Revolución #206, 4 de julio de 2010


Crímenes de guerra… y la promesa de más

Barack Obama sobre el despido del general Stanley McChrystal:

“No tomo esta decisión debido a una discrepancia en política con el general McChrystal, pues estamos completamente de acuerdo en cuanto a estrategia… Siento una gran admiración por él y por su larga trayectoria de servicio militar”.

Esa larga trayectoria incluye:

McChrystal aprobó que los ataques nocturnos se multiplicaran por más de cuatro, pues en contraste con los 20 ataques nocturnos en mayo del año pasado, hubo 90 en noviembre. Hubo un aumento exagerado de muertes civiles. Los ataques nocturnos provocaron más de la mitad de las casi 600 muertes civiles atribuidas a fuerzas estadounidenses o de la coalición en 2009, de acuerdo a cálculos oficiales afganos y de la ONU.

De hecho, no debe sorprender a nadie que esas atrocidades ocurrieran bajo el mando de McChrystal en Afganistán. Tales atrocidades eran una parte integral de la estrategia del “aumento de tropas” que él supervisó en Irak.

El general Petraeus, nombrado por Obama para reemplazar a McChrystal, es otro gran criminal de guerra. Al anunciar que Petraeus iba a asumir el mando en Afganistán, Obama dijo: “Déjenme decirle al pueblo americano que se trata de un relevo de personal, no un cambio de política. El general Petraeus participó de lleno en la revisión del otoño pasado, y apoyó y ayudó a elaborar la estrategia que estamos poniendo en práctica”.

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