Revolución En Línea, 21 de enero de 2010
Por qué murieron tantas personas en el terremoto... y ¿por qué Estados Unidos no puede hacer nada bueno en Haití?
Piense en esto: toda una ciudad que una vez tenía una población de dos millones de personas. Ahora hay kilómetros y kilómetros de edificios derrumbados después de un gran terremoto. Muchos, muchos cuerpos se encuentran atrapados entre capas de pesados bloques de hormigón situados en enormes montones. Pero también hay muchas personas, tal vez miles, aún vivas, atrapadas en el interior, gritando. Por días la ayuda del exterior aún no ha llegado y los parientes desesperados siguen excavando en los escombros con sus propias manos. Sorprendentemente, incluso después de tres días, voces humanas están todavía emanando de las ruinas. Pero entonces, cada vez son menos y son más suaves. Finalmente, un ensordecedor silencio rodea los edificios derrumbados mientras la ciudad de Puerto Príncipe se convierte en una tumba gigante.
Una mujer continúa golpeando en el hormigón con una escoba. Cree que sus cuatro familiares desaparecidos están enterrados en el interior y espera que respondan. Pero la esperanza se convierte finalmente en pena. "No hay más vida aquí", dice.
Otra mujer se encuentra fuera de una escuela vocacional derrumbada, donde su hermano está enterrado. Ha estado escuchando para detectar cualquier signo de vida, incluso un suave gemido. Sus ojos se llenan de lágrimas mientras marca el teléfono una y otra ves. "Se ha ido", dice.
Incluso sin presentar lesiones graves, los que están atrapados bajo los escombros morirán muy probablemente después de 72 horas. Pero los equipos pesados no han llegado y no hay casi nada de suministros médicos para los heridos. Algunos equipos de rescate extranjeros están ahora en el terreno. Pero esto es sólo una gota en el océano de lo que se necesita.
En Nueva York, en la comunidad haitiana de East Flatbush, muchos corazones están lastimados por el dolor intenso y la preocupación. Así que muchos no saben si sus seres queridos en Haití están vivos o muertos. Una mujer joven que come en un restaurante del barrio, dice, "He estado llorando durante tres días. Esta es la primera vez que he estado fuera de mi casa". En la lavandería cercana dos mujeres mayores se sientan en espera de que sus ropas se sequen, mirando las escenas de televisión de la carnicería en la ciudad que alguna vez fue su hogar. Parecen estar en un estado de shock y en voz baja dicen que han estado tratando de llamar a casa, pero ninguno de los teléfonos está funcionando así que no tienen idea de lo que le ha sucedido a sus familias. El intenso dolor aguarda su venida, pero nadie puede obtener información, por lo que una pequeña esperanza permanece.
Se ha estimado que al menos 100.000 personas han muerto. Y cuando por fin se hayan retirado los escombros, este número podría dispararse aún más.
Ningún ser humano podría haber detenido el terremoto que sacudió con semejante fuerza asesina el 12 de enero. Pero muchas de las personas que han perecido en Puerto Príncipe NO TENÍAN QUE MORIR.
El terremoto fue una catástrofe natural. Pero la situación que dio lugar a tantas muertes no fue natural. Miles de personas que, de hecho, podrían haberse salvado murieron innecesariamente porque los países ricos y poderosos que tienen los recursos para rescatar a las personas, sobre todo los Estados Unidos, no proporcionaron ayuda inmediatamente después del terremoto. De hecho, los que sobrevivieron que contra todo pronóstico fueron rescatados de los escombros sólo ponen en relieve ¿de hecho, cuántas personas más podrían haber sido salvadas pero que murieron porque los EE.UU. no hicieron todo lo posible para llevar de inmediato los equipos de rescate y maquinaria a Haití? Esto equivale a nada menos que una matanza en masa.
La revista The Economist escribió: "La mayoría de las víctimas no perecieron durante el terremoto de 35 segundos. Ted Constan de Socios en la Salud, una ONG estadounidense, dice que unas 200.000 personas fueron probablemente heridas o atrapadas, pero no muertas por el terremoto. Se estima que 25.000 más de ellos han muerto por cada día que ha pasado desde el temblor, como resultado de enfermedades tratables como el sangrado, deshidratación, asfixia y las infecciones" (economist.com, 18 de enero de 2010).
