Revolución #171, 2 de agosto de 2009
APERTURA DEL DIÁLOGO ENTRE WEST Y DIX:
UNA GRAN NOCHE EN HARLEM
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El 14 de julio, 650 personas llenaron completamente un auditorio de Harlem y las al menos cien personas que no cabían se reunieron afuera en la calle para escuchar, “El ascenso de Obama… y la resistencia y la liberación que aún se necesitan: Un dialogo entre Cornel West y Carl Dix”.
En su video para promocionar el evento, que ha sido visto más de tres mil veces en YouTube, Dix, un miembro fundador del Partido Comunista Revolucionario, fijó unos términos inconfundiblemente claros:
Si usted es alguien que no quiere escuchar una charla directa sobre estas cuestiones, le sugiero que se quede en casa el 14 de julio y lo siento por usted. Pero si usted es alguien que se preocupa por los asuntos de la humanidad… si usted odia el hecho de que estas guerras por el imperio continúen aunque sea Bush u Obama el que esté en la Casa Blanca… y si usted lo siente para sus adentros todas las veces que escucha de un policía que asesinó a un joven desarmado negro o latino y que sale impune… y si realmente le molesta que una cantidad alarmante de mujeres sea expuesta a la violencia y el asalto sexual en la que se conoce como “la mejor de todas las sociedades posibles”… y si usted se pregunta qué se puede hacer, si es que se puede hacer algo, para solucionar estos y otros problemas que enfrenta la gente, pues usted necesita estar ahí el 14 de julio y correr la palabra y retar a otros para que también asistan. Es así de importante este evento.
Cientos toman una posición clara
Con su presencia en el Harlem Stage, en el Aaron Davis Hall del City College, los cientos que asistieron, el que vieran o no el video, abrazaron el espíritu del reto de Carl Dix: efectivamente querían escuchar la verdad acerca de Obama y los crímenes de su gobierno. Y no deseaban aceptar como admisible el mundo tal cual es.
Inmediatamente después de las 7 pm, Sunsara Taylor, una escritora del periódico Revolución y una de los dos moderadores del evento, se dirigió al podium. Anunció con aplausos del público, que el evento estaba siendo transmitido en directo por la emisora progresista neoyorquina WBAI, y luego prometió una informativa y provocadora discusión y presentó al segundo moderador Herb Boyd.
“La resistencia y la liberación: éstas siempre han sido palabras clave en el lexicón y canon afroamericanos”, dijo Boyd, y agregó que Dix y West tenían buenas credenciales para hablar sobre estos temas. En ese momento, Boyd presentó a los dos conferencistas, los que entraron en escena tomados del brazo ante fuertes aplausos; algunos miembros del público se pusieron de pie.
Dix pone al desnudo los crímenes del imperialismo… a los cuales Obama les da otro nombre
Dix fue el primero de los conferencistas. “Lo que estamos haciendo esta noche es importante”, empezó Dix. “Nosotros no pretendemos que Afganistán sea una guerra buena”.
El público respondió con un aplauso tardado pero largo.
“No le vamos a dar una aprobación a Obama por su ataque al estilo Cosby sobre los negros pobres”, continuó. “Lo que vamos a hacer es llegar a la realidad tal como es y a la necesidad de que sea transformada”.
Y con esto, se encaminó una conversación crítica que prácticamente no se escucha en ninguna otra parte.
Al principio de esta presentación, Dix se refirió a la razón subyacente para la euforia alrededor de la elección de Obama; concretamente, que un país cuya historia entera ha sido la de una sanguinaria supremacía blanca, eligió a un presidente negro. En un viaje con su familia a la costa oriental de Maryland, que describe como un “Misisipí más al norte”, Dix tuvo que escuchar a un adolescente blanco que se refería frecuentemente a su padre de 40 años como un “chico”. Fue testigo de cómo la ciudad de Baltimore prefirió clausurar la piscina pública antes de permitir a negros usarla.
“Conozco a la supremacía blanca de este país”, dijo Dix, “también entiendo por qué la gente se deja llevar cuando ven elegir como presidente a una persona negra”. Sin embargo, agregó que si bien entiende la euforia sobre la victoria de Obama, “no la comparto”.
