Revolución #153, 18 de enero de 2009


COLUMNISTA INVITADO

El cambio en que ellos creen

Discurso ante la Asociación de Inquilinos de Harlem, 14 noviembre 2008

Parte 1

Como parte del análisis sobre lo que significa y no significa la presidencia de Obama, Revolución presenta el siguiente pasaje de un discurso que dio Robert Fitch ante la Segunda Conferencia Anual de la Asociación de Inquilinos de Harlem en la ciudad de Nueva York. Fitch es el cofundador del Comité de Berkeley para el Día Vietnam y el autor de Solidarity for Sale (Solidaridad a la venta, 2006). El autor expresa sus propias opiniones, naturalmente, y no es responsable de las opiniones que aparecen en Revolución ni en nuestra página web. Se reimprime este discurso con el permiso de Robert Fitch.

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Obama insiste en que la clave para el cambio no es la resistencia contra la opresión, no es una batalla contra la explotación del obrero, ni el racismo institucional, ni la dominación de la élite financiera que no le rinde cuentas a nadie; ni los intereses que promueven la elitización residencial urbana.

No, estos factores no tienen importancia comparados con la necesidad de que la autoayuda de la comunidad, de fortalecer la comunidad construyendo familias fuertes, de convencer a los pobres afroamericanos a esforzarse bien. Y dejar de comportarse de manera antisocial. Hablando recientemente ante un grupo de legisladores negros, Obama dijo: “En Chicago, cuando hablo ocasionalmente con las cámaras de comercio negras, les digo: ‘Saben lo que sería un buen plan de desarrollo económico para nuestra comunidad: asegurar que la gente no eche basura por la ventana del carro’”1.

En realidad, como bien lo sabe Obama, durante la mayor parte de las últimas dos décadas en Chicago sí ha estado en vigor un plan de desarrollo económico muy específico. El plan era de convertir la Zona Sur en algo parecido a la Zona Norte. Lo que sería el mismo tipo de proyecto de hacer que la zona al norte del Parque Central pareciera a la zona al sur del Parque Central de Nueva York. La Zona Norte está al norte del Loop —el distrito comercial del centro de Chicago— donde viven los blancos ricos; son aficionados de los Cachorros. Su zona residencial se llama la Costa Dorada.

Durante casi cien años los negros han vivido en la Zona Sur cerca de las fábricas y mataderos de Chicago, y del Campo Celular, casa de las Medias Blancas. La zona donde vivían se llamaba el Cinturón Negro o Pueblo de Bronce, y es la concentración más grande de afroamericanos en Estados Unidos, casi 600.000, el doble de la población de Harlem.

En los años 1950 construyeron extensos proyectos de renovación urbana en el Cinturón Negro que demolieron viviendas de particulares en la Zona Sureste. En ese entonces se argumentaba que la vivienda de particulares de pocos pisos estaba vieja e inadecuada. La gente negra debe de habitar las nuevas torres de vivienda pública que el municipio construyó al este de la Autopista Dan Ryan. La administración de la Chicago Housing Authority (CHA, Autoridad de Vivienda de Chicago) llegó a conocerse como la más corrupta, racista e incompetente de todo Estados Unidos. Gradualmente fueron quedando a vivir allí solamente los más pobres de los pobres. Luego, en los años 1980, empezaron a afirmar que se necesitaba demoler la vivienda pública y trasladar a la gente de nuevo a la vivienda particular.

Durante un tiempo, la elección del primer alcalde negro de Chicago, Harold Washington, impidió la demolición. Pero éste murió de un infarto durante su mandato, y después de un breve interregno, en 1989 tomó posesión del cargo Richard M. Daley, hijo del alcalde que había hecho la primera renovación urbana. Daley hijo seguía al padre en muchos aspectos. Ya para 1993, con subsidios del programa HOPE VI de la administración Clinton, empezaron a destruir las unidades de vivienda pública.  Para 2000 inauguró su Plan para la Transformación. Planteó la destrucción de miles de unidades restantes, con la condición de que el 50% del negocio resultante debe tocarles a los afroamericanos: los promotores inmobiliarios deben contar con socios negros; debe haber contratistas negros. Y Daley escogió a afromericanos como los altos administradores y planificadores para manejar las autorizaciones, la demolición y la reubicación. Los afroamericanos tuvieron un papel prominente en el desarrollo y la rehabilitación de la nueva vivienda para los damnificados de los proyectos demolidos, a quienes los reubicaron en comunidades al sur como Englewood, Roseland y Harvey. En total el Plan para la Transformación comprendió la demolición de vivienda pública más grande de la historia estadounidense y damnificó a 45.000 personas, en barrios donde se encontraron ocho de los 20 distritos censales más pobres del país2.

Pero todo eso, ¿qué tiene que ver con Obama? Simplemente lo siguiente: que la zona demolida comprendió las comunidades que representó como senador estatal; y los altos administradores negros eran gente como Valerie Jarrett, miembro de la Comisión Planificadora de Chicago, y Martin Nesbitt que llegó a ser jefe de la CHA. Nesbitt es tesorero financiero de la campaña de Obama, Jarrett es copresidente del Equipo de Transición. El otro copresidente es William Daley, hermano del alcalde y presidente para los estados centrales de JP Morgan Chase, una institución financiera profundamente involucrada en la transformación de zonas urbanas deprimidas debido a su apoyo a lo que las instituciones financieras llaman “revitalización de barrios” y lo que los activistas comunitarios llaman elitización residencial urbana.

