Revolución #234, 29 de mayo de 2011
Estados Unidos cuenta con Israel en su equipo, pero éste le causa problemas al dueño
Están hablando mucho del hecho de que Barack Obama, en su discurso del 18 de mayo, dijo: "Las fronteras de Israel y Palestina deberían basarse en los lindes de 1967 con intercambios mutuamente acordados, de modo que se establezcan fronteras seguras y reconocidas para ambos estados. El pueblo palestino debe tener el derecho de auto-gobernarse, y de realizar su potencial, en un estado soberano y contiguo".
Inmediatamente después del discurso de Obama, el primer ministro israelí Netanyahu expresó en público su indignación y le recordó a Obama que varias administraciones consecutivas, demócratas y republicanas, no han pedido que Israel se retirara del territorio más allá de "los lindes de 1967".
La declaración de Obama sí ilustra la tensión entre EE.UU. e Israel. Pero es crucial despejar las ilusiones peligrosas sobre la naturaleza y potencial de esas tensiones. Existen dentro del marco de una relación de fuerte interdependencia entre el imperialismo estadounidense e Israel. Y no habrá ninguna verdadera justicia de ninguna clase para los palestinos dentro de los confines de las tensiones sí existan entre EE.UU. e Israel o dentro de la clase dominante de EE.UU. respecto a la política hacia Israel.
En primer lugar, la condición "con intercambios acordados mutuamente, de modo que se establezcan fronteras seguras y reconocidas para ambos estados" quiere decir que la “autoridad” que reconozcan EE.UU. e Israel, supuestamente en representación de los palestinos, tendrá la libertad de dejarse intimidar y sobornar para que ceda el territorio que quiera Israel a cambio del territorio que Israel estime que más valga entregar a esta autoridad palestina aprobada por EE.UU. e Israel.
Además, "la línea de 1967" se refiere al territorio palestino que Israel tomó por medio de la guerra. No sería justo en absoluto si Israel mantuviera el control sobre territorio hasta esa línea, aunque Israel se retirara a esa línea.
Israel, como se menciona en otro artículo de este número (“Sr. Netanyahu: ¡Abajo el muro!”), constantemente se ha adjudicado "el derecho" de invadir, bombardear, bloquear, llevar a cabo asesinatos y en general sembrar terror en los países y territorios fuera de sus fronteras oficiales, lo que incluye a Cisjordania, administrada por la Autoridad Palestina, y Gaza, gobernada por Hamas. En 2009-2010, Israel masacró más de mil de personas en una devastadora "guerra" unilateral contra Gaza.
En su discurso, Obama endosó esta situación general. Justo después de referirse a la “línea de 1967”, dijo: “Por lo que se refiere a la seguridad, cada estado tiene el derecho a la legítima defensa, e Israel debe tener la capacidad de defenderse a sí mismo, por sí solo, frente a cualquier amenaza. Además, tiene que haber disposiciones lo suficientemente robustas como para impedir un resurgimiento del terrorismo; para detener la infiltración de armas; y para proporcionar una seguridad eficaz de las fronteras. Se tiene que coordinar la retirada total y por etapas de las fuerzas militares israelíes con la asunción de responsabilidad de la seguridad palestina en un estado soberano, no militarizado. Se tiene que acordar la duración de este período de transición y se tiene que demostrar la eficacia de las medidas de seguridad”.
Además, Obama reiteró el siguiente elemento esencial de cualquier negociación: “Los israelíes tiene que tener conocimiento de que se cumplirán sus necesidades básicas de seguridad”.
En una palabra, si bien existen tensiones concretas sobre la manera de conservar a Israel y su opresión de los palestinos, todas las figuras de importancia de la clase dominante estadounidense y los gobernantes israelíes están de acuerdo en que tiene que continuar la situación actual, del estado de Israel sentado sobre la sangre y los huesos de los palestinos desterrados, reforzada por l abrumador poderío militar israelí.
Como señalamos el nuestro número especial sobre Israel: “No ha resultado fácil para Estados Unidos negociar un acuerdo que integraría a los palestinos en algo parecido a una situación estable y al mismo tiempo satisfacer lo que los israelíes consideran su necesidad de dominación sin rival y un estado totalmente sionista. Esto sigue siendo un punto delicado en la región y el mundo. Mientras Israel recurre a medidas cada vez más extremas para reprimir a los palestinos, se vuelve más aguda esta contradicción.
“Sin embargo, mientras Israel sigue siendo miembro del equipo yanqui, le causa problemas al dueño del equipo, de maneras profundas. A pesar de problemas reales, incluso en ocasiones diferencias importantes, la ‘relación estratégica’ única entre Estados Unidos e Israel continúa porque desde la perspectiva del imperialismo estadounidense, no existe una alternativa real en la cancha de juego respecto al papel que juega Israel en el Medio Oriente y por todo el mundo” (Revolución #213, 10 de octubre de 2010).
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