Carl Dix dijo que la victoria de Obama estaba sirviendo para disimular la esencia de este sistema imperialista y de los crímenes que comete y para pedir el consentimiento del pueblo en los crímenes del sistema que no serían aceptados bajo ningún otro presidente. Por ejemplo, se refiere al reciente discurso de Obama en Ghana, durante el cual el presidente exigió que el pueblo y las naciones africanos asumieran responsabilidad para rectificar su propio sufrimiento. Dix señaló que, al hacer esto Obama buscaba enmascarar la historia de los barcos de esclavos, la brutalidad de los colonizadores europeos, la manera en que el imperialismo constantemente ha saqueado a África, las sanguinarias guerras de sustitutos realizadas por los Estados Unidos y otras naciones imperialistas; dijo Dix que el mensaje que Obama dio era que la verdadera causa de la situación de los pueblos africanos era la corrupción de sus gobiernos.
“Esta es la concentración del rol que él está jugando”, dijo Dix del discurso de Obama en Ghana.
En la siguiente sección de su presentación, Dix criticó el sentimiento comúnmente expresado de que, incluso si el mismo Obama no representa nada bueno, al menos tener a un hombre negro en la Casa Blanca inspirará a los jóvenes negros. En realidad, dijo Dix, la victoria de Obama solamente atraerá a los jóvenes para apoyar a un sistema que los ha condenado al fracaso; las verdaderas puertas que se les abrirán a los jóvenes de color serán las puertas de los centros de reclutamiento militar, de las prisiones y de las cortes. Para colmo, Obama ataca a los jóvenes oprimidos y los culpa por su propia situación. “Era mentira cuando Cosby lo dijo y es una mentira ahora”, dijo Dix, ante aplausos.
La parte final del discurso de Dix trató la revolución: la clase de cambio que necesita en serio la humanidad para ir más allá de un sistema que prospera en base a la tortura y las guerras por el imperio, engendra enfermedades y hambrunas generalizadas, arrasa el medio ambiente, subyuga violentamente a las mujeres y no ofrece a millones de jóvenes ninguna suerte mejor que la muerte o la prisión. Inspirado en la nueva declaración del PCR, “La revolución que necesitamos… La dirección que tenemos”, Dix le dijo al público que el sistema imperialista necesita ser barrido del planeta, junto con las instituciones imperialistas las que se tienen que reemplazar por instituciones revolucionarias. Explicó que en las sociedades revolucionarias del pasado como China bajo el liderazgo de Mao Tsetung, se lograron rápidamente avances monumentales y anteriormente impensables bajo la guía de un estado que le servía al pueblo; por ejemplo, China pasó de ser una sociedad donde predominaba la prostitución a una en que prácticamente fue eliminada y de un país en que cientos de millones de personas eran adictos al opio a uno en que no había adictos. Dix luego dijo: “El poder revolucionario en China fue derrocado cuando Mao Tsetung murió. Pero Bob Avakian ha retomado el análisis que Mao desarrolló y sobre la base del cual dirigió a la revolución china, y lo ha desarrollado aún mas y eso nos pone en posición no solamente de hacer de nuevo la revolución sino de ir mas allá y de hacerlo aún mejor la próxima vez”.
Asimismo, Dix dijo, es necesario retar a los jóvenes en las sociedades modernas imperialistas que están inmersos en las aguas venenosas de las pandillas, las drogas y la religión, para que dediquen más bien la vida a la revolución y en el mismo proceso a cambiarse a sí mismos.
Dix concluyó citando el poema conmovedor del difunto Oscar Brown, “The Children Of Children”, y preguntando: “¿Cuál va a ser nuestra respuesta a los niños de niños de todo el mundo?”.
West hace un electrizante llamado a la resistencia
Mientras Cornel West claramente no compartía la perspectiva comunista revolucionaria de Carl Dix, se unió a su llamado a la resistencia y repetidamente elogió a Dix por ser una poderosa voz para los oprimidos que ha estado dispuesto a sacrificar su vida a fin de jugar ese papel. “Estoy aquí”, dijo West, “porque en esta coyuntura histórica particular, tenemos que crear un espacio para la crítica de principios de la administración de Obama”.
Durante un electrizante discurso que frecuentemente suscitó fuertes aplausos del público, así como risas de aprecio, West aplaudió a Dix por enviar el mensaje de que la meta de la humanidad no debería ser poner a un hombre negro a la cabeza de un imperio que continúa amontonando horrendo sufrimiento sobre la abrumadora mayoría de la gente de color.
