Revolución #200, 24 de abril de 2010
Sobre la crítica encrucijada en la revolución de Nepal y la urgente necesidad de una ruptura real con el revisionismo
Observaciones de alguien que, desde una perspectiva internacionalista comunista, apoya esa revolución
Nota de la redacción: A partir del 1º de mayo en Nepal, se celebraron grandes manifestaciones de maoístas (PCUN[M]) y sus partidarios en Katmandú en apoyo a la demanda de que renuncie el actual primer ministro. Una huelga general de seis días paralizó el comercio, escuelas, empresas y transporte, pero se suspendió. La cuestión de quién va a estar a cargo del gobierno todavía se presenta agudamente al aproximarse rápidamente el plazo (18 de mayo) para redactar una nueva constitución. No se vislumbra en ese plazo ninguna posibilidad de llegar a un acuerdo sobre una nueva constitución, y la dirección maoísta ha llamado a formar un nuevo movimiento popular para presionar a los otros partidos políticos de modo que éstos acepten que los maoístas tomen las riendas del gobierno. Las fuerzas de todas las posiciones están a la espera de lo que pase. No está claro qué resultará de esta contienda de fuerza en los días por venir. Se escribió el artículo “Sobre la crítica encrucijada en la revolución de Nepal y la urgente necesidad de una ruptura real con el revisionismo” antes de los sucesos recientes, pero aún tiene muchísima vigencia en la actual coyuntura en que el PCUN (M) estará sopesando qué camino a seguir.
En el estudio de secciones importantes de una reciente Resolución del Comité Central del Partido Comunista Unificado de Nepal (Maoísta) —PCUN (M)*—, me llamó la atención el argumento en esta Resolución que, en las circunstancias particulares de Nepal, en que el actual proceso político y de gobierno, incluyendo la redacción de una nueva Constitución, que es el resultado de la guerra popular y el movimiento de masas contra la monarquía que fue liderado por el PCUN (M), es ahora favorable para el PCUN (M) y la revolución, y no es favorable para los reaccionarios. De hecho, este documento (la citada Resolución) va al extremo de afirmar que los reaccionarios no pueden lograr sus objetivos a través de este proceso, y que (al parecer, esta Resolución indica que) el PCUN (M) y las fuerzas revolucionarias sí lo pueden lograr.
Por lo tanto —dándole a este argumento su "mejor" interpretación—, al perseverar en este proceso y al establecerse más como el representante y luchador más consecuente para una Constitución que represente los intereses de la gente (y supuestamente el contenido de la revolución de nueva democracia), así como para la supremacía civil sobre las fuerzas militares y para la soberanía nacional, el PCUN (M) será capaz de maniobrar para ganarle la partida a los reaccionarios, incluso a las fuerzas reaccionarias a la cabeza del ejército (Ejército de Nepal), y en caso de una revuelta reaccionaria armada y/o un ataque de intervencionistas extranjeros (en particular la India), el PCUN (M) tendrá la posibilidad de fraccionar el Ejército de Nepal, ganando al menos una gran parte de sus filas (incluidos aquellos que se han integrado en él desde el Ejército Popular de Liberación [EPL], suponiendo que la integración proceda), mientras que al mismo tiempo, reúna un amplio frente unido en la sociedad, para llevar la revolución de nueva democracia hacia adelante hasta la victoria, y por ende sentar las bases para avanzar en el camino socialista.
