Revolución #184, 29 de noviembre de 2009
El vil asesinato de mujeres negras en Cleveland
“¿¿Olvidarnos del asesinato de 11+ mujeres negras?? Nosotros no vamos a olvidar esto. ¡PARA NADA!”
Mount Pleasant. Suena como un acogedor vecindario de la comunidad aquí en Cleveland. La imagen de calles arboladas de casas de dos pisos alrededor del parque Luke Easter me llega a la mente. Pero ahora estamos cara a cara de una realidad brutal y los titulares de los medios por todo el país: un asesinato en masa en Mount Pleasant. La ironía de esas palabras es aplastante: el horror de 11+ mujeres estranguladas y enterradas en fosas poco profundas en un vecindario negro mientras la verdad de lo que pasó fue enterrada con ellas en su propia fosa poco profunda.
Por años las personas sentían algo extraño y surgieron preguntas: sobre el penetrante olor a podrido, sobre las drogas en esa área, sobre la desaparición de una mujer tras otra. Y ahora esa realidad perturbadora se destapa, lo que escuchamos de las autoridades básicamente llegó a: “Nosotros hicimos lo que pudimos. Vamos a unirnos y a continuar. Vamos a agradecerle al Señor y bendecir a estos muertos y dejarlo a los que están a cargo; después de todo esas mujeres eran drogadictas, alcohólicas y tal vez prostitutas… seguro esto es una tragedia pero ustedes tienen que dejar esto atrás y olvidarse”. Bien. Mantener la paz en Mount Pleasant, dicen ellos —pretender que todo estará bien y bajo control.
Dos o tres semanas después de que las noticias iniciales salieron, la gente no se va olvidar de esto. En la esquina de la 123 y la Imperial, donde la casa, el sitio del crimen, de Anthony Sowell se encuentra señalada de cinta amarilla de la policía, constantemente las personas pasan por ahí, caminando, en bicicleta, o en auto se detienen. Familiares, personas preocupadas, vecinos, jóvenes — que conocían a una o varias de las mujeres, se juntan para darse fuerza y poder entender el significado de esta pesadilla.
Una pastora negra se para en la calle. Está acompañada de una joven. Esta pastora no viene en son de paz. “Ninguna mujer merece esta clase de cosa, no importa qué clase de vida o culpas, ellas no merecían que les quitaran la vida. Ellas no hicieron nada. Aparentemente los policías lo ignoraron porque resulta que se hicieron varias llamadas…”
Ella continúa: “Las pocas mujeres que sobrevivieron, que pudieron escapar, estaban apenadas para hablar por su pasado y que eso nunca debería haber sido un problema. Si esas mujeres no se hubieran asustado por su pasado, porque, bueno, la primera cosa que usted escucha es, ‘oh, ella está drogada o lo que sea’, entonces es como ‘no lo toman en serio’. Pero no importa cuánto una persona valora su propia vida, todas las vidas son valiosas… le hicieron esto a todas las mujeres, todas las mujeres fueron irrespetadas. Voy a mantenerme haciendo ruido — esto me lagrimea los ojos porque ha sido horroroso. No he podido dormir…”
“…Todos en la ciudad, en el estado, deberían estar aquí, todas las mujeres, todos deberían salir. Estamos haciendo esto durante todo el fin de semana, de denunciar esto por la causa de todas las mujeres. Ellas pudieron haber desarrollado esa diosa interior pero nunca tuvieron un chance. Esto es injusticia. Necesitamos estar unidos, trabajar unidos…”
Desde la casa cruzando la calle, los seres queridos han puesto un muro donde cuelgan fotos, al menos unos 15 nombres de las mujeres desaparecidas y asesinadas y comentarios escritos, ositos y flores son amontonados. Este es un memorial con un propósito urgente. Las personas, algunos son completos extraños, comparten recuerdos y pensamientos y miran cercanamente las fotos, artículos de noticias para ver a quiénes podrían conocer, de aquellas cuyos cuerpos fueron identificados y las que están aún desaparecidas. Algunas de las mujeres desaparecidas por años. Algunas eran del pueblo de al lado. Eso no importa. La gente quiere saber completamente lo que pasó.
Entre los comentarios “Nosotros te queremos” y “Dios te bendiga” en la pared, especialmente uno me produjo escalofríos: “¡Que mueran de joven, porque vivimos a todo dar! Que descansen en paz, señoritas.” En el medio, algo diferente a eso, una cita es puesta del No. 158 de Revolución, “Una Declaración: Por la liberación de las mujeres y por la emancipación de toda la humanidad”.
