Revolución en línea, 12 de febrero de 2011
De Forjar otro camino, de Bob Avakian
El “papel especial” de Israel con relación al imperialismo estadounidense
El siguiente pasaje de Forjar otro camino, de Bob Avakian (publicado en 2007), arroja mucha luz sobre la marcha de los acontecimientos hoy en Egipto. El discurso completo está en línea en: revcom.us/avakian/anotherway/otrocamino.zip
Me he enterado de que esta declaración mía ha suscitado críticas: “Desde el Holocausto, lo peor que le ha pasado al pueblo judío es el estado de Israel”. Pero esa declaración capta algo muy importante, y es muy importante entender el “papel especial” de Israel con relación al imperialismo estadounidense en general, y en particular a la estrategia del gobierno de Bush y los neoconservadores.
¿Por qué es el gobierno de Bush el partidario más firme e incondicional de Israel? Ahora bien, mucha gente (incluso gente bien intencionada pero confundida, tanto como otros cuyas intenciones y objetivos no son buenos) dice que el gobierno estadounidense en general y el gobierno de Bush en particular apoyan a Israel de manera tan absolutista debido a la influencia del grupo de presión israelí o del sionismo en Estados Unidos. Superficialmente, podría parecer que la posición de los neoconservadores confirma esa teoría. Es cierto que en un sentido importante, hay un grupo de intelectuales judíos que eran liberales durante la guerra fría y ahora son ideólogos derechistas acérrimos. Pero esa no es la esencia del asunto. No sé cómo ven los neoconservadores, como individuos, la relación entre los intereses de Israel y los intereses generales del imperialismo estadounidense. De todos modos, como fenómeno general, los neoconservadores son fervientes partidarios de Israel y de la estrategia de dominación imperial estadounidense del Medio Oriente (y del mundo) con que se les identifica. Fundamentalmente, la posición de los neoconservadores de apoyo incondicional a Israel concuerda con la estrategia imperialista mayor de dominación del Medio Oriente y de fondo del mundo entero, y está al servicio de tal estrategia — y por eso la posición de los neoconservadores tiene tanta influencia. Si su posición no sirviera a los intereses mayores del imperialismo estadounidense o si se opusiera a la manera en que los que hoy están al centro de la clase dominante perciben aquellos intereses, pues, independientemente de los motivos o inclinaciones de ciertos individuos neoconservadores, no tendrían la influencia que tienen.
En términos básicos, Israel es un estado de colonos impuesto en la región del Medio Oriente que ha causado enorme sufrimiento al pueblo palestino (y a los demás pueblos de la región en general). Israel no hubiera podido nacer sin el apoyo del imperialismo y, además, de actuar en aras de sus propios intereses, también es una plaza fuerte e instrumento armado del imperialismo estadounidense, el cual le proporciona al estado israelí miles de millones de dólares anuales de ayuda, especialmente ayuda militar. Pero además de la naturaleza y el papel generales de Israel y su relación con el imperialismo estadounidense, si consideramos la orientación estratégica que ha guiado al gobierno de Bush (basada en la evaluación de que el imperialismo estadounidense hoy tiene cierta libertad y además, una urgente necesidad de reconfigurar el carácter general de los gobiernos y las sociedades en un ancho arco de países centrado en el Medio Oriente), se puede ver con aún más claridad lo crucial que es el apoyo incondicional a Israel en todo esto. No se puede permitir ninguna vacilación y ni siquiera la apariencia o rastro de más “imparcialidad” en las relaciones con Israel por una parte y, por otra, con los palestinos (y otros de la región). Hay que tener todo en orden. Hay que tener claras prioridades y no vacilar. Hay que tener un gobierno de plena confianza del imperialismo estadounidense en Israel, en el centro del plan regional.
Si examinamos a los demás gobiernos de la región, están Arabia Saudita y Egipto, que son fuertes aliados de Estados Unidos. Pero en Arabia Saudita y Egipto hay mucha inestabilidad y potencial volatilidad grande: debajo del trono, por así decirlo, hay fuertes temblores — y el creciente peligro de “terremotos sociales” que podrían amenazar a tumbar o de plano tumbar a esos gobiernos. Eso no sucede en Israel. A medida que la situación se desarrolle, ojalá haya más que un “movimiento de paz de oposición leal” en la población israelí y que también surja en Israel un movimiento progresista mucho más poderoso con un punto de vista mucho más radical — y esto es algo que la gente progresista en Israel, y la gente progresista con vínculos a Israel, debería fomentar y desarrollar. Pero por ahora no existe un movimiento positivo y genuinamente radical de ese tipo en Israel, y la dinámica actual en Israel no es que cuanto más duro sea el gobierno israelí, más entra en antagonismo con la mayoría de su población. A corto plazo, en esencia la dinámica es lo contrario, desafortunadamente.
La reciente guerra en el Líbano (y en particular el enorme ataque israelí en su contra) es un ejemplo de la dinámica actual: cuanto más grandes y asesinos fueron los ataques israelíes contra el Líbano, tanto más la gran mayoría de la población de Israel apoyaba al gobierno israelí. Algo que influía en la situación, entre otras cosas, es el hecho de que Hezbolá lanzaba misiles hacia Israel, que causaron muerte y destrucción en unas partes de Israel; pero en realidad esos ataques de Hezbolá fueron muy pequeños en comparación con la muerte y destrucción que causó Israel a propósito y como política, con su arsenal de poderosas armas de precisión, contra la población civil del Líbano, devastando grandes extensiones del país, matando a muchas veces más civiles en comparación con los que murieron en Israel y desplazando a una enorme parte de la población libanesa. ¿Se vio un fuerte auge de oposición a esto de la población israelí?
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