De nuevo, eso es darle a este argumento su "mejor" interpretación. Pero, incluso al hacerlo así, hay que decir que toda perspectiva y enfoque general de hecho se basa en ilusiones revisionistas clásicas y está llena de éstas. Como un punto fundamental de método, no tiene en cuenta (o descarta) el análisis materialista dialéctico general de que las cosas pueden convertirse y que a menudo se convierten en su contrario — y específicamente cómo eso ha ocurrido con frecuencia cuando las fuerzas revolucionarias han sido arrastradas hacia la dinámica de los procesos electorales/constitucionales, sin haber destrozado y desmantelado el viejo estado reaccionario y la manera general en la que la dinámica de tal proceso socava y roba la iniciativa y poder de las fuerzas revolucionarias. (He reforzado mi entendimiento de esto mediante la lectura de algunos análisis, realizados en el servicio del pensamiento estratégico imperialista, sobre la manera de desbaratar y finalmente derrotar a las guerras populares en el tercer mundo — y en particular el énfasis que tal análisis le da a la misma importancia de atraer a los antiguos insurgentes armados hacia el marco y la dinámica electoral-constitucional).
Aunque fuera cierto, en las condiciones específicas de hoy en Nepal, que los reaccionarios llegaran a inquietarse e impacientarse por la marcha de los acontecimientos —incluso si creyesen que la continuación de las cosas en el actual marco constitucional y de gobierno no estuviese llevando las cosas en una dirección favorable para ellos, y que por lo tanto tuviesen que poner fin a este proceso a través de algún tipo de golpe de estado/acción militar (lo que ha sucedido en situaciones de este tipo cuando otros partidos han seguido un camino similar al que ahora está adoptando el PCUN [M])—, por desgracia parece claro que la orientación y enfoque del PCUN (M) lo dejaría sin posibilidades reales de hacerle frente a esto, y que el resultado sería aquel en el que sería destruido y diezmado.
Esta orientación y enfoque general del PCUN (M) —de nuevo, incluso dándole a esto su "mejor" interpretación— ignora (o descarta, en nombre de las circunstancias particulares y supuestamente únicas de la situación en Nepal) una enorme cantidad de la experiencia histórica en que los intentos de este tipo de estrategia (revisionista) han llevado a resultados desastrosos para las fuerzas revolucionarias. Indonesia en 1965 —cuando un embate reaccionario llevado a cabo por el ejército indonesio con la dirección de la CIA norteamericana en esencia aniquiló un Partido Comunista con muchos miembros y una fuerte influencia política, y masacró entre medio millón y un millón de personas— es quizá el ejemplo más devastador, pero de ninguna manera el único caso.
Parece claro que, en la situación actual de Nepal, es correcto buscar cohesionar a fuerzas amplias contra la intervención extranjera y el potencial de una intervención extranjera e incluso es correcto hacer intentos serios, como una TÁCTICA subordinada, para dividir a las fuerzas reaccionarias, incluido el ejército reaccionario; pero plantear esto —y elevar lo último en particular (dividir y ganar a sectores del ejército reaccionario)— al nivel de una ESTRATEGIA es completamente erróneo, y se expone muy seriamente al desastre. Simplemente hay que preguntarse: si estos intentos (de dividir el ejército reaccionario, etc.) fracasan y uno ha hecho que su enfoque general dependiera de eso... ¿entonces qué? Y parece muy claro que no existe ninguna otra dimensión en la que el PCUN (M) esté haciendo preparativos serios y concretos para un enfrentamiento real con las fuerzas armadas de la reacción. Por ejemplo, la movilización combativa y popular de la juventud en las zonas urbanas así como las zonas rurales podría constituir un elemento importante de una estrategia general para llevar la revolución hacia adelante en los hechos y para prepararse para el enfrentamiento decisivo contra las fuerzas armadas de la reacción; pero eso en sí no es y no puede ser un sustituto de empuñar una fuerza disciplinada y organizada, ni los medios esenciales para empuñarla, con el fin de enfrentar y derrotar a las fuerzas armadas de la reacción, ya sean nacionales y además muy posiblemente extranjeras.