Si examinamos minuciosamente los intereses que Obama representa; si investigamos a sus patrocinadores financieros claves y su círculo íntimo de consejeros, encontramos que representan los principales activistas del movimiento de demolición y los principales beneficiarios inmobiliarios de esa transformación de proyectos de vivienda pública a condominios y apartamentos de lujo; la extensión lucrativa del distrito comercial central y barrios residenciales de élite hacia el sur, y el desplazamiento del montón de miseria humana 5 km más adentro de la Zona Sur y hacia las zonas residenciales del sur.

La base política de Obama se centra en el FIRE (fuego) de Chicago [así nombrado por sus iniciales en inglés]: la industria de finanzas, seguros y bienes raíces; y las familias más adineradas: los Pritzker, los Crown y los Levin. Pero se trata de más que el FIRE de Chicago. Ell núcleo de apoyo de Obama también cuenta con aliados del sector sin fines de lucro: las fundaciones liberales, las universidades de élite, los promotores inmobiliarios comunitarios sin fines de lucros y los reverendos inmobiliarios que producen vivienda a precio del mercado con exenciones tributarias del municipio y que han gritado desde el púlpito “danos hoy el pan Daley” [en inglés Daley suena como “de cada día”]3.

Al agruparlos se revela una constelación de intereses en torno a Obama a la cual le llamo “Fuego Amigo” (porque se centra en el FIRE). Armas de fuego disfrazadas en el camuflaje de mejoramiento comunitario, aumentadas por la autoridad del mundo académico, engrasadas por los miles de millones de dólares de subvenciones de fundaciones, y conectadas al FIRE convencional por los términos del Acta de Reinversión Comunitaria de 1995.

El Fuego Amigo es igual de mortífero como el FIRE convencional que estamos acostumbrados a eludir, el que viene de los banqueros y promotores inmobiliarios. Es todo un condominio de intereses cuyo progreso depende de eliminar de la comunidad a los negros pobres y reemplazarlos con blancos y —por lo menos temporalmente— con la clase media negra que ha recibido hipotecas subprime (de tasas muy altas de interés), con una modalidad al revés de la política llamada redlining (que negaba préstamos a los que vivían en comunidades minoritarias).

Este análisis del “Fuego Amigo” desmiente dos temas principales de los anuncios de McCain que atacaban a Obama. O tratan de espantar a la gente haciéndole creer que Obama es un izquierdista peligroso que anda con Bill Ayers el exWeatherman, o le acusan de ser producto de la máquina corrupta de Chicago.

Pónganle que es un caldo de acusaciones muy pobre, pero ofrece una que otra carnita. Sí, Obama trabajó con Ayers, pero no era el Ayers que hizo explotar edificios sino el que consiguió $50 millones de la fundación Walter Annenberg y los utilizó para crear una organización sin fines de lucro con $120 millones de capital dirigida por Obama. Annenberg es un multimillonario, amigo de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. ¿Por qué donaría muchos millones de dólares a un terrorista? A lo mejor porque le gustó su nueva política. La iniciativa de Ayers surgió de la reacción negativa a la huelga de maestros de Chicago en 1985; su plan promovía “la comunidad” como una tercera fuerza en la política pedagógica entre el sindicato y el municipio. Fuego Amigo quiere el mismo tipo de reforma pedagógica que FIRE: las fuerzas que abogaron por la reforma de welfare (servicios sociales) ahora se han empeñado en reformar la educación y por la misma razón: debilitar al sindicato rebajará el salario de los maestros, que disminuirá los impuestos de bienes raíces, que luego aumentará el valor de los terrenos.

¿Es Obama un paniaguado de Ricardito Daley? Es cierto que nunca lo ha denunciado. De hecho lo respaldó para alcalde en 2007. Incluso después de la condena en la corte federal de los ayudantes principales de Daley, después de los escándalos sobre el empleo de minorías y después del escándalo Hired Truck (camioneros contratados) que demostró que la máquina Daley daba favores al Equipo.

Pero la dinastía Daley se ha expandido mucho más allá de los negocios corruptos locales. El hermano del alcalde, William Daley, que sirvió en el Equipo de Transición de Obama, también ahora es un alto ejecutivo de J.P. Morgan Chase. Encabeza la región de los estados centrales  y es presidente de la Fundación J.P.Morgan Chase, el núcleo del Fuego Amigo. He aquí un pasaje de un informe reciente:

Nota de la redacción: En la segunda parte, Fitch continúa el análisis de los lazos de Obama con las figuras de peso del mundo de bienes raíces, finanzas y gobierno de Chicago que han tenido un papel importante en la destrucción de la vivienda pública del municipio (como parte del embate contra la vivienda pública a través del paíz lanzado durante el gobierno de Clinton) y la expulsión a la fuerza de decenas de miles de pobres. El elenco incluye a Martin Nesbitt (ejecutivo de bienes raíces quien fue tesoro de la campaña de Obama); Valerie Jarrett (ejecutiva de bienes raíces que será la asesora en jefe de la Casa Blanca de Obama); Allison Davis y su socio en negocios Tony Rezko; y los “reverendos mobiliarios” metidos en los programas de renovación urbana.

Notas

1. Perry Bacon Jr.,“Obama Reaches Out with Tough Love”, Washington Post, 3 de mayo de 2007, p. A01. www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2007/05/02/AR2007050202813_pf.html[volver]

2. Pam Belluck, “End of a Ghetto, A special report: Razing the Slums to Rescue the Residents”. New York Times, 6 de septiembre de 1998. query.nytimes.com/gst/fullpage.html?res=9A07E0D7173EF935A3575AC0A96E958260[volver]

3. John Kass, “The New Mayor Daley”, Chicago Tribune Sunday Magazine. 25 de agosto de 1996.[volver]

4. www.jpmorganchase.com/cm/cs?pagename=Chase/Href&urlname=jpmc/community [volver]

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