Revolución #229, 10 de abril de 2011
Phil Ochs: There But for Fortune— reflexiones sobre el documental
Nota de la redacción: Phil Ochs (1940-1976) era compositor y cantante de cientos de canciones en los años 60, entre ellas la de una amarga ironía: Love Me I’m a Liberal (Ámame, soy un liberal).
A aquellos que estén enfurecidos por la cultura putrefacta y repugnante del actual Estados Unidos: con su supremacía blanca yanqui y sus guerras imperiales sin fin; su feo parasitismo consumista por un lado y por otro, gran parte de la humanidad está apenas sobreviviendo; y la degradación incesante de la mujer en esta sociedad y el mundo — a ustedes que están en las primeras filas de la lucha para rebelarse contra todo eso de manera ideológica, política y cultural; a aquellos que están profundamente perturbados por el mundo "como es" pero quienes se preguntan si podría existir algo diferente, el documental de largometraje Phil Ochs: There But for Fortune inspirará una visión de cómo puede ser una rebelión política y cultural verdaderamente liberadora y ofrecerá mucha materia prima para analizar y sobre la cual reflexionar.
El cineasta Kenneth Brower ha creado algo muy conmovedor y en varias formas muy perspicaz sobre la vida y los tiempos de Phil Ochs. Brower examina a Ochs y su música mientras evolucionaba y crecía en relación a las contradicciones de la agitación social y las luchas de los años 60. Mediante tomas de archivo de esos tiempos, tomas de Ochs y mucha música suya, intercaladas con comentarios de aquellos que experimentaron esos tiempos y conocieron a Phil Ochs, Brower le ha dado vida a un tiempo en que tantas personas juntas, en escuelas, hogares, cafés y conciertos y la calle —por todas partes— luchaban contra el poder a la vez que luchaba entre sí para ver qué clase de mundo que pudiéramos crear que sería mejor para la humanidad. Phil Ochs estaba en el centro de mucho de eso. Ochs era un artista excepcionalmente talentoso inspirado y comprometido en las muchas luchas de los 60. La música y la letra de Ochs combinaban una ira apasionada frente a las noticias del día y un análisis satírico y a menudo polémico de las ideas políticas en contienda.
Si bien la película conmueve mucho al defender y celebrar a Phil Ochs y los años 60, para mí este documental también sobresale en su manera de explorar la trayectoria de los 60 y su impacto sobre Ochs como persona y como artista. Éste era un artista que dedicó la vida, el corazón y el alma a los tiempos, y se le partió el alma y corazón cuando una gran parte del movimiento (y sus propias ilusiones) se toparon con las limitaciones de la política y la ideología en que éste se basaba. Hay mucha materia prima sobre la cual reflexionar y tratar de entender mejor —pero aunque la narrativa "convencional" sobre el movimiento de los 60 es alguna variación de los temas de que las personas y los movimientos de los 60 no podían ponerse a la altura de sus ideales o de que unas partes del movimiento llevaron las cosas "demasiado lejos" y fueron demasiado radicales—, esta película no lo trata así. En cambio, al tratar las limitaciones de una buena parte del movimiento de los 60, la película explora las corrientes importantes del movimiento de masas de los 60, las cuales en gran parte, incluso sus expresiones más radicales, creían de verdad en la idea de que se podía luchar por la justicia y la igualdad y ganarlas dentro de las estructuras políticas de Estados Unidos. En cierto momento, resultó evidente que el sistema —incluso frente a las luchas radicales y revolucionarias de esos tiempos— no iba a cambiar de color, no iba a reformarse a sí mismo. La película demuestra qué tan insoportable era ese tiempo para Ochs, y ubica esto directamente en el contexto de un período en que mucha gente empezaba a darse cuenta de que no importa qué tan profundamente se denuncien los crímenes y las mentiras del imperialismo, qué tanta gente se tome las calles para luchar contra esos crímenes, qué tanta cultura verdaderamente liberadora creen las relaciones sociales y la creatividad artística — el sistema en Estados Unidos no iba a cambiar en lo fundamental. Fue una "encrucijada", en la que las diversas fuerzas y movimientos políticos de los tiempos la abordaron y a la cual respondieron de distintas formas. Si bien esta película no examina en detalle los diversos caminos que siguieron las varias fuerzas políticas y culturales radicales al comprender esto, sí plantea de manera directa y aguda el problema —de que el sistema se niega a cambiar— que la gente tenía ante sí, y recorre la trayectoria que tomó Phil Ochs en respuesta a eso.
Pienso que esta película ofrece muchas cosas positivas para celebrar y de las cuales aprender acerca de esos tiempos; y además trae mucho para reflexionar y ponderar acerca de por qué el movimiento no podía reconocer y avanzar mediante un entendimiento de que de hecho no se puede reformar el sistema. Aunque no se pueden reducir a esta única cuestión todas las razones por las cuales el movimiento de los 60 entró en reflujo y perdió la iniciativa política en la lucha contra el sistema, esta fue una cuestión importante que en sentidos importantes todavía tienen muchas personas a las que realmente no les gusta lo que este sistema hace en el mundo, pero que no lo resiste de diversas formas (o no lo resiste de las formas que se requieren).
