Revolución #154, 1º de febrero de 2009


Informe de Washington, D.C.: Distribuir Revolución en los actos de la toma de posesión

Recibimos esta carta de un distribuidor de Revolución en Washington, D.C.

Cientos de miles, y tal vez millones, de personas están invadiendo a Washington, D.C. para los varios actos relacionados con la toma de posesión de Barack Obama. Y se podía ver la verdad de lo que dice el editorial de Revolución sobre la gente dice que Obama le hace “sentirse bien” por ser estadounidense, y luego plantea una analogía con la adicción a la cocaína: pues te hace sentir bien, como puedes lograr maravillas; y cuando te lancen advertencias, les dices: “No se preocupen, puedo manejarlo” y luego te enojas con ellos porque no te dejan disfrutar el viaje... y al fin te encuentras haciendo pendejadas que jamás habrías creído que pudieras hacer y te preguntas cómo sucedió” (ver “La promesa del cambio, las reglas del sistema... y la verdadera revolución que necesitamos” en revcom.us).

Los distribuidores de Revolución estamos en medio de los actos de la toma de posesión, haciendo una “intervención” en pro de la humanidad, hablándole a la gente sobre a dónde esta adicción la llevará en realidad y retándole con el espíritu de Malcolm X: “No vine aquí para decirles lo que quieren oír, sino para decirles la verdad”. Entramos con gusto en la lucha aguda y contenciosa que viene de retarle a las masas de esa forma, porque en estos momentos importan muchísimo lo que ellas creen y cómo actúan. Nuestra meta durante los cuatro días relacionados a la toma de posesión es distribuir miles de ejemplares del periódico Revolución, juntos con calcomanías que dicen “Alto a la guerra de Gaza” y “Deje de pensar como estadounidense y empiece a pensar acerca de la humanidad”, y al mismo tiempo recaudar miles de dólares y forjar el movimiento revolucionario... el verdadero movimiento revolucionario. Valga decir que el periódico Revolución es único en cuanto a eso.

El acto principal de hoy (domingo 18 de enero) fue un concierto para Obama con artistas y figuras culturales importantes.

Para los que miran todo en casa o que están aquí, se ve una celebración de la toma de posesión del primer presidente negro. Al mismo tiempo, en muchas formas dañinas y alarmantes, se ve el surgimiento de muchas expresiones feas de patriotismo y “juramentos de lealtad” al imperio estadounidense. Cuando sobrevolaron los helicópteros militares, la gente los vitoreó. Unas personas dijeron francamente que sí, hay que enviar más soldados a Afganistán, conscientes de los horrores que eso entraña. Un distribuidor de Revolución comentó que jamás había visto a tantos negros con banderas estadounidenses.

En los años 60, se vivía una época en que millones de personas no se tragaron las mentiras y ni hablar de tomárselas todas con gusto; al contrario, agarraron la onda de que existe un sistema, cimentado en la opresión del pueblo negro desde el tiempo de la esclavitud hasta hoy, y muchas de esas personas hasta apoyaron la revolución. Ahora, muchas de esas mismas personas, de varias nacionalidades, están festejando este sistema. Nos dijeron que sí, están de acuerdo, están con nosotros, piensan que estamos diciendo la verdad, pero que “ya es hora de celebrar”. Les lanzamos un reto a que no hay nada que celebrar en enviar a 30.000 soldados más a Afganistán, en la matanza en marcha ahora mismo en Gaza o el asesinato a sangre fría de Oscar Grant a manos de la policía.

No muy debajo de la superficie, encontramos muchos otros sentimientos más positivos, aunque todavía contradictorios. A la gente le llaman la atención las ansias reales y sinceras de un mundo diferente, aun cuando esas se canalizan hacia el servicio al imperio. Por ejemplo, la estudiante negra de la Universidad Howard que se considera una socialista, odia lo que este país hace por todo el mundo y tiene un gran desprecio por el racismo y la opresión, pero sentía euforia por Barack Obama y Michelle Obama.

Sin embargo, la gente se paró en seco y no podía apartar la vista del gran afiche ampliado de Revolución #153 http://revcom.us/a/153/back_cover-es.html que dice: “El Tío Bam te quiere para combatir en las guerras de imperio de Estados Unidos. ¡No lo hagas!” Provocó que unos tuvieran verdaderas ganas de comprar el periódico, en particular muchos jóvenes negros y blancos que se oponen vehementemente a la guerra. Otros se negaron a confrontar esa realidad, pues no querían reventar su burbuja de ilusiones. Ese último se expresó de varias maneras, por ejemplo con la situación de Gaza cuando la gente miraba (o se negó a mirar) las páginas centrales del periódico sobre la realidad de la matanza ahí.

Ayer fuimos a la estación del tren Union Station y hablamos con las multitudes que habían ido ahí porque corrió la voz de que Obama iba a llegar. Encontramos una doble adicción, pues muchos se recurrían al opio de la religión cuando se les retó a pensar críticamente sobre Obama. Nos dijeron: “Está en las manos de Dios”. Respondimos: “¡Dios no existe! Y si el Dios de la Biblia fuera real, si permitiera que este mundo fuera tan horrible, ¡sería un Dios terrible!” Y empezaba el debate una vez más.

En medio de todo eso, muchas personas nos agradecieron por estar ahí e hicieron donaciones para el periódico Revolución y el movimiento revolucionario. Para las personas preocupadas porque muchas otras estén tomando tanta Obamanada, las que están empezando a examinar qué clase de cambio Obama traerá, les generó un gusto verdadero a veces que Revolución estaba ahí y, con un poco de lucha, esas personas se llevaron paquetes de periódicos para distribuir y unas hasta se unieron al equipo de distribución ahí mismo. Escribiremos otras cartas sobre los actos del fin de semana para traerles historias y lecciones de esta intervención: lo que aprendimos y logramos, y los retos que confrontamos.

 

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