Revolución #237, 26 de junio de 2011
Alabama: ¿Dónde lo hemos visto antes?
De un lector
Por las leyes racistas y politicastros demagógicos que la declaran menos que humana, a una niña no la dejan pasar por la puerta de la escuela…
A una familia le dicen que no puede alquilar una casa porque “ustedes no tienen papeles”… es decir, no son de la raza “indicada” o su tez no tiene el color “indicado”…
Un señor grande muere en la calle por un infarto, porque la ley prohíbe que le den transporte al hospital a una persona del “color equivocado”…
Un pueblo entero, forzado a ir a Estados Unidos por el funcionamiento de un sistema opresor, está encerrado en los trabajos más sucios y peligrosos y de peor paga, satanizado por ser una amenaza peligrosa… y detenido por el alguacil o los vigilantes armados cuando se queje…
“La segregación para siempre”
Antes de los años 60, la segregación, o sea, la separación entre las personas por el criterio de la raza, fue la ley en Alabama. No dejaron que los niños negros asistieran a las escuelas “exclusivamente para blancos”. En los hospitales, no dejaron entrar a los negros, lo que en muchos casos resultó en muertes innecesarias. En los años después del fin de la esclavitud, el tristemente célebre Código Negro de Alabama controlaba rígidamente la vida de los trabajadores negros, obligándolos a trabajar para los blancos (quienes con frecuencia eran sus antiguos amos). Utilizaron unas leyes con definiciones “vagas” en contra del “vagabundeo” y la “holgazanería” para mantener a los negros en un estado de temor constante del encierro o algo peor. Incluso entrando a los años 60, prohibieron que los negros entraran a las salas de espera “exclusivamente para blancos” en las terminales de autobuses y trenes, obligándolos a pedir comida a la puerta trasera de los restaurantes y a vivir a las sombras, ciudadanos de segunda clase tanto oficial como legalmente. Reforzaron todo eso mediante la violencia los policías y los alguaciles como “Bull” Connor y los vigilantes armados como el Ku Klux Klan.
El 11 de junio de 1963, el gobernador de Alabama George Wallace se paró en la entrada de la Universidad de Alabama para impedir que dos estudiantes afroamericanos se inscribieran en la escuela exclusivamente para blancos y dio su infame llamamiento: “Segregación hoy, segregación mañana y segregación para siempre”.
El Movimiento de Derechos Civiles de los años 50 y las rebeliones de los años 60 desafiaron la segregación y en parte por las décadas de heroicas luchas y sacrificios, hoy la segregación legal y formal contra los afroamericanos ya no es parte de la ley.
Pero hoy, vemos muchas prácticas semejantes en vigor contra los inmigrantes indocumentados.
“Los perros siguen sueltos en la calle”
Hace muchos años, Gil Scott-Heron cantó:
En Houston, tal vez alguien decía que los mexicanos eran los negros nuevos
En Los Ángeles tal vez alguien decía que los chicanos fueron los negros nuevos
En San Francisco tal vez alguien decía que los orientales fueron los negros nuevos
Tal vez en Filadelfia y Carolina del Norte decidían que ya no necesitaban negros nuevos
Yo había dicho que ya no iba a escribir poemas así
Pero los perros están sueltos en la calle;
Es un mundo vuelto al revés donde muy rápidamente le dan la vuelta a las cosas
Le dieron la vuelta para que el bien se pareciera al mal; le dieron la vuelta para que lo de arriba se pareciera a lo de abajo.
Los malditos perros siguen sueltos en la calle.
Y las cosas todavía tienen que cambiar.
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