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Me impresionó mucho, en el cine y después, cómo esa "encrucijada" confundió y desorientó tanto a tanta gente. Mucha gente en el movimiento se sentía como si estuviera chocándose la cabeza contra un muro al combatir el sistema y no podía encontrar la respuesta a qué hacer cuando quedó evidente que el sistema (las instituciones y los líderes políticos y económicos básicos) no iba a transformar sus acciones y métodos opresivos y explotadores ni en el mundo ni en Estados Unidos. Muchas personas se sintieron "agotados", ya que no se podía encontrar con facilidad "el siguiente paso" para movilizar a la gente y continuar luchando contra el poder. No hubo claridad para nada de que algo de valor duradero y sostenible iba a resultar de los movimientos políticos y sociales radicales de los años 60, y de la película parece que eso constituía una fuerte carga para Phil Ochs. Había muchos desacuerdos sobre la manera de avanzar, las metas y los objetivos y cómo dar dirección para continuar. Por cierto espontáneamente no existían pasos hacia la construcción de un partido revolucionario en el movimiento y la cultura más amplios; y en los hechos existían diferencias agudas entre los sectores más radicales sobre qué hacer y cómo dirigir. Al entrar en reflujo los movimientos y las rebeliones de los 60, no hubo claridad para nada que alguna clase de dirección iba a surgir que constituyera una fuerza radical y revolucionaria que continuara desafiando al sistema de manera fundamental y esforzándose para revolucionar la sociedad y transformar fundamentalmente el sistema y el mundo.
Aunque mucha gente siguió muchos senderos diferentes que se alejaron del camino revolucionario representado en lo general por los 60, en el movimiento algunas fuerzas se esforzaban para comprender las limitaciones del movimiento hasta ese entonces y por qué el movimiento entraba en reflujo en unos sentidos cruciales, reconocían que a la vez que la situación entraba en reflujo, existían la necesidad y la base para avanzar y formar un partido revolucionario de vanguardia. Se había desarrollado una corriente revolucionaria y comunista en el amplio movimiento de los 60 (el documental no menciona esto), y las mismas ilusiones y tensiones que el movimiento en general vivía también influenciaban en varios sentidos a estas fuerzas. De hecho, en un período de encrucijada en la primera mitad de los años 70 estas fuerzas también luchaban entre sí sobre qué clase de partido debe existir; o incluso sí era correcto que se formara tal partido y que éste asumiera la responsabilidad de dirigir una revolución comunista en Estados Unidos.
Hasta para las personas como yo que vivimos esos tiempos y ese proceso, trajo a primer plano el forcejeo y las rupturas desgarradores por los cuales pasamos para formar este partido (el Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos). No era nada seguro, sino un proceso muy prolongado que incluyó a debates teóricos sobre las cuestiones críticas de qué clase de revolución se necesita, las cuestiones de estrategia revolucionaria y, con fuerte relación a esas cuestiones, la cuestión de qué constituye el liderazgo revolucionario. Las organizaciones y las personas con las cuales uno había trabajado de cerca (y en algunos casos con los cuales había tenido relaciones personales profundas) se trababan en fuertes debates y conflicto; existía polarización y las personas de las cuales uno había aprendido mucho y que creía que siempre estarían de su lado, se ponían a luchar fuertemente por otros caminos y otras líneas. No fue fácil desmenuzar los propósitos de las personas, sus argumentos razonados ni sus tesis estratégicas. Muchas personas se desorientaron y abandonaron el proceso. En todo esto la dirección de Bob Avakian fue decisiva. En un nivel, su posición básica se destacó: sí, es muy difícil, hemos estado luchando por muchos años y la verdad es que el sistema no va a reformarse a sí mismo — pero el sistema todavía está cometiendo los mismos crímenes por todo el mundo; la humanidad todavía necesita la emancipación, por eso tenemos que desmenuzar las cosas. Y realmente sobresalió su enfoque científico — en sus polémicas y argumentos no había golpes bajos contra individuos u organizaciones; nada de movidas emocionales con motivo de aplacar a este o aquel grupo. Fue muy materialista al esforzarse para forjar una estrategia revolucionaria, analizaba las cosas a una escala mundial para toda la humanidad, no sólo para este país o para este o aquel grupo en este país; y analizó infatigablemente las contradicciones con el objeto de desarrollar una línea política y una estrategia revolucionaria para dirigir. A ustedes les animo fuertemente a leer o a leer de nuevo los capítulos de la autobiografía de Bob Avakian [From Ike to Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communism, A Memoir by Bob Avakian] sobre este período para poder entender de manera viva todo lo que estaba en juego y para reconocer más profundamente su dirección y qué se hizo para formar este partido.
Por último... al fin de la película, la hija de Phil, Meegan, dice que le gustaría a Phil saber que la gente estaba celebrando su vida con esta película; pero además le enojaría porque las cosas contra las cuales luchó no han cambiado. Bueno, Phil, aún estamos enojados y aún estamos luchando, precisamente porque el mundo no puede continuar "como es" — aún existe la necesidad de la revolución y de una transformación revolucionaria de este mundo.
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