West dijo que era su preocupación por el mundo de los oprimidos la que lo hizo apoyar a Obama; presentó su decisión como una elección táctica motivada por un deseo de oponerse a las fuerzas del fascismo encarnadas en McCain/Palin y para poner fin a la era del conservatismo al estilo Reagan.
Luego dijo que el mismo factor que lo motivó a apoyar a Obama, o sea, la preocupación por la suerte de la humanidad oprimida, lo llevó inmediatamente a criticar a Obama después de la elección. Por ejemplo, West furiosamente enumeró los asesores económicos que están en el equipo de Obama.
“¡Aquí tenemos a Larry Summers!”, dijo West. “¡Aquí tenemos a Robert Rubin y su equipo!”. West contrastó el rescate de los bancos de Obama de $700 mil millones con su demanda de que los pobres deben “salir adelante por sus propios esfuerzos”. Y condenó al equipo de política exterior de Obama, al que fustigó como un equipo de “neo-imperialistas reciclados”, así como el silencio de Obama frente a la masacre de Gaza por Israel.
Uno de los momentos más conmovedores del programa se dio cuando West, después de hacer alusión a la represión sanguinaria del FBI y la CIA a la resistencia y a los movimientos revolucionarios en los años 1960, sarcásticamente reconoció la probable presencia de agentes federales en la sala, diciendo: “Sabemos que la CIA y el FBI están aquí; les damos la bienvenida”, ante un estruendoso aplauso y carcajadas, y luego procedió a ponerlos sobre aviso de que los presentes en la sala continuarán resistiendo a los crímenes de su gobierno y no serían disuadidos. Ese preciso momento, en que West lanzó con osadía y sin remordimiento tal clase de ofensiva ideológica y política, les dio ánimo y valor a aquellos que sienten que el mundo es intolerablemente injusto y se preguntan si de veras pueden contar con el poder para cambiarlo.
“Terminamos con un llamado a la acción”, West concluyó, elogiando a los jóvenes en la primera fila que eran parte del Proyecto de Verano de la Juventud Revolucionaria. “Tienes que hacer de la reforma y la revolución una forma de vida”.
Las preguntas y respuestas: se ven con más claridad los puntos de unidad y de divergencia
Durante las preguntas de los moderadores, y luego del público, tanto la unidad como las diferencias entre Dix y West se veían con más claridad. Taylor empezó por pedir que cada orador describiera su punto de vista sobre la democracia. West declaró muy claramente que, mientras estaba de acuerdo que Estados Unidos era un imperio, también creía en la “expansión de formas de la democracia dentro del proyecto capitalista”. Dix, por otro lado, aludió a las declaraciones de Bob Avakian de que hablar de la democracia sin señalar la sociedad dividida en clases “no tiene sentido o tiene implicaciones peores” y que para analizar una sociedad dada es necesario hacer las preguntas clave de cuál clase domina y si la democracia que emplea refuerza o trabaja para eliminar las divisiones de clase.
“Estados Unidos se fundó sobre la esclavitud y el genocidio”, señaló Dix, “pero era también democrático”.
Dix agregó que la democracia estadounidense está basada, desde sus orígenes, en la exclusión violenta de grupos enteros de personas y que fue sobre esa base que se extendió la democracia a un grupo particular, a los hombres blancos. También le recordó al público que la forma de gobierno estadounidense se trata de la dictadura, y no solo la democracia: preguntó retóricamente: ¿cuándo tuvo el pueblo estadounidense la oportunidad de votar sobre si parar las guerras en el Medio Oriente? Dix agregó que el objetivo de los revolucionarios no era “perfeccionar” el sistema del imperialismo estadounidense, que comete crímenes por todo el mundo, sino más bien acabar con ese sistema.
Dos de las cinco preguntas del público trataron la relación entre los individuos que se transforman a sí mismos y la transformación general de la sociedad. En respuesta a un refugiado de Nueva Orleáns que sostuvo que “la revolución se lleva a cabo al interior de uno mismo”, West en gran parte estaba de acuerdo: después de decir que hablar del derrocamiento revolucionario “no es de mi estilo”, añadió: “Primero y ante todo, tenemos que armarnos de valor para dar testimonio del sistema de males dentro de nosotros”.