La mujer no es una reproductora. No es un ser de menos. No es un objeto creado para el gozo sexual del hombre. La mujer es un ser humano capaz de participar plena e igualmente en toda esfera de la actividad humana. Cuando a la mujer se le restringe, eso frena el avance de la humanidad en conjunto. La mujer tiene que conquistar la liberación y solamente se liberará por medio de la transformación revolucionaria del mundo y la emancipación de toda la humanidad y al ser una poderosa fuerza motriz en dicha revolución.
Cuando algunos pocos se atreven, esta declaración está convocando por algo nunca visto en generaciones: un desahogo intransigente de mujeres y hombres de todo el mundo que se rehúsan a ver las mujeres siendo oprimidas, golpeadas, encarceladas, insultadas, violadas, abusadas, acosadas, explotadas, asesinadas, escupidas, rociadas con acido, manoseadas, avergonzadas y sistemáticamente disminuidas.
Copias de esta declaración están siendo leídas palabra por palabra con mucha emoción todas las noches por veintenas de personas; copias de esta son guardadas en los bolsillos, seguidas por conversaciones y un vistazo al número de Revolución de la Declaración y del reciente. Esto ha ayudado a enfocar la ira y la agonía del pueblo en búsqueda de comprensión y soluciones.
Cuando los carros pasan la gente se llama una a otra, la indignación y la pena se mezclan y alguien da un pitazo a un camarada que clama:
“Y qué es lo que dicen las autoridades que se supone que debamos hacer? ¿Rezar, unirnos y olvidar — y olvidar que? ¿¿Olvidarnos del asesinato de 11+ mujeres negras?? Nosotros no vamos a olvidar esto. ¡PARA NADA! ¡Olvidar este odio sádico a las mujeres? ¡PARA NADA! Para el sistema esto no significa nada; ellos dijeron que no van a buscar por ninguna ‘perra drogada’… eso es exactamente lo que las autoridades dijeron después del descubrimiento del asesinato masivo, el jefe de la policía dijo que no sabían cómo vivían esas mujeres, él y otros que destilan la mierda racista que a esas mujeres les pasó eso porque tenían problemas con las drogas, estuvieron en prisión y algunas de ellas podrían haber sido prostitutas. Como dijeron los familiares de las víctimas: ‘Mi hija pudo haber tenido problemas, pero ella era un buen ser humano’”.
La gente respondió: “Así se habla, eso es correcto. Dígalo así. ¡¡No, nosotros no vamos a olvidar esto!!”
“…La gente tiene el corazón roto por lo que sucedió, está indignada por el desinterés de las autoridades de aquí. No, no lo hemos olvidado ni será olvidado. En cuanto a lo de unirnos, necesitamos delinear la desunión con las autoridades de la ciudad. No estamos uniéndose ni estaremos unidos con las autoridades de la ciudad y no estamos uniéndonos ni estaremos unidos con la policía… Necesitamos apuntar el dedo de la culpa no solo a las autoridades de aquí sino al montaje completo, al sistema entero que degrada a las mujeres todos los días…”
Más gritos resonaron: “¡¡Todo el sistema es culpable de esto!!”
Es un hecho: los policías nunca pueden ser parte de la solución — estaban “haciendo su trabajo” cuando le permitieron a este violador en serie asesinar, al igual que están “haciendo su trabajo” cuando le disparan y matan a un joven negro por caminar por la calle. Su trabajo es imponer un mundo de opresión y de injusticia.
Nuestro orador continúa:
“…Esta es una multimillonaria industria pornográfica que muestra crueldad sobre las mujeres, la degradación — que es aceptable para ellos. Esa es la conexión donde una de tres mujeres en las fuerzas armadas es asaltada y violada y los asesinatos continúan todos los días — 600 violaciones y asaltos todos los días — eso es lo que está en juego y por eso es que la revolución es la única solución. Necesitamos una sociedad donde a las mujeres se les respete la dignidad. Eso fue lo que sucedió en China cuando era una sociedad revolucionaria y en la Unión Soviética. Ellas tenían igualdad. No era el hombre el que protegía a la mujer. No estaba el hombre sobre las mujeres. ¡Llamo a todos a unirse al movimiento revolucionario, vengan, regístrese, hablemos!”.
Un sentimiento colectivo se expresó en ese momento de las personas en la esquina: “Estás en lo correcto; ¡esa es la solución!” “Estás en lo correcto, tenemos que tener una revolución y si no la hacemos nunca más se va a hacer”.
La gente está ahora hablando de la sociedad. En la rutina diaria usted siente que sufre en aislamiento y continua desesperación — una mujer es violada y con mucha vergüenza de decirlo; una familia cuya hija desaparece y trata de decidir qué hacer; niños que salen a buscar a sus madres por días. Pero cuando esta tragedia y horror se desenvuelve, sale a relucir un problema mayor y se viene concatenando una conciencia de las conexiones. Un hombre expresó su indignación contra las autoridades: “Ellos lo sabían. Ellas estaban desaparecidas. A quienes llaman ‘vagabundas’, estas personas son madres, hermanas. No me importa lo que hayan hecho. Ese era un animal que ellos crearon. Cuando ellos ponen un hombre en prisión por años… y él estaba en la Marina, crean monstruos, les enseñan cómo matar y enterrar. Ellos saben lo que hacen”.
Un esfuerzo desgarrador se está haciendo para enfrentar esas horribles realidades. La Declaración llama: imagínese un mundo sin todo eso. Es como el azote de un relámpago lo que saber que un mundo distinto no sólo es posible sino que es posible. Para ir más allá de la parálisis del dolor, temor, desesperanza y resignación, para tomar conciencia de la esencia de estas palabras y darles vida, es como la primera bocanada de aire después de que tener los pulmones colapsados.
La lucha y la conversación continúa; planes son hechos. Algunos varones se acercan al muro, asimilan esto silenciosamente. Un camarada les pregunta: “¿Qué piensan de todo lo que esto dice sobre cómo las mujeres son vistas en esta sociedad?” Uno responde: “Que ellas caerían por cualquier cosa”. Él sonríe y codea a su amigo para que comparta la “broma”. Pero su amigo no se lo traga, quiere ver más de lo que está en el periódico, las fotos de las páginas centrales sobre la situación de las mujeres. Hablamos sobre el próximo número sobre las prisiones. Él dice: “No tengo dinero pero lo tomaré y lo leeré”.
Una joven negra que tiene un proyecto de video documental independiente comparte sus ideas: “Tengo que decir que esto es horroroso porque fue en mi propia ciudad, pero como una persona que ha viajado, vas a todas partes del mundo y escuchas de esos horrendos y violentos actos masivos contra las mujeres. Como el caso de las mujeres de Ciudad Juárez en México que están muriendo todos los días y nadie investiga eso. Las mujeres están siendo asesinadas casi todos los días solo en actos violentos y esto no se justifica. Venimos de lugares donde las civilizaciones y las religiones son construidas en torno a la mujer y el respeto es entendido y construido dentro del tejido de la sociedad. Pero ahora vivimos en un tiempo donde se trata de cómo podemos derribar las mujeres y la naturaleza y todo lo que es hermoso. Pienso que esta es una señal de la sociedad en que vivimos. Este no es solo un hombre, usted sabe, él es el producto de este ambiente en que estamos viviendo el que nos cría a todos como víctimas”.
Invitamos a las personas a Chicago a escuchar a Raymond Lotta, cuya gira trata de exponer la verdad sobre el fracaso del capitalismo y las mentiras que se han dicho de que el comunismo es malo, la verdad sobre las sociedades revolucionarias auténticas que han sido enterradas. Esto adquiere un significado importante en el contexto de lo que está ocurriendo aquí.
Algunos se decidieron unirse a los revolucionarios en el mitin que se dio más tarde esa noche, para ayudar a llevar ESTE mensaje y salir a otra esquina al día siguiente a esparcir la palabra y llevar Revolución.
El mitin convocado por las autoridades de la ciudad y personajes de las iglesias, rodeados de los medios principales, empezó y terminó con la súplica de arrodillarse y agachar la cabeza mientras las autoridades manejan la situación. No todos se tragan eso.
Una activista negra mayor que tuvo por años un noticiero independiente de cable, estaba disgustada y familiarizada con lo que estaban diciendo las autoridades. “Hace 20 años estábamos aquí diciendo que las mujeres han desaparecido al igual que ustedes lo hacen hoy y ellos nos están llamando “revoltosos” y esos predicadores y otros deberían estar avergonzados de sí mismos porque están aquí tratando de tapar lo que pasó”.
Y aun durante la oración y al final del mitin, la gente estaba asimilando la agitación, las palabras de la Declaración y adquiriendo ejemplares de Revolución.
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