Revolución #242, 14 de agosto de 2011
De un lector:
Exhibición de fotos, suprimidas por mucho tiempo, del ataque nuclear de Estados Unidos contra Japón
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Para 1945, la Segunda Guerra Mundial había devastado a Europa y el Pacífico. Sólo en la Unión Soviética, dejó más de 20 millones de muertes. El 13 de febrero de 1945, los aliados de Estados Unidos atacaron la ciudad alemana de Dresde con bombas incendiarias y dejaron a 135.000 personas muertas. El 6 de agosto, un avión de la Fuerza Aérea estadounidense lanzó la primera bomba atómica del mundo sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Se ha calculado que dejó a 140.000 personas muertas. Tres días después, lanzó una bomba atómica sobre Nagasaki y dejó a 74.000 personas muertas.
Entre 1945 y 2002, fabricaron unas 100.000 bombas nucleares. Hoy, según la administración de Obama, su arsenal nuclear contiene más de 5.000 armas. Estados Unidos sigue expandiendo y manteniendo su poder en el mundo amenazando con usar estas armas.
¿Por qué no nos está grabado hoy en la mente el impacto de los ataques nucleares estadounidenses a Hiroshima y Nagasaki?
En la Ciudad de Nueva York una exhibición pequeña pero muy poderosa da una fría y franca vislumbre de ese horror: "Hiroshima Ground Zero [Zona Cero] 1945" en el Centro Internacional de Fotografía (ICP). La exhibición expone fotos nunca antes hechas públicas acerca del terror nuclear que cayó sobre la gente de Japón y de la amenaza que este arsenal sigue planteando hoy, y además, la historia de cómo la exhibición se realizó da una idea, al menos en parte, de cómo y por qué este ultraje simplemente no consta en nuestra conciencia en la actualidad.
Hay fotos al tamaño de tarjetas postales, las que estaban clasificadas en el pasado, del Estudio del Bombardeo Estratégico de Estados Unidos, División de Daños Materiales, el grupo de 1.150 elementos militares y civiles, incluidos fotógrafos, enviado para hacer un registro de la destrucción. Se puede ver en sus apuntes que el propósito de este estudio era evaluar la destrucción de la explosión y determinar qué clase de estructuras y material podría aguantar un holocausto nuclear y luego aplicar lo aprendido para elaborar políticas acerca de la construcción de refugios antiaéreos, el fomento de la suburbanización y el mejoramiento de materiales y prácticas para asegurar la supervivencia de Estados Unidos en una guerra nuclear.
Las fotos muestran la aniquilación de Hiroshima, aplanada, con solamente los escombros de unas pocas estructuras torcidas visibles hasta el horizonte; por lo general, simplemente escombros indistinguibles. Se necesita un minuto darse cuenta de lo que no está ahí. La gente. Ésta era una ciudad grande, pero no se ve a nadie. Las leyendas de las fotos sólo dicen lo que les sirve a los imperialistas: "Escuela Primaria Honkara. Vista hacia el sur por el pasillo del tercer piso con la construcción del portal y el torcido muro de paneles. Nótese las grietas de los paneles del techo. También la destrucción por el fuego del piso, tabiques y contenido combustibles". Contenido. Eso quiere decir libros, sillas... y niños. Hay pocas fotos con pistas acerca del impacto sobre las personas. Una, la chaqueta de un escolar en una silla. Otras, sombras fantasmagóricas quemadas sobre una pared, la impresión de la suela de goma de un zapato que impidió que se quemara ese punto del asfalto del puente. Ningún otro indicio de una persona.
Tras la destrucción de esas ciudades, el gobierno estadounidense confiscó todas las fotos de lo sucedido y restringió su distribución. No se podía publicar imágenes "que pudiera perturbar, directamente o por inferencia, la tranquilidad pública". Pasaron años antes de que la revista Life publicara unas pocas fotos. Las fotos de esta exhibición son parte de una colección de 700 que había tenido Robert L. Corsbie, un oficial ejecutivo de la División de Daños Materiales quien murió en un incendio de casa en 1967. Estuvieron en un sótano más de 40 años antes de que las adquiriera el ICP en 2006.
Lo que ha resultado claro es que la guerra nuclear desencadenada sobre Japón no era, tal como decían, un acto de compasión suprema para terminar la guerra en el Pacífico de una vez por todas. Esta fue una acción asesina, fría y calculada para ganar la posición de superpotencia mundial. Desde el comienzo, este era un experimento de cómo seguir librando la guerra:
- Dos bombas fueron lanzadas, una de plutonio, la otra de uranio, a fin de evaluar la efectividad de las armas.
- Las ciudades blanco no tenían importancia militar, fueron escogidas porque no habían sostenido muchos daños anteriores a causa de los bombardeos de Estados Unidos durante la guerra, sería fácil valorar los daños causados exclusivamente por las armas nucleares.
- La geología de las ciudades, especialmente Hiroshima que está rodeada de montañas, contenía la explosión y sus víctimas.
- Las bombas fueron detonadas en el aire a fin de maximizar la muerte y minimizar el daño estructural.
- Los equipos de militares y civiles, como el Manhattan Project Atomic Bomb Investigating Group, se prepararon con anterioridad para trasladarse al lugar tan pronto como Japón se rindiera, para registrar la destrucción. Junto con la confiscación de los datos recabados y de la documentación de imágenes de las secuelas, también confiscaron y clasificaron como “secreta” la inteligencia médica.
Después de ir a la exhibición, mi amiga japonesa y yo estábamos hablando sobre la pesadilla que se desenvolvía alrededor del escape de radiación de los reactores nucleares de Fukushima causado por el reciente terremoto en Japón. Uno hubiera pensado que, después de la devastación de la guerra y las generaciones de japoneses que han sufrido los horribles efectos de la contaminación radiactiva, hubiera alguna verdadera experiencia experta en torno a tales desastres, pero el legado de la estrategia de confiscar y suprimir el conocimiento de este poder destructivo, incluyendo los registros de tratamientos médicos, continúa esta sangrienta historia.
La exhibición está en el 1133 de la Avenida de las Américas esquina con la calle 43, Ciudad de Nueva York, hasta el 28 de agosto. La página web de la exhibición incluye muchas fotos: www.icp.org/museum/exhibitions/hiroshima-ground-zero-1945.
Hace poco estaba leyendo un ensayo que se llama “Disarming Images”, que estaba escrito para una exhibición de arte a favor del desarme nuclear. Ahora el autor indica que según el diccionario, Webster’s Third International Dictionary, el nombre “bikini” referente al traje de baño viene de comparar “el efecto de una mujer con poca ropa a una bomba atómica”. Cuando consideren eso, y consideren la muerte y destrucción, mutilación y el sufrimiento antes de morir que fue causado por las bombas atómicas que los Estados Unidos descargó sobre Japón, y cuáles serían los resultados de los armamentos nucleares más poderosos que hoy día ellos tienen —cuando uno toma en cuenta todo eso y uno considera las razones por qué le llamaron el bikini a todo eso, y cómo ven a las mujeres y lo que eso promueve— ¿necesita otro comprobante de qué tan enfermo y depravado es este sistema, y la cultura que este produce y promueve? Bob Avakian, Lo BAsico 1:17 |
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