Revolución #206, 4 de julio de 2010
Crímenes de guerra… y la promesa de más
Barack Obama sobre el despido del general Stanley McChrystal:
“No tomo esta decisión debido a una discrepancia en política con el general McChrystal, pues estamos completamente de acuerdo en cuanto a estrategia… Siento una gran admiración por él y por su larga trayectoria de servicio militar”.
Esa larga trayectoria incluye:
- En julio del año pasado, un ataque aéreo contra la aldea de Shawalikot, a unos 32 kilómetros al norte de Kandahar, mató a cuatro civiles e hirió a 13, entre ellos mujeres y niños (“U.S. airstrike in Afghanistan tests McChrystal’s new order”, McClatchy newspapers, 17 de julio de 2009).
- El 12 de febrero de este año, un ataque nocturno de las fuerzas estadounidenses de Operaciones Especiales cerca de Gardez mató a cinco personas, dos de ellas mujeres embarazadas. Los soldados hasta sacaron las balas de los cadáveres de las mujeres, en un intento de destruir las pruebas. Once días después, un ataque aéreo de la OTAN asesinó a 27 civiles e hirió a 12, incluidas mujeres y niños. (“U.S. special forces ‘tried to cover-up’ botched Khataba raid in Afghanistan”, London Times, 5 de abril de 2010; “U.S. airstrike kills at least 27 Afghan civilians”, Washington Post, 23 de febrero de 2010).
- El 12 de abril, fuerzas militares bajo el mando estadounidense lanzaron una ráfaga de balas contra un autobús civil, asesinando a cinco personas, de acuerdo al gobernador local, e hiriendo a otras 18 (“Civilians Killed as U.S. Troops Fire on Afghan Bus”, New York Times, 10 de abril de 2010).
- De acuerdo a los funcionarios afganos, ataques aéreos estadounidenses en la provincia de Farah mataron de 100 a 200 civiles el 4 de mayo de 2009 (“US air strikes kill dozens of Afghan civilians”, UK Guardian, 5 de junio de 2009).
- El 19 de junio, cuatro días antes del despido de McChrystal, ataques aéreos en la provincia de Khost, Afganistán, asesinaron a diez civiles, entre ellas por lo menos cinco mujeres y niños (“Afghan Civilians Said to Be Killed in an Airstrike”, New York Times, 19 de junio de 2010).
McChrystal aprobó que los ataques nocturnos se multiplicaran por más de cuatro, pues en contraste con los 20 ataques nocturnos en mayo del año pasado, hubo 90 en noviembre. Hubo un aumento exagerado de muertes civiles. Los ataques nocturnos provocaron más de la mitad de las casi 600 muertes civiles atribuidas a fuerzas estadounidenses o de la coalición en 2009, de acuerdo a cálculos oficiales afganos y de la ONU.
De hecho, no debe sorprender a nadie que esas atrocidades ocurrieran bajo el mando de McChrystal en Afganistán. Tales atrocidades eran una parte integral de la estrategia del “aumento de tropas” que él supervisó en Irak.
El general Petraeus, nombrado por Obama para reemplazar a McChrystal, es otro gran criminal de guerra. Al anunciar que Petraeus iba a asumir el mando en Afganistán, Obama dijo: “Déjenme decirle al pueblo americano que se trata de un relevo de personal, no un cambio de política. El general Petraeus participó de lleno en la revisión del otoño pasado, y apoyó y ayudó a elaborar la estrategia que estamos poniendo en práctica”.
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