Estados Unidos no envía ayuda sino un asesino retraso
Los EE.UU. es el país más poderoso de la tierra. Está sólo a unos pocos cientos de kilómetros de Haití. Pero en los días cruciales después del terremoto no envío los alimentos, agua, suministros médicos y equipos de rescate y personal médico tan necesarios. Y los 100 millones de dólares de ayuda que Obama ha prometido es un insulto dada la riqueza de los EE.UU. y la enormidad de esta tragedia. Esto es menos de un décimo de un por ciento de los gastos militares de EE.UU. al año en Irak y Afganistán.
Los primeros cargamentos aéreos norteamericanos de alimentos y agua ni siquiera ocurrieron hasta el lunes 18 de enero, una semana después del terremoto. Y la CNN informó que no hubo entregas al día siguiente porque los EE.UU. continuaban evaluando las zonas de destino que serían seguros.
Otros países con menos recursos y ubicados mucho más lejos llevaron los equipos de rescate a la escena del desastre de inmediato. Dentro de 48 horas, el Equipo Internacional de Búsqueda y Rescate de Islandia, totalmente equipado y autosuficiente en el campo por hasta siete días, se desplegó de inmediato con un montón de herramientas y equipos, agua, carpas, equipo de comunicaciones avanzado y capacidad de purificación de agua.
En la noche del viernes, más de tres días después del terremoto, se informó de que toneladas de suministros permanecían apiladas en los aeropuertos, sin moverse. Y aunque los medios noticiosos continuaban advirtiendo de saqueos y caos, los periodistas en Puerto Príncipe decían que había poca violencia, que la gente estaba tratando desesperadamente de encontrar y rescatar a sus seres queridos, ayudar a los heridos y sobrevivir.
Marguerite Laurent, una premiada dramaturga y poeta interpretiva que vive en Estados Unidos, logró comunicarse con una mujer en Haití que le dijo: “A pura mano y solita saqué a dos hijas mías de los escombros pero no las puedo llevar a un hospital que funcione. Busqué toda la noche el martes para encontrarlas en lo oscuro y debajo del hormigón. Se me murieron las otras dos. No tengo medios para llevarlas en avión a la República Dominicana para la atención médica. Los doctores dicen que puede que tengan que amputarle a una la pierna aplastada, pero les hace falta equipo para hacérselo. Hay demasiados muertos en el hospital. Me la voy a llevar a otro lado, no sé ni adónde. No hay agua ni comida para darles. No puedo entrar en la casa para recoger nada. Estamos en la calle”.
Ansel Herz, un periodista independiente que vive en Haití, informó: “La gente se queda en la calle. Anda en las plazas públicas, buscando, esperando algún tipo de asistencia. Pero no llega casi ninguna ayuda, por lo que he visto. Andaba en las calles todo el día ayer y anteayer desde el terremoto. No vi ni un solo trabajador de asistencia ni un solo convoy oficial de ayuda del gobierno haitiano ni de un organismo de ayuda ni de las fuerzas de paz que están aquí, de las Naciones Unidas” (Democracy Now!, 14 de enero de 2010).
Mientras los cadáveres se amontonan en las calles, Estados Unidos NO concentró sus esfuerzos en organizar ni ayudar a facilitar a los miles de trabajadores médicos y de rescate y otros que vinieron de Estados Unidos y de todo el mundo con ganas de ayudar. Al contrario, movilizó sus fuerzas armadas como la fuerza principal que manda a Haití tras este horrendo desastre. Al mismo tiempo que el Pentágono prepara a más de 10 mil fuerzas terrestres, aéreas y navales, el gobierno estadounidense solo mandó 300 trabajadores médicos. Sus equipos de búsqueda y rescate solo sacaron a 15 personas de los escombros.
El Christian Science Monitor informó que desde el principio el Departamento de Defensa de Estados Unidos se enfocó en “hacer evaluaciones iniciales”, en vez de llevar la ayuda a los damnificados.
Estados Unidos está mandando a más o menos 10.000 elementos del ejército, la armada y la infantería de marina, un portaaviones de la marina y Fuerzas Especiales bajo el Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM). El general Douglas Fraser, comandante de SOUTHCOM, definió la operación de emergencia en Haití como una operación de Comando, Control y Comunicaciones (C3). En una rueda de prensa, se le preguntó a Fraser por qué otros países pudieron hacer llegar rápidamente sus equipos de rescate y ayuda hasta Haití pero Estados Unidos no lo hizo. Fraser contestó, “Mediante nuestra práctica, hemos aprendido que son críticas las evaluaciones para estar seguros de meter el equipo adecuado y hacer lo más eficiente posible la labor de recuperación y de salvar vidas. Así que lo peor que pudiéramos hacer es meter mucho equipo sin saber si lo necesitaremos o no”.