Dix, por otro lado, argumentó esencialmente que West había puesto al revés la relación entre el cambio social y el cambio individual: “Nosotros nos cambiaremos a nosotros mismos en el curso de la resistencia”, dijo Dix.
La siguiente pregunta, de una joven negra, fue sencilla pero profunda: “¿Cómo se resiste?” En las repuestas de Dix y West había un sentimiento común que la decisión de resistir podría ocurrir en muchas maneras diferentes y tomar muchas formas diferentes. Dix dijo que el suceso específico que se le llena a un individuo de una sensación fuerte de injusticia y le compele a actuar podría tener un carácter generalizado, como las guerras estadounidenses por el imperio o podría ser algo mucho más pequeño y inmediato, como ver a la policía hostigar a jóvenes en la calle. Mientras un individuo resiste, dijo Dix, los ojos le empiezan a abrirse y a menudo empieza a darse cuenta que las atrocidades contra las que lucha no son actos aislados sino sistémicos. Dix dijo que su orientación era de resistir sobre la base de presentar el análisis de que la revolución es la solución para los problemas a que se enfrenta y de unirse con otros que sinceramente querían la resistencia aunque no estaban de acuerdo con ese punto de vista.
West estableció una analogía entre participar en la resistencia y enamorarse: cuando uno inicia cualquiera de los dos procesos, se le muere una parte vieja y se le nace una nueva. West dijo que la gente puede resistir de muchas maneras, por ejemplo mediante el arte; citó las canciones de Nina Simone y el hiphop de Talib Kweli como formas de luchar contra el poder.
Hacia el fin del programa, había dos momentos que ejemplificaron el espíritu de unidad en medio de la lucha (lucha amistosa entre sí y férrea lucha en contra de los crímenes de su gobierno) que caracterizó la noche. Primero, Dix se puso a cantar la versión de los hermanos Isley de la canción “Four Dead in Ohio” [Cuatro muertos en Ohio]. El público aplaudió al compás de la música junto con Dix y vitoreó con entusiasmo cuando terminó. West se inclinó hacia él y lo abrazó.
Poco después, West dijo que lee las obras de Bob Avakian y brega con él no porque es comunista sino porque es “cierto tipo de ser humano que se ha levantado la voz y en su proyecto que incluye el comunismo, veo cierto carácter, veo cierta calidad de servicio a los pobres, veo los que están interesados en hacer sacrificios, veo una disposición de bregar con profundos asuntos que el discurso mayoritario no quiere tocar, lo que incluye a los intelectuales convencionales”.
Aunque desde luego es crucial ganarse a tantas personas como sea posible a la necesidad de la revolución comunista, y sobre esa base a la necesidad de hacer suyos a Avakian y su obra, también es crucial para construir un movimiento revolucionario que sectores amplios del pueblo, incluidos los que no son comunistas, apoyen, aborden y defiendan a Bob Avakian. El hecho de que West, un intelectual negro prominente e influyente, hizo la declaración pública que hizo, aunque probablemente suscitará en su contra ataques sin escrúpulos de reaccionarios así como de algunos “progresistas”, es muy importante y potencialmente representa una oportunidad importante en la creación de una cultura de aprecio, promoción y popularización de Bob Avakian y su obra.
Clyde Young sobre el papel clave de la teoría revolucionaria
Entre las preguntas de los moderadores y del público, Clyde Young del Partido Comunista Revolucionario dio un argumento conmovedor y convincente en defensa de la importancia crítica de la teoría revolucionaria en general y particularmente del periódico Revolución.
Como el evento fue una función para recaudar fondos no solamente para Libros Revolución sino también para el Fondo de Literatura Revolucionaria para Presas/os (FLRP), Young hizo mucho hincapié en el impacto que difundir la conciencia revolucionaria puede tener dentro de las prisiones.
Young recordó haber estudiado las obras de Malcolm X y los Panteras Negras y de haberse metido de lleno en la teoría revolucionaria, mientras cumplía una sentencia de 17 años en prisión. En ese tiempo, dijo, el periódico Revolución todavía no existía y él tenía que descuartizar e interpretar por sí solo obras como el Manifiesto Comunista. “Hoy”, Young dijo, “Revolución les da nuevas esperanzas a muchos, muchos presos entre las rejas”.
