Revolución #212, 26 de septiembre de 2010
Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar
Kissinger: ¿estadista o asesino? Pregúnteles a los chilenos
13 de septiembre de 2010. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. El 10 de septiembre en Ginebra, más de cien manifestantes, principalmente chilenos, y algunos argentinos, le gritaron “asesino” a Henry Kissinger. Siendo el hombre que hizo posible el golpe de estado militar del 11 de septiembre de 1973 en Chile, Kissinger estuvo en Suiza para dar el principal discurso sobre “Cambios de poder y seguridad” en una reunión del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
Siendo antiguo asesor de Seguridad Nacional y secretario de Estado bajo los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford, Kissinger tiene una larga lista de crímenes. Aunque recibió el premio Nóbel de la Paz por negociar el fin de la guerra de Vietnam, fue el principal arquitecto de dicha guerra y un defensor durante décadas del uso de soldados y poderío aéreo yanquis para forzar a Vietnam a ceder a un arreglo político aceptable para Estados Unidos. Para alcanzar esta meta, proponía extender la guerra por el sudeste de Asía. Impulsó los bombardeos que destruyeron una buena parte de Camboya (una campaña que se mantuvo en secreto en Estados Unidos ante un público cada vez más opuesto a la guerra) y la invasión de Camboya en 1970 que prendió el crecimiento sin precedentes del movimiento contra la guerra.
El otro crimen con que su nombre siempre viene aparejado es el derrocamiento con aval de la CIA del gobierno electo de Salvador Allende en Chile. En ese entonces, él les comentó a sus colegas que el surgimiento de un posible desafió de la entonces Unión Soviética a la dominación yanqui de América Latina tenía “demasiada importancia” como para dejar que los chilenos decidieran el asunto. “No veo por qué deberíamos permanecer de brazos cruzados y observar a un país caer en el comunismo debido a la irresponsabilidad de su propia población”.
Bajo el mando de Kissinger, Estados Unidos procuró bloquear el ascenso de Allende a la presidencia y luego, al fallar en eso, realizó tres años de sabotaje económico y complots políticos hasta que el ejército chileno bombardeó el palacio presidencial y derrocó a Allende. La junta militar al mando del general Augusto Pinochet hizo rastrillajes y mató a miles de partidarios de Allende y otros. El brutal régimen de Pinochet con aval yanqui duró casi dos décadas.
Kissinger apoyó un proyecto secreto llamado Operación Cóndor que coordinó los esfuerzos de las juntas militares con aval yanqui de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay en la matanza de personas sindicadas de ser opositores, en los ámbitos internacional, continental y nacional.
En abril de 2010, un documento filtrado del Departamento de Estado estadounidense destapó que Kissinger bloqueó personalmente una carta del Departamento de Estado al gobierno de Pinochet que le advertía que no toleraría los asesinatos políticos. Cinco días después, el régimen de Pinochet fraguó el asesinato con coche-bomba de Orlando Letelier, antiguo embajador de Allende en Estados Unidos y prominente figura opuesta a Pinochet, y el ayudante de Letelier, Ronni Karpen Moffitt, en Washington, D.C.
Estos crímenes son del dominio público, habiendo salido a la luz en documentos filtrados y hasta una investigación del Congreso estadounidense (ver la documentación en los portales de Wikipedia y National Security Archives). Una buena parte de los actos de Kissinger eran ilegales según las leyes del país cuyo gobierno él ayudó a dirigir y también el derecho internacional. Aunque las familias de sus víctimas de varios países han entablado demandas en su contra, en uno tras otro caso el gobierno estadounidense lo ha apoyado firmemente. Hasta hoy en día, bajo el presidente Barack Obama, el gobierno estadounidense rechaza firmar el tratado que estableció el Tribunal Penal Internacional en la Haya, entre otras razones, porque está protegiendo a Kissinger contra potenciales acusaciones como criminal de guerra.
La presencia de Kissinger en la conferencia de Ginebra representó un endoso de parte de los dirigentes políticos más poderosos del mundo, expertos en política exterior y creadores de opinión. No condenaron sus crímenes ni lo llevaron ante la justicia sino que piden consejos sobre cómo oprimir más a los pueblos del mundo. Suiza le dio la bienvenida a un hombre quien es responsable de miles de asesinatos y de arruinar la vida de millones. Pero los chilenos de Suiza no.
El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas del mundo.
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