Cabe repetir: Fraser dijo que lo peor en una crisis semejante es mandar demasiada ayuda. En realidad, lo peor —y lo que Estados Unidos aseguró que ocurriera— es que miles de personas hayan muerto innecesariamente porque no se concentraron los esfuerzos y recursos en hacer que de inmediato los equipos médicos y de rescate y el material llegaran a Haití.
Estados Unidos sabotea el trabajo de rescate
Estados Unidos ha aprovechado la ausencia de un gobierno funcional en Haití para legitimar su entrada y toma de control. Muy rápidamente los yanquis se apoderaron del aeropuerto, lo cual quiere decir que deciden lo que entra y sale de Haití. Y esto ha servido como un medio clave para, de hecho, impedir que se entreguen alimentos y medicinas.
Las organizaciones de ayuda están criticando Estados Unidos por tener prioridades equivocadas, sosteniendo que los funcionarios norteamericanos no han canalizando esfuerzos a entregar la ayuda al país sino a meter su gente y tropas y a rescatar a ciudadanos estadounidenses.
UNICEF trató de enviar un avión repleto de botiquines médicos, cobijas y carpas, pero se le negó el permiso de aterrizar y fue obligado a regresar a Panamá. El sábado 16 de enero, finalmente podían aterrizar aviones del Programa Mundial de Alimentos con comida, medicinas y agua, después de haber sido desviado el jueves y el viernes para que aviones yanquis pudieran aterrizar con tropas y equipo y sacar del país a norteamericanos y otros extranjeros. Jarry Emmanuel, empleado en logística aérea en Haití del organismo, dijo: “Hay 200 vuelos que entran y salen cada día, la cual es una cantidad increíble para un país como Haití. Pero la mayoría de los vuelos son para el ejército de Estados Unidos”. Agregó: “La seguridad es su prioridad; dar de comer a la población es la nuestra. Tenemos que coordinar esas prioridades”.
Estados Unidos afirma que está haciendo todo lo que pueda para ayudar al pueblo haitiano. Pero la pura verdad que se ha visto es que en los días cruciales inmediatamente después del terremoto, Estados Unidos no solamente no estaba entregando asistencia sino en verdad estaba saboteando los esfuerzos de otros que estaban tratando urgentemente de llevar a Haití medicina, alimentos, agua y equipos de médicos y trabajadores de rescate.
Médicos Sin Fronteras/Médecins Sans Frontières (MSF) lanzó una declaración que exigió que se permitiera que aterricen en Puerto Príncipe sus aviones de carga que llevaban medicina y equipo quirúrgico esencial. Sostienen que se debe darle prioridad inmediata a aviones con equipo de salvamento y personal médico, en respuesta al hecho de que, a pesar de garantías de la ONU y del Departamento de Defensa de Estados Unidos, el sábado bloquearon e impidieron que aterrizara en Puerto Príncipe un avión de carga de MSF que llevaba un hospital quirúrgico inflable. El avión tenía que volar hasta Samana en la República Dominicana y de ahí el material tenía que ser llevado por camión desde Samana. Cabe preguntar: ¿cuántas personas murieron debido a la demora de 48 horas en la llegada del hospital móvil?
El viernes por la noche, un equipo médico de Bélgica abandonó la zona diciendo que le preocupaba la seguridad. Al comienzo la CNN, a partir de conversaciones con algunos de los médicos, informó que la ONU le ordenó al Equipo Belga de Primeros Auxilios y Asistencia irse de la zona. Luego Geert Gijs, médico y coordinador principal del equipo belga de 60 trabajadores médicos, dijo que fue su decisión la de sacar al equipo por la noche. Dijo que pidió al personal de seguridad de la ONU que trabajara en el hospital durante la noche, pero le dijeron que solamente iban a sacar al equipo. Debido a esta decisión, el único médico que quedó en el hospital para cuidar a los pacientes durante la noche fue Sanjay Gupta, el corresponsal médico principal de la CNN. Otro personal de la CNN y al menos una enfermera haitiana que se negó a salir lo ayudaron pero el equipo se había llevado su material médica, lo que limitó lo que pudiera hacer. En la mañana, el equipo belga regresó.
