Revolución #178, 4 de octubre de 2009
Difundir la revolución y el comunismo
Llevando la revolución y el comunismo a las universidades
Un pasaje
Los y las lectores/as de Revolución encontrarán experiencias, inspiración y perspectivas de lectores que te abrirán los ojos, te harán pensar y con frecuencia te sorprenderán, en la sección Difundir la revolución y el comunismo de revcom.us. Entre las recientes cartas publicadas ahí están: un informe sobre una celebración (en español) de la publicación de la edición en español del libro de Bob Avakian ¡Fuera con todos los dioses!... una carta sobre el ejercicio revolucionario en un gimnasio de “Curves”... y cartas de lectoras y lectores al haber visto la película de Bob Avakian, ahora en línea, Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es... Varias cartas sustanciales comparten experiencias de llevar La revolución que necesitamos... La dirección que tenemos, Un mensaje, y un llamamiento, del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos (Revolución #170, 19 de julio de 2009) en lugares que van de esquinas de la calle en las zonas marginadas hasta las secundarias y la gira Warped. Lo siguiente es un pasaje de una carta en inglés que describe las experiencias de difundir la revolución y el comunismo en una universidad.
De “Llevando la revolución a las universidades” (publicado el 14 de septiembre de 2009)
…Uno de estos estudiantes pone el ejemplo: “¿Cuántas películas has visto, o tarjetas o comerciales, en que la imagen del ‘amor’ se representa en dos enamorados que corren uno hacia la otra en una playa?”. De ahí paso a explicar que la idea del amor con la que nos han criado a todos realmente no corresponde a la experiencia concreta del amor que tiene la gente. Y esa brecha entre lo ideal y la realidad les hace sufrir, les duele mucho.
Le digo que creo que él está bregando con algo importante, y es más, es sumamente importante que esté luchando para llegar a la raíz de los problemas y no tratarlos superficialmente. Sin embargo, paso a explicar que si bien es cierto que muchas veces hay una brecha entre los ideales sociales y la realidad de la vida de mucha gente, la cual puede causarle sufrimiento, hay muchas contradicciones más profundas y más decisivas que esa. Por ejemplo, le planteo, ¿por qué son cómo son las normas sociales (o “ideales” como él les dice) en primer lugar? ¿Por ejemplo, por qué se consideraba “ideal” que ciertos sectores de la población blanca fueran dueños de esclavos y de plantaciones durante cierto punto en la historia de este país? ¿Y por qué se cambió ese “ideal”? Es más, incluso cuando era un ideal, el verdadero problema no era que hubo una brecha entre ese “ideal” y la realidad de la vida de mucha gente blanca, sino el propio sistema de esclavitud que dio origen a ese ideal.
El joven escuchó con toda su atención y me pidió que aclarara varios puntos. Entonces afirmó que para él la esclavitud era verdaderamente un horror, pero que quizás yo no reconocía que, “Las personas crean sistemas como la esclavitud, o libran guerras, o hacen otras cosas destructivas porque no son felices, por no poder lograr un ideal al cual lo define la sociedad en vez de definirse con relación a ellas mismas”.
Yo quería poner más en claro que él estaba confundiendo estas dos cosas (que la clase de sistema que existe determina y moldea en realidad los “ideales” de cualquier sociedad y la brecha entre esos ideales y la vida de la mayoría de las personas, y no al revés). Y cuanto más él exponía su modo de pensar, más me hacía reflexionar aún más, y así yo le di otro ejemplo. Le dije que a veces lo que se considera “ideal” cambia y que, por ejemplo, a veces las personas luchan para cambiar esto y a veces la proyección de nuevos ideales no añade al sufrimiento del pueblo sino ayuda a arrancarlo de raíz. Yo le di el ejemplo de las obras teatrales modelos desarrolladas y representadas durante la Gran Revolución Cultural Proletaria. Particularmente señalé que esas obras representaban a las mujeres como fuertes luchadoras y líderes revolucionarias. Para un país que estaba saliendo de siglos de feudalismo en que se vieron las mujeres como menos que humanas, estos ideales nuevos juntos con la nueva sociedad revolucionaria que correspondía a esos ideales eran parte de permitirles a las mujeres ser libres de maneras no imaginadas antes.