Young dijo que el periódico Revolución tiene el potencial para transformar poderosamente a las personas y la manera en que ven el mundo; para forjar la unidad, en vez de la división sin sentido, entre los diferentes sectores de los oprimidos.
“Lo que tenemos que hacer es cambiar el mundo”, dijo Young. “Pero para cambiar el mundo, tenemos que conocerlo”.
Al fin de su presentación, Young le dijo al público que las suscripciones del periódico de 400 presos estaban por vencerse al fin del mes. Preguntó si alguien del público estaba dispuesto a donar $500. Una persona alzó la mano para indicar que estaría dispuesto si otros dos también lo hicieran. Intensos aplausos surgieron del público cuando se puso de pie el tercer donante.
El público sale entusiasmado
Después del fin del programa, estaba claro que el evento llenó de energía, inspiración y ganas a gente de muchas capas sociales y perspectivas diferentes; les estimuló a pensar acerca de nuevas cuestiones y a pensar de formas nuevas acerca de cuestiones viejas. Los asistentes expresaron su aprecio por haber tenido la oportunidad de escuchar una discusión franca y crítica acerca de la presidencia de Obama y denuncias directas de la realidad de que su ascenso no había cambiado el sistema imperialista ni detenido sus crímenes.
“¡Fue increíble!”, una mujer blanca de mediana edad dijo sobre el programa. “Esto es nuevo para mí”, continuó. “No soy revolucionaria. No soy comunista. Considero que [los oradores] sabían expresarse muy bien y tenían mucha razón y sinceridad. Me sorprendió cuánto yo estaba de acuerdo con ellos”.
Cuando se le pidió por qué dijo que se “sorprendió”, la mujer respondió: “Soy una persona muy centrista”.
Un joven negro empleado de un banco, que nació y creció en Newark y que se describió como “librepensador”, también estaba muy entusiasmado por los dos oradores. “Es muy apropiado, lo que están diciendo en términos de nuestra opinión de Obama”, dijo, “en torno a la euforia de un hombre negro en la Casa Blanca, pero lo esencial es que él dirige un sistema muy racista y opresivo”.
“Es muy oportuno”, otro joven negro dijo sobre el diálogo, “porque Obama ya ha ocupado el cargo más de seis meses. Es bueno tener a personas que están pensando críticamente acerca de ‘cómo va a resolver Obama, como el primer presidente negro, los problemas que son sistemáticos en Estados Unidos y en el capitalismo”.
Agregó que antes del evento, no tenía conocimiento de Carl Dix y dijo que le dio mucha alegría escuchar a una persona de color plantear un punto de vista comunista. “A decir la verdad, creo que nunca he considerado a un partido comunista como algo de importancia en la política estadounidense”, dijo el hombre. “No es que yo disentía con ellos, sino me parecía un vestigio del pasado. Da gusto ver que haya personas que intentan crear un cambio de paradigma, esencialmente, y no solo buscar soluciones dentro del sistema e intentar hacer pequeños ajustes, sino decir claramente que el sistema está estructurado intrínsecamente para perpetrar todas las cosas que enfrentamos”.
José, un estudiante latino de 21 años de Baruch College, dijo que el evento de más o menos dos horas y media captó su atención desde el principio. “Fue muy estimulante y me hizo reflexionar mucho el intercambio de puntos de vista que presenciaron el público y de hecho Cornel West y Carl Dix”, dijo. También dijo que ya estaba muy familiarizado con West, pero no con Dix, antes del programa. “Pero después de este evento, empezaré a checarlo”, añadió.
“Fue estimulante”, dijo una mujer blanca de 22 años después del programa. “Fue formidable. Me dio escalofriantes tantas veces de escuchar a unas personas hablar con tanta pasión acerca de las cosas en que creen en serio. Escuchar a otros decir que morirían por algo en que creen y hablar acerca de una clase obrera pobre, es una conversación que muchos ni consideran porque no son parte de ella. Y yo me siento que pertenezco muchísimo a ella”.
Poco después, la mujer habló de manera contundente acerca del impacto que un programa como éste podría tener en los asistentes, además de los que se enteran del evento después del hecho.
“Me parece refrescante que las personas estén hablando de estos temas, de encontrar a otras personas que quieren tener una conversación con sentido”, dijo, “en vez de todas las tonterías triviales y superficiales que se dan en la vida cotidiana”.
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