En resumen, todo eso —la orientación y enfoque general que está llevando a cabo el PCUN (M), incluso dándole a esto su "mejor" interpretación— aún figura en la categoría de tratar de "obrar con astucia", en vez de hacer frente de plano a contradicciones muy reales y formidables y transformarlas a través de la lucha necesaria. Este enfoque del PCUN (M) encarna mucho más el potencial para el desastre que cualquier posibilidad de completar con éxito la revolución de nueva democracia a través de la destrucción y desmantelamiento del estado reaccionario aún existente y el establecimiento de un nuevo estado revolucionario.
Lo que hace las cosas aún peor es que el PCUN (M) —y, según parece, por desgracia, todas sus diversas facciones, incluso aquellas que han estado, en mayor o menor grado, en oposición a la línea revisionista del liderazgo del partido— parecen estar atrapadas, y obstinadamente decididas a continuar con la lógica circular revisionista que caracteriza el pensamiento del liderazgo del PCUN (M). Y esto hace que se descarte cualquier desafío esencial hacia esta orientación y enfoque general — incluso se descartan las críticas planteadas desde una perspectiva comunista revolucionaria de acuerdo a la premisa de que eso es sólo esgrimir y repetir mecánicamente principios generales (¡con los que todos están de acuerdo, por supuesto!), mientras que se hace caso omiso de las circunstancias particulares e incluso únicas que se dan en Nepal. Este rechazo superficial de las críticas las que en realidad se les debería abordar seriamente, y de hecho unírseles y a las cuales responder, es una expresión de un empirismo y pragmatismo demasiado familiar, así como del nacionalismo.
Es difícil evitar la conclusión de que parecen cada vez más sombrías las perspectivas de que incluso las propias fuerzas al interior del PCUN (M) que critican la línea y dirigencia dominante de ese partido de hecho replanteen en serio y luego rompan con ese camino general y establezcan una oposición seria al mismo — que parece cada vez más sombría la posibilidad de que esas fuerzas, de una manera oportuna en las críticas circunstancias, reconozcan la validez y actúen de acuerdo con la crítica comunista revolucionaria de esta orientación y enfoque general que se ha formulada reiteradamente, incluso en análisis de las particularidades esenciales de la situación actual. Se perfila y crece la probabilidad de que la refutación más convincente de la línea revisionista llegue a expresarse en la realidad práctica de un desastre para la revolución y, de una forma u otra, la destrucción de las fuerzas revolucionarias (su degeneración completa y final en revisionismo y/o su aniquilación física a manos de los reaccionarios), hacia la cual esta línea revisionista está conduciendo en realidad.
Sin embargo —y de hecho precisamente porque se está presentando con cada vez más frecuencia y agudeza esta segunda perspectiva, de una derrota devastadora con su concomitante desmoralización y desorientación, no sólo para los auténticos revolucionarios sino también para las masas populares en ese país sino también mucho más allá—, sigue siendo crucial bregar con la cuestión de cómo se podría llevar a cabo una alteración decisiva de este camino, una ruptura seria con el revisionismo. Como se ha recalcado repetidamente, con mucha razón: en las actuales circunstancias y dada la trayectoria actual de las cosas en Nepal, el verdadero significado y contenido del apoyo internacionalista no es eso de actuar como animadores, mientras que se está desviando la revolución cada vez más hacia un camino que conduce a un acantilado y al abismo, sino al contrario una crítica aguda y seria de este camino, que identifique la ruptura que se necesita con urgencia para volver al camino revolucionario.
Se han hecho tales críticas en varias ocasiones. Se plantea hoy agudamente esta pregunta: aquellos que sinceramente quieren ver avanzar la revolución en Nepal, en lugar de que sea decididamente derrotada, y que quizá todavía estén en posibilidades de luchar con buenos resultados para hacer las necesarias rupturas — ¿por fin se tomarán muy a pecho estas críticas y tomarán en cuenta el contenido de lo que se está planteando, antes de que sea demasiado tarde?
* Resolución del Comité Central del Partido Comunista Unificado de Nepal (Maoísta), "La situación actual y la tarea histórica del proletariado" (2009). [regresa]
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