Él hizo una pausa mientras consideraba lo que yo estaba diciendo y dijo que nunca había escuchado nada de positivo acerca de la revolución en China. Así que hablamos un rato acerca de lo que era esa revolución y cómo cambió la situación para mil millones de personas. Y hablamos de cómo se revocó esa revolución en 1976, a fin de dejar en claro que NO estamos defendiendo el tipo de “maquiladora del mundo con enclaves de riqueza espantosa” que es la China de hoy. Yo le dije que esta experiencia fue la más liberadora que la humanidad haya visto hasta ahora y que él tiene que descubrir la verdad acerca de esto que ha estado oculta para él. Luego le hablé acerca de que Bob Avakian ha sintetizado profundamente la experiencia de esa revolución y de otras, tanto los enormes adelantos históricos como las deficiencias además de esferas más amplias de la actividad humana, y que ha avanzado la ciencia de la revolución.
Mi afirmación de que la revolución y el comunismo son una ciencia ocasionó toda una sarta de nuevas preguntas y debates con él. Hizo preguntas acerca del desarrollo infantil temprano, cómo es que los jóvenes entienden el mensaje de qué significa ser humano o de experimentar emociones diferentes. Se preguntaba si en realidad estamos en una posición para decir que la niña en la fábrica de pilas en Bangla Desh no está feliz si eso es todo que ella ha conocido y quizás solamente estemos imponiendo nuestros propios “ideales” sobre ella. Le dije que eso era completamente escandaloso y que si bien es cierto que uno soportará muchos horrores si no cree que algo más sea posible, no es cierto que un ser humano lo considere satisfactorio tener que enviar a sus hijos a condiciones de trabajo oscuras y peligrosas esclavizantes o verlos morir de hambre. Lo profundicé más y hablé acerca de cuántas personas que habíamos conocido durante el verano en los ghettos y los barrios que habían visto la foto del hombre negro brutalizado por los policías y que habían dicho: “Eso es lo que nos hacen a nosotros”. Durante todo eso yo hice muchas puntualizaciones fuertes, no antipáticas, pero lo desafié a ver las implicaciones de lo que él me decía.
De ahí, no estaba de acuerdo cuando yo le dije que las condiciones en que la mayoría de la humanidad está encerrada son verdaderamente opresivas, degradantes y desperdician el potencial y la felicidad humanos. Me dijo que tal vez ésa sea mi opinión, pero que no existe ningún modo objetivo de evaluar las condiciones de la humanidad. Así que le respondí con un hecho básico: viven más o menos 6.3 mil millones de personas en este planeta. Él reconoció eso. Más de dos mil millones de ellas sobreviven con menos de dos dólares al día. Él estaba de acuerdo. En 28 países ha habido disturbios por los precios de los alimentos en el último año y medio. Cierto, de nuevo, él estaba de acuerdo. Muchos de esos países son en realidad países que producen comida y tienen mucha comida, pero no la dan a la población porque esta comida es para la exportación en una economía global dominada por los imperialistas. En ese momento, parecía que él empezaba a incomodarse un poco. Y me dijo: “Vale, entiendo lo que me estás diciendo. Esas cosas son ciertas matemáticamente”. Así que continuamos la conversación y a cada paso yo lo llevaba más profundamente hacia lo que causa todo esto y en cada punto logré que él reconociera que lo que decía yo se podía corroborar examinando la realidad.
La última discusión acerca de si la realidad objetiva existe en los hechos y, además, si lo podemos entender científicamente ha sido un importante tema recurrente entre muchos estudiantes. Una manera importante en que esto se ha presentado es que vez tras vez hemos bregado con los estudiantes para que vean que existe una relación entre entender por qué el mundo es como es y determinar cómo se puede cambiar. Que el comunismo no es solamente “nuestra onda” y que solamente queremos lograr convencer a la gente de modo que lo crea o que la gente debe desearnos buena suerte. Pero que existe un solo camino para liberar a la humanidad, la revolución comunista, y ésta es una afirmación que no se puede ignorar porque suena “dictatorial” que insistimos que solamente nosotros tenemos la solución. Más bien, tienen que examinar en los hechos lo que estamos diciendo y compararlo con el mundo real: no de una manera simplista ni superficial sino científica.
Discutimos esto un rato y se podía ver que a este joven le gustaba el intercambio tanto como me gustaba a mí y que participaba en la conversación porque tiene una genuina preocupación para la humanidad y el planeta. Mientras tanto, muchas personas nuevas habían pasado por ahí y ahora unas de ellas se habían detenido cerca de la mesa. Él dejó una donación para el periódico y su número de teléfono y correo electrónico y se quedó escuchando un poco más mientras que yo empecé a hablar con otros…
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