel importante que jugar en hacer la revolución.
Este sistema no tiene un futuro para nosotros, pero Revolución indudablemente sí lo tiene. ¡Acérquese con Revolución! Podría cambiarte la vida, sé que me cambió la mía.
De un estudiante de prepa
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