Incluso el ex teniente general del ejército, Russel Honoré, que sirvió como comandante de la fuerza de tarea para los esfuerzos de socorro tras el huracán Katrina en 2005, quien de hecho fue el que mandaba cuando los elementos de la Guardia Nacional apuntaron sus fusiles a las caras de la gente, ha criticado la respuesta estadounidense en Haití. El jueves dijo: “Creí que habíamos sacado lección de Katrina, la de llevar alimentos y agua y empezar a evacuar a la gente... Creí que podríamos haber empezado más rápidamente”. Honoré dijo que incluso en el caos de Katrina, jamás ha visto irse a personal médico. “Lo encuentro asombroso que estos médicos se fueran”, dijo. “Esta gente le tiene miedo a los pobres”.
Al mismo tiempo que Estados Unidos saboteaba los esfuerzos de socorro, ha estado creando un ambiente en que incluso a aquellos que están intentando ayudar les da una sensación falsa de peligro y violencia inminente, lo que en el caso del equipo médico belga, llevó a que sacrificaron vidas debido a “preocupaciones de seguridad”.
Se negó permiso de aterrizar a vuelos humanitarios de Italia, Brasil y Francia, y la Cruz Roja informó que desviaron a uno de sus aviones a Santo Domingo, la capital del país vecino, la República Dominicana.
El embajador francés en Haití, Didier le Bret, dijo que el ministro de Relaciones Exteriores de su país Bernard Kouchner presentó un protesta ante el Departamento de Estado estadounidense después del bloqueo de un vuelo francés que llevaba un hospital de campaña de emergencia. Dijo que el aeropuerto de Puerto Príncipe “no es un aeropuerto para la comunidad internacional. Es un anexo de Washington.... Nos dijeron que era una emergencia extrema, hacía falta un hospital de campaña. Era posible que pudiéramos tener un impacto y salvar vidas”.
Luego, los funcionarios franceses se retractaron (hay que preguntarse si Estados Unidos los presionara para que lo hicieran). El asesor presidencial francés Claude Guéant dijo: “Estados Unidos, que tiene una comunidad haitiana muy grande, ha decidido hacer un esfuerzo considerable.... Ya no es hora de manifestar rivalidades entre países”.
Con Estados Unidos al mando de los vuelos de salida, una de las prioridades iniciales era la de evacuar a los estadounidenses, al mismo tiempo que bloqueó los esfuerzos de funcionarios franceses y canadienses de evacuar a sus ciudadanos. Finalmente las tropas yanquis levantaron el cordón y permitieron que pasaran otros, pero solamente después de que aviones militares yanquis hubieran evacuado a más de 250 estadounidenses desde Haití hasta la base aérea McGuire en Nueva Jersey. De hecho, parece que eso refleja lo que dijo Obama en la rueda de prensa sobre Haití: “No tenemos ninguna prioridad más alta que la seguridad de los ciudadanos estadounidenses… Y ustedes deberían saber que no vamos a cejar hasta que hayamos ubicado a todos nuestros conciudadanos estadounidenses en peligro”.
En el Hogar de Ancianos Municipal de Puerto Príncipe, a apenas km y medio del aeropuerto controlado por Estados Unidos, 85 haitianos ancianos pasan hambre y son objeto de ataques de ratas. Ya ha muerto un hombre, Joseph Julien. Los funcionarios echaron la culpa a peleas sobre alimentos en el vecino estadio de fútbol para justificar la falta de ayuda a los ancianos. El administrador del hogar, Jean Emmanuel, le dijo a la Prensa Asociada: “Les suplico que todos entiendan que ahora mismo existe una tregua, las calles están despejadas, así que pueden venir a ayudarnos”.
Sentando las bases para crímenes aún mayores contra el pueblo haitiano
En efecto, se está usando el discurso de los medios y del gobierno, de que el verdadero problema es el peligro del saqueo y el caos, para culpar a los mismos haitianos por la demora de Estados Unidos.
Aquí, es necesario preguntarse: ¿Cuál es la definición de “saqueo” en medio de una crisis tan extrema como esta? ¿Es un crimen que las personas que con una necesidad desesperada de comida y agua entren a una tienda y obtengan lo que necesitan? ¿Se le debería disparar a la gente en medio de un colapso general del comercio y los servicios que requieren para evitar que ellos mismos y sus hijos mueran?
