Revolución #165, 24 de mayo de 2009
TORTURA:
Made in U.S.A., no en la China comunista
En un artículo titulado, “In Adopting Harsh Tactics, No Look at Past Use” (Al adoptar tácticas severas, no vieron su uso anterior), el New York Times (NYT) recientemente repitió la mentira de que Estados Unidos aprendió muchas de sus técnicas de tortura de lo que los comunistas chinos hicieron a los prisioneros de guerra durante la guerra en Corea. Dice: “En una serie de reuniones de alto nivel en 2002, sin que disintiera ningún miembro del gabinete ni legislador, Estados Unidos por primera vez aceptó oficialmente los métodos crueles de la interrogación que siempre había condenado”.
Ese “consenso extraordinario” era posible, dice el NYT, porque nadie sabía de los “orígenes truculentos de las técnicas que estaban aprobando con poco debate”. Luego agrega: “Según varios ex funcionarios de alto rango que participaron en las discusiones hace siete años, no sabían que el programa de entrenamiento militar llamado SERE, por las iniciales de Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape, lo habían creado hacía décadas para dar a los pilotos y soldados estadounidenses una muestra de los métodos de tortura que los comunistas usaban en la guerra en Corea, métodos que sacaron confesiones falsas de estadounidenses”.
Escribí la siguiente carta a la redacción que desmiente esa falsedad. (El New York Times no la publicó.)
“Adoptar tácticas severas” (22 abril 2009) afirma que las técnicas estadounidenses de tortura se basan en el trato de prisioneros de guerra estadounidenses en Corea por los comunistas chinos. Pero la investigación indica que el enfoque general de los comunistas chinos hacia esos prisioneros de guerra era benévolo y que proveían necesidades básicas y la “reeducación”. In Mortal Combat: Korea 1950-1953, (En el combate mortal: Corea 1950-1953) de John Toland, ganador del Premio Pulitzer, relata que dieron a los prisioneros de guerra comidas saludables y “clases comunitarias”. Toland dice: “Denunciaron a la religión como una estratagema capitalista para controlarle la mente al pueblo, pero permitieron a los prisioneros tener Biblias y artículos religiosos y hasta hacer discusiones y lecturas religiosas”. El documental premiado They Chose China (Escogieron a China), que salió en HBO, tiene entrevistas que hizo Mike Wallace en 1957 con prisioneros de guerra estadounidenses que dijeron que sus captores chinos les proveían comida, ropa e instalaciones de recreo. Cuentan que les impactaron clases de “educación política” que compararon Estados Unidos a la China socialista, y que cuando terminó la guerra escogieron vivir en China. Después de la guerra, incluso las audiencias en el congreso conducidas por el notorio Joseph McCarthy no pudieron comprobar que los comunistas chinos hayan usado el tipo de técnicas de tortura que Estados Unidos ha empleado. Y en los principios del siglo 20 —antes que existiera ningún gobierno comunista— el gobierno estadounidense usaba el submarino en las Filipinas.
Para leer más sobre este tema, recomiendo que los lectores de Revolución chequeen los artículos que escribí sobre la tortura estadounidense. Las entregas traducidas al español son: Parte 1: “Científicos locos y laboratorios criminales” (http://revcom.us/a/138/torture_part_1-es.html) y Parte 2: “Las raíces del submarino” (http://revcom.us/a/139/torture_part_2-es.html).
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