Y la verdad es que desde que Estados Unidos ha estado diciendo eso, ha habido poca violencia entre la gente. En cambio y a pesar de no obtener ayuda, las masas del pueblo han estado trabajando juntas para rescatar a la gente excavando entre los escombros con sus propias manos, tratando de ocuparse de los heridos y ayudándose entre sí para sobrevivir entre los escombros. Hubo reportes de que algunos haitianos venían caminando por horas desde otras regiones para llegar a Puerto Príncipe para asistir a las personas. Era la misma gente haitiana —muchos de los que estaban heridos— que hicieron todo lo que pudieran en las primeras 72 horas de vida y muerte para salvar a los que quedaron atrapados debajo de los escombros, mientras que Estados Unidos ni siquiera aparecía en la escena.
Cuando la secretaria de Estado Hillary Clinton fue el sábado a Puerto Príncipe, pidió que se decretara un estado de emergencia en Haití que permitiera a las fuerzas de estadounidenses la imposición de toque de queda y decretar la ley marcial. Explicó: “El decreto le daría al gobierno una enorme cantidad de autoridad, que en la práctica sería delegada a nosotros”.
Y deberíamos recordar: Este es el mismo ejército que ha invadido, ocupado y brutalizado por décadas al pueblo haitiano. Son los mismos militares estadounidenses que fueron enviados a Nueva Orleáns después del huracán Katrina, que apuntaron con armas en la cara a las personas cuando éstas trataron de escapar de las inundaciones e impidieron que la gente llegara a Nueva Orleáns para ayudarlos. Son los mismos militares estadounidenses que tiraron bombas en Afganistán y en Irak, que asesinan, encarcelan y torturan personas inocentes por todo el mundo.
El viernes dos oficiales militares fueron citados en la prensa explicando que las fuerzas estadounidenses en Haití operarán bajo normas modificadas de las reglas de combate militar, lo que significa que pueden dispararle a la gente en defensa propia. Se informa que los soldados estadounidenses en Puerto Príncipe han recibido órdenes de que sean discretos en la manera en que portan sus rifles de asalto M4. Pero deberíamos preguntarnos: ¿Por qué Estados Unidos ha dedicado más esfuerzo a meter a hombres con rifles de asalto en Haití que doctores y socorristas con medicinas y equipos de rescate?
Estados Unidos también anuncio que los haitianos que tratan de llegar a Estados Unidos en esta crisis no serán elegibles para TPS (Estatus de Protección Temporal), lo que significa que serán deportados inmediatamente. El Departamento de Seguridad Nacional anunció que trasladará a 400 detenidos de la prisión Krome a un lugar no revelado, para tener espacio libre en caso de que algún haitiano logre llegar a las costas de Estados Unidos. Esta es parte de la “Operación Centinela Vigilante” que pide que se abra espacio en el centro de detención Krome en Miami trasladando a los detenidos de esta prisión a otros lugares. Y las autoridades dijeron que algunas personas podrían ser alojadas temporalmente en la Base Naval de Estados Unidos de la Bahía de Guantánamo en Cuba.
Estados Unidos es el país más rico del mundo. Tiene enormes recursos con que recibir a esas personas que tratan de salir de esa terrible e invivible situación. Pero a cambio eso, ha jurado encerrar y deportar cualquier haitiano que busque seguridad en Estados Unidos. Mientras tanto el presidente Abdoulaye Wade del país pobre de Senegal propuso que las naciones africanas ofrecieran a los sobrevivientes haitianos la oportunidad de reestablecerse en África, "la tierra de sus ancestros". "África debería ofrecer la oportunidad a los haitianos de retornar a su hogar. Ese es un derecho de ellos”, dijo Wade en su página web. Se informa que las autoridades senegalesas han ofrecido a los refugiados haitianos parcelas de tierra fértil.
Estados Unidos sólo está dando, o al menos ha prometido, suficiente ayuda para que no se le critique como lo fue después del tsunami de Sri Lanka del 2004 y el huracán Katrina. Pero ni siquiera la entregó en los días más cruciales inmediatamente después del terremoto. Como pregunta Toby O’Ryan en su artículo, "Siete preguntas sobre Haití", "¿Están dando esta ayuda en cantidades tan pequeñas y de manera tan lenta porque a ustedes les preocupa más mantener la autoridad gubernamental represiva en Haití que satisfacer las necesidades inmediatas y urgentes del pueblo haitiano entregándole la ayuda directamente al pueblo y dejando que se organice colectivamente para distribuirla en un momento de crisis, cuando las autoridades no tienen todo bajo control?”
Para ir un poco más al grano, se podría examinar esta cuestión desde otro ángulo:
Mientras las personas en todo el mundo observaban el desenvolvimiento de los horrores en Haití, les dolían mucho el corazón. Se han vertido contribuciones de dinero, medicina y comestibles. Y miles de personas han tratado de acudir en ayuda al pueblo haitiano. Doctores, equipos de rescate, organismos de socorro y la gente común están abordando esta situación desde el punto de partida de la necesidad urgente de salvar vidas humanas. Las acciones de Estados Unidos son muy indignantes y exasperantes y pueden parecer incomprensibles. Algunos lo ven como que Estados Unidos es una torpe e inepta máquina burocrática, que el problema es la corrupción y la incompetencia. Se podría preguntar, ¿que podría ser más sencillo que reconocer que las personas están muriendo, que necesitan ayuda y que especialmente los países ricos con muchos recursos deberían hacer todo lo que puedan para salvar vidas?
Pero toda la evidencia muestra que salvar vidas NO figura en los intereses y los cálculos que determinan las acciones de Estados Unidos en respuesta a esta tragedia humana horrible.
Su respuesta al terremoto en Haití muestra que lo que le interesa a Estados Unidos ante todo es mantener el estatus quo del control económico opresivo que existe en Haití y las relaciones políticas represivas que necesita para reforzar eso. Le interesa mantener el control y estabilizar la situación para que nada cambie de manera que amenace la dominación norteamericana. Le interesa impedir la inmigración desenfrenada a Estados Unidos. Está tomando medidas para salvaguardar y beneficiar sus intereses económicos y geopolíticos en la región caribeña. Estos fríos cálculos imperialistas, y no el respeto por las vidas humanas, rigen cada acción de Estados Unidos en Haití ahora. Cuando los marines se apoderan del aeropuerto de Puerto Príncipe, el mensaje que da Estados Unidos es que manda y va a fijar las reglas para todo lo que pasa ahí.
¿Por qué es Haití tan pobre? ¿Por qué tantos tenían que morir?
Con los ojos de todo el mundo puestos sobre Haití, muchos están viendo cómo la pobreza intensa multiplicó severamente el número de muertos después del terremoto. Pero cabe preguntar, ¿POR QUÉ es Haití tan pobre? Y, ¿POR QUÉ había una ciudad como Puerto Príncipe donde tantas personas eran tan vulnerables a los efectos devastadores de tal terremoto?
Primero, Haití es pobre y está empobrecido gracias a una larga historia de dominación y opresión norteamericana. Los marines invadieron y ocuparon a Haití entre 1915 y 1934. Estados Unidos confiscó tierras y las distribuyó a corporaciones estadounidenses, y aplastó con brutalidad la resistencia heroica. A partir de 1957 Estados Unidos respaldó los gobiernos dictatoriales pro yanquis de los Duvalier, primero Papa y luego Bebé Doc, y el ejército haitiano asesino junto con las pandillas Tonton Macoute que aterrorizaban al pueblo. Después de levantamientos populares que derrocaron estos dictadores, Estados Unidos maniobró e intervino para oponerse a cualquier fuerza que amenazara los intereses norteamericanos y para trabajar para mantener en el poder un gobierno títere. En 2004 Estados Unidos estaba directamente involucrado en derrocar al presidente democráticamente elegido Jean-Bertrand Aristide. (Vea el artículo “Estados Unidos en Haití: Un siglo de dominación y miseria”.) Mediante todo esto las estructuras económicas y sociales de Haití han sido distorsionadas y orientadas para servir las necesidades de la inversión extranjera, especialmente la de Estados Unidos. Por todo esto Haití es tan pobre y dependiente.
Más del 80% de los haitianos viven en la miseria absoluta y la mayoría de la población gana menos de un dólar al día. Más del 80% de la población no recibe la cantidad mínima diaria de comida necesaria según la Organización Mundial de la Salud. Menos del 45% de la población tienen acceso al agua potable. La esperanza de vida en Haití es de 53 años. Solamente uno de cada 100.000 haitianos tiene acceso a un médico.
Bill Quigley, director legal en el Centro pro Derechos Constitucionales, dijo esto acerca del papel norteamericano en Haití: “Nosotros hemos mantenido a ese país en la dependencia, lo hemos mantenido militarizado y lo hemos mantenido empobrecido. Hemos inundado el mercado haitiano con nuestro arroz y productos agrícolas excedentes, lo que ha perjudicado a los pequeños agricultores que formarían la columna vertebral del país…. No creamos el terremoto pero creamos algunas de las circunstancias que lo hicieron tan devastador…” (Democracy Now!, 14 de enero de 2010).
Las condiciones extremamente empobrecidas de Haití, entre ellas la falta de infraestructura que creó una situación en que el terremoto fue tan devastador, se deben a la larga historia de dominación norteamericana.
El mecanismo de la dominación imperialista
Hace 30 años el haitiano subsistía de maíz, batatas (camote), yuca y el arroz de producción nacional, junto con cerdos y otros animales de cría de producción nacional. En 1986 el Fondo Monetario Internacional (FMI) le prestó a Haití 24.6 millones de dólares, a condición de que Haití redujera las tarifas proteccionistas sobre el arroz, otros productos agrícolas y algunas industrias de origen haitiano. Eso tuvo el propósito de abrir los mercados del país a la competencia extranjera. Los agricultores haitianos no podían competir con los arroceros en Estados Unidos subvencionados por el gobierno. Una parte del arroz barato inundó a Haití en la forma de “ayuda alimentaria”. Se colapsó el mercado nacional de arroz en Haití, lo que obligó a miles de agricultores a mudarse a las ciudades para buscar trabajo.
En esos tiempos Estados Unidos insistía que los campesinos haitianos eliminaran la población grande y valiosa de cerdos, por una supuesta amenaza a la población de cerdos en Estados Unidos.
Por estos factores importantes, entre otros, hay tanta hambre en Haití hoy. Y se expresó poderosamente en los disturbios por la comida en 2008. El precio del arroz importado, ahora el alimento principal en la dieta haitiana, había subido al doble y la gente no podía comprar comida. Muchos tenían que comer y vender galletas de barro y aceite vegetal para calmar los dolores de hambre.
En 1994 Estados Unidos dejó a Jean-Bertrand Aristide, quien había tenido que exiliarse, volver a retomar la presidencia pero solo a condición de que implementara las directrices del FMI y el Banco Mundial (BM) cuyo objetivo era abrir los mercados de Haití aún más al comercio internacional.
Así se destruyó la agricultura de Haití y éste llegó a depender de la comida importada, particularmente el arroz de Estados Unidos. En unas pocas décadas cientos de miles de personas fueron expulsadas del campo hacia Puerto Príncipe, obligadas a vivir en las condiciones más empobrecidas donde la tasa de desempleo en algunas zonas llega al 90%.
En los años 1950 la capital de Puerto Príncipe tenía una población de solo 50.000 personas, pero cuando azotó el terremoto, tenía un población de más de dos millones de personas. Decenas de miles murieron porque estaban en barriadas, viviendas de calidad deficiente, escuelas y otros edificios que se derrumbaron porque habían sido construidos de manera tan deficiente y barata.
Brian Concannon, el director del Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití, habló acerca de por qué tantas personas vivían en las laderas de los cerros donde estaban expuestas a los efectos de un terremoto: “Se establecieron en las laderas porque ellos o sus padres o abuelos fueron expulsados del campo donde la mayoría de los haitianos habían vivido, y fueron expulsados debido a las medidas de hace 30 treinta años cuando los expertos internacionales decidieron que la salvación económica de Haití se hallaba en las plantas de montaje. A fin de promover eso, se decidió que Haití tuviera que tener una fuerza de trabajo cautiva en las ciudades. Así que se implementó un montón de medidas comerciales, políticas y de ayuda cuyo objetivo era trasladar a la gente del campo a lugares como Martissant y las laderas, las mismas que hemos visto en esas fotos [de la devastación]” (Democracy Now!, 14 de enero de 2010).
Peligrosas condiciones de empobrecimiento.
Al reforzar relaciones de dominación imperialista, el Banco Mundial y el FMI han impuesto medidas de ajuste estructurales en Haití: requieren que el gobierno reduzca o elimine varios programas de servicio social a fin de pagar la deuda externa.
El aumento de la pobreza en el campo que ha afectado severamente hasta al mismo paisaje, incluye condiciones agravantes que hacen las cosas más peligrosas cuando hechos como huracanes o terremotos ocurren. Por ejemplo, queda menos del 2 por ciento de los bosques en Haití; la mayoría de ellos han sido cortados para exportar o para vender carbón. Algunos han sido cortados porque la gente pobre la leña usa para hacer carbón para sobrevivir. En la ciudad de Gonaïves cuando ocurrieron los huracanes en 2008 murieron alrededor de mil personas. Esto fue mayormente por las inundaciones y aluviones causados por la erosión causada por la deforestación. El Dr. Paul Farmer, quien dirige el organismo “Socios en salud”, vio que la ausencia de árboles provocó las inundaciones que súbitamente barrieron con las personas. Dijo: “El desastre ecológico es la base que cimienta el proceso entero. Y repito, los desastres ecológicos y el caos son causados por los seres humanos y no por la ira de Dios".
Muchos de los granjeros y campesinos obligados a emigrar a Puerto Príncipe en las últimas décadas han terminado desocupados y viviendo en cinturones de miseria pobrísimas, con ranchos de construcción chafa, de bloques, lata y hasta de paja. Cuando azotó el terremoto, estas y otras estructuras hechas de hormigón sin varillas estructurales, fueron algunos de los más vulnerables edificios que rápidamente se convirtieron en trampas de muerte.
Por más de una década los geólogos han prevenido de la probabilidad de un mayor temblor en el sur de Haití, por donde corre la falla entre las placas tectónicas norteamericana y caribeña. Y 2008, el alcalde de Puerto Príncipe estimó que el 60 por ciento de los edificios de la capital estarían inseguros en el caso de un temblor mayor. Pero en países pobres como Haití no hay plata para reforzar contra terremotos las estructuras mal hechas. El año pasado una escuela en Pétionville, un suburbio opulento de Puerto Príncipe, se derrumbó por sí mismo.
Los intereses y planes de Estados Unidos para Haití
En la estela de esta enorme tragedia en Haití, los EE.UU. continúa promoviendo sus planes de mayor dominación y explotación del pueblo haitiano. Obama puso a George Bush y a Bill Clinton a cargo de la ayuda estadounidense a Haití. Los antecedentes de Bush para esta misión: que supervisó los crímenes contra el pueblo de Nueva Orleáns después del huracán Katrina. Las credenciales de Clinton: ser el testaferro para un muy deseado plan para Haití que supone construir zonas de turismo y maquiladoras donde los haitianos serían pagados 38 centavos la hora.
Si usted realmente desea de hablar acerca de saqueo, y en gran escala, he aquí lo que Clinton dijo después del terremoto: "Una vez que arreglemos la crisis inmediata, los planes de desarrollo que el mundo ya estaba fomentando tienen que ser implementados de forma más rápida y en una escala más amplia. Yo estoy interesado en continuar promoviendo ello. Haití no está condenado. No nos olvidemos, que el daño del terremoto está mayormente concentrado en Puerto Príncipe. Esto ha significado una trágica pérdida de vidas, pero también significa que hay oportunidades para reconstruir en otras partes de la isla. Por lo tanto, todos los proyectos de desarrollo, la agricultura, la reforestación, el turismo y el aeropuerto que tienen que reconstruirse en la parte norte de Haití, deberían continuar de acuerdo al plan y calendario. Por ende simplemente nosotros deberíamos redoblar nuestros esfuerzos cuando la emergencia pase, para que se implemente la clase de construcción apropiada en Puerto Príncipe y se use para continuar la reconstrucción de forma aún mejor".
En otras palabras, Clinton ahora ve en la destrucción masiva de Haití una oportunidad para promover sus planes para levantar maquiladoras y zonas de turismo rentables. Clinton ya ha logrado que la empresa de cruceros Royal Caribbean Cruise Lines invierta 55 millones de dólares para levantar un embarcadero a lo largo de la costa de Labadee, la cual ha arrendado hasta el 2050. De acuerdo al Miami Herald:
“El plan de 40 millones de dólares supone la transformación de varios pequeños pueblos en villas de turistas, eco-turismo y de exploraciones arqueológicas, y visitas a los rituales del vudú. El plan de Clinton también incluye una mayor expansión de la industria de maquiladoras en Haití y los Estados unidos ha puesto ya en su lugar previsiones para considerar la exportación de prendas de vestir haitianas libre de impuestos”.
Estados Unidos es culpable de matanza en masa
El gobierno estadounidense y la prensa burguesa continúan pintando los EE.UU. como el país más generoso y solícito y que "no abandonará al pueblo haitiano". En el discurso que en que prometió ayuda a los haitianos, Obama dijo: "Nuestra nación tiene una capacidad única para tender la mano de manera rápida y amplia y para entregar asistencia que pueda salvar vidas".
Pero lo que los EE.UU. ha estado haciendo NO apunta al rescate y socorro, NI está ayudando a los haitianos, sino que en realidad ha traído muchas más muertes y mucho más sufrimiento.
Como la declaración del 13 de enero del periódico Revolución ha dicho: "Tiene que haber una lucha en contra de este sistema para exigir que se satisfagan las necesidades de las masas y que NO se